Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 552
https://doi.org/
10.69639/arandu.v12i2.939
Granuloma periférico de células gigantes de gran tamaño:
reporte de caso

Peripheral
large giant cell granuloma: case report
Christian Eduardo Salazar Gómez

cesalazar@uce.edu.ec

https://orcid.org/0009-0009-6488-2675

Universidad Central del Ecuador, Posgrado de Cirugía Oral

Ecuador-Quito

Cristina Alexandra Guerra Erazo

caguerra@uce.edu.ec

https://orcid.org/0000-0001-8492-7636

Hospital de Especialidades Eugenio Espejo, Pichincha

Ecuador-Quito

Artículo recibido: 10 marzo 2025 - Aceptado para publicación: 20 abril 2025

Conflictos de intereses: Ninguno que declarar

RESUMEN

El granuloma periférico de células gigantes (PGCG), se caracteriza por una proliferación no
encapsulada de células mononucleares fusiformes y poligonales con células gigantes
multinucleadas de tipo osteoclástico en un fondo vascular, que se desarrolla en consecuencia a
una lesión traumática o inflamatoria crónica. Midiendo habitualmente menos de 2 cm. El
tratamiento del PGCG es la biopsia de tipo excisional. Objetivo: describir un caso clínico de
granuloma periférico de células gigantes que fue tratado realizando biopsia de tipo excisional,
mismo que fue resuelto en el hospital de especialidades Eugenio Espejo, Ecuador. Reporte de
caso clínico: El presente caso expone una lesión en una paciente femenina de 26 años, que
presento aumento de volumen de gran tamaño con una longitud superior a los 5 cm, de un año de
evolución, ubicado en el maxilar en la región del primer molar izquierdo que se extiende hasta el
paladar duro. Esta lesión fue extirpada quirúrgicamente sin complicaciones, y en el seguimiento
no mostró ningún signo de recurrencia. La paciente expreso satisfacción con el tratamiento
realizado, funcionalmente y oclusalmente se encuentra satisfecha y recupero su estilo de vida
habitual. Conclusión: el manejo realizado mediante biopsia de tipo excisional y con seguimiento
de evolución a corto, mediano y largo plazo es una gran alternativa para tratar este tipo de lesiones.

Palabras clave:
épulis, célula gigante, células gigantes multinucleadas, granuloma
periférico de células gigantes

ABSTRACT

Peripheral giant cell granuloma (PGCG) is characterized by a non-encapsulated proliferation of
spindle-shaped and polygonal mononuclear cells with multinucleated osteoclast-like giant cells
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in a vascular background, which develops as a consequence of a chronic traumatic or
inflammatory lesion. Usually measuring less than 2 cm. The treatment of PGCG is excisional
biopsy. Objective: to describe a clinical case of peripheral giant cell granuloma that was treated
by excisional biopsy, which was resolved at the Eugenio Espejo Specialty Hospital, Ecuador.
Clinical case report: The present case presents a lesion in a 26 year old female patient, who
presented a large volume increase with a length of more than 5 cm, of one year of evolution,
located in the maxilla in the region of the first left molar extending to the hard palate. This lesion
was surgically extirpated without complications, and at follow-up showed no signs of recurrence.
The patient expressed satisfaction with the treatment performed, functionally and occlusally she
is satisfied and recovered her usual lifestyle. Conclusion: management by excisional biopsy with
short, medium and long term follow up is a great alternative to treat this type of lesions.

Keywords: epulis, giant cell, peripheral giant cell, peripheral giant cell granuloma

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licencia Creative Commons Atribution 4.0 International.
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INTRODUCCIÓN

El granuloma periférico de células gigantes (GPCG) representa una de las lesiones reactivas
benignas más frecuentes que afectan los tejidos blandos de la cavidad oral. Esta entidad
patológica, aunque no encapsulada, exhibe un comportamiento proliferativo que puede alcanzar
dimensiones considerables y provocar alteraciones funcionales y estéticas significativas.
Histológicamente, el GPCG se caracteriza por la presencia de una población mixta de células
mononucleares fusiformes y poligonales inmersas en un estroma ricamente vascularizado,
acompañadas de abundantes células gigantes multinucleadas, las cuales presentan un patrón
similar al de los osteoclastos. Esta disposición tisular sugiere un origen reactivo frente a estímulos
crónicos de tipo inflamatorio o traumático, más que una proliferación neoplásica verdadera
(Kashwani et al., 2024).

Desde el punto de vista epidemiológico, esta lesión muestra una mayor prevalencia en
mujeres, especialmente entre la tercera y cuarta décadas de la vida. Si bien puede presentarse en
ambas arcadas, existen reportes que indican una ligera predilección por la mandíbula,
particularmente en la región anterior. Sin embargo, también puede manifestarse en el maxilar,
donde su diagnóstico puede ser clínicamente más desafiante debido a la superposición de síntomas
con otras lesiones proliferativas (Ari et al., 2024). Los signos clínicos más comúnmente
observados incluyen inflamación, sangrado espontáneo o inducido, movilidad dental y, en casos
más avanzados, dificultad para la masticación, la fonación y la deglución.

Clínicamente, el GPCG se manifiesta como una masa nodular firme, de base sésil o
pediculada, con superficie generalmente lisa, aunque puede presentar áreas ulceradas debido al
trauma mecánico repetido. Su coloración varía del rojo brillante al púrpura, dependiendo del
grado de vascularización y de la presencia de hemorragia o necrosis en su interior. La
confirmación diagnóstica requiere obligatoriamente una biopsia escisional, dado que su aspecto
clínico puede simular otras patologías orales, tanto reactivas como neoplásicas. El estudio
histopatológico es decisivo, ya que permite evidenciar las características morfológicas clásicas de
esta entidad, incluyendo la proliferación de células gigantes multinucleadas en un estroma
inflamatorio y fibroso, con áreas de hemorragia y depósitos de hemosiderina (Nomitha &
Jayanthi, 2024; Zanwar et al., 2024).

La etiología del GPCG continúa siendo objeto de investigación, aunque se han identificado
múltiples factores contribuyentes. Los irritantes locales tales como la placa bacteriana, la
presencia de cálculos dentales, prótesis mal ajustadas, restauraciones desbordantes o extracciones
dentales previas han sido consistentemente asociados al desarrollo de estas lesiones. Asimismo,
se ha propuesto que ciertas condiciones sistémicas, como alteraciones hormonales, también
podrían estar implicadas, particularmente en mujeres embarazadas, donde se ha observado un
aumento en la frecuencia y en la velocidad de crecimiento de estas lesiones (Pattnaik et al., 2020).
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Las hormonas ováricas, en especial los estrógenos y la progesterona, han sido postuladas como
potenciales moduladores del comportamiento proliferativo del GPCG (Srivastava et al., 2022).

Estudios recientes también han evaluado la expresión inmunohistoquímica de marcadores
como RANKL, osteoprotegerina y MMP-9 en GPCG, los cuales podrían estar implicados en la
activación de los osteoclastos y en el comportamiento agresivo de ciertas lesiones (Parwani et al.,
2021). De igual manera, investigaciones que analizan la proliferación celular mediante Ki-67 y la
expresión de p53 sugieren que, aunque benigno, el GPCG puede presentar un índice proliferativo
elevado en algunos casos, lo que refuerza la importancia del diagnóstico temprano y el tratamiento
quirúrgico efectivo (Kumar et al., 2022). Además, en pacientes con antecedentes de enfermedades
metabólicas óseas, como el hiperparatiroidismo, el GPCG puede formar parte de una
manifestación más extensa conocida como tumor pardo, lo cual debe ser descartado en el
diagnóstico diferencial (Santos et al., 2021).

Si bien el GPCG es considerado una lesión benigna, su potencial de recurrencia no debe
ser subestimado. Diversos estudios reportan tasas de recidiva que pueden alcanzar hasta el 20%
en casos donde no se ha realizado un curetaje profundo del lecho quirúrgico o cuando la lesión
no ha sido completamente extirpada. Por esta razón, el abordaje terapéutico más recomendado es
la excisión quirúrgica amplia, complementada con un cuidadoso curetaje del periostio y del hueso
subyacente, con el fin de minimizar el riesgo de recurrencia. En la actualidad, también se exploran
técnicas quirúrgicas asistidas por láser, como el uso del láser de diodo, que ofrecen ventajas como
menor sangrado, menor dolor postoperatorio y una cicatrización más rápida y efectiva (Dalipi et
al., 2023).

En este contexto, el presente artículo tiene como objetivo exponer el caso clínico de una
paciente femenina de 26 años, quien acudió a consulta con una lesión de gran tamaño en el paladar
duro, compatible con un GPCG, la cual ocasionaba importantes molestias funcionales, como
dolor persistente, dificultad para tragar e imposibilidad de articular correctamente las palabras. El
tratamiento consistió en una excisión quirúrgica completa bajo anestesia local, acompañada de la
extracción de la pieza dentaria comprometida, seguida de un adecuado seguimiento clínico
durante 12 meses. Durante este periodo no se evidenciaron signos de recidiva, lo que confirma la
eficacia del abordaje terapéutico utilizado.

Este caso clínico no solo contribuye a la literatura médica con evidencia visual y evolutiva
de una presentación atípica por su tamaño y localización, sino que además enfatiza la importancia
del diagnóstico oportuno, el manejo quirúrgico adecuado y la necesidad de seguimiento a largo
plazo en pacientes con este tipo de lesiones orales. Asimismo, subraya la relevancia de la
correlación clínico-patológica en el diagnóstico diferencial de masas orales, reforzando el rol de
la biopsia como herramienta fundamental para establecer un plan terapéutico apropiado y evitar
tratamientos innecesarios o inadecuados.
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Reporte de caso clínico

Se presenta el caso de una paciente de 26 años de edad, quien acudió al Hospital de
Especialidades Eugenio Espejo debido a la presencia de una lesión de gran tamaño localizada en
el paladar duro, con una evolución clínica de aproximadamente un año. Durante este período, la
paciente refirió síntomas persistentes que incluían dolor moderado a severo, disfagia progresiva
y dificultad en la articulación del lenguaje, lo que afectaba significativamente su calidad de vida.

La evaluación clínica intraoral reveló una masa tumoral localizada a nivel del primer molar
superior izquierdo, que se extendía ampliamente hacia el paladar duro adyacente. La lesión medía
aproximadamente 5,5 cm en su eje mayor por 3,5 cm en su eje menor, presentaba una consistencia
firme, superficie pediculada, y una coloración rojiza-amarillenta, características que sugerían un
proceso proliferativo reactivo de naturaleza benigna (Figura 1).

Los estudios complementarios mediante imagenología incluyeron radiografías periapicales
y tomografía computarizada, los cuales permitieron observar signos de reabsorción ósea
localizada en la cresta alveolar correspondiente al primer molar superior izquierdo, sin evidencia
de afectación ósea profunda ni compromiso de estructuras vecinas.

Ante estos hallazgos, se decidió realizar la extirpación quirúrgica de la lesión bajo anestesia
local, utilizando lidocaína al 2% con epinefrina en una concentración de 1:80000 para lograr un
adecuado control del dolor y de la hemorragia intraoperatoria. La resección se efectuó mediante
bisturí frío con hoja número 15, retirando en un solo bloque tanto la lesión como el tejido
adyacente comprometido (Figura 2). Dado que el órgano dentario involucrado presentaba
movilidad grado III, se optó por su exodoncia simultánea como medida complementaria al
tratamiento quirúrgico definitivo.

Posteriormente, se realizó un lavado profuso de la cavidad quirúrgica con solución salina
al 0,9% y curetaje mecánico cuidadoso del lecho óseo residual. El cierre primario de la herida se
logró sin complicaciones, con adecuada hemostasia, utilizando hilo de sutura reabsorbible de
ácido poliglicólico calibre 3/0, aplicando cuatro puntos de sutura simple para aproximación
tisular.

El espécimen quirúrgico fue enviado a estudio histopatológico, donde se evidenció la
presencia de células gigantes multinucleadas dispuestas entre un estroma inflamatorio
vascularizado, hallazgos compatibles con el diagnóstico definitivo de granuloma periférico de
células gigantes (Figura 3).

En el seguimiento postoperatorio, se realizó el retiro de los puntos de sutura intraorales a
los diez días, observándose una adecuada evolución de la herida, con cicatrización por primera
intención, sin signos de infección ni dehiscencia. Al control clínico efectuado al mes de la
intervención, se confirmó la resolución completa de la lesión, con restauración funcional y tejidos
mucosos intraorales íntegros. Evaluaciones subsecuentes a los 9 y 12 meses no evidenciaron
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signos de recidiva clínica (Figura 4), lo que sugiere un abordaje terapéutico exitoso y un adecuado
seguimiento.

Este caso destaca la importancia del diagnóstico temprano, la planificación quirúrgica
precisa y el seguimiento clínico prolongado en el manejo de lesiones reactivas de comportamiento
agresivo en cavidad oral, como el granuloma periférico de células gigantes.

Figura 1

Examen intraoral en donde se evidencia la lesión de gran tamaño que ocupa parte del paladar

Figura 2

Lesión y órgano dental extraído

Figura 3

Estudio histopatológico muestra predominio de células gigantes multinucleadas
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Figura 4

Evolución a 12 meses postquirúrgicos

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

El granuloma periférico de células gigantes (GPCG) es una lesión reactiva de origen
perivascular cuya aparición se ha asociado principalmente con factores irritativos locales. Entre
estos, destacan la presencia de placa bacteriana, restauraciones protésicas mal adaptadas,
procedimientos quirúrgicos traumáticos como extracciones dentales, así como condiciones
inflamatorias crónicas de la mucosa oral. La literatura reciente respalda esta etiología
multifactorial, evidenciando también una relación creciente entre el desarrollo de estas lesiones y
la presencia de implantes dentales, especialmente en pacientes con antecedentes de higiene oral
deficiente o sobrecarga funcional (Abofoul et al., 2022; Akerzoul & Touré, 2023).
Epidemiológicamente, estas lesiones se presentan con mayor frecuencia en individuos entre la
cuarta y sexta décadas de vida, lo cual coincide con la edad del paciente descrito en el presente
reporte.

Una característica notable del GPCG es su localización anatómica preferencial en la
mandíbula. Diversos estudios han identificado a esta región como el sitio de presentación más
común, mientras que su aparición en el maxilar superior se considera menos frecuente. En nuestro
caso, se documentó una localización maxilar, lo que representa un hallazgo atípico y de interés
clínico. Por ejemplo, en una serie de 62 casos, 43 se localizaron en la mandíbula (69,4%) frente
a solo 19 en el maxilar (30,6%), evidenciando una predisposición mandibular con una
probabilidad aproximada de 1,5 veces mayor (Akerzoul & Touré, 2023). Asimismo, Dalipi et al.
(2023) reportaron una proporción de 75% mandibular frente a 25% maxilar en una muestra de 16
casos, lo cual respalda esta distribución anatómica desigual.

Otro aspecto distintivo de este caso clínico fue el tamaño inusualmente grande de la lesión.
Mientras que la mayoría de los GPCG documentados en la literatura no superan los 2 cm de
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diámetro con un tamaño promedio reportado de aproximadamente 1,2 cm en una revisión de
279 casos (Lester et al., 2014), el presente caso mostró una masa de 5 cm, generando
repercusiones funcionales significativas como dificultad en la deglución y alteración de la
fonación. Esta presentación sugiere un comportamiento clínico más agresivo y subraya la
importancia de un diagnóstico temprano para evitar complicaciones que comprometan la calidad
de vida del paciente (Campos et al., 2020).

Dado que el GPCG puede simular clínicamente a otras lesiones hiperplásicas o neoplásicas
benignas, como el fibroma, el fibroma osificante periférico, el granuloma piógeno, el
hemangioma, el épulis fibroso, la hiperplasia fibrosa periférica e incluso el papiloma escamoso,
se requiere un abordaje diagnóstico riguroso. Estas similitudes clínicas pueden llevar a
diagnósticos erróneos si no se realiza una evaluación adecuada, lo cual podría retrasar el
tratamiento o inducir a procedimientos innecesarios. En este sentido, el examen histopatológico
sigue siendo el método definitivo para confirmar el diagnóstico y excluir otras patologías de
apariencia similar, dado que proporciona una visión detallada de las características celulares y del
patrón de crecimiento de la lesión (Kashwani et al., 2024; Cordeiro et al., 2024). Además, técnicas
complementarias como la inmunohistoquímica han demostrado utilidad para diferenciar lesiones
reactivas de origen inflamatorio frente a neoplasias de comportamiento más agresivo, aumentando
así la precisión diagnóstica (Alshahrani et al., 2021). Igualmente, la correlación entre los hallazgos
clínicos, radiográficos e histológicos ha sido enfatizada por diversos autores como un enfoque
multidisciplinario esencial para evitar confusiones diagnósticas, especialmente en lesiones
atípicas por su localización o tamaño (Habibi et al., 2020).

El tratamiento estándar del GPCG consiste en la escisión quirúrgica completa acompañada
de un curetaje exhaustivo de la zona adyacente, con el fin de minimizar el riesgo de recidiva. En
el caso descrito, esta intervención fue llevada a cabo con éxito, pese a la dificultad quirúrgica
impuesta por el tamaño de la lesión. Es relevante mencionar que también existen alternativas
terapéuticas como el uso del láser de diodo, el cual ha demostrado ventajas significativas en
términos de menor sangrado intraoperatorio, reducción del dolor postoperatorio y una
cicatrización más favorable (Dalipi et al., 2023).

Además, estudios recientes han explorado el uso de técnicas quirúrgicas asistidas por
electrocirugía y crioterapia, las cuales han mostrado resultados prometedores en la reducción de
recurrencias y en la mejora de los resultados estéticos, especialmente en lesiones localizadas en
regiones anatómicamente complejas (Mehta, Thakur & Singh, 2022). Por otro lado, el uso de láser
Er:YAG también ha sido propuesto como una alternativa efectiva, con menor daño térmico a los
tejidos circundantes y una recuperación más rápida del paciente, lo que lo convierte en una opción
terapéutica viable en casos seleccionados (Rodrigues, Andrade & Lima, 2023).

Entre las limitaciones del presente estudio, se encuentra el período de seguimiento clínico
de 12 meses, el cual resulta insuficiente para evaluar la recurrencia a largo plazo de los
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granulomas periféricos de células gigantes. Aunque este periodo de seguimiento es adecuado para
documentar los resultados inmediatos de la cirugía, existen reportes que documentan recidivas
hasta dos años después de la intervención, lo que sugiere que un seguimiento más prolongado
sería necesario para una evaluación más completa de la recurrencia (Dalipi et al., 2023; Vallejo &
Tanimoto, 2025). De acuerdo con diversos estudios, la recurrencia es un fenómeno que puede
ocurrir varios meses después de la cirugía, incluso en casos donde la lesión parece haber sido
completamente extirpada en un primer momento (Dalipi et al., 2023). En este sentido, se
recomienda que los pacientes sean sometidos a un control clínico más extenso, para asegurar la
resolución completa de la lesión y prevenir posibles complicaciones a largo plazo. De igual
manera, este tipo de seguimiento puede ser crucial para detectar signos de recurrencia de manera
temprana y tomar medidas correctivas oportunas, lo que contribuiría significativamente a mejorar
los resultados a largo plazo y reducir el riesgo de nuevas intervenciones (Vallejo & Tanimoto,
2025). Por lo tanto, una revisión periódica después de los primeros 12 meses, con intervalos más
frecuentes durante los dos primeros años, podría ser beneficiosa para monitorear la evolución del
paciente

No obstante, este caso clínico presenta fortalezas importantes, entre las que se destacan el
diagnóstico histopatológico temprano, la utilización de métodos de imagen complementarios para
una correcta delimitación de la lesión, y la implementación oportuna de un plan terapéutico
adecuado. Estas acciones permitieron obtener resultados clínicos satisfactorios tanto a corto como
a mediano plazo, evitando secuelas funcionales permanentes.

CONCLUSIONES

Este caso clínico resalta la importancia de considerar tanto la evidencia científica
disponible en series de casos retrospectivos como la experiencia clínica del profesional tratante
al momento de definir la estrategia terapéutica más adecuada para lesiones orales como el
granuloma periférico de células gigantes (GPCG). La literatura actual evidencia una considerable
tasa de recurrencia asociada a esta patología, lo que justifica la indicación de una escisión
quirúrgica amplia y meticulosa, acompañada de un curetaje exhaustivo del lecho quirúrgico. Esta
modalidad terapéutica se consolida como la opción de tratamiento más efectiva para minimizar
el riesgo de recidiva y preservar las estructuras anatómicas adyacentes.

Además, se refuerza la recomendación de realizar una biopsia incisional o escisional de
toda lesión sospechosa en la cavidad oral, sin importar su tamaño o apariencia clínica inicial. El
análisis histopatológico es indispensable no solo para establecer un diagnóstico definitivo, sino
también para descartar patologías malignas u otras lesiones reactivas con comportamiento clínico
similar. Esta práctica permite al clínico adoptar decisiones terapéuticas basadas en una
caracterización precisa de la lesión, lo que resulta clave para un manejo exitoso y seguro.
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En el caso presentado, la paciente experimentó una evolución postoperatoria favorable, sin
evidencia de complicaciones locales ni sistémicas. Este resultado subraya la relevancia de una
planificación quirúrgica individualizada y de la aplicación de técnicas actualizadas, ajustadas a la
complejidad anatómica y funcional del caso. La intervención oportuna, guiada por criterios
clínico-patológicos claros, contribuyó significativamente a una recuperación funcional
satisfactoria, así como a la restauración estética de la región comprometida.

Finalmente, este caso clínico aporta evidencia que respalda la necesidad de un enfoque
multidisciplinario en el abordaje de lesiones orales de comportamiento agresivo, reafirmando el
valor del diagnóstico temprano, el tratamiento integral y el seguimiento prolongado para lograr
resultados clínicos óptimos y reducir el riesgo de recidiva.
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