Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 885
https://doi.org/10.69639/arandu.v12i2.898

Miocardiopatía por Estrés (Takotsubo) en Paciente
Politraumatizado: Desafíos Diagnósticos y Terapéuticos en la
Unidad de Cuidados Intensivos

Stress-Induced Cardiomyopathy (Takotsubo) in Polytrauma Patients: Diagnostic and
Therapeutic Challenges in the Intensive Care Unit

Danna Aysha Briones Paliz

dannabrionespal@outlook.com

https://orcid.org/0009-0006-6725-4808

Universidad de Guayaquil

Ecuador- Guayaquil

Kerly Stephany Ramos Franco

ramoskerly077@gmail.com

https://orcid.org/0009-0005-8044-9565

Universidad de Guayaquil

Ecuador-Guayaquil

Allisson Anais Loor Pluas

allissonloor.AL@gmail.com

https://orcid.org/0009-0002-0446-9044

Universidad de Guayaquil

Ecuador Guayaquil

Camila Dayana Coronel Picado

coronelpicadocamila@gmail.com

https://orcid.org/0009-0006-9218-5023

Universidad de Guayaquil

Ecuador-Guayaquil

Mateo Sebastián Quirola Macias

https://orcid.org/0009-0001-9926-4406

Universidad de Guayaquil

Ecuador - Guayaquil

Artículo recibido: 10 marzo 2025 - Aceptado para publicación: 20 abril 2025

Conflictos de intereses: Ninguno que declarar

RESUMEN

La miocardiopatía por estrés, también denominada síndrome de Takotsubo, es una disfunción
transitoria del ventrículo izquierdo que se presenta con manifestaciones clínicas y
electrocardiográficas similares al síndrome coronario agudo, pero sin lesiones coronarias
obstructivas significativas. En pacientes politraumatizados, su diagnóstico se ve dificultado por
la presencia simultánea de distintas patologías agudas y alteraciones hemodinámicas frecuentes
en la unidad de cuidados intensivos, como shock hipovolémico, sepsis o contusión miocárdica.
Esta revisión describe los mecanismos fisiopatológicos propuestos, destacando la hiperactivación
adrenérgica y la liberación excesiva de catecolaminas, que pueden desencadenar el balonamiento
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apical o de otros segmentos del ventrículo izquierdo. Se abordan las principales herramientas
diagnósticas, como la ecocardiografía, la resonancia magnética cardíaca y la determinación de
biomarcadores específicos, haciendo hincapié en la necesidad de un enfoque multidisciplinario
que incluya al equipo de trauma y cardiología crítica. Aunque la mayoría de los casos evoluciona
con recuperación funcional satisfactoria, no se descartan complicaciones graves como arritmias,
insuficiencia cardíaca aguda o tromboembolismo. Reconocer oportunamente esta entidad y
distinguirla de otras causas de disfunción miocárdica en el escenario del politraumatismo
constituye un reto clínico que requiere un abordaje individualizado y un control estricto de la
respuesta hemodinámica.

Palabras clave: miocardiopatía por estrés, Takotsubo, politraumatismo, cuidados
intensivos, catecolaminas

ABSTRACT

Stress-induced cardiomyopathy, also known as Takotsubo syndrome, is a transient left ventricular
dysfunction that mimics acute coronary syndrome but lacks significant obstructive coronary
lesions. In polytrauma patients, accurate diagnosis is particularly challenging due to the overlap
of multiple acute pathologies and hemodynamic disturbances frequently encountered in intensive
care, such as hypovolemic shock, sepsis, or myocardial contusion. This review highlights the
proposed pathophysiological mechanisms, emphasizing excessive adrenergic activity and
catecholamine release, which can trigger apical ballooning or other segmental ventricular
dysfunction. Key diagnostic toolsincluding echocardiography, cardiac magnetic resonance
imaging, and specific biomarker assaysare discussed, underscoring the importance of a
multidisciplinary approach involving trauma and critical care cardiology teams. While most
patients experience a satisfactory functional recovery, serious complications such as arrhythmias,
acute heart failure, or thromboembolic events may occur. Timely recognition and differentiation
of Takotsubo syndrome from other causes of myocardial dysfunction in the context of polytrauma
remains a clinical challenge that necessitates individualized management and stringent
hemodynamic monitoring.

Keywords: stress cardiomyopathy, takotsubo, polytrauma, intensive care, catecholamines

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licencia Creative Commons Atribution 4.0 International.
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INTRODUCCIÓN

La miocardiopatía por estrés, también conocida como síndrome de Takotsubo, constituye
una de las entidades cardiológicas que ha despertado creciente interés en las últimas décadas. Su
relevancia radica en la presentación clínica, que puede asemejarse a un síndrome coronario agudo,
y en la aparente ausencia de lesiones coronarias obstructivas significativas, lo cual supone un reto
tanto para el diagnóstico como para la toma de decisiones terapéuticas. En el entorno de pacientes
politraumatizados, esta condición se vuelve aún más compleja de identificar, pues coexisten
múltiples factores de estrés físico y psicológico. El presente trabajo se lleva a cabo en una clínica
privada de Guayaquil, Ecuador, donde el aumento en la afluencia de pacientes con
politraumatismos, provocado en parte por la alta incidencia de accidentes de tránsito y de otros
eventos violentos, ha motivado la necesidad de investigar más a fondo las complicaciones
cardiovasculares que pueden surgir en las fases aguda y subaguda del trauma.

Históricamente, el síndrome de Takotsubo se describió por primera vez en Japón y, desde
entonces, se ha reportado en diversos contextos alrededor del mundo. A pesar de que sus
mecanismos fisiopatológicos no se encuentran completamente dilucidados, la teoría más aceptada
señala una participación excesiva de catecolaminas circulantes, las cuales generan disfunción
miocárdica a través de un estrés cardiovascular agudo. En pacientes ingresados en unidades de
cuidados intensivos (UCI), el factor emocional puede verse amplificado por el trauma físico, la
incertidumbre clínica y la gravedad general del estado del paciente. Este cóctel de circunstancias
puede detonar una respuesta sistémica de estrés que aumente la susceptibilidad a desarrollar
miocardiopatía por estrés. Por ello, resulta de vital importancia reconocer signos y síntomas que
permitan diferenciarla de otras causas de disfunción ventricular, como la contusión miocárdica
traumática, el infarto agudo de miocardio o la sepsis.

En Guayaquil, y en Ecuador en general, el sistema de salud público y privado enfrenta el
reto de abordar el incremento de pacientes politraumatizados debido a factores como el
crecimiento vehicular, la falta de educación vial y la violencia urbana. En el caso particular de la
clínica privada donde se realiza este estudio, se recibe con frecuencia un perfil de paciente
polivalente: desde jóvenes con traumatismos por accidentes automovilísticos hasta adultos
mayores con complicaciones derivadas de caídas o agresiones. A ello se suma la situación de
estrés emocional que viven los familiares y los propios pacientes, intensificada por la
incertidumbre del pronóstico y la necesidad de intervenciones quirúrgicas urgentes. Cada uno de
estos aspectos favorece el surgimiento de situaciones clínicas de alta complejidad, en las que la
miocardiopatía por estrés podría pasar desapercibida si no se cuenta con un alto índice de
sospecha.

En términos epidemiológicos, diversos reportes internacionales sugieren que la
miocardiopatía por estrés es más común en mujeres posmenopáusicas, aunque en el contexto de
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politrauma esta distinción de género se diluye debido a los múltiples factores de riesgo que
confluyen. Entre ellos, cabe destacar el dolor intenso, la inestabilidad hemodinámica, las
intervenciones quirúrgicas de urgencia y la ansiedad extrema. Por otra parte, la exploración de
los desencadenantes específicos en el ámbito local de Guayaquil podría arrojar luz sobre
particularidades propias de la población ecuatoriana, tales como la presencia de comorbilidades
no siempre diagnosticadas (hipertensión, diabetes o dislipidemias), que pueden influir en la
respuesta cardiovascular al trauma y al estrés.

La justificación de este trabajo radica en la necesidad de una visión integral. En la UCI, el
manejo del paciente politraumatizado se centra habitualmente en la estabilización hemodinámica,
el control de hemorragias y la prevención de infecciones. Sin embargo, factores como el estrés
agudo, la liberación masiva de catecolaminas y la respuesta inflamatoria sistémica pueden
provocar alteraciones cardiacas de curso inicialmente silencioso. Identificar tempranamente la
miocardiopatía por estrés evitaría complicaciones graves, como arritmias malignas, shock
cardiogénico o edema pulmonar agudo. Además, la diferenciación adecuada de esta entidad con
otras patologías cardiacas que pueden coexistir en el paciente politraumatizado es esencial para
un abordaje terapéutico preciso. Por ejemplo, en caso de confundir Takotsubo con un infarto
agudo de miocardio, podría indicarse un tratamiento fibrinolítico o antitrombótico innecesario,
exponiendo al paciente a riesgos adicionales de sangrado o a procedimientos invasivos.

A nivel teórico, diversas investigaciones resaltan la participación del eje simpático-
adrenérgico como principal responsable de la disfunción transitoria del ventrículo izquierdo,
generalmente caracterizada por el balonamiento apical. No obstante, en ocasiones se han descrito
variantes de Takotsubo con compromiso medio o basal, lo cual añade más complejidad al
diagnóstico. Ante este panorama, es fundamental contar con herramientas diagnósticas precisas:
la ecocardiografía constituye la primera línea, seguida de la resonancia magnética cardíaca en
escenarios donde la sospecha persiste o se requieren datos más específicos. Asimismo, los
biomarcadores séricos (troponinas, péptido natriurético, etc.) pueden orientar, aunque no son
definitivos para establecer un diagnóstico diferencial, ya que pueden elevarse también en otras
afecciones cardiacas.

La relevancia del tema se intensifica en el entorno de Guayaquil debido a las limitaciones
y desigualdades propias del sistema de salud, así como a los factores socioeconómicos que
condicionan el acceso a atención oportuna y especializada. En una clínica privada, si bien pueden
existir más recursos diagnósticos y terapéuticos, persiste el desafío de reconocer la miocardiopatía
por estrés de manera oportuna, sobre todo si el personal no está familiarizado con sus
particularidades en el paciente politraumatizado. Por otro lado, la colaboración multidisciplinaria
entre áreas de emergencia, traumatología, cardiología y cuidados intensivos resulta
imprescindible para mejorar la sobrevida y el pronóstico funcional de estos pacientes.
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La presente revisión tiene como objetivo analizar de manera crítica la literatura disponible
sobre la miocardiopatía por estrés (Takotsubo) en pacientes con politraumatismo, discutiendo sus
principales desafíos diagnósticos y terapéuticos en la UCI de una clínica privada de Guayaquil.
Se busca, además, describir los factores desencadenantes que pueden estar relacionados con el
entorno local, plantear estrategias de manejo integral y proponer lineamientos que permitan
reducir la morbilidad y mortalidad asociadas a esta condición. La hipótesis principal se enmarca
en la idea de que la detección temprana y el abordaje multidisciplinario específico de la
miocardiopatía por estrés en el paciente politraumatizado mejoran los desenlaces clínicos y
contribuyen a la reducción de complicaciones asociadas. Con ello, se espera aportar evidencia
que fortalezca los protocolos de atención y que sensibilice a los profesionales sanitarios sobre la
relevancia de esta entidad en el contexto del trauma y el estrés agudo.

MATERIALES Y MÉTODOS

El presente estudio se realizó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de una clínica
privada en Guayaquil, Ecuador, entre enero de 2022 y diciembre de 2023. Se llevó a cabo bajo
un enfoque cuantitativo, de tipo observacional y diseño transversal-analítico, con el fin de
describir las características clínicas, los factores desencadenantes y los resultados terapéuticos en
pacientes politraumatizados que desarrollaron miocardiopatía por estrés (Takotsubo). El
protocolo de investigación fue aprobado por el Comité de Ética de la institución, velando por el
cumplimiento de las disposiciones éticas y legales vigentes.

La población estuvo conformada por todos los pacientes adultos (mayores de 18 años)
ingresados a la UCI con diagnóstico de politraumatismo y sospecha clínica de disfunción
miocárdica aguda. Para la definición de politraumatismo, se consideraron los criterios
establecidos por el Injury Severity Score (ISS) mayor o igual a 16. Aquellos que cumplieron
además con criterios diagnósticos de miocardiopatía por estrés incluyendo alteraciones
electrocardiográficas, elevación de troponina en rangos variables sin obstrucción coronaria
significativa en la angiografía, y hallazgos ecocardiográficos sugestivos de balonamiento apical
o disfunción segmentaria transitoria fueron incluidos en la muestra. Los pacientes con
antecedentes de enfermedad coronaria documentada, intervenciones coronarias recientes o
diagnóstico confirmado de otras miocardiopatías (dilatada, hipertrófica o restrictiva) fueron
excluidos para evitar sesgos en la interpretación de los resultados.

La selección de los participantes se realizó a través de un muestreo no probabilístico de
tipo intencional, evaluando diariamente a todos los ingresos a la UCI durante el periodo de
estudio. Para la recolección de datos, se utilizaron las historias clínicas electrónicas, registros de
enfermería y reportes de laboratorio. Se diseñó un instrumento de recolección validado por
expertos en cuidados intensivos, el cual incluyó variables sociodemográficas (edad, sexo), datos
clínicos (tipo y localización del trauma, ISS), variables hemodinámicas (frecuencia cardíaca,
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presión arterial media, índice cardíaco), biomarcadores de lesión miocárdica (troponina I/T,
péptido natriurético cerebral), hallazgos ecocardiográficos (fracción de eyección, alteraciones
segmentarias) y resultados de exámenes complementarios como resonancia magnética cardíaca o
angiografía coronaria, cuando estuvieron disponibles.

El análisis estadístico se efectuó utilizando un software especializado de estadística. Las
variables cuantitativas se expresaron como medidas de tendencia central y de dispersión (media
y desviación estándar o mediana y rango intercuartílico, según la distribución). Se aplicó la prueba
de Kolmogórov-Smirnov para evaluar la normalidad de los datos. Para comparar grupos, se
emplearon pruebas t de Student o U de Mann-Whitney, y para las variables categóricas se utilizó
la prueba de chi-cuadrado o test exacto de Fisher, en función de la frecuencia de las categorías.
Asimismo, se realizó un análisis de regresión logística univariado y multivariado con el objetivo
de identificar factores asociados al desarrollo de complicaciones cardiovasculares graves
(arritmias, insuficiencia cardíaca, shock cardiogénico). Un valor de p < 0,05 se consideró
estadísticamente significativo.

Los aspectos éticos del estudio abarcaron la confidencialidad de la información y la
protección de la identidad de los pacientes, cumpliendo con la Ley Orgánica de Salud y la
normativa ecuatoriana sobre investigación en seres humanos. Se obtuvo consentimiento
informado por parte de los familiares o representantes legales cuando la condición del paciente
no le permitía otorgarlo de manera directa. El compromiso de los investigadores fue mantener la
integridad científica, la veracidad de los datos y la imparcialidad en el análisis de los resultados.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

El presente estudio incluyó un total de 60 pacientes adultos con politraumatismo y alta
sospecha clínica de disfunción miocárdica aguda, ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos
(UCI) de una clínica privada de Guayaquil, Ecuador, en el periodo comprendido entre enero de
2022 y diciembre de 2023. De esta cohorte, 10 pacientes (16,7%) cumplieron con los criterios
diagnósticos de miocardiopatía por estrés (Takotsubo). La distribución por sexo indicó una mayor
proporción de varones en el global de la muestra (n=36; 60%), aunque entre los casos confirmados
de Takotsubo se observó una ligera predominancia femenina (n=6; 60%). La edad promedio de
los pacientes con miocardiopatía por estrés fue de 50 ± 12 años, y el Injury Severity Score (ISS)
medio en este subgrupo alcanzó 29 ± 3, reflejando un nivel importante de complejidad en el
trauma.

En cuanto a los principales mecanismos de lesión que condujeron al politraumatismo, se
identificaron accidentes de tránsito en 35 pacientes (58,3%), seguidos de caídas de altura en 15
(25%), agresiones físicas en 7 (11,7%) y otros eventos (5%) que incluyeron accidentes laborales
o deportivos. El subgrupo con Takotsubo presentó mayor prevalencia de fracturas de
extremidades múltiples (70%) y lesiones torácicas cerradas (50%), así como la necesidad de
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procedimientos quirúrgicos de urgencia en el 80% de los casos. Estos hallazgos sugieren que el
dolor, la inestabilidad hemodinámica y la agresividad del trauma podrían contribuir
significativamente al desencadenamiento de la miocardiopatía por estrés.

Se presenta un resumen de las variables clínicas y de laboratorio que mostraron diferencias
relevantes entre el grupo con Takotsubo y el grupo sin esta complicación. De manera global, los
niveles de troponina I se elevaron de forma moderada en los pacientes con miocardiopatía por
estrés (promedio de 0,8 ± 0,2 ng/mL), pero no alcanzaron las concentraciones típicas de un infarto
agudo de miocardio extenso. Por el contrario, en el grupo sin Takotsubo, la troponina se mantuvo
en valores cercanos al límite inferior de detección (0,2 ± 0,1 ng/mL), aunque varios pacientes con
contusión miocárdica también presentaron elevaciones leves. El péptido natriurético cerebral
(BNP) estuvo significativamente incrementado en el subgrupo con Takotsubo (mediana de 450
pg/mL, rango intercuartílico [300600]) en comparación con los pacientes sin esta entidad
(mediana de 200 pg/mL, rango [150400]).

Los hallazgos ecocardiográficos resultaron clave para el diagnóstico, evidenciando en la
mayoría de los casos con Takotsubo (n=8; 80%) una acinesia o hipocinesia apical, mientras que
dos pacientes (20%) presentaron variantes no apicales (medio-ventriculares). La fracción de
eyección ventricular izquierda (FEVI) promedio en el momento del diagnóstico fue de 40 ± 5%,
con recuperación a 55 ± 4% en promedio tras un periodo de seguimiento de 14 días. En algunos
casos, especialmente aquellos con contusión miocárdica asociada, se requirió el uso de fármacos
inotrópicos (dobutamina o levosimendán) para el soporte circulatorio, lo que resalta la
complejidad clínica y la necesidad de un abordaje multidisciplinario en la UCI.

Desde la perspectiva de los desenlaces clínicos, la estancia en UCI para los pacientes con
Takotsubo tuvo una mediana de 10 días (rango [715]) y la estancia hospitalaria total se prolongó
hasta un promedio de 20 ± 5 días. Aun cuando la mayoría presentó una evolución favorable, se
documentaron complicaciones graves en el 30% de ellos, incluyendo arritmias ventriculares
potencialmente mortales y episodios de edema pulmonar agudo. No obstante, la tasa de
mortalidad asociada directamente a la miocardiopatía por estrés se mantuvo en 0%; las
defunciones observadas (n=2) se relacionaron con complicaciones del politraumatismo como
hemorragias masivas o sepsis refractaria. Estos datos concuerdan con la bibliografía
internacional, que describe una recuperación funcional satisfactoria en la mayor parte de
pacientes, siempre y cuando se establezca un diagnóstico oportuno y un manejo de soporte
adecuado.

Al analizar estos resultados, surge la discusión sobre la gran complejidad que presenta la
diferenciación entre miocardiopatía por estrés y otras causas de disfunción miocárdica en el
contexto del politraumatismo. Además de la contusión miocárdica, fenómenos de isquemia
subendocárdica transitoria y respuestas inflamatorias sistémicas pueden superponerse,
dificultando la interpretación de los marcadores cardiacos y los hallazgos de imagen. En la
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presente serie, el uso de la resonancia magnética cardíaca (RMC) se limitó a tres pacientes, entre
ellos dos casos de Takotsubo y uno con infarto subendocárdico. En los casos con Takotsubo, la
RMC permitió descartar lesiones isquémicas irreversibles y corroborar la viabilidad miocárdica,
aportando datos valiosos para orientar la estrategia terapéutica y evitar procedimientos invasivos
innecesarios, como la angiografía coronaria.

El estrés emocional y físico desbordante que acompaña al politraumatismo parece ser un
factor determinante en la génesis de la miocardiopatía por estrés. En nuestra experiencia, el
abordaje multidisciplinario con la participación de médicos intensivistas, cardiólogos,
traumatólogos y cirujanos resultó fundamental para el manejo exitoso de estos pacientes. La
monitorización continua y el soporte hemodinámico oportuno, junto con la valoración
ecocardiográfica seriada, constituyeron las intervenciones más relevantes para la detección
temprana de la disfunción ventricular y la prevención de complicaciones cardiovasculares. Cabe
destacar que en la clínica privada donde se realizó este estudio, el acceso a recursos diagnósticos
y terapéuticos avanzados (ecografía a cabecera, hemodinamia, RMC) favoreció la confirmación
diagnóstica y mejoró la capacidad de respuesta del equipo asistencial.

En términos de discusión teórica, los hallazgos refuerzan la hipótesis fisiopatológica del
síndrome de Takotsubo, en la que la liberación masiva de catecolaminas y la hiperactivación
adrenérgica desempeñan un papel preponderante. La coactivación del sistema inmunitario y la
liberación de mediadores inflamatorios podrían amplificar el daño miocárdico en el contexto del
politraumatismo, generando un sustrato de vulnerabilidad que desencadene el balonamiento
apical o las variantes segmentarias. Aun así, existen aspectos controvertidos, como la variabilidad
en la magnitud de la elevación de troponina, que puede solaparse con otras patologías y hacer
necesario un cuidadoso análisis clínico y de laboratorio.

Desde el punto de vista de la proyección futura, la identificación de factores predictivos
para la aparición de Takotsubo en politraumatismos graves representa un desafío de investigación.
Resultaría útil establecer escalas de riesgo específicas que integren el ISS, el nivel de dolor, las
alteraciones catecolaminérgicas y parámetros de estrés psicológico. Asimismo, la evaluación de
marcadores moleculares adicionales como la copeptina o ciertos microARN podría
perfeccionar el diagnóstico precoz y la estratificación pronóstica. En el plano práctico, difundir
protocolos de manejo multidisciplinario y promover la formación continua del personal de la UCI
se vislumbra como la estrategia más efectiva para minimizar la morbimortalidad asociada a esta
entidad.

En síntesis, los resultados obtenidos en esta cohorte de Guayaquil evidencian la relevancia
del síndrome de Takotsubo en pacientes politraumatizados y la necesidad de un alto índice de
sospecha diagnóstica. La estrecha vigilancia hemodinámica, el uso de herramientas de imagen y
la colaboración de un equipo multidisciplinario han demostrado su utilidad para identificar
tempranamente la disfunción miocárdica y optimizar los resultados clínicos. Estos hallazgos,
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alineados con la literatura internacional, subrayan la pertinencia de continuar investigando en
profundidad los mecanismos fisiopatológicos y las estrategias terapéuticas que permitan mejorar
el pronóstico de los pacientes con politraumatismo y miocardiopatía por estrés en nuestro entorno
local.

Gráfico 1

Se evidencia que los accidentes de tránsito son la principal causa de politraumatismo en esta
muestra (35 casos). Le siguen las caídas de altura (15) y las agresiones físicas (7), mientras que
la categoría “Otros” (3) es minoritaria. Esto permite priorizar intervenciones preventivas
dirigidas especialmente a la seguridad vial

Gráfico 2

El segmento más destacado (10 pacientes) corresponde a quienes desarrollaron Takotsubo,
frente a 50 que no presentaron esta afección. Con un 16,7% del total de politraumatizados, se
confirma la relevancia clínica de esta entidad y la necesidad de un alto índice de sospecha
diagnóstica
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Gráfico 3

La curva muestra un pico de troponina alrededor del tercer día (0,9 ng/mL) y un descenso
progresivo hasta el quinto día (0,3 ng/mL). Esto sugiere que el daño miocárdico agudo asociado
a la miocardiopatía por estrés es limitado en el tiempo y tiende a estabilizarse con el tratamiento
y el soporte adecuados

Gráfico 4

Aunque no se observa una correlación estrictamente lineal, los puntos con menor FEVI (ejemplo,
3638%) tienden a asociarse con estancias hospitalarias algo más prolongadas (alrededor de
1825 días). Estos datos sugieren que un menor rendimiento del ventrículo izquierdo podría
influir en la recuperación y el tiempo total de hospitalización

CONCLUSIONES

Los hallazgos de este estudio evidencian la relevancia que adquiere la miocardiopatía por
estrés (Takotsubo) en el escenario del paciente politraumatizado, un cuadro clínico complejo
donde convergen factores de estrés físico, emocional y fisiopatológico. La población analizada
incluyó individuos con una alta carga de lesiones y una significativa exposición a procedimientos
invasivos o quirúrgicos, lo cual refuerza la hipótesis de que el trauma mayor y el estrés resultante
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pueden actuar como detonantes cruciales en el desarrollo de esta entidad. El síndrome de
Takotsubo se mostró clínicamente silencioso al inicio en varios casos, confirmando su carácter
elusivo y la necesidad de un alto índice de sospecha para su detección temprana.

En primer lugar, este trabajo destaca la importancia de la monitorización hemodinámica
estrecha y la evaluación cardiológica sistemática en todo paciente politraumatizado que ingresa a
la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Aunque la prevalencia de la miocardiopatía por estrés
dentro de la cohorte fue relativamente baja (16,7%), su impacto clínico resulta significativo, ya
que puede ocasionar complicaciones graves como arritmias ventriculares, edema pulmonar agudo
o shock cardiogénico. Si bien la mortalidad atribuible de forma directa al Takotsubo fue nula,
resulta destacable que los desenlaces fatales en pacientes con este trastorno suelen relacionarse
con la severidad del trauma primario y sus complicaciones sistémicas, como hemorragias masivas
o sepsis intrahospitalaria.

En segundo lugar, el uso de herramientas diagnósticas avanzadas tales como la
ecocardiografía y, en ciertos casos, la resonancia magnética cardíaca (RMC) demostró ser
fundamental para confirmar la naturaleza transitoria de la disfunción miocárdica. El hallazgo de
un balonamiento apical o de segmentos medios, sumado a la ausencia de lesiones coronarias
significativas, fue clave para distinguir la miocardiopatía por estrés de otras patologías agudas del
miocardio, como la contusión o el infarto subendocárdico. Esta diferenciación tiene implicaciones
terapéuticas directas, ya que un error diagnóstico podría conducir a la administración de
tratamientos antitrombóticos o fibrinolíticos inapropiados, exponiendo a pacientes
politraumatizados a riesgos de sangrado adicionales.

Un tercer aspecto que merece énfasis es la multidimensionalidad del abordaje asistencial.
La participación coordinada de intensivistas, cardiólogos, traumatólogos y cirujanos se erige
como el pilar fundamental para garantizar la detección precoz, el adecuado soporte cardiovascular
y la prevención de las complicaciones asociadas al síndrome de Takotsubo. La atención integral
debe abarcar tanto el control del dolor y la estabilización hemodinámica, como la evaluación de
los estados de estrés emocional, los cuales pueden exacerbar la descarga adrenérgica y, en
consecuencia, prolongar o agravar la disfunción del ventrículo izquierdo.

Asimismo, resultó evidente que existe margen de mejora en cuanto a la identificación de
factores predictivos. La implementación de escalas de riesgo que integren la gravedad del trauma
(Injury Severity Score), la respuesta inflamatoria aguda, el control del dolor y las alteraciones
neurohormonales podría optimizar la selección de pacientes con mayor probabilidad de
desarrollar Takotsubo. Esta estratificación permitiría una vigilancia más exhaustiva y la adopción
de estrategias de manejo preventivas, por ejemplo, la minimización de fármacos o procedimientos
que puedan incrementar el estrés hemodinámico y la liberación de catecolaminas.

Por otra parte, se observó la necesidad de contar con un mayor número de estudios
prospectivos y multicéntricos que evalúen la incidencia real del síndrome de Takotsubo en
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pacientes politraumatizados dentro del contexto ecuatoriano y latinoamericano, pues los datos
internacionales podrían no reflejar íntegramente las particularidades epidemiológicas y culturales
de la región. Dichos estudios deberían contemplar un seguimiento a mediano y largo plazo para
determinar la repercusión funcional y psicológica que el Takotsubo puede tener en la recuperación
integral del paciente.

Finalmente, cabe subrayar la trascendencia de la educación médica continuada y la
sensibilización del personal de salud ante la posibilidad diagnóstica de miocardiopatía por estrés
en la UCI de una clínica privada. Las actividades de formación e investigación clínica deben
incentivar la generación de protocolos claros y concisos para la atención de estos casos,
contribuyendo a la estandarización de criterios diagnósticos y terapéuticos. De igual forma, la
promoción de estudios colaborativos que incluyan a hospitales públicos y privados podría
robustecer la evidencia local y propiciar lineamientos de actuación adaptados a las realidades
nacionales.

La miocardiopatía por estrés (Takotsubo) en pacientes politraumatizados constituye un
desafío diagnóstico y terapéutico en la práctica clínica de cuidados intensivos. La combinación
de un entorno multidisciplinario, el empleo de herramientas diagnósticas oportunas y la adopción
de estrategias basadas en la evidencia pueden mejorar de forma tangible la calidad de la atención
y los desenlaces clínicos. Con base en los resultados y la experiencia descritos, se resalta la
importancia de profundizar en la investigación y de mantener el enfoque integral del cuidado,
reconociendo que la salud física, el estrés psicoemocional y la recuperación funcional son
elementos inseparables en la evolución del paciente politraumatizado.
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