
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 613
https://doi.org/10.69639/arandu.v12i3.1334
El Juego como Estrategia Pedagógica en la Educación Inicial
en la Institución Educativa Prisca Linder
The game as a pedagogical strategy in initial education in the Educational Institution
Prisca Linder
Blanca Marina Báez Pérez
bbaez@itsjapon.edu.ec
https://orcid.org/0000-0001-5483-5415
Instituto Superior Universitario Japón
Quito-Ecuador
Gabriela Anahí Bermúdez Muela
gabermudezm@itsjapon.edu.ec
https://orcid.org/0009-0004-7546-6662
Instituto Superior Universitario Japón
Quito-Ecuador
Evelyn Pamela Durán Alvarez
epdurana@itsjapon.edu.ec
https://orcid.org/0009-0004-3492-5359
Instituto Superior Universitario Japón
Quito-Ecuador
Artículo recibido: 18 junio 2025 - Aceptado para publicación: 28 julio 2025
Conflictos de intereses: Ninguno que declarar.
RESUMEN
Este artículo analiza el juego como estrategia pedagógica en la educación inicial, reconociéndolo
no solo como una actividad recreativa, sino como una herramienta educativa clave para el
desarrollo integral infantil. El objetivo fue evaluar cómo el juego influye en las dimensiones
cognitiva, motriz, social y emocional de los niños. El estudio se desarrolló en la Institución
Educativa Prisca Linder, bajo un enfoque mixto con diseño concurrente, utilizando una guía de
observación estructurada aplicada a 61 niños y un cuestionario digital dirigido a seis docentes del
nivel inicial. La metodología adoptada fue de tipo descriptivo, no experimental y transversal, con
recolección simultánea de datos cualitativos y cuantitativos. Los resultados evidencian que el
juego, cuando es intencionado, planificado y acompañado por los docentes, promueve
aprendizajes significativos, mejora la expresión emocional y fortalece las habilidades sociales.
Además, se identificó una alta frecuencia en la inclusión del juego dentro de la planificación
docente, así como una percepción positiva sobre su impacto. La investigación resalta la necesidad
de reconocer el juego como eje articulador del proceso educativo en la primera infancia,
reafirmando que jugar es también aprender, y que su aplicación consciente deja huellas
significativas en el desarrollo infantil.
Palabras clave: juego, docentes, educación inicial, desarrollo integral

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ABSTRACT
This article analyzes play as a pedagogical strategy in early childhood education, recognizing it
not only as a recreational activity but also as a key educational tool for the comprehensive
development of children. The objective was to evaluate how play influences the cognitive, motor,
social, and emotional dimensions of children. The study was conducted at Prisca Linder
Educational Institution, using a mixed approach with a concurrent design, applying a structured
observation guide to 61 children and a digital questionnaire directed to six early childhood
teachers. The methodology adopted was descriptive, non-experimental, and cross-sectional, with
simultaneous collection of qualitative and quantitative data. The results show that play, when
intentional, planned, and accompanied by teachers, promotes meaningful learning, improves
emotional expression, and strengthens social skills. Additionally, a high frequency of play
inclusion in teachers’ planning was identified, along with a positive perception of its impact. The
research highlights the need to recognize play as the central axis of the educational process in
early childhood, reaffirming that playing is also learning, and that its conscious application leaves
significant marks on child development.
Keywords: game, teachers, Initial Education, integral development
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INTRODUCCIÓN
En las etapas iniciales del desarrollo humano, el juego cumple un papel esencial que supera
su función como mero entretenimiento. Según Figueroa-Céspedes et al. (2022), el juego
constituye una de las vías primordiales a través de las cuales los niños se acercan al entorno que
los rodea, permitiéndoles adquirir gradualmente herramientas indispensables para desenvolverse
en la vida social.
Esta actividad dinámica y espontánea fomenta el descubrimiento activo, la
experimentación constante y la interacción significativa, siendo la base para que los niños puedan
desarrollar habilidades necesarias en múltiples dimensiones. La importancia del juego es
especialmente crítica durante la primera infancia, período en el que la formación de competencias
cognitivas, motrices, sociales y emocionales se encuentra en una etapa de máxima plasticidad y
receptividad.
En el ámbito educativo, su valor ha sido ampliamente reconocido. Por lo cual,
organizaciones como UNICEF (2018) señala que “el juego constituye una de las formas más
importantes en las que los niños pequeños obtienen conocimientos y competencias esenciales”,
reconociendo que el juego no solo facilita el aprendizaje, sino que también estructura la manera
en que los niños internalizan y procesan la información. Esta doble función del juego, como medio
de aprendizaje y como proceso de socialización, lo convierte en una estrategia pedagógica
indispensable para los docentes que trabajan con poblaciones infantiles en sus primeros años
escolares.
Además, Gallardo-López (2018) enfatiza que “los niños juegan en sus primeros años de
vida para divertirse, buscar afecto y crear solidaridad; y, al mismo tiempo, jugando desarrollan su
fantasía, su imaginación y su creatividad y aprenden a vivir”. Desde esta perspectiva, el juego no
solo cumple una función educativa sino también una función afectiva y social que contribuye a
fortalecer los vínculos emocionales y las habilidades para la convivencia. Por ende, el juego se
configura como un espacio privilegiado para la expresión libre y la construcción de la identidad
infantil, promoviendo simultáneamente el desarrollo de competencias que impactan directamente
en las áreas motriz, cognitiva y socioemocional.
El vínculo intrínseco entre el juego y el aprendizaje ha sido destacado por diversos autores.
Andrés y García (s/f) exponen que “la relación entre juego y aprendizaje es natural; los verbos
‘jugar’ y ‘aprender’ confluyen. Ambos vocablos consisten en superar obstáculos, encontrar el
camino, entrenarse, deducir, inventar, adivinar y llegar a ganar... para pasarlo bien, para avanzar
y mejorar”. Esto implica que jugar es un proceso activo y reflexivo, donde el niño enfrenta retos,
desarrolla estrategias cognitivas y emocionales, y encuentra satisfacción en la superación de
dificultades.

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Por lo tanto, el juego debe ser considerado un componente metodológico central dentro de
los planes educativos, y no simplemente un recurso complementario o un tiempo de esparcimiento
sin propósito. En el contexto de la educación preescolar, González-Soloviera (2014) señala que
el juego “se convierte en un elemento preponderante para que los niños potencialicen sus
capacidades de simbolización, reflexión, independencia y comunicación”, subrayando que su uso
adecuado facilita la formación integral y el desarrollo de habilidades críticas para el aprendizaje
futuro.
Sin embargo, a pesar del consenso teórico sobre la relevancia del juego, su implementación
pedagógica enfrenta resistencias y limitaciones. Rica et al. (2001) advierten que en muchos
entornos escolares se tiende a subestimar su valor, considerando el juego como una pérdida de
tiempo y relegándolo a un espacio vacío o recreativo sin objetivos formativos claros. Esta
percepción errónea conduce a imponer actividades que no corresponden con la etapa evolutiva
del niño y, en consecuencia, se desaprovechan las ricas experiencias que surgen a través del juego
espontáneo y guiado. Es fundamental entender que el juego es el motor que impulsa a los niños a
reír, explorar, establecer relaciones afectivas y desarrollar la curiosidad, aspectos esenciales para
un desarrollo equilibrado (De Chile, 2022).
La presión por cumplir con contenidos académicos establecidos muchas veces limita el
tiempo y la calidad con la que se integra el juego en la rutina escolar, reduciéndolo a un momento
libre sin una orientación pedagógica definida. Esta situación pone de manifiesto la urgencia de
observar y evaluar cómo se está aplicando esta estrategia en escenarios educativos concretos y
cuál es su impacto real en las diversas dimensiones del desarrollo infantil. Solo a partir de una
comprensión profunda de estas dinámicas será posible fortalecer el papel del juego como eje
articulador del aprendizaje temprano.
En este contexto, el presente estudio se desarrolló en la Institución Educativa Prisca Linder
con el objetivo de analizar las manifestaciones de las dimensiones cognitiva, motriz, social y
emocional del desarrollo infantil a través del juego en el aula. La investigación se enfocó en niños
de educación inicial que participaron en actividades lúdicas planificadas y supervisadas por sus
docentes, lo que permitió registrar comportamientos y respuestas espontáneas en ambientes de
aprendizaje naturales y significativos para ellos.
La metodología adoptada fue de enfoque mixto, combinando la observación estructurada
del comportamiento infantil con la aplicación de una encuesta dirigida a los educadores,
permitiendo así una visión holística del fenómeno. Esta doble perspectiva no solo aportó datos
sobre las interacciones y aprendizajes manifestados en el juego, sino también reveló las
concepciones y valoraciones que los docentes tienen sobre esta estrategia educativa. Con ello, se
buscó responder a la pregunta central: ¿Cómo se manifiestan las dimensiones cognitivas,
motrices, sociales y emocionales en los niños de educación inicial a través del juego en la
Institución Educativa Prisca Linder? Este enfoque permitió entender el juego no solo como un

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acto lúdico, sino como un proceso dinámico y transformador que impacta en la formación integral
de la infancia.
METODOLOGÍA
Diseño
La presente investigación adopta una metodología mixta, combinando enfoques
cuantitativo y cualitativo bajo un diseño descriptivo y no experimental. Esta elección
metodológica responde a la necesidad de comprender con mayor profundidad la influencia del
juego como estrategia pedagógica en el desarrollo integral de los niños de educación inicial. El
enfoque cuantitativo permitió medir, a través de instrumentos estructurados como encuestas, la
frecuencia, el tipo de juego utilizado y el nivel de desarrollo alcanzado en distintas áreas.
Paralelamente, el enfoque cualitativo, a través de la observación estructurada de la práctica
docente, brindó una comprensión más contextual y significativa de las experiencias vividas en el
aula.
El diseño fue transversal, ya que la recolección de datos se realizó en “un único momento
en el tiempo, donde los investigadores no intervienen ni manipulan las variables, sino que
observan y recopilan datos” (Sánchez, 2025), permitiendo capturar una visión holística y
representativa del contexto educativo en la Institución Educativa “Prisca Linder”.
De esta forma, el enfoque mixto favorece una integración enriquecida de los datos,
posibilitando el análisis tanto de lo que ocurre en términos medibles como de las percepciones y
significados que subyacen en la práctica pedagógica.
Población y muestra
La población del estudio estuvo conformada por un total de 61 niños del nivel de Educación
Inicial de la Institución Educativa Prisca Linder, así como por los 6 docentes responsables de los
subniveles correspondientes. Dado el tamaño reducido de la comunidad educativa, se aplicó un
muestreo intencional de tipo censal, lo que implicó la inclusión de la totalidad de estudiantes de
los Subniveles 1 y 2, así como de todos los docentes del nivel. Esta estrategia permitió asegurar
una cobertura representativa y completa del contexto institucional, favoreciendo una recolección
de datos más precisa y una interpretación más fiel de la realidad observada.
Instrumentos aplicados
Para está investigación se establecieron dos instrumentos complementarios, una guía de
observación estructura con 15 ítems conformados por criterios claves del desarrollo de los niños
de 3 a 5 años, los cuales fueron formulados a partir de referentes teóricos clásicos y
contemporáneos, como los aportes de Piaget sobre el juego como mecanismo de asimilación,
Vygotsky en relación al papel del juego en la zona de desarrollo próximo, y Bruner respecto a su
valor para el aprendizaje significativo, en las áreas cognitiva, motriz, emocional y social, las
cuales son esenciales dentro del currículo de Educación Inicial del Ecuador y en guías
internacionales como la UNICEF, UNESCO, OCDE.

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Igualmente, se realizó un cuestionario compuesto por 10 preguntas cerradas, organizadas
en tres bloques (uso del juego, tipos de juego y percepción del impacto), las cuales fueron
redactadas específicamente para esta investigación, tomando en consideración que cada ítem fue
formulado para recoger datos cuantificables que permitan comprender cómo los educadores
integran el juego en su práctica pedagógica diaria. Para garantizar su pertinencia y claridad, el
cuestionario fue sometido a una validación preliminar mediante prueba piloto con un pequeño
grupo de docentes.
Gracias a la construcción cuidadosa de los instrumentos, basada en referentes teóricos
sólidos, criterios pedagógicos actualizados y estándares nacionales e internacionales, tanto el
cuestionario dirigido a los docentes como la guía de observación aplicada a los niños cumplen
con los parámetros de calidad y excelencia establecidos por la institución educativa. La
formulación clara, pertinente y estructurada de los ítems, así como la validación previa a través
de una aplicación piloto, permitieron asegurar la coherencia con los objetivos del estudio y la
adecuación al contexto escolar.
Estas acciones fortalecen la fiabilidad del proceso de recolección de datos y garantizan la
validez de los resultados obtenidos, ofreciendo una base metodológica sólida que respalda los
hallazgos de la investigación y contribuye a su rigor científico.
Variables y Dimensiones
La presente investigación contempla dos tipos de variables fundamentales, la variable
independiente se relaciona con la implementación del juego como estrategia pedagógica en el
aula, mientras que la variable dependiente corresponde al nivel de impacto que esta práctica tiene
en el desarrollo integral de los niños de educación inicial. Para facilitar su análisis, ambas
variables han sido desglosadas en dimensiones que abarcan aspectos clave como el tipo de juego,
la frecuencia de uso, la intencionalidad pedagógica, así como los ámbitos del desarrollo infantil
(cognitivo, motriz, social y emocional).
La estructura de estas variables y sus dimensiones se detalla en la siguiente tabla.
Tabla 1
Variables y Dimensiones
Variables Dimensiones
Independiente Juego como estrategia
pedagógica.
Tipos de juego utilizados, frecuencia de
aplicación, objetivos pedagógicos.
Dependiente Desarrollo integral infantil. Desarrollo cognitivo, motriz, emocional y
social.
Procedimiento
La presente investigación se desarrolló cumpliendo rigurosamente con los principios éticos
que rigen los estudios con población infantil. Se obtuvo la aprobación y autorización
correspondiente por parte de las autoridades de la Institución Educativa Prisca Linder, así como
el consentimiento informado de madres, padres y representantes legales. Se garantizó en todo

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momento el anonimato de los participantes, así como su derecho a retirarse libremente del estudio,
priorizando el respeto absoluto hacia la integridad de los niños y docentes involucrados.
La observación estructurada se llevó a cabo en contextos naturales de juego, procurando
una mínima intervención por parte del observador para no alterar la dinámica espontánea del
entorno educativo. Esta se realizó en sesiones lúdicas de aproximadamente 40 minutos, en grupos
de cuatro niños, permitiendo una observación detallada y respetuosa. Simultáneamente, se aplicó
el cuestionario a los docentes en formato digital, facilitando la recolección de datos de manera
eficiente y confidencial.
RESULTADOS
La investigación expone los hallazgos obtenidos con la aplicación de la guía de observación
estructurada, desarrollada para analizar cómo se manifiestan las dimensiones cognitiva, motriz,
social y emocional en niños de educación inicial durante actividades lúdicas. Dicha observación
se realizó en el contexto real de un aula, priorizando el juego como estrategia pedagógica central.
Los datos recogidos fueron sistemáticamente organizados y clasificados conforme a criterios de
evaluación previamente definidos, segmentados según cada dimensión del desarrollo integral.
Para facilitar el análisis, se utilizó una escala de frecuencia que categoriza la presencia de
cada conducta observada en los niños con los niveles: Nunca, A veces, Frecuentemente y Siempre.
Esta escala permitió cuantificar la regularidad con la que los niños demostraron comportamientos
específicos asociados a cada una de las dimensiones estudiadas.
A continuación, se describe la variable del desarrollo integral de niños por cada dimensión
observada, que incluyó 15 ítems como se muestra en la tabla.
Tabla 2
Guía de observación estructurada a los niños
N.º Criterio observado Dimensión Nunca A
veces Frecuentemente Siempre
1 Sigue instrucciones
simples durante el juego. Cognitiva 1 6 54
2
Resuelve situaciones
problemáticas dentro del
juego.
Cognitiva 2 59
3
Mantiene la atención y
concentración durante la
actividad lúdica.
Cognitiva 1 6 54
4
Usa lenguaje verbal o
gestual para expresar
ideas durante el juego.
Cognitiva 3 58
5
Realiza movimientos
coordinados (saltar,
correr, lanzar, etc.).
Motriz 1 60
6
Manipula objetos con
precisión (bloques,
rompecabezas,
materiales).
Motriz 3 58

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7
Controla sus
desplazamientos en el
espacio de juego.
Motriz 5 56
8
Comparte materiales o
turnos con sus
compañeros.
Social 5 56
9
Interactúa verbal o
gestualmente con otros
niños durante el juego.
Social 4 57
10 Respeta las reglas del
juego colectivo. Social 5 56
11 Coopera en juegos
grupales o por parejas. Social 2 59
12
Muestra entusiasmo,
alegría o interés durante
el juego.
Emocional 4 57
13 Acepta ganar o perder sin
conflictos. Emocional 4 57
14
Controla sus emociones
ante la frustración o
desacuerdo.
Emocional 3 58
15
Expresa afecto o empatía
hacia sus compañeros
durante el juego.
Emocional 1 60
Nota. La siguiente tabla presenta la frecuencia con la que los niños y niñas alcanzaron los
criterios establecidos en cada dimensión del desarrollo evaluada. Los resultados evidencian una
tendencia positiva, ya que entre 57 y 60 participantes lograron cumplir con los criterios en casi
todas las áreas observadas. Lo cual sugiere que la implementación del juego como estrategia
pedagógica podría estar influyendo favorablemente en su desarrollo integral.
Dimensión cognitiva
Los resultados reflejan la estimulación efectiva del pensamiento lógico y el lenguaje en el
contexto lúdico, ya que se ha observado que más del 90% de los niños responden de manera
favorable ante esta estrategia. Las bajas respuestas en las categorías "nunca" y "a veces" sugieren
que el juego en la etapa inicial contribuye activamente al desarrollo de funciones cognitivas
básicas.
Dimensión del motor
La categoría “siempre” presentó una alta frecuencia, destacándose especialmente en el área
de coordinación motora. Este hallazgo refuerza la idea de que el juego constituye un medio idóneo
y efectivo para el desarrollo y fortalecimiento de las habilidades motrices, tanto finas como
gruesas. De esta manera, el juego no solo facilita la diversión y el esparcimiento, sino que también
actúa como un vehículo integral para promover el desarrollo físico, contribuyendo a la mejora
constante de la destreza manual y la coordinación corporal general.
Dimensión social

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Se evidenció que la mayoría de los niños compartían los materiales de forma voluntaria,
mantenían interacciones con sus pares tanto a través del lenguaje oral como de gestos, y
demostraban disposición para colaborar en actividades lúdicas de carácter colectivo. Asimismo,
se observó el cumplimiento de las normas establecidas durante las dinámicas de juego, lo que
refleja una progresiva interiorización de pautas de conducta y de habilidades sociales
fundamentales.
Estas conductas permiten afirmar que el juego favorece el fortalecimiento de las
competencias para la convivencia, estimula el desarrollo de la empatía y contribuye a la cohesión
del grupo, aspectos esenciales en el proceso de socialización y en la construcción del desarrollo
integral infantil.
Dimensión emocional
La mayoría de los niños manifestó una actitud positiva y entusiasta al enfrentarse a
situaciones de calma asociadas a la pérdida o a momentos de insatisfacción, evidenciando además
comportamientos empáticos hacia sus compañeros. En esta dimensión, la categoría "siempre" fue
la más recurrente, lo que indica que el juego no solo actúa como un regulador emocional, sino
que también constituye una herramienta pedagógica efectiva para el desarrollo de habilidades
fundamentales como la tolerancia a la frustración, la expresión adecuada de emociones y la
construcción de vínculos afectivos saludables.
En cuanto, a la encuesta realizada a los docentes de Educación Inicial, permitió recopilar
datos cuantitativos sobre la percepción, implementación y eficiencia del juego como una
herramienta educativa en el proceso de aprendizaje. La encuesta contó con variables relacionadas
con la planificación del juego, el papel de los maestros, el tipo de juego utilizado, los objetivos
educativos asociados y su impacto en la evaluación del desarrollo holístico de los niños.
Los siguientes resultados se muestran a continuación.
Figura 1
¿Con qué frecuencia utiliza el juego como parte de su planificación diaria?
Análisis: El 83.3% de los docentes señalo que a menudo incluyen el juego en su
planificación diaria, mientras que el 16.7% lo realiza de forma ocasional. Esta elevada frecuencia
refleja un claro compromiso de seguir métodos activos en los que el juego ya no es secundario
para convertirse en una estrategia importante en el proceso educativo.

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Figura 2
¿Utiliza juegos para introducir o reforzar contenidos académicos?
Análisis: El 66.7% de los participantes indico que usan regularmente juegos para presentar
o fortalecer el contenido académicos, mientras que 33.3% garantiza que lo hace siempre. Estos
datos fortalecen la idea de que el juego se entiende como una forma legítima de obtener
conocimiento, facilitar el aprendizaje significativo y el vínculo entre la teoría y la experiencia.
Figura 3
¿Cree que el juego es una herramienta efectiva para motivar a los niños?
Análisis: De acuerdo con el 83.3% de los participantes, creen que el juego está estimulado
de manera constante a los niños y un colapso 16.7%, incluso si es menos frecuente. Esta visión
generalizada confirma que el juego actúa como un motor de curiosidad, un deseo de participar y
una actitud activa hacia los desafíos escolares.
Figura 4
¿Con qué frecuencia emplea juegos simbólicos (ej. dramatizaciones, juegos de roles)?
Análisis: Respecto a los juegos simbólicos, el 66.7% de los docentes indico que los utiliza
a menudo, el 16.7% lo hace constantemente y otro 16.7% los incorpora ocasionalmente. Este tipo
de juegos, enfocados en la representación y la creatividad, parece estar bien integrado en la
práctica docente, aunque aún hay espacio para una mayor sistematización de su uso.

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Figura 5
¿Qué tan frecuentemente utiliza juegos motrices o al aire libre?
Análisis: Un 66.7% de los docentes expreso que usualmente emplea juegos que implican
movimiento o se desarrollan al aire libre. El 16.7% los aplica siempre, mientras que el restante
16.7% los usa de forma esporádica. Estos datos evidencian una tendencia positiva hacia la
promoción del desarrollo físico, la exploración y el juego activo como parte del proceso
educativo.
Figura 6
¿Incluye juegos estructurados con reglas en su práctica diaria?
Análisis: El 50% de los docentes indicó que incorpora juegos con reglas todos los días,
mientras que el otro 50% lo hace de forma habitual. Esta distribución pareja sugiere que este tipo
de juego que fomenta el respeto por las normas, la espera de turnos y la convivencia ocupa un
lugar destacado en la planificación, aunque con distintos niveles de frecuencia.
Figura 7
¿Observa avances en el desarrollo social de los niños gracias al juego?
Análisis: Un 50% de los participantes observa consistentemente avances sociales en los
niños a través del juego, y el otro 50% también los nota, aunque de manera más puntual. Esta
apreciación reafirma el impacto positivo del juego como espacio de interacción, donde se
fortalecen habilidades como la cooperación, la empatía y la resolución de conflictos.

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Figura 8
¿Percibe mejoras en la comunicación verbal o no verbal mediante el juego?
Análisis: El 50% de los docentes sostiene que estas mejoras sean frecuentes y claras,
mientras que el otro 50% ha notado progreso, aunque no de forma constante. Los resultados
indican que el juego es efectivo para enriquecer la expresión verbal y mejorar el lenguaje corporal
y las habilidades comunicativas.
Figura 9
¿Nota cambios en la motricidad de los niños con actividades lúdicas?
Análisis: El 83.3% de los docentes afirmaron haber mejorado las habilidades motoras
como resultado de actividades recreativas, mientras que el 16.7% lo percibe en menor medida.
Estos datos mejoran la importancia del juego en el desarrollo físico en sus dimensiones gruesas y
sutiles, utilizando experiencia dinámica y estimulante.
Figura 10
¿Cree que los juegos favorecen el desarrollo emocional (manejo de frustración, expresión de
emociones)?
Análisis: Finalmente, el 66.7% de los docentes argumenta que el juego siempre contribuye
a la expresión emocional y al control de la decepción, mientras que el 33.3% a menudo se
observan. Esto evidencia que el juego brinda un espacio seguro donde los niños pueden emociones
externas, explorar límites y desarrollar herramientas emocionales de autorregulación.

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DISCUSIONES
Los resultados de este estudio demuestran que el juego es una herramienta educativa
fundamental en la educación infantil y puede promover el desarrollo integral de los niños cuando
se utiliza con fines educativos. Las observaciones estructuradas identificaron diversas
manifestaciones del desarrollo cognitivo, motor, social y emocional que se manifestaron
activamente durante las actividades lúdicas en el aula.
En consecuencia, con estos hallazgos, autores como Piaget (1962) destacan que el juego
simbólico permite a los niños procesar la realidad, reorganizar sus experiencias y profundizar en
sus procesos de pensamiento. También destaca que el juego es un medio que promueve y
enriquece el desarrollo intelectual, ya que, además expresa que los juegos adquieren importancia
con el desarrollo del niño (Aparicio, 2020).
De igual manera, Vygotsky (1978) argumenta que el juego representa una zona de
desarrollo próximo porque permite a los niños actuar más allá de su nivel de desarrollo real y
aprender mediante la interacción con los demás y el entorno. Y actores como Rodríguez et al.,
(2025) destacan que “el juego es la actividad predominante en la infancia, ya que los niños dedican
más tiempo a resolver situaciones reales que ficticias”. Esto se evidenció en los encuentros
observados en los que los niños demostraron habilidades de razonamiento y resolución de
problemas durante el juego guiado.
En el área de la motricidad fina y gruesa, el juego contribuye a fortalecer la coordinación,
el equilibrio y la movilidad. Según Wallon (1942), el movimiento es una expresión esencial de
las emociones y la inteligencia en los primeros años de vida, y el juego motor es una vía directa
al desarrollo psicomotor. También, consideraba que el movimiento es fundamental para el
desarrollo psicológico y la formación de la personalidad del niño (Julieth et al., 2017, p. 8). Los
niños estudiados realizaron tareas físicas que demostraron progreso en su control corporal,
mediante lo cual se demostró que el entorno lúdico promueve el desarrollo físico mediante
actividades lúdicas, espontáneas y divertidas.
Desde una perspectiva socioemocional, el juego promueve el desarrollo de habilidades para
toda la vida, como la empatía, la tolerancia y el trabajo en equipo. Bronfenbrenner (1987) sugiere
que el entorno inmediato de un niño influye directamente en su desarrollo social. Este estudio
demostró cómo el juego promueve las interacciones colaborativas, la resolución de conflictos y
la expresión emocional. Pellegrini y Smith (1988) refuerzan esta suposición, enfatizando que el
juego proporciona a los niños un entorno seguro para la experimentación y la resolución de
problemas, lo que a su vez fortalece sus habilidades socioemocionales en un entorno educativo.
Por otro lado, el profesorado encuestado en la institución coincidió en que el juego es una
herramienta valiosa, pero mencionó limitaciones como la falta de tiempo o recursos insuficientes.
Este hallazgo concuerda con estudios como el de Reyes et al. (2022), que confirman que el rol

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del profesorado es clave para transformar el juego en una experiencia enriquecedora de
aprendizaje, siempre que los objetivos de aprendizaje se planifiquen y reflexionen
conscientemente. El profesorado es considerado "actor clave que guía el proceso educativo en
guarderías, jardines infantiles, escuelas y otros programas de educación infantil temprana"
(MINEDUC, 2018, p. 28).
Finalmente, la implementación eficaz del juego como estrategia educativa requiere una
visión holística y una sólida formación docente. Como enfatizan Wood y Attfield (2005), el juego
debe estar vinculado a objetivos claros, adaptado a las necesidades y características del grupo, y
respaldado por políticas institucionales que lo reconozcan como un eje metodológico central.
CONCLUSIONES
El presente estudio permitió evidenciar, a partir de observaciones sistemáticas en contextos
reales de aula, que el juego, cuando es implementado de forma intencionada como estrategia
pedagógica, constituye una herramienta clave en la educación inicial. Es decir, su aplicación
favorece el desarrollo integral del niño, al impactar positivamente en las dimensiones cognitiva,
motriz, social y emocional. Lejos de representar una actividad complementaria o exclusivamente
recreativa, el juego se configura como un dispositivo educativo complejo que propicia
aprendizajes profundos, personalizados y contextualizados.
Los hallazgos obtenidos destacan que el juego estimula capacidades esenciales como la
creatividad, el pensamiento lógico, la autorregulación emocional y las habilidades
interpersonales, funciones que son fundamentales para el proceso de construcción del
conocimiento en la infancia. Estas evidencias respaldan la importancia de integrar el juego de
manera sistemática en la planificación curricular, no solo como actividad lúdica sino como
componente estructural del proceso formativo en los primeros años de vida.
En conclusión, el estudio confirma que el juego debe ser reconocido como un eje
metodológico central en la educación infantil. Su inclusión consciente en el diseño curricular no
solo atiende las exigencias del desarrollo holístico, sino que contribuye a una pedagogía más
humana, efectiva y emocionalmente enriquecedora. A partir de estos resultados, se hace necesario
promover políticas educativas que fortalezcan la formación docente en el uso didáctico del juego
y garanticen entornos propicios para su implementación sistemática en las prácticas pedagógicas
cotidianas.

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