Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4343
https://doi.org/
10.69639/arandu.v12i2.1232
El
interno de enfermería y percepción en el manejo de una
p
aciente con tumor de ovario: a propósito de un caso
The Nursing Intern And Perception In The Management Of A Patient With Ovarian Tumor: A

Case Report

Jimmy Cristhian Collaguazo Ramirez

jcollagua5@tmachala.edu.ec

https://orcid.org/0009-0002-5099-6814

Universidad Técnica de Machala

Machala Ecuador

Irene Lizbeth León Loja

ileon5@tmachala.edu.ec

https://orcid.org/0009-0003-0113-959X

Universidad Técnica de Machala

Machala Ecuador

Marlene Johana Chamba Tandazo

mchamba@utmachala.edu.ec

https://orcid.org/0000-0001-6687-4569

Universidad Técnica de Machala

Machala Ecuador

Artículo recibido: 10 mayo 2025 - Aceptado para publicación: 20 junio 2025

Conflictos de intereses: Ninguno que declarar
.
RESUMEN

El tumor ovárico es una de las neoplasias ginecológicas más frecuentes, cuyo diagnóstico suele
retrasarse debido a su evolución silente y sintomatología inespecífica. Factores como la obesidad,
los desequilibrios hormonales y la edad incrementan significativamente el riesgo de padecerla.
En Ecuador, según la última encuesta STEPS, la obesidad afecta al 67,4% de las mujeres,
convirtiéndose en un elemento crítico en el pronóstico de enfermedades ginecológicas. Frente a
este contexto, el presente estudio tuvo como objetivo describir e interpretar la percepción del
interno de enfermería en la atención integral brindada a una paciente con diagnóstico de tumor
ovárico, destacando el abordaje clínico, emocional y educativo frente a la obesidad y la ansiedad
asociadas al proceso diagnóstico y quirúrgico. Para ello, se empleó una metodología cualitativa,
descriptiva y explicativa, a través de la revisión de la historia clínica, entrevistas, observación
directa y consulta bibliográfica en bases académicas como Scielo, Elsevier y Redalyc. Se analizó
el caso de una paciente de 58 años con múltiples comorbilidades, incluyendo obesidad tipo II,
hipertensión y diabetes mellitus tipo II, quien fue intervenida quirúrgicamente tras varios rechazos
hospitalarios previos por su condición. Presentó complicaciones postoperatorias, requiriendo
seguimiento por parte del interno de enfermería, quien ejecutó intervenciones: curación de
heridas, control de comorbilidades, educación para la salud y apoyo emocional. Esto permite
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comprender y atender las necesidades individuales del paciente desde una perspectiva integral,
facilitando una recuperación más rápida y completa, al considerar las dimensiones
biopsicosociales y espirituales, esenciales en la atención sanitaria moderna y en la formación
profesional del interno de enfermería.

Palabras clave: tumor ovárico, obesidad, ansiedad, atención de enfermería, caso clínico

ABSTRACT

Ovarian tumors are one of the most common gynecological neoplasms, and their diagnosis is
often delayed due to their silent progression and nonspecific symptoms. Factors such as obesity,
hormonal imbalances, and age significantly increase the risk of developing them. In Ecuador,
according to the latest STEPS survey, obesity affects 67.4% of women, making it a critical factor
in the prognosis of gynecological diseases. Given this context, this study aimed to describe and
interpret nursing interns' perceptions of the comprehensive care provided to a patient diagnosed
with ovarian tumor, highlighting the clinical, emotional, and educational approach to obesity and
the anxiety associated with the diagnostic and surgical process. To this end, a qualitative,
descriptive, and explanatory methodology was employed, based on medical history review,
interviews, direct observation, and bibliographical consultation in academic databases such as
Scielo, Elsevier, and Redalyc. The case of a 58-year-old patient with multiple comorbidities,
including type II obesity, hypertension, and type II diabetes mellitus, who underwent surgery after
several previous hospital rejections due to her condition, was analyzed. She presented
postoperative complications, requiring follow-up by the nursing intern, who performed
interventions such as wound care, comorbidity management, health education, and emotional
support. This allows us to understand and address the patient's individual needs from a holistic
perspective, facilitating a faster and more complete recovery by considering the biopsychosocial
and spiritual dimensions, which are essential in modern healthcare and in the professional training
of nursing interns.

Keywords: ovarian tumor, obesity, anxiety, nursing care, clinical case

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licencia Creative Commons Atribution 4.0 International.
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INTRODUCCIÓN

Los tumores ováricos son una causa importante de morbimortalidad a nivel mundial y
representan una patología frecuente, la mayoría son tumores benignos observándose en un 80%
y un 20% son tumores malignos, por lo que uno de los principales objetivos es descartar un cáncer
de ovario. Los tumores ováricos son las neoplasias más frecuentes del aparato genital femenino,
luego de los cervicales y endometriales. Lo podemos definir como una masa anormal que se
desarrolla en uno o ambos ovarios y puede ser benigno o maligno. Los tumores malignos,
conocidos como cáncer de ovario, representan un desafío clínico por su diagnóstico tardío y alta
mortalidad. (Cortes et al, 2020)

El cáncer de ovario es uno de los cánceres ginecológicos más frecuentes. En la actualidad
ocupa el séptimo lugar en incidencia con 10,1 por 100.000 mujeres entre 20 y 74 años, una tasa
de mortalidad estimada de 8,4 y una cifra de mortalidad de alrededor de 168.752 mujeres por esta
enfermedad en el mundo. Además, los tumores benignos de ovario asintomáticos vigentes en
pacientes en edad reproductiva, a los 3 meses desaparecen en el 82% de los casos. Los tumores
malignos y de malignidad intermedia son más comunes en mujeres mayores de edad, entre los 45
y 60 años.

En Latinoamérica presenta una incidencia de 9,2 y una tasa de mortalidad de 7,3 por
100.000 mujeres. En Ecuador, en el año 2014 se registraron 846 tumores benignos de ovario con
mayor frecuencia en adultas jóvenes entre las edades 25 a 34 años. Entre los factores de riesgo
están la edad y el periodo pre o postmenopáusico, así como la nuliparidad. El riesgo de desarrollar
cáncer de ovario en Ecuador está entre 5,6 y 6,8 casos por 100000 mujeres, lo que lo ubica en una
posición intermedia frente a los demás países. Las tasas de mayor incidencia se encuentran en los
países con mayor índice de desarrollo humano. En relación a la mortalidad, el riesgo se encuentra
entre 3,0 y 3,8 casos por 100000 mujeres, ubicándolo en una posición baja en el contexto mundial.
(
Guerra & Calderaro, 2020)
Según el informe de la última encuesta STEPS, realizada en el Ecuador en el año 2018,
menciona que el 63,6% de adultos presenta sobrepeso y obesidad, es decir un índice de masa
corporal (IMC) mayor o igual a 25 kg/m2. La obesidad en adultos es de 25,7%. El sobrepeso y
obesidad tienen mayor prevalencia en mujeres (67,4%) que en hombres (59,7%), y la obesidad
también es mayor en mujeres (30,9%) que en hombres (20,3%). Resalta que 8 de cada 10 mujeres
de 45 a 69 años presentan sobrepeso y obesidad.

Los tumores ováricos constituyen el tercer grupo de tumores en la mujer.
Aproximadamente 1 de cada 10 féminas lo tendrá a lo largo de la vida, la mayoría de las cuales
requerirá de una evaluación quirúrgica. Estos se presentan desde edades tempranas hasta
avanzadas. La experiencia clínica revela la alta incidencia en la etapa del climaterio, comprendida
entre los 35 y 65 años de edad. Su incidencia ha aumentado en las últimas décadas, pero su
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evolución silente entorpece el diagnóstico temprano, lo que hace que en más de 60 % de los casos
se diagnostican en etapa avanzada. Es más frecuente en países desarrollados que en vías de
desarrollo. (
González et al, 2023)
Los tumores benignos de ovario (TBO) no constituyen un grupo bien definido, pues si bien
muchos de ellos son claramente benignos, otros en su evolución tienen un comportamiento
incierto o pueden malignizarse con el tiempo. Un tumor de ovario benigno es una masa o
crecimiento anormal en el ovario que no es canceroso y no se disemina a otras partes del cuerpo.
Alrededor del 75-85% de los tumores de ovario son en principio benignos.

Entre los factores de riesgo principales se encuentran la edad, particularmente entre los 20
y 40 años, los antecedentes familiares de quistes ováricos, desequilibrios hormonales que afecten
el ciclo menstrual, el uso de tratamientos de fertilidad y la obesidad. Los quistes funcionales,
como los del cuerpo lúteo, suelen estar relacionados con el ciclo ovulatorio y son los más comunes.

La torsión es la complicación más frecuente se produce principalmente en los tumores de
mediano tamaño y con pedículo largo, la rotura es una complicación infrecuente que suele ser
secundaria a una torsión o a un traumatismo. La clínica depende fundamentalmente de la
naturaleza del tumor que sufre la rotura. Puede producir náuseas y vómitos y en ocasiones requiere
un tratamiento quirúrgico urgente y hemorragia que puede ser intraquística o intraperitoneal. La
clínica suele ser dolor y estado de choque, dependiendo del estado hemodinámico puede requerir
tratamiento quirúrgico urgente. Por otro lado, las complicaciones fetales más frecuentes
ocasionadas por tumores benignos de ovario son aborto, parto pretérmino, CIR, muerte fetal, y
aumento de la frecuencia de cesáreas. (
Vigoureux & Fernández, 2021)
Entre las manifestaciones clínicas de sospecha está el crecimiento lento del abdomen,
síntomas compresivos, dolor abdominal agudo o subagudo, sobre todo cuando se complican por
torsión (frecuente en los benignos), rotura, hemorragia o infección, rara vez datos indirectos de
actividad especial endocrina o metabólica, tales como: pubertad precoz, hemorragia uterina
disfuncional, amenorrea, hirsutismo, tirotoxicosis, síndrome de Cushing, galactorrea, policitemia,
hipoglucemia e hipercalcemia, por citar algunos. Por lo general, los síntomas que más refieren las
pacientes incluyen cierto malestar abdominal, seguido de distensión abdominal, a causa de la
presencia de ascitis o una masa tumoral que paulatinamente aumenta de tamaño, así como también
síntomas gastrointestinales (como náuseas, dispepsias, saciedad precoz y constipación); los
urinarios son menos frecuentes, al igual que la metrorragia. Estos síntomas tardíos ocurren con
más frecuencia en mujeres premenopáusicas. (
Martínez & Zúñiga, 2023)
El diagnóstico puede realizarse de diversas formas: mediante la exploración clínica o
mediante exámenes complementarios como ecografías, resonancias magnéticas, análisis
hormonales, marcadores tumorales, laparoscopia y biopsias preoperatorias. Durante la
exploración clínica, se examinan diferentes características de la tumoración, como su consistencia
(sólida o quística), tamaño y si está adherida a órganos cercanos. Esto puede revelar la presencia
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de una masa en la pelvis, que puede ser móvil y lisa, diferenciada del útero, o una masa dura y
dolorosa, fija y rugosa.

En el diagnóstico imagenológico es indispensable la ecografía tanto por vía transabdominal
como transvaginal, es una prueba muy sensible que nos permite definir las características del
tumor, como el tamaño, estructura, vascularización con una sensibilidad del 100% y especificidad
del 85%. La ventaja principal que posee la vía transvaginal es mejorar el detalle de las imágenes
en comparación con la vía abdominal. El valor principal de la ecografía reside en la confirmación
de la presencia o ausencia de un tumor pélvico, localización del origen (ovario, trompa, útero),
visión de la arquitectura interna de la lesión (sospecha de distinción entre benignidad y
malignidad), puede decirse que un tumor unilocular, sin ecos en su interior, generalmente indica
benignidad, mientras que la presencia de papilas intraquística y áreas sólidas heterogéneas
sugieren malignidad. La ecografía vaginal es especialmente efectiva, con una sensibilidad del
100 % y una especificidad del 85 %. Además, cuando se utiliza el Doppler color junto con la
ecografía, aumenta la especificidad al permitir la observación de neoformaciones vasculares, que
es común en los tumores malignos. (
Ibañez et al, 2020)
En cuanto a los exámenes de laboratorio serán útiles la biometría hemática, química general
y coagulación, especialmente si el tumor benigno de ovario se complicara con un abdomen agudo,
así como la determinación hormonal cuando se sospecha un tumor funcional. Los datos analíticos
de los que obtendremos mayor información serán los niveles plasmáticos de marcadores
tumorales que si bien, no confirman el diagnóstico de benignidad del proceso, son de gran ayuda
para la orientación terapéutica, seguimiento posterior y respuesta a tratamiento realizado: El
marcador tumoral más estudiado ha sido el Ca 125: glicoproteína de alto peso molecular

producida por células derivadas del epitelio celómico. Su rendimiento es distinto en las diferentes
etapas de la vida. En mujeres postmenopáusicas que presentan un tumor anexial, un valor de Ca
125 superior a 35 U/ml tiene una sensibilidad próxima al 100% y una especificidad del 50% para
diagnóstico de malignidad.

La laparoscopia como método de exploración y diagnóstico permite confirmar la no
funcionalidad de los tumores, orientar sobre las posibilidades de la extracción por esta vía y
descartar la malignidad de los mismos. La visión directa del tumor es el último paso antes de
iniciar la cirugía.

El tratamiento de las neoplasias benignas ováricas, generalmente es quirúrgico, el abordaje
quirúrgico de una masa anexial benigna debe comprender dos etapas: el diagnóstico y el
tratamiento. La quistectomía consiste en extirpar el quiste ovárico respetando el parénquima sano.
Su principal indicación es el tumor ovárico supuestamente benigno en la mujer no menopáusica.
La ooforectomía es la exéresis del ovario con conservación de la trompa uterina. La anexectomía
se define por la exéresis del ovario y de la trompa homolateral. Tiene pocas indicaciones. Se
utiliza principalmente en la mujer joven, si resulta imposible disecar el quiste o cuando se
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sospecha que pueda ser maligno. La anexectomía bilateral se recomienda después de los 50 años
o en la mujer menopáusica, cuando existe una masa ovárica uni o bilateral.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en 2020 se registraron 322 muertes
por cáncer de ovarios en el país, con una tasa de mortalidad de 3,86 por cada 100 000 habitantes,
ubicando a Ecuador en el puesto 114 a nivel mundial. Ecuavisa (2020)

Durante el proceso de atención, como internos de enfermería, percibimos que más allá del
diagnóstico clínico de la paciente, existía una profunda carga emocional relacionada con el miedo,
la frustración y el sentimiento de abandono. Las experiencias previas en varios hospitales
públicos, donde fue rechazada para una intervención quirúrgica debido a su condición de
obesidad, generaron en ella una barrera de desconfianza hacia el personal de salud. Esta situación
nos permitió comprender la importancia de construir una relación terapéutica basada en la
empatía, la escucha activa y la validación emocional, más allá de la ejecución técnica de los
cuidados.

A lo largo de las visitas domiciliarias y las intervenciones programadas, fuimos testigos de
cómo la paciente, inicialmente distante, comenzó a involucrarse más activamente en su proceso
de recuperación al sentirse acompañada y comprendida. Esta transformación nos llevó a
reflexionar sobre el papel humanizador de la enfermería y cómo nuestra percepción del cuidado
cambió al reconocer que, en muchos casos, las condiciones clínicas son el reflejo de vivencias
emocionales profundas.

Inicialmente abordamos la obesidad solo como una comorbilidad que debía ser controlada;
sin embargo, entendimos que representaba también una manifestación de duelo no resuelto,
asociado a la pérdida de su hija y al aislamiento emocional posterior. Esta experiencia nos ayudó
a reorientar nuestras intervenciones hacia un enfoque más integral, considerando no solo el
aspecto físico, sino también el apoyo psicoemocional, espiritual y familiar como elementos
esenciales del cuidado.

METODOLOGÍA

La presente investigación corresponde a un estudio cualitativo con diseño descriptivo,
analítico y explicativo. El objetivo principal fue analizar exhaustivamente un caso clínico real
mediante la revisión detallada de la historia clínica, complementada por la observación directa y
valoraciones físicas de la paciente, visitas domiciliarias, entrevistas personales, así como por
información proporcionada por el equipo interdisciplinario de profesionales de la salud
implicados en el caso.

El estudio contó con el consentimiento informado de la paciente y la autorización expresa
de los profesionales sanitarios, garantizando en todo momento la confidencialidad y protección
de datos personales en estricto apego a los principios éticos vigentes en investigación clínica.
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4349
Adicionalmente, parte de los datos se obtuvieron directamente mediante entrevistas
verbales con la paciente, considerando aspectos psicológicos relevantes que influyen en el proceso
diagnóstico y terapéutico. La participante del estudio fue una paciente diagnosticada con tumor
de ovario no especificado.

Finalmente, para fundamentar y contextualizar teóricamente la patología estudiada, se
realizó una búsqueda bibliográfica exhaustiva en bases de datos científicas reconocidas, tales
como Scielo, Elsevier, Dialnet, Redalyc, entre otras fuentes académicas. Los términos empleados
para la búsqueda bibliográfica incluyeron: tumor, etiología, clínica, tratamiento, diagnóstico del
tumor de ovario benigno, cuidados de enfermería y teoría de Hildegard Peplau.

DESCRIPCIÓN DEL CASO CLÍNICO

Paciente de sexo femenino de 58 años de edad con diagnóstico de tumor benigno ovárico,
de nacionalidad ecuatoriana, nacida en una zona urbana, soltera en la actualidad, menarquia a los
12 años, inició su vida sexual a los 14 años y a los 15 años tuvo a su primer hijo, de 7 gestas: 6
partos vaginales, en el embarazo 4 y 5 presentó preeclampsia; la última cesárea de emergencia
fue a los 36 años, debido a una complicación fetal con diagnóstico de macrocefalia, luego de unos
días, el recién nacido falleció. además, refirió haber utilizado anticonceptivos orales durante 21
años. La paciente manifiesta que la última menstruación fue a los 52 años.

En cuanto a los antecedentes familiares, ambos padres padecían hipertensión arterial, y la
madre falleció a causa de un cáncer de origen no especificado. La paciente presenta múltiples
comorbilidades, entre ellas hipertensión arterial, obesidad tipo II, diabetes mellitus tipo II e
insuficiencia venosa profunda. Tras el fallecimiento de su última hija, la paciente desarrolló un
cuadro depresivo que desencadenó un aumento de peso significativo, hasta llegar a la obesidad.
Este estado emocional afectó también su adherencia a tratamientos médicos previos, lo que la
puso en riesgo de complicaciones adicionales relacionadas con su hipertensión y diabetes. A los
32 años sufrió tres episodios de derrames faciales y, a los 51 años, fue diagnosticada con anemia.
En relación con sus antecedentes ginecológicos, a los 48 años se le detectaron dos tumores en los
ovarios, inicialmente identificados como quistes de 6 cm en el ovario derecho y 4 cm en el
izquierdo. Con el tiempo, estos han aumentado de tamaño, alcanzando actualmente 13 cm y 11
cm, respectivamente.
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Figura 1

Imágenes correspondientes a la intervención quirúrgica para la extracción del Tumor de Ovario
(2025)

La paciente intentó en varias ocasiones realizarse la extracción de los quistes ováricos,
acudiendo a 4 hospitales públicos de diferentes ciudades, donde fue rechazada para cirugía debido
a sus medidas: talla 158cm y peso 89 kg, con un IMC de 35.7 (obesidad grado II), firmando actas
de consentimiento donde se le informó que no estaba apta para la operación. Luego de 10 años de
haber sido notificada de los quistes, la paciente ingresa a un hospital público de segundo nivel de
atención, por presentar sangrados abundantes que empapaban toallas sanitarias, acompañados de
coágulos de gran tamaño y dolor intenso a nivel pélvico. Al ingreso, los signos vitales de la
paciente fueron los siguientes: presión arterial de 148/72 mmHg, frecuencia cardíaca de 86 latidos
por minuto, frecuencia respiratoria de 18 respiraciones por minuto, saturación de oxígeno de 95%
y temperatura corporal de 36.8°C. Médico valora y decide realizar una laparotomía exploratoria,
mediante la cual se realiza una anexectomía bilateral exitosa. Luego de 15 días la paciente
presentó una dehiscencia de herida, la cual se afecta, causando dolor acompañado de líquido
purulento, mal olor, enrojecimiento e inflamación.

Dentro de los exámenes de laboratorio relevantes, se encuentra: marcadores tumorales,
biometría hemática y química sanguínea.

Tabla 1

Marcadores Tumorales

Prueba
Resultado Unidad Intervalo de referencia
CA 19
-9 16.3 U/ml Menor a 37.0
Ag.

Carcinoembrionario

1.84
Ng7ml No fumadores: Se han reportado
dos grupos:

20 a 69 años: hasta 3.8

>= 70 años: hasta 5.0

Fumadores:

20 a 69 años: hasta 5.5

>= 70 años: hasta 6.5

Tabla 2

Biometría hemática

Recuento Glóbulos Rojos
: 5.03 10u67ul (4.20
5.80)
Hemoglobina:
14.3 g /dL (13.0-17.0)
Neutrófilos (%):
57.9 (36.0-66.0) Eosinófilos (%): 2.4 (0.1-3.9)
Glucosa Basal
130 mg / dL (74-106) Glóbulos Blancos: 18000000 celulas/uL
Trigliceridos
180mg/dl
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Debido a la infección, la paciente vuelve a ingresar a quirófano para limpieza, debridación
y colocación de un Dren tubular, que permitió eliminar líquido serohemático; Posterior se le
realiza la aproximación y cierre de herida. Durante su estadía, recibió tratamiento farmacológico
que incluyó metformina para el control glucémico, amlodipino y losartán para el manejo de la
hipertensión, y ácido ascórbico junto a Venosmil para el fortalecimiento vascular. Además, de
antibioticoterapia a base de cefazolina, gentamicina y metronidazol. Enoxaparina fue utilizada
como anticoagulante y metamizol para el control del dolor. Los exámenes realizados comprenden
ecografías transvaginales y de partes blandas, junto con análisis de laboratorio que aportan
información detallada sobre su estado general de salud. Luego de dos semanas de haber
completado el tratamiento de antibioticoterapia, colocación de compresas de frío y curaciones, la
herida cicatriza satisfactoriamente, permitiendo que la paciente reciba alta médica.

Posterior a la alta médica, se realizó una visita domiciliaria a la paciente con el objetivo de
abordar aspectos fundamentales en esta nueva etapa postquirúrgica. Durante los días en los que
se mantuvo el acompañamiento, se brindaron indicaciones precisas sobre los cuidados y limpieza
de la herida quirúrgica, así como el uso y la correcta colocación de la faja abdominal.

De igual manera, se abordaron temas relacionados con la alimentación, incluyendo
recomendaciones sobre el tamaño de las porciones, la reducción en el consumo de carbohidratos
y la importancia de una dieta equilibrada. Se brindó educación respecto al ejercicio físico y cómo
este influye positivamente en su estado de salud general y perfil clínico. Se hizo especial énfasis
en la adherencia al tratamiento farmacológico prescrito, incluyendo el uso de Metformina para el
control de la Diabetes Mellitus tipo 2 y Losartán para la hipertensión arterial.

Finalmente, se generó un espacio de diálogo en el que la paciente pudo expresar sus
emociones, compartir problemáticas familiares actuales e incluso mencionar las secuelas
emocionales que persisten tras la pérdida de su última hija. Frente a esta situación, se le ofreció
contención emocional, orientación, y se le informó sobre la posibilidad de acudir a un centro de
salud para recibir atención psicológica especializada si así lo requiere.

Tabla 3

Manejo integral de enfermería basado en las comorbilidades de la paciente

Comorbilidad
Objetivo Actividades
Obesidad Grado II

(IMC 35.7)

Fomentar cambios
sostenibles en el estilo de
vida que contribuyan a la
reducción del peso y
prevención de enfermedades
asociadas.

Control de peso inicial.
Evaluar IMC y perímetro abdominal de forma regular (mensual)
Proporcionar educación nutricional con enfoque en alimentación
equilibrada y porciones adecuadas.

Establecer un plan individualizado de actividad física acorde a sus
capacidades físicas.

Motivar el autocuidado y adherencia al tratamiento y ejercicio
físico.

Involucrar a la familia en la adopción de hábitos saludables.
Infección de sitio

Quirúrgico

Favorecer la cicatrización
efectiva de la herida
quirúrgica, reduciendo el
riesgo de complicaciones
infecciosas.

Realizar curación de la herida bajo técnica aséptica.
Notificar signos de infección: enrojecimiento, dolor, secreción,
fiebre (Post-ALTA)

Administrar tratamiento antibiótico prescrito y monitorear efectos
adversos.
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Educar a la paciente sobre higiene personal, uso adecuado de
apósitos y signos de alarma.

Colocación de hielo local en herida Quirúrgica para disminuir
edemas.

Diabetes Mellitus

tipo II

Mantener un control
glicémico óptimo mediante el
monitoreo constante y la
educación en autocuidado.

Controlar glicemia capilar regularmente.
Educar sobre signos y síntomas de hipoglucemia o hiperglucemia.
Fomentar una alimentación adecuada, basada en plan nutricional
para diabéticos (reducción de Carbohidratos y azúcar)

Educar acerca de la correcta administración de insulina o
tratamientos orales (Metformina)

Fomentar el monitoreo constante de la glucosa en casa y control
médico regular.

Fomentar la adherencia al tratamiento para evitar complicaciones.
Hipertensión

Arterial

Controlar la presión arterial
mediante estrategias de
educación, seguimiento y
modificación de hábitos.

Medir presión arterial semanalmente y registrar cambios
significativos.

Promover una dieta hiposódica y bajo consumo de grasas saturadas.
Fomentar actividad física moderada adaptada a su estado de salud
(caminata, bailoterapia, natación).

Educar sobre adherencia a la medicación antihipertensiva
(Losartán).

Informar sobre los riesgos del consumo de alcohol, tabaco, estrés
crónico y bebidas estimulantes.

Insuficiencia

Venosa Profunda

Disminuir los síntomas de
congestión venosa y prevenir
complicaciones mediante
cuidados diarios específicos.

Valorar signos como edema, dolor, cambios de coloración en
extremidades inferiores.

Recomendar elevación de piernas y ejercicios de bombeo venoso
(caminar, pedalear, nadar).

Enseñar el uso correcto de medias de compresión.
Fomentar la movilización frecuente para evitar estasis venosa.
Educar sobre la importancia del control del peso y evitar estar
mucho tiempo de pie o sentado.

Tabla 4

Abordaje psicológico desde enfermería, según el modelo de Hildegard Peplau

Fase del modelo
Descripción Aplicación en el caso clínico
Orientación

El paciente busca
ayuda, y el interno
de enfermería
reconoce una
necesidad.

Se estableció una relación inicial de confianza
con la paciente al recibir su diagnóstico de tumor
de ovario. Se evaluó su estado físico y emocional,
identificando factores como ansiedad por su
condición y obesidad como comorbilidad. Se
evitó lenguaje técnico y se abordó su temor con
empatía.

Identificación

El paciente
comienza a sentirse
comprendido y
acepta la ayuda de
la enfermera.

La paciente expresó abiertamente sus temores
sobre el diagnóstico, el tratamiento y su imagen
corporal. Se identificaron necesidades
emocionales (ansiedad) y físicas (control de
peso), fomentando una comunicación abierta que
permitió crear un plan de cuidados enfocado a sus
preocupaciones.

Explotación

El paciente utiliza
los recursos
ofrecidos por la
enfermera para su
beneficio.

La paciente participó activamente en
intervenciones orientadas a mejorar su estado
psicológico.
Entre las actividades realizadas se
incluyeron:

Utilizar un tono tranquilo que generara
confianza.

Escuchar de forma atenta, sin juzgar ni
cuestionar.

Fomentar la expresión de emociones con
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sus familiares.

Validar sus sentimientos, sin minimizar
su percepción.

Brindar un trato constante con respeto y
empatía.

Promover su participación en espacios
sociales y familiares.

Sugerir acompañamiento espiritual,
respetando siempre su religión y
creencias.

Resolución

El paciente
desarrolla
autonomía y finaliza
la relación
terapéutica.

La paciente mostró mayor aceptación de su estado
de salud, disminución de la ansiedad y mejor
adherencia al tratamiento. Se evidenció mayor
autoestima, continuidad en sus rutinas saludables
y disposición a mantener contacto con redes de
apoyo, logrando una relación terapéutica madura
con el equipo de salud.

DISCUSIÓN

En el estudio realizado por la Dra. Ana Lidia Messen y el Dr. Oscar R. Flores Funes en el
departamento de Gineco-Obstetricia del Hospital Escuela, Colombia en el año 2022, se demostró
que la masa anexial fue detectada en un 90.69% de los casos, mientras que el dolor pélvico estuvo
presente en un 58.13%. Este hallazgo es relevante para nuestro caso, ya que la paciente presentaba
quistes de tamaño considerable (13 cm en el ovario derecho y 11 cm en el izquierdo), los cuales
estaban asociado a la palpación de una masa en el área abdominal, además que la paciente refería
dolor pélvico crónico. (Messen & Flores, 2022)

El sobrepeso y la obesidad resultan en mayores niveles de estrés oxidativo que puede
producir inflamación crónica subclínica, así como alteraciones en el funcionamiento del sistema
inmune. Estos datos se ven reflejados en el estudio realizado por
Scully, Ettela, LeRoith &
Gallagher, en el año 2020, en su artículo titulado “Obesidad, Diabetes tipo 2 y riesgo de cáncer”,
d
onde se considera la alteración del metabolismo celular, incrementando la proliferación celular
de manera anormal. Este dato es crucial para entender como nuestra paciente coincide con los
patrones de prevalencia en su grupo etario y perfil clínico, debido a su obesidad, agravando su
estado de salud. (
Scully et al., 2020)
Según el estudio realizado por Vigoureux, Levaillant y Fernández, en 2023 bajo el título
“Ecografía de los tumores de ovario”, se menciona que “la prevalencia de tumores de ovario se
sitúa entre el 14-18% en mujeres posmenopáusicas y alrededor del 7% en mujeres asintomáticas
en período de actividad genital”. Este dato resulta relevante para el caso clínico actual, dado que
nuestra paciente ha atravesado el proceso de menopausia y presentó un crecimiento significativo
de quistes ováricos, lo cual coincide con los patrones de prevalencia en su grupo etario y perfil
clínico. (Vigoureux et al., 2023)
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Según el estudio realizado por Usha M., en 2020, el cáncer de ovario representa la neoplasia
ginecológica maligna con mayor tasa de mortalidad a nivel mundial. Cada año se diagnostican
aproximadamente 239,000 nuevos casos y se registran más de 152,000 muertes, cifras que reflejan
la gravedad de esta enfermedad silenciosa. Esta alarmante estadística subraya la importancia de
la detección temprana. Por ello, se debe crear conciencia sobre la necesidad de acudir a controles
médicos ante síntomas persistentes e inespecíficos, ya que el cáncer de ovario, al ser uno de los
más letales, suele diagnosticarse en etapas avanzadas. (Usha, 2020)

El enfoque psicológico en pacientes diagnosticadas con enfermedades potencialmente
fatales, como el cáncer ginecológico, resulta crucial debido al alto impacto emocional que genera.
Estas pacientes suelen vivir la experiencia como un evento traumático, lo que puede desencadenar
pensamientos catastróficos que afectan negativamente su bienestar y su calidad de vida
relacionada con la salud (CvRS). En este contexto, resulta pertinente destacar el estudio de López
y Caballo (2021), quienes subrayan la necesidad de implementar estrategias terapéuticas que
integren recursos cognitivos, conductuales y emocionales, orientadas a fomentar una respuesta
adaptativa frente al proceso de enfermedad. En el caso analizado, la paciente presentó un marcado
desequilibrio emocional, el cual fue abordado mediante entrevistas, sesiones de orientación,
apoyo psicológico y un acompañamiento continuo. Estas intervenciones permitieron una mejora
significativa en su afrontamiento emocional y contribuyeron a una estabilización progresiva de
su estado psicológico.

CONCLUSIÓN

El presente estudio permitió comprender la relevancia del rol del interno de enfermería en
el abordaje integral de una paciente con diagnóstico de tumor ovárico, evidenciando cómo
factores clínicos, emocionales y sociales se entrelazan en el proceso de cuidado. La aplicación del
modelo de Hildegard Peplau fue clave para establecer una relación terapéutica efectiva, basada
en la empatía, la comunicación y la confianza mutua. A través del acompañamiento constante, el
seguimiento domiciliario y la educación personalizada, se logró promover el autocuidado, reducir
los niveles de ansiedad de la paciente y fortalecer su red de apoyo familiar.

La experiencia adquirida en este caso permitió a los internos reflexionar sobre la
importancia de considerar no solo el diagnóstico clínico, sino también las percepciones, temores
y vivencias que la paciente experimenta frente a su estado de salud. Asimismo, se reconoció que
la obesidad, más allá de ser un factor de riesgo físico, puede estar vinculada a procesos
emocionales y traumas previos que requieren ser abordados con sensibilidad y respeto. Esta
vivencia práctica fortaleció la visión de una enfermería humanizada, ética y comprometida con el
bienestar integral del ser humano. En definitiva, este estudio de caso contribuyó al desarrollo de
competencias profesionales, promovió una mirada crítica y reflexiva del ejercicio de la
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enfermería, y reafirmó el valor del cuidado centrado en la persona, especialmente en escenarios
de ansiedad y conflicto.
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