
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 3458
https://doi.org/10.69639/arandu.v12i2.1164
Impulsividad y asertividad en estudiantes de conducción
Impulsivity and Assertiveness in Student Drivers
Jennifer Dayana Amancha Laura
jdayana874@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-2785-6690
Universidad Técnica de Ambato
Ambato – Ecuador
Juan Pedro Vargas Naranjo
juanpvnsh@gmail.com
https://orcid.org/0009-0007-8759-9421
Universidad Técnica de Ambato
Ambato – Ecuador
Artículo recibido: 10 mayo 2025 - Aceptado para publicación: 20 junio 2025
Conflictos de intereses: Ninguno que declarar
RESUMEN
Los accidentes de tránsito, según la Organización Panamericana de la Salud, representan una de
las principales causas de mortalidad. La conducción riesgosa es un factor relacionado con
impulsividad, que genera comportamientos imprudentes, aumentando la probabilidad de
siniestros viales. La impulsividad se comprende como el actuar de manera rápida sin reflexionar,
mientras que la asertividad es la capacidad de comunicar de forma clara y respetuosa las propias
necesidades, sin vulnerar las ajenas. El objetivo es determinar la relación entre impulsividad y
asertividad en estudiantes de conducción. La metodología tiene un enfoque cuantitativo, un diseño
no experimental, nivel descriptivo y alcance correlacional, bajo un corte transversal. Para la
recolección de datos se emplearon los instrumentos: Escala de Asertividad de Rathus (R.A.S.)
adaptada al español con una confiabilidad de 0.81 para medir asertividad y la Escala de
Impulsividad de Barratt (BIS-11) con una confiabilidad de 0,84. para impulsividad. El muestreo
fue no probabilístico por conveniencia, conformado por 164 estudiantes de los cuales 114 fueron
hombres y 51 mujeres de una escuela de capacitación de conductores en la ciudad de Ambato.
Los resultados demostraron una correlación negativa muy baja pero significativa entre asertividad
y las dimensiones de impulsividad no planeada y motora, lo que indica que con menores niveles
de impulsividad se presentan mayores niveles de asertividad. En conclusión, la investigación
podría tener un impacto relevante en la seguridad y el comportamiento vial, asociados a conductas
impulsivas al conducir, como tomar decisiones apresuradas, reaccionar sin pensar o sobrevalorar
las propias habilidades al volante.
Palabras clave: impulsividad, asertividad, conducción, psicología, accidentes de tránsito

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ABSTRACT
According to the Pan American Health Organization, traffic accidents represent one of the main
causes of mortality. Risky driving is a factor related to impulsivity, which leads to reckless
behavior, increasing the likelihood of road accidents. Impulsivity is understood as acting quickly
without reflection, while assertiveness is the ability to communicate clearly and respectfully one's
own needs without violating the needs of others. The objective is to determine the relationship
between impulsivity and assertiveness in driving students. The methodology has a quantitative
approach, a non-experimental design, a descriptive level, and a correlational scope under a
transversal cut. The following instruments were used for data collection: the Rathus Assertiveness
Scale (R.A.S.) adapted to Spanish with a reliability of 0.81 to measure assertiveness and the
Barratt Impulsivity Scale (BIS-11) with a reliability of 0.84 for impulsivity. The sample was non-
probabilistic by convenience, comprised of 164 students, of which 114 were men and 51 were
women from a driver training school in the city of Ambato. The results showed a very low but
significant negative correlation between assertiveness and the dimensions of unplanned and motor
impulsivity, indicating that lower levels of impulsivity are associated with higher levels of
assertiveness. In conclusion, the research could have a relevant impact on road safety and
behavior associated with impulsive driving behaviors, such as making hasty decisions, reacting
without thinking, or overestimating one's own driving skills.
Keywords: impulsivity, assertiveness, driving, psychology, traffic accidents
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INTRODUCCIÓN
La impulsividad es un rasgo de personalidad complejo que se asocia con la inclinación a
llevar a cabo acciones rápidas y sin planificación, lo que puede derivar en conductas ineficaces o
incorrectas (Barratt, 1959). También se describe la impulsividad como una predisposición a
responder de manera rápida y no planificada ante estímulos internos o externos, sin considerar las
posibles consecuencias negativas de estas acciones (Moeller et al., 2001). De acuerdo con Rueda
et al., (2016) existen tres dimensiones: cognitiva, motora y no planeada; la impulsividad no
planeada hace referencia a la falta de planificación en el presente, sin tomar en cuenta las
consecuencias a futuro, mientras que la impulsividad motora se describe por la falta de control de
movimientos y la tendencia a actuar sin reflexionar, a su vez, la impulsividad cognitiva tiende a
relacionarse con la toma de decisiones rápidas, sin considerar las posibles alternativas o
consecuencias.
Así mismo, Rathus (1973) define la asertividad como la capacidad de defender los propios
derechos de manera respetuosa y efectiva, facilitando una comunicación clara y abierta. Esta
habilidad permite expresar necesidades e ideas sin recurrir a la agresividad y respetando los
derechos de los demás. (Cueva et al., 2021) afirma que la asertividad es un estilo de
comportamiento y una habilidad comunicativa caracterizada por manifestar de una forma clara y
adecuada los sentimientos, pensamientos y opiniones, sin vulnerar los derechos ni las necesidades
de otro, además ser asertivo involucra tener la capacidad de establecer límites y salvaguardar
ideales propios.
Desde el punto de vista neurobiológico, Shalev & Sulkowski (2009) identificaron que la
impulsividad se origina por alteraciones en los receptores del lóbulo frontal, particularmente en
la corteza prefrontal dorsolateral del cerebro. Esta región es responsable de la toma de decisiones
y del uso adecuado del juicio, siendo esencial para las funciones ejecutivas. Los individuos con
patrones impulsivos suelen presentar una baja cantidad de receptores activos de dopamina en la
región media del cerebro, la cual cumple un papel crucial en la toma de decisiones asertivas. Esta
deficiencia de dopamina puede aumentar la probabilidad de desarrollar depresión y adoptar
conductas de riesgo.
La impulsividad es un constructo psicológico multidimensional que ha sido vinculado a
comportamientos desadaptativos, especialmente en etapas evolutivas como la adolescencia
(Buela-Casal et al., 2015). Desde la perspectiva neuropsicológica, el cerebro en desarrollo de los
jóvenes está conformado por un sistema socioemocional encargado de la búsqueda de
recompensas y un sistema de control cognitivo vinculado a la autorregulación, los cuales se
desarrollan de manera independiente, pero si interactúan entre sí. Este desbalance favorece la
expresión de conductas impulsivas, particularmente cuando el deseo de gratificación inmediata
supera la capacidad de inhibición (Hasking & and Claes, 2020).

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Estudios realizados por Dahlen et al., (2005) identifican a la impulsividad como uno de los
principales predictores de conductas de riesgo al volante, esta problemática además de poner en
peligro la seguridad vial, también refleja un componente relevante del estado de salud mental de
los conductores.
La impulsividad se reconoce como una de las causas de diversos trastornos y problemas en
el ámbito del comportamiento social, la cual, en últimos años, ha contemplado un aumento en la
agresividad y en los comportamientos impulsivos, lo que demuestra una creciente preocupación
en el ámbito de la salud mental (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2014). Cabe añadir
que, alrededor de 1,19 millones de personas pierden la vida anualmente debido a siniestros viales,
la mayoría de las muertes por accidentes de tránsito ocurren en personas entre 18 y 59 años, son
hombres quienes presentan un riesgo tres veces mayor de fallecer en comparación con las mujeres
(OMS, 2023).
Según la Organización Panamericana de la salud (OPS), cada año, alrededor de 1,24
millones de personas mueren en accidentes de tránsito, una cifra que se ha mantenido alta desde
2007. Además, los siniestros viales son la principal causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años
y la octava a nivel global, la cual podría convertirse en la quinta causa de muerte para 2030 de no
aplicarse medidas urgentes (OPS, 2013). El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC),
mediante el análisis de registros oficiales de siniestros viales reportados por la Agencia Nacional
de Tránsito (ANT), reporta que los accidentes de tránsito son una causa importante de muerte en
Ecuador, siendo la impericia e imprudencia del conductor con 8 248 siniestros, seguido del exceso
de velocidad con 4 605 siniestros, de las principales causas de riesgo (INEC, 2025).
Según datos registrados por el INEC, en 2024 la principal causa de accidentes de tránsito
en Ambato fue el exceso de velocidad. Durante ese año se reportaron 932 siniestros viales, con
un saldo de 517 personas heridas y 57 fallecidas (La Hora, 2024).Para complementar lo dicho, un
estudio realizado por Dahlen et al., (2005) en voluntarios de pregrado revelo una correlación de
0,35 entre la impulsividad que fue evaluada con el BIS-11 y la conducción riesgosa, vinculado la
impulsividad con conductas como manejar bajo los efectos del alcohol, no usar cinturón de
seguridad, exceso de velocidad y menor atención a las señales de tránsito con alta probabilidad
de accidentes.
En España, Lopez de Cozar et al. (2008) realizaron un estudio piloto con estudiantes
universitarios sobre la dimensión antisocial-prosocial, se concluyó que existe una compensación
positiva considerable entre la prosocialidad en general y en el contexto vial, los conductores
españoles son más prosociales en el tráfico que en su vida cotidiana. Las conductas prosociales
más frecuentes incluyen "dar las gracias a otro conductor por facilitar el paso" y "pedir disculpas
tras cometer una infracción", ambas relacionadas con la asertividad en el tráfico.
Otro estudio realizado en Galicia-España contó con la participación de 702 conductores,
divididos en dos grupos, uno de población general (647 personas: 52% mujeres y 48% hombres)

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y otro conformado por 55 conductores sancionados por delitos viales, de los cuales el 90,7% eran
hombres, reveló que los infractores obtuvieron puntajes más altos que el grupo general en
impulsividad del cuestionario I7 con un puntaje estadísticamente significativo (González &
Gómez, 2010).
En cuanto al contexto latinoamericano, en Buenos Aires y Gran Buenos Aires – Argentina
Brenlla y Fernández (2020) realizaron una investigación con la participación de 119 conductores,
identificaron diferencias significativas según variables sociodemográficas y viales relacionadas
con la autoeficacia e impulsividad. Los hombres obtuvieron puntajes más altos en la dimensión
―Búsqueda de sensaciones del test de impulsividad en comparación con las mujeres, siendo esta
diferencia estadísticamente significativa. También se evidenció que los conductores sin titulación
universitaria o terciaria obtuvieron puntajes más altos en esta dimensión respecto a quienes sí
contaban con titulación.
Así mismo, en Chile un estudio realizado en la región de Valparaíso, en pacientes con
trastorno de la conducta alimentaria TCA demostró que no hubo diferencias estadísticamente
significativas en la escala Rathus, pero en cuanto a la escala Barratt I7 si se obtuvo diferencias
significativas, alcanzando puntajes mayores en la subescala IC impulsividad cognitiva y de IM
impulsividad motora (Behar & Pomareda, 2021). Este estudio realizado en población clínica,
resulta conveniente citarlo por el uso de los mismos instrumentos lo que nos asegura
comparabilidad metodológica. Además, sus hallazgos prueban cómo la impulsividad y asertividad
pueden interactuar de forma negativa en situaciones donde el autocontrol es esencial. Diversos
estudios evidencian que la impulsividad se asocia a conductas desadaptativas, como los trastornos
alimenticios (Yang et al., 2023). Estas evidencias respaldan la importancia de analizar la
impulsividad no solo en contextos clínicos, sino también en ámbitos cotidianos.
En el caso de Colombia, (Aragón & Perdomo, 2024) en su investigación evaluaron a 170
estudiantes, el nivel de habilidades para la vida como autoestima, asertividad y resiliencia, junto
con la percepción del riesgo y se permitió destacar la relevancia de estas capacidades en el control
emocional y conductual de los participantes. Identificando un papel fundamental como factores
de riesgo o de protección, según el nivel observado.
En Ecuador Ortiz y Velastegui (2023) utilizaron la Escala de Impulsividad de Barratt (BIS-
11C) en 403 estudiantes entre 14 a 18 años (173 hombres y 230 mujeres), determinado que en los
adolescentes, la impulsividad motora es la dimensión más predominante. Aunque está
investigación fue realizada en una población adolescente, su inclusión en el presente estudio
resulta pertinente, porque permite observar cómo la impulsividad, se manifiestan desde edades
tempranas (Hasking & and Claes, 2020). Esto aporta una base para comprender la continuidad y
posible evolución de estos rasgos hacia etapas posteriores. Además, al utilizar el mismo
instrumento (BIS-11), se facilita la comparación estructural de las dimensiones evaluadas.

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En 2024, un estudio desarrollado en la ciudad de Ambato evaluó a 98 transportistas
urbanos de cuatro cooperativas y se registró un total de los evaluados en torno a los niveles de
asertividad, el 68% tiene baja asertividad, el 27% tiene una puntuación de asertividad promedio
y el 5% se identifica con alta asertividad (Zamora & Lara, 2024).
En definitiva, el presente estudio pretende evaluar la relación entre impulsividad y
asertividad. Como objetivos específicos se han formulado tres: valorar el nivel de asertividad,
comparar las medias de puntuación de las dimensiones de impulsividad y comparar las medias de
puntuación de impulsividad según el sexo en estudiantes de conducción.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño
El estudio se desarrolló mediante un diseño no experimental; tendrá un nivel descriptivo
con alcance correlacional y un corte transversal (Manterola et al., 2019).
Participantes
Los participantes de la investigación son estudiantes de una escuela de capacitación de
conductores profesionales de la ciudad de Ambato, Ecuador. La muestra inicial estuvo
conformada por 170 estudiantes, de los cuales se excluyeron 5 (3%) porque no firmaron el
consentimiento. La muestra final de participantes fue de 164, con una tasa de respuesta válida del
97%.
La media de edad de los participantes fue de 24.9 con un rango de 18 a 60 años. La
muestra estuvo conformada en su mayor parte por hombres: 114 (69,1%) y en cuanto a mujeres,
fueron 51 (30,9%) las participantes.
Se utilizó un tipo de muestreo no probabilístico por conveniencia, eligiendo a los
participantes que resultaban más accesibles y dispuestos dentro del grupo poblacional definido
(Hernández et al., 2016), tomando en cuenta su disponibilidad y el cumplimiento de los criterios
establecidos para el estudio.
Instrumentos
Se utilizaron dos instrumentos; el primero es la Escala de Impulsividad de Barratt (BIS-
11), desarrollada por Patton et al. (1995), que fue diseñado para medir el nivel de impulsividad.
En el presente estudio se empleó la versión adaptada al español por Oquendo et al. (2001), la cual
reporta una alta consistencia interna, con un alfa de Cronbach de 0.81. Esta escala está compuesta
por 30 ítems que se responden en una escala tipo Likert de cuatro puntos: 0 raramente o nunca, 1
ocasionalmente, 3 a menudo y 4 siempre o casi siempre. Según la puntuación total obtenida, la
impulsividad se clasifica en tres niveles: baja (0–51), media (52–71) y alta (72–120).
Para medir asertividad se utilizó la Escala de Asertividad de Rathus (RAS), creada por
Spencer A. Rathus en 1973. El reactivo muestra una consistencia interna alta, con un alpha de
Cronbach de 0,84. El instrumento consta de 30 ítems que se responden utilizando una escala

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Likert de 6 opciones: +3 Muy característico de mí, muy descriptivo; +2 Bastante característico de
mí, bastante descriptivo; +1 Algo característico de mí, algo descriptivo; –1 Algo raro en mí, poco
descriptivo; –2 Bastante raro en mí, muy poco descriptivo; y –3 Muy raro en mí, nada descriptivo.
El puntaje total obtenido tiene un rango que va de -90 a +90. Es fundamental señalar que 17 de
los ítems deben puntuarse de manera inversa, es decir, cambiando el signo asignado por el
evaluado.
Adicionalmente, se aplicó una ficha sociodemográfica que permitirá recolectar
información relevante como el sexo, edad, estado civil, el tipo de licencia (“C”, “D”, “E”
convalidada y “E” regular) y el nivel de escolaridad de los participantes.
Procedimiento
La presente investigación, centrada en el estudio de impulsividad y asertividad en
estudiantes de conducción, contó con la aprobación del Comité de Ética de la Investigación en
Seres Humanos (CEISH-UTA). Además, se obtuvo el respaldo del director de la Unidad de
Gestión Académica de Salud y Bienestar del Instituto, quien autorizó formalmente la recolección
de datos de los participantes. Únicamente formaron parte del estudio aquellos estudiantes que
aceptaron participar voluntariamente mediante la firma del consentimiento informado y
completaron los instrumentos aplicados.
Una vez obtenidos los permisos institucionales, se digitalizó los cuestionarios mediante
la plataforma Google Forms y por medio de un enlace se proporcionó los cuestionarios a los
estudiantes durante sus clases virtuales. Al final se analizaron únicamente las respuestas
completas y válidas.
Análisis Estadístico
Los datos fueron analizados utilizando el software estadístico Jamovi 2.6.26 para el
procesamiento de resultados. La normalidad de los datos se verificó a través de la prueba de
Shapiro-Wilk, con un nivel de confianza del 95%. La comparación de grupos con distribución no
normal se llevó a cabo mediante la prueba U de Mann-Whitney. Dado que la variable
impulsividad presentó distribución normal y la variable asertividad no, se optó por utilizar el
coeficiente de correlación de Spearman, al ser el método más adecuado para analizar la relación
entre variables que no comparten el mismo tipo de distribución.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la tabla 1 se presentan las medias de puntuación de las dimensiones de impulsividad.

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Tabla 1
Descriptivas de impulsividad
N Media Mediana DE
Impulsividad Cognitiva 164 18.4 19.0 2.81
Impulsividad Motora 164 21.5 21.0 4.64
Impulsividad no planeada 164 24.6 24.0 4.19
Nota. DE Desviación Estándar
En cuanto a la impulsividad cognitiva, se observa el predominio de la impulsividad no
planeada con una media de 24.6 y una dispersión moderada (DE = 4.19); mientras que la
impulsividad motora presentó valores de media = 21.5 (DE = 4.64) Finalmente, la impulsividad
cognitiva mostró una media de 24.6 con una dispersión moderada (DE = 4.19).
El resultado de la variable asertividad se detalla cualitativamente en la Tabla 2.
Tabla 2
Nivel de asertividad
Nivel de asertividad Frecuencias % del Total % Acumulado
Asertividad confrontativa 92 56.1 % 56.1 %
Inasertivo 35 21.3 % 77.4 %
Muy asertivo 8 4.9 % 82.3 %
Definitivamente asertivo 2 1.2 % 83.5 %
Asertivo 12 7.3 % 90.9 %
Muy inasertivo 15 9.1 % 100.0 %
Definitivamente inasertivo 0 0% 100.0 %
De acuerdo con la tabla 2, se mostró prevalencia en el nivel de asertividad confrontativa
(56.1%), seguido por el nivel inasertivo (21.3%). Los niveles con menor frecuencia son los muy
inasertivos (9.1%), asertivos (7.3%), muy asertivos (4.9%) y definitivamente asertivos (1.2%).
El objetivo de la tabla 3 es comparar las medias de puntuación de impulsividad entre
hombres y mujeres.
Tabla 3
Descriptivas de las dimensiones de impulsividad según el sexo
Sexo N Media
Impulsividad Cognitiva Hombre 113 18.2
Mujer 51 18.7
Impulsividad Motora Hombre 113 21.3
Mujer 51 22.1
Impulsividad no planeada Hombre 113 24.5
Mujer 51 24.8

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Sexo N Media
Estadístico P
Impulsividad Cognitiva U de Mann-Whitney 2592 0.300
Impulsividad Motora U de Mann-Whitney 2592 0.302
Impulsividad no planeada U de Mann-Whitney 2802 0.778
Nota. Hₐ μ Hombre ≠ μ Mujer
En la tabla 3 debido a que los datos no cumplían con los supuestos de normalidad
requeridos para una prueba t de muestras independientes se aplicó la prueba no paramétrica U de
Mann-Whitney con un nivel de confianza del 95%. Los resultados no revelaron diferencias
significativas entre ambos grupos hombre (M=113) y mujeres (M=51) en impulsividad cognitiva
(U = 2592, p = .300), motora (U = 2592, p = .302) ni no planeada (U = 2802, p = .778).
La Tabla 4 se presenta los resultados de la correlación no paramétrica de Spearman,
aplicada tras verificar previamente los supuestos de normalidad y homogeneidad.
Tabla 4
Matriz de Correlaciones
Nivel de asertividad
Nivel de asertividad Rho de Spearman —
valor p —
Impulsividad Cognitiva Rho de Spearman -0.017
valor p 0.828
Impulsividad Motora Rho de Spearman -0.177 *
valor p 0.023
Impulsividad no planeada Rho de Spearman -0.181 *
valor p 0.020
Nota. * p < .05, ** p < .01, *** p < .001
Los resultados de la tabla 4 mostraron los análisis observados, con un 95% de confianza
la existencia de correlaciones negativas y estadísticamente significativas muy bajas entre el nivel
de asertividad y dos dimensiones de la impulsividad: impulsividad motora (Rho = –0.177, p =
.023) e impulsividad no planeada (Rho = –0.181, p = .020).
DISCUSIÓN
Los resultados demostraron una correlación negativa muy baja entre asertividad y las
dimensiones de impulsividad motora y no planeada, lo que indica que los participantes con
menores niveles de impulsividad tienden a mostrar mayores niveles de asertividad, corroborando
así la teoría sobre la asertividad, señalando que esta puede actuar como un factor regulador del

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comportamiento impulsivo. Este resultado coincide con la investigación de Behar & Pomareda
(2021), que también reportaron una correlación negativa y estadísticamente significativa entre las
variables asertividad e impulsividad, pero en las dimensiones de impulsividad cognitiva e
impulsividad motora. Estas diferencias entre las dimensiones predominantes podrían atribuirse a
la variación de características sociodemográficas de las muestras, lo cual influye directamente en
la manera en que la impulsividad y la asertividad se manifiestan.
Con respecto a las medias de puntuación de las dimensiones de impulsividad, se identificó
que la media más predominante pertenece a la impulsividad no planeada con un valor de 24.6,
seguida de la impulsividad motora con una media de 21.5, lo que se deduce a una prevalencia de
conductas impulsivas que podrían estar interfiriendo en el manejo de situaciones que requieren
de control y toma de decisiones. Estos datos son similares al estudio realizado por Paz et al.
(2020), se utilizó la misma escala para medir impulsividad BIS-11 en 381 sujetos, como resultado
la dimensión más prevalente fue la de impulsividad motora con un valor de 23.34, seguida de la
impulsividad no planeada con una puntuación media de 22.72. Estas diferencias podrían deberse
a las particularidades del entorno evaluado, es decir, en el ámbito de la conducción es necesaria
la práctica de maniobras que requieren una toma de decisiones rápidas, control motor preciso y
capacidad de anticipación para prevenir posibles accidentes de tránsito por causa de la impericia
e imprudencia de los conductores. Datos que, según el INEC, son la principal causa de muerte en
Ecuador (INEC, 2025).
Así también, Ortiz & Velastegui (2023) investigaron la impulsividad en 403 adolescentes
y se identificó que la media más alta fue en impulsividad motora con una puntuación de 28.6,
seguida de impulsividad no planeada con una media de 25.2 puntos. Estos resultados reflejan una
predisposición en los jóvenes a actuar sin pensar, responder de forma apresurada y presentar
dificultades para anticipar las consecuencias de sus actos. Lo que sugiere que los rasgos
impulsivos se desarrollan desde edades tempranas (Hasking & and Claes, 2020), y que a futuro
en contextos de riesgo, como la conducción, una baja autorregulación puede comprometer tanto
la seguridad personal como la de los demás.
En cuanto a la asertividad, se encontró que la mayoría de los estudiantes presentaron una
asertividad confrontativa (56.1%), resultados similares con la investigación de Aragón &
Perdomo, (2024), quienes evaluaron en 170 estudiantes mediante el RAS, y se evidencia también
una tendencia hacia la asertividad confrontativa. En contraste con estos hallazgos, se asume que
los estudiantes aún están desarrollando mecanismos para alcanzar un equilibrio en su forma de
comunicarse con los demás, situación que de no tomarse en cuenta a largo plazo podría generar
dificultades en la gestión de conflictos.
A diferencia de nuestros resultados, un estudio realizado por Zamora & Lara (2024), en
98 transportistas con la primera subprueba enfocada en grado de incomodidad (GI) del Inventario
de Asertividad de Gambrill y Richey (1975), se halló que el 68% tiene baja asertividad, el 27%

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tiene una puntuación de asertividad promedio y el 5% se identifica con alta asertividad. Esta
variación podría deberse al tipo de demandas emocionales o contextuales que enfrenta cada grupo;
por una parte, están los estudiantes en formación y, por otra, los transportistas en ejercicio, donde
factores como el estrés, la presión del trabajo y la rutina pueden influir en sus niveles de
asertividad. Sin embargo, los resultados de este estudio no son totalmente comparables con el
nuestro, ya que no se utilizó el mismo instrumento para medir asertividad.
En cuanto, a la comparación de las medias de impulsividad según el sexo, se determinó
que no existen diferencias significativas entre hombres y mujeres, esto demuestra que el sexo en
los estudiantes participantes no es un factor determinante entre los grupos. Este análisis coincide
con la investigación de Bonilla & Guadalupe (2025), concluyendo que no se hallaron diferencias
relevantes entre ambos grupos, es decir, pertenecer a alguno de estos grupos no es un factor
determinante para el desarrollo de la impulsividad. Abdel Hadi et al. (2023), también señalaron
no encontrar diferencias significativas entre los estudiantes en ninguna de las dimensiones de
impulsividad según el sexo. Esto sugiere que en este contexto tanto hombres como mujeres
presentan patrones similares en esta variable, por lo que el sexo no se posiciona como un factor
determinante en el desarrollo de conductas impulsivas.
Por el contrario, según los hallazgos obtenidos por Brenlla & Fernández (2020), su
investigación si encontró diferencias significativas en los niveles de impulsividad según el sexo,
los hombres obtuvieron puntajes más altos en la dimensión ―Búsqueda de sensaciones del test
de impulsividad (Mv = 17,33) en comparación con las mujeres (Mm = 14,66), siendo esta
diferencia estadísticamente significativa (t (117) = -3,32; p < .01), además se hizo una
comparación entre conductores sin titulación universitaria o terciaria y se obtuvieron puntajes
más altos en esta dimensión (M = 17,13; DE = 4,05) respecto a quienes sí contaban con titulación
(M = 15,08; DE = 4,35), con una diferencia significativa (t (117) = 3,01; p < .05). Esta diferencia
puede deberse al perfil de los participantes: en nuestro caso, se trata de estudiantes en formación,
posiblemente más homogéneos en términos de edad, experiencias y entorno educativo, lo cual
podría minimizar las diferencias individuales.
Limitaciones
La principal limitación de la investigación deduce que la muestra fue compuesta
únicamente por estudiantes de una escuela de capacitación de choferes profesionales, lo que limita
generalizar los resultados con una población más amplia. Otra limitación es el uso de medidas de
auto-aplicación para medir las variables, las cuales pueden estar sujetas a sesgos de deseabilidad
social.
Se recomienda que para futuras investigaciones se centren en un enfoque longitudinal
que permita comprender la evolución de la impulsividad y la asertividad a lo largo plazo, además
de comparar los niveles de impulsividad con diferentes datos sociodemográficos, es decir, según
el estado civil y el nivel educativo.

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CONCLUSIONES
Este estudio aporta información novedosa al enfocarse específicamente en estudiantes de
conducción, donde estas variables podrían tener un impacto relevante en la seguridad y el
comportamiento vial, asociados a conductas impulsivas al conducir, como tomar decisiones
apresuradas, reaccionar sin pensar o sobrevalorar las habilidades al volante.
El nivel de asertividad se concentra principalmente en rangos bajos y medios, lo cual no
son resultados que actualmente no ocasionan conflicto, pero que a futuro de no considerarlas
podría representar una limitación al momento de enfrentarse a situaciones conflictivas. Esta
característica podría influir en la forma en que los futuros conductores gestionan su comunicación
y sus reacciones frente a otros usuarios de la vía.
Al comparar los niveles de impulsividad según el sexo, se evidenció que los varones
presentan puntuaciones más altas en algunas dimensiones, particularmente en la impulsividad
motora, es importante mencionar que la diferencia no fue estadísticamente significativa, pero para
futuras investigaciones se debería tomar en cuenta.
En conclusión, se enfatiza la importancia a estas habilidades en la formación de los
futuros conductores contribuiría a una mayor conciencia y responsabilidad vial, lo cual es
relevante tanto para la formación educativa como para las políticas de seguridad vial vigentes.

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REFERENCIAS
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