Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 1136
https://doi.org/
10.69639/arandu.v12i2.982
Valor de la ecografía en la displasia congénita de cadera.
Revisión Bibliográfica

Value of ultrasound in congenital hip dysplasia.
Bibliographic Review
Anthony Joel Lindo Morales

alindo8489@uta.edu.ec

https://orcid.org/0000-0003-2555-1637

Universidad Técnica de Ambato

Valverde Gavilánez Manuel Ricardo

mr.valverde@uta.edu.ec

https://orcid.org/0009-0005-5832-1581

Universidad Técnica de Ambato

Artículo recibido: 10 marzo 2025 - Aceptado para publicación: 20 abril 2025

Conflictos de intereses: Ninguno que declarar

RESUMEN

Introducción:
La displasia congénita de la cadera (DCC) es un trastorno ortopédico en neonatos
que afecta la relación entre la cabeza femoral y el acetábulo. La ecografía es fundamental para el
diagnóstico temprano ya que permite visualizar en tiempo real la anatomía de la cadera sin
radiación. En cuanto al cribado el enfoque universal propone ecografías a todos los neonatos
aunque puede llevar a tratamientos innecesarios; el cribado selectivo se enfoca en neonatos con
factores de riesgo y es recomendado por entidades pediátricas para optimizar recursos y precisión.

Objetivos:
Describir la importancia de la ecografía como el principal método diagnóstico para la
detección temprana de la displasia congénita de cadera, analizando su impacto en la calidad de
vida y el desarrollo integral de los pacientes pediátricos.
Materiales y Métodos: Se realizó una
revisión bibliográfica de 44 artículos sobre el uso de la ecografía en el diagnóstico de la DCC y
su impacto en la calidad de vida. La búsqueda se efectuó en bases de datos científicas como Web
of Science y PubMed. Después de aplicar criterios de exclusión, se seleccionaron 25 artículos
relevantes publicados en los últimos 5 años.
Resultados y Discusión: La ecografía es esencial en
el diagnóstico temprano de la DCC ya que permite evaluar de manera precisa la relación entre la
cabeza femoral y el acetábulo en neonatos y lactantes menores de 6 meses, su principal valor
radica en la capacidad de detectar anomalías antes de que la osificación del hueso femoral se
complete lo que facilita la identificación de displasias leves con lo que mejora las posibilidades
de corrección sin necesidad de intervenciones quirúrgicas invasivas. Conclusiones: La DCC es
una alteración del desarrollo de la cadera en neonatos y su diagnóstico temprano es esencial para
evitar complicaciones a largo plazo. La ecografía es clave en la detección precoz, ya que permite
evaluar la relación entre la cabeza femoral y el acetábulo mediante los ángulos alfa y beta,
facilitando su clasificación y tratamiento.

Palabras clave: displasia congénita de cadera, ecografía, diagnóstico temprano, cribado,
tratamiento conservador
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ABSTRACT

Introduction:
Congenital hip dysplasia (CHD) is an orthopedic disorder in newborns that affects
the
relationship between the femoral head and the acetabulum. Ultrasound is essential for early
diagnosis
as it allows real-time visualization of hip anatomy without radiation. Regarding
screening,
the universal approach proposes ultrasound for all newborns, although it can lead to
unnecessary
treatment; selective screening focuses on newborns with risk factors and is
recommended
by pediatric entities to optimize resources and accuracy. Objectives: To describe
the
importance of ultrasound as the primary diagnostic method for the early detection of
congenital
hip dysplasia, analyzing its impact on the quality of life and overall development of
pediatric
patients. Materials and Methods: A literature review of 44 articles on the use of
ultrasound
in the diagnosis of CHD and its impact on quality of life was conducted. The search
was
conducted in scientific databases such as Web of Science and PubMed. After applying
exclusion
criteria, 25 relevant articles published in the last 5 years were selected. Results and
Discussion:
Ultrasonography is essential for the early diagnosis of CHD as it allows for accurate
assessment
of the relationship between the femoral head and the acetabulum in newborns and
infants
younger than 6 months. Its main value lies in its ability to detect abnormalities before
femoral
bone ossification is complete, facilitating the identification of mild dysplasias and
improving
the chances of correction without the need for invasive surgical interventions.
Conclusions:
CHD is a developmental abnormality of the hip in newborns, and early diagnosis
is
essential to prevent long-term complications. Ultrasonography is key for early detection as it
allows
for assessment of the relationship between the femoral head and the acetabulum using the
alpha
and beta angles, facilitating classification and treatment.
Keywords
: congenital dysplasia of the hip, ultrasound, early diagnosis, screening,
conservative
treatment
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licencia Creative Commons Atribution 4.0 International.
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INTRODUCCIÓN

L
a displasia congénita de la cadera (DCC) es un trastorno ortopédico que afecta la
articulación de la cadera en neonatos y lactantes y se caracteriza por una relación anómala entre
la cabeza femoral y el acetábulo, este espectro de anomalías puede variar desde un nivel de
displasia hasta una luxación completa,
si bien algunos casos pueden resolverse espontáneamente
otros requieren una intervención temprana para prevenir complicaciones en la edad adulta
, la
DCC presenta una incidencia del 1% al 7% en recién nacidos a nivel mundial, entre los principales
factores de riesgo para desarrollar esta patología se encuentran la presentación de nalgas, sexo
femenino, antecedentes familiares y el ser primogénito, todo estos factores especialmente la
presentación de nalgas aumentan la probabilidad de desarrollar DCC por lo que los bebés en estas
condiciones deben ser sometidos a cribado mediante ecografía para garantizar un diagnóstico
temprano y en consecuencia a un tratamiento efectivo que evite complicaciones graves como la
osteoartritis degenerativa en etapas avanzadas de la vida (1).

El diagnóstico de la DCC incluye desde pruebas físicas como los métodos de Barlow y
Ortolani que permiten identificar signos de inestabilidad en la articulación de la cadera en las
primeras 72 horas después del nacimiento, la ecografía es un pilar fundamental en el diagnóstico
temprano de DDC, especialmente durante los primeros meses de vida, este método de imagen no
invasivo permite visualizar la anatomía de la cadera en tiempo real y evaluar la relación entre la
cabeza femoral y el acetábulo sin exponer al bebé a radiación, la ecografía dinámica de cadera
que se realiza en los primeros tres a seis meses de vida es particularmente útil porque en esta etapa
los huesos aún están en desarrollo y se pueden observar los tejidos cartilaginosos, que no son
visibles en radiografías convencionales, en cuanto a la efectividad del cribado existen dos
enfoques principales: el cribado universal y el cribado selectivo. El cribado universal implica
realizar ecografías a todos los neonatos independientemente de los factores de riesgo lo cual
podría aumentar la detección temprana de casos asintomáticos de DCC, sin embargo, este enfoque
tiene desventajas ya que algunos resultados pueden ser no concluyentes en los primeros meses lo
que puede llevar a un tratamiento excesivo y la necesidad de seguimiento adicional sin que exista
una indicación clínica clara, además, la implementación de la ecografía universal puede ser
costosa y poco práctica en entornos donde los recursos son limitados, por otro lado, el cribado
selectivo se enfoca en realizar ecografías a los bebés que presentan factores de riesgo antes
mencionados, este enfoque es recomendado por organizaciones como la Academia
Estadounidense de Pediatría que sugiere que solo los neonatos con un perfil de riesgo elevado o
con resultados clínicos no concluyentes en el examen físico se sometan a una ecografía (2.3).
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Objetivos generales

Describir la importancia de la ecografía como el principal método diagnóstico para la
detección temprana de la displasia congénita de cadera, analizando su impacto en la calidad
de vida y el desarrollo integral de los pacientes pediátricos.

Objetivos específicos

Revisar la literatura científica sobre los fundamentos teóricos y prácticos de la detección
temprana de la displasia congénita de cadera mediante ecografía.

Comparar la precisión diagnóstica de la ecografía con otros métodos tradicionales en la
detección de la DCC, utilizando estudios clínicos y metaanálisis.

Analizar los beneficios a largo plazo de utilizar la ecografía para el diagnóstico temprano de
la DCC en términos de resultados clínicos y económicos.

MATERIAL Y MÉTODOS

Se realizó una revisión bibliográfica- documental, en la cual se incluyeron 44 artículos los
cuales abarcaron revisiones bibliográficas, revisiones sistsemáticas, metaanálisis, ensayos
controlados aleatorizados que describen de manera actualizada el uso de la ecografía como
método diagnostico en la DCC, sus beneficios e impacto en la calidad de vida en los pacientes
pediátricos. La búsqueda de los datos y bibliografía se llevó a cabo con la ayuda de biblioteca
virtual de la Universidad Técnica de Ambato en bases de datos científicos y de alto impacto
medico como Web of Science, UpToDate, Cochrane Library PubMed, Scopus, Elsevier y
Springer Science. Como estrategia en la búsqueda se utilizó los siguientes términos DeCS/MeSH:
“congenital hip dysplasia” AND diagnostic methods” AND “quality of life” OR “Traditional
methods for detecting congenital hip dysplasia” NO “treatment in adults”. Entre los 44 artículos
incluidos se recopilaron, analizaron y seleccionaron artículos de revisión, metaanálisis y ensayos
aleatorizados que abarcaba información sobre el tema de estudio desde los últimos 5 años hasta
la fecha actual en los idiomas inglés y español. Al aplicar los criterios de exclusión se eliminaron
artículos de opinión, editoriales y cartas al editor, estudios duplicados o informes preliminares sin
datos completos y estudios que no proporcionen información clara sobre los métodos y resultados
tras lo cual se obtuvo 25 artículos que cumplan con los requerimientos para el aporte a nuestra
revisión bibliográfica.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Definición

Se define a la DCC como el espectro de alteraciones en el desarrollo de la articulación de
la cadera en neonatos y niños, caracterizadas por una relación anormal entre la cabeza femoral y
el acetábulo, aunque es común que los recién nacidos presenten una cierta laxitud de cadera y un
acetábulo inmaduro durante las primeras semanas de vida, en la mayoría de los casos estas
condiciones se resuelven de forma natural, sin embargo si estas alteraciones persisten dan lugar a
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diferentes grados de anormalidades, desde un leve displasia, en la que el acetábulo es poco
profundo hasta la subluxación (desplazamiento parcial) y la luxación completa (desplazamiento
total) de la cabeza femoral fuera del acetábulo (4).

Epidemiología

La DCC presenta una gran variabilidad en su incidencia, que depende de factores
geográficos, étnicos y de diagnóstico, en general se estima que entre el 1% y el 2% de los recién
nacidos presentan caderas subluxadas o luxadas al momento del nacimiento, el 60% de los casos
se resuelven de manera espontánea en la primera semana y el 88% estabilizándose hacia los dos
meses de edad, en Norteamérica la incidencia de caderas luxadas al nacer es de aproximadamente
1 por cada 1.000 nacidos vivos, mientras que las caderas con displasia o subluxación aumentan a
10 por cada 1.000, en Europa la incidencia varía considerablemente, desde 0,59 por 1.000 nacidos
vivos hasta 27,53 por 1.000 en Hungría, además en países como Chile la incidencia histórica de
luxación alcanza 1 por cada 500 nacidos vivos, (5)
en Ecuador la prevalencia de la DCC es
consistente con la media global, afectando a cerca de 2 de cada 1,000 nacidos vivos,
la DCC
muestra un patrón de afectación por género siendo más prevalente en niñas con una relación de
6:1 en comparación con los niños, en cuanto a la distribución unilateral, la cadera izquierda es la
más afectada con un 60% de los casos presentando displasia en ese lado debido a la posición fetal
común de occipito-izquierda-anterior, la presentación bilateral de la enfermedad se encuentra en
el 20% de los casos (6).

Etiología y factores de riesgo

La DCC es un trastorno de origen multifactorial que involucra tanto factores genéticos,
ambientales y hormonales, afectando el desarrollo adecuado de las estructuras de la cadera, a
continuación, se detallan los principales factores de riesgo y su impacto en la incidencia de la
DCC:

Sexo femenino

La DCC es significativamente más frecuente en mujeres con una incidencia de hasta seis
veces mayor en comparación con hombres, esto se atribuye a una mayor laxitud ligamentosa en
las mujeres la cual está influida por hormonas maternas durante el embarazo, los estudios sugieren
que el riesgo relativo de DCC en mujeres es aproximadamente 6 veces mayor y tienden a presentar
formas más graves de la enfermedad lo que también reduce la eficacia del tratamiento no
quirúrgico como el uso de arnés.

Posición de nalgas (posición podálica)

La presentación de nalgas en el último trimestre es otro factor de riesgo importante con un
riesgo relativo de hasta 3.75 para desarrollar DCC, esta posición limita el espacio y el movimiento
del feto en el útero lo cual puede afectar el desarrollo de la cadera, intervenciones como la versión
cefálica externa o en algunos casos la cesárea electiva puede disminuir el riesgo de DCC al reducir
el tiempo en posición de nalgas (7).
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Antecedentes familiares y predisposición genética

La presencia de antecedentes familiares de DCC incrementa significativamente el riesgo
de recurrencia en particular si un hermano o un progenitor ha tenido displasia el riesgo aumenta
un 12% y si ambos la padecen el riesgo puede llegar al 36%. Se han identificado varios genes
implicados en la DCC como COL2A1, DKK1, HOXB9 y WISP3 los cuales se asocian con una
predisposición genética especialmente en algunas poblaciones asiáticas.

Restricción intrauterina y factores mecánicos

La restricción de espacio en el útero como en los casos de bebés grandes para la edad
gestacional, oligohidramnios o gestaciones múltiples puede restringir el movimiento fetal y
favorecer la aparición de DCC, en estas situaciones la posición y movilidad limitada de las caderas
dificultan el desarrollo adecuado de las estructuras articulares predisponiendo a la displasia (8).

Prácticas culturales y de envoltura

Envolver a los recién nacidos con las piernas en aducción y extensión aumenta el riesgo de
DCC, esta es una práctica que ha sido común en algunas culturas como entre los nativos
americanos, japoneses y turcos, la educación sobre el adecuado posicionamiento de las caderas
ha reducido significativamente esta práctica en muchas regiones.

Factores de riesgo adicionales y otras anomalías ortopédicas

Existen otros factores como la rigidez uterina y el oligohidramnios que pueden influir en
el desarrollo de DCC, también, ciertas anomalías ortopédicas como el metatarso varo, la tortícolis
congénita y el pie equinovaro pueden estar asociadas con un mayor riesgo de DCC debido a las
limitaciones en el movimiento fetal (9).

Clasificación

En la siguiente tabla se resumes las principales clasificaciones de la DCC.

Tabla 1

Clasificación DCC

CLASIFICACIÓN
CARACTERÍSTICAS
Según la edad
de
Presentación

Displasia
preluxante
(Displasia
acetabular):

Presenta un acetábulo anormalmente poco profundo. La
cabeza femoral permanece en su lugar, pero puede haber
inestabilidad.

Luxación
subluxada

La cabeza femoral está parcialmente desplazada fuera del
acetábulo. La articulación es inestable y puede desplazarse
con maniobras físicas.

Luxación
completa

La cabeza femoral está completamente fuera del acetábulo.
La dislocación puede ser parcial (cabeza femoral aún en
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contacto con el acetábulo) o total (cabeza femoral fuera de
contacto con el acetábulo).

Según la
gravedad o
sistema de
Graf

Tipo I
(Normal)

Tipo IA: Ángulo alfa > 60° y ángulo beta < 55°. Tipo IB:
Ángulo alfa > 60° y ángulo beta 55°

Tipo II
(Displasia
Leve)

Tipo IIA: Ángulo alfa 50-59° en recién nacidos menores de
3 meses. Tipo IIB: Ángulo alfa 50-59° en lactantes mayores
de 3 meses. Tipo IIC: Ángulo alfa 43-49°, riesgo de
subluxación.

Tipo III
(Subluxación
)

Tipo IIIA: Ángulo alfa < 43°, ángulo beta > 77°, pero con
cobertura parcial de la cabeza femoral. Tipo IIIB: Ángulo
alfa < 43°, ángulo beta > 77°, con pérdida de la cobertura
femoral.

Tipo IV
(Luxación)

La cabeza femoral está completamente fuera del acetábulo.
Ángulo alfa y beta no son evaluables debido a la luxación
completa.

Clasificación
Internacional
de Displasia
de Cadera
(ICHD)

Displasia
Leve (Tipo I)

Displasia acetabular sin subluxación. Ángulo de cobertura
acetabular (Índice de Wiberg) > 20°.

Displasia
Moderada
(Tipo II)

Displasia acetabular con subluxación. Índice de Wiberg
entre 15° y 20°.

Displasia
Severa (Tipo
III)

Subluxación grave con inestabilidad. Índice de Wiberg <
15°.

Luxación
(Tipo IV)

Luxación completa de la cabeza femoral. Sin contacto entre
el acetábulo y la cabeza femoral.

Clasificación
de Tonnis

Grado 0
Cadera normal sin signos de displasia.
Grado I
Ángulo acetabular aumentado (30°-40°). Cobertura femoral
reducida, pero sin subluxación.

Grado II
Ángulo acetabular > 40°. Subluxación de la cabeza femoral.
Grado III
Luxación completa de la cadera (10).
Fisiopatologia

La fisiopatología de la DCC implica una alteración en la relación entre el fémur y el
acetábulo fundamental para el desarrollo adecuado de esta articulación, el proceso de formación
de la cadera comienza durante la gestación alrededor de la cuarta semana en la cual aparecen los
brotes de las extremidades inferiores y los condroblastos inician la formación de los huesos
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articulares, hacia la sexta semana se desarrolla el cartílago en la diáfisis del fémur y la cabeza
femoral que en este momento es indistinguible del acetábulo, la interzona entre el fémur y el
acetábulo se diferencia para formar una depresión que dará origen al acetábulo el cual se
profundiza a medida que la cadera madura, mientras la cabeza femoral adquiere su forma esférica
final. Durante el desarrollo intrauterino el crecimiento acelerado de la cabeza femoral en
comparación con el acetábulo resulta en una cobertura insuficiente lo que incrementa el riesgo de
displasia o subluxación, la inestabilidad de la cadera comienza con una alineación inadecuada de
la cabeza femoral en el acetábulo, esto provoca una laxitud capsular y ligamentosa que puede
detectarse mediante examen físico y ultrasonido, si la cabeza femoral se desplaza hacia el borde
superior del acetábulo se observan cambios en la morfología de la cadera como un aumento en el
ángulo de inclinación acetabular y un desarrollo excéntrico de la foseta acetabular visible en
estudios de imágenes, a medida que esta inestabilidad progresa la cabeza femoral migra hacia
arriba lo que genera una subluxación, con el tiempo se descompensa la cadera ocurriendo
fenómenos como la eversión del labrum y el alargamiento del ligamento redondo, en este punto
el espacio articular se llena de grasa del pulvinar impidiendo que la cabeza femoral regrese a su
posición normal en el acetábulo. La luxación completa se produce cuando la cabeza femoral se
desplaza completamente fuera del acetábulo, esto dificulta su reposicionamiento ya que el
músculo psoas ilíaco se interpone produciendo una deformidad en forma de reloj de arena y
alteraciones en la morfología tanto de la cabeza femoral como del acetábulo con la formación de
un "neocotilo" (una nueva cavidad no funcional). Estos cambios estructurales progresivos
culminan en una deformidad ósea que compromete la función y la estabilidad de la articulación
de la cadera de manera significativa afectando la movilidad y predisponiendo a problemas
articulares crónicos en la vida adulta (11).

Cuadro clínico

La DCC presenta un cuadro clínico que varía ampliamente según la edad del paciente y la
gravedad de la condición, en recién nacidos los signos más frecuentes incluyen inestabilidad de
la cadera y limitación en la abducción durante los primeros meses de vida, en algunos casos los
síntomas son leves y solo detectables mediante un examen clínico lo que resalta la importancia
de pruebas de detección sistemáticas, especialmente en bebés con factores de riesgo, las
maniobras de Ortolani y Barlow son fundamentales para detectar inestabilidad en la cadera con
una sensibilidad que oscila entre el 87% y el 97% y especificidades de hasta el 99%, dependiendo
de la habilidad del examinador(12).

Otros signos clínicos incluyen asimetría en los pliegues del muslo proximal, dismetría en
las extremidades inferiores, limitación en la abducción de la cadera (generalmente menos de 60°)
y el signo de Galeazzi, el cual se observa cuando al flexionar las caderas en 90° en posición supina
se nota una diferencia en la altura de las rodillas lo que indica una posible luxación. La asimetría
en los pliegues de la piel también puede sugerir DCC, aunque es relativamente común en bebés
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sin esta condición con una prevalencia del 27%, adicionalmente el clic o resalte al abducir las
caderas es otro hallazgo frecuente aunque puede ser normal en algunos recién nacidos debido a
la laxitud ligamentaria (13).

Diagnóstico

El diagnóstico temprano es fundamental idealmente dentro del primer mes de vida en
aquellos niños y niñas con factores de riesgo en los que se estima cerca de un 95% de éxito en el
tratamiento conservador si se logra la detección en esta etapa, de ahí se desprende el importante
rol que tiene el médico general y/o el pediatra que recibe y controla a estos pacientes en sus
primeras semanas de vida, para lo cual se debe efectuar una búsqueda activa de ciertos signos del
examen físico, si bien ninguno de éstos es patognomónico conocerlos mejora el índice de
sospecha del clínico.

Signo de Ortolani - Barlow

El signo de Ortolani busca reducir una cadera inestable, sub-luxada o luxada, para esta
técnica se realiza una flexión del muslo en ángulo recto apoyando el pulgar en la cara interna del
muslo proximal y el dedo medio a nivel del trocánter mayor y se realiza un movimiento de
abducción, este signo es positivo si se logra percibir un “click” de entrada con la maniobra, si se
realiza la maniobra contraria obtenemos la salida de la cabeza femoral (signo de Barlow), el lograr
reproducir ambos signos se traduce en una mayor laxitud articular, sin embargo este signo
desaparece tempranamente por lo que pierde su sensibilidad cerca de las 8 semanas de vida del
paciente.

Limitación de la abducción

Su valoración se la puede realizar a partir de los 14 días de vida cuando la tonicidad del
recién nacido se ha recuperado, una abducción menor a 60° puede elevar la sospecha de una DCC,
en casos unilaterales este signo es más sensible pues una asimetría en la abducción al comparar
el rango de movimiento de ambas caderas debe elevar las sospechas del clínico

Signo de Galeazzi

En casos de DCC unilateral cuando el paciente esta acostado en supino en una camilla y se
coloca ambas caderas en 90° se aprecia una asimetría en la altura de las rodillas y por ende es un
signo que corresponde a una luxación de la cadera, la asimetría en los pliegues suele incluirse en
la evaluación física, aunque al igual que el signo de Trendelemburg
(indicador de la debilidad de
los músculos abductores de la cadera o de la disfunción de la articulación de la cadera)
es un
hallazgo que se observa más tarde cuando el niño ya ha comenzado a caminar lo que implica un
pronóstico menos favorable (14).

Diagnóstico por imágenes

Según diferentes bibliográficas en los primeros meses de vida entre las 4 y 6 semanas se
recomienda realizar una ecografía (aunque otras bibliografías recomiendan su utilización hasta
los 6 meses de vida) y a partir de los 3 a 6 meses se utiliza preferentemente una radiografía simple
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que resulta más fácil de interpretar; sin embargo, si la ecografía no está disponible la radiografía
puede realizarse en cualquier momento desde el nacimiento.

Ecografia

La ecografía para la evaluación de la DCC fue introducida en 1979 por el Dr. Reinhard
Graf en Austria, revolucionando el diagnóstico temprano de esta patología, este método es
especialmente valioso en la detección de alteraciones en bebés menores de seis meses antes de
que se inicie la osificación del núcleo femoral y permite visualizar con claridad las estructuras de
la cadera en desarrollo incluyendo el hueso, el tejido cartilaginoso, el tejido conjuntivo y el
fibrocartílago, la ecografía es un procedimiento seguro, no invasivo y sin radiación que es ideal
para evaluar a recién nacidos y lactantes.

Para llevar a cabo una ecografía efectiva el equipo debe estar equipado con un transductor
lineal de al menos 7.5 MHz. Este nivel de frecuencia permite obtener imágenes detalladas de las
estructuras pequeñas y de textura compleja en la cadera infantil, además, la técnica está
estandarizada lo que asegura que cualquier profesional capacitado pueda interpretar las imágenes
de forma precisa (15).

Procedimiento de la ecografía estática (Técnica de Graf)

La ecografía según la técnica de Graf también conocida como ecografía estática se basa en
obtener imágenes específicas en un plano estandarizado, para que la ecografía proporcione una
evaluación útil es fundamental visualizar los siguientes elementos en la imagen:

1.
Plano estándar: garantiza la obtención de una imagen consistente que puede compararse
con normativas diagnósticas.

2.
Borde inferior del hueso ilíaco: un punto clave de referencia que facilita el análisis de la
estructura ósea.

3.
Labrum: estructura cartilaginosa que forma parte de la cavidad acetabular, importante en
la estabilización de la cadera.

Si alguna de estas estructuras no se identifica claramente en la imagen la ecografía no será
útil para el diagnóstico.

Parámetros de evaluación en la ecografía

Mediante la ecografía, se pueden medir dos ángulos anatómicos cruciales para evaluar el
desarrollo de la cadera y clasificar su estado (figura 1):

Ángulo alfa (α): representa el techo óseo del acetábulo, es uno de los indicadores más
importantes en el diagnóstico de la displasia de cadera ya que mide el grado de desarrollo
y cobertura de la cabeza femoral por el acetábulo.

Ángulo beta (β): indica la posición y la forma del techo cartilaginoso específicamente el
labrum y proporciona información sobre la elasticidad de la articulación.
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Figura 1

Ecografía plano standard y sus ángulos según técnica de Graf.

El análisis de estos ángulos permite clasificar las caderas en distintos tipos según la escala de
Graf, los cuales guían el manejo clínico:

Tipo I: cadera normal alfa mayor de 60°
Tipo II: cadera con retraso en el desarrollo acetabular: alfa entre 50° y 60°
Tipo IIa. menores de 3 meses
Tipo IIb. mayores de 3 meses
Tipo IIc. ángulo alfa entre 43° y 49° y ángulo beta menor de 77°
Estable
Inestable
Tipo IId: cadera descentrada alfa entre 43° y 49° y beta mayor de 77°
Tipo III: ángulo alfa menor de 43°
Tipo IV: ángulo alfa menor de 43°
Limitaciones de la ecografía en la evaluación de la cadera

A medida que el bebé crece y el núcleo de osificación femoral se desarrolla la ecografía
pierde efectividad ya que la osificación genera sombras en la imagen y dificulta la visualización
completa de la cadera, es por eso por lo que su uso es más efectivo en recién nacidos y lactantes
de hasta tres a seis meses, después de esta edad las radiografías de pelvis suelen ser el método
preferido de evaluación debido a su capacidad para mostrar estructuras óseas en formación.

La técnica dinámica de Harcke es una alternativa que utiliza movimientos de la cadera
durante la ecografía para evaluar la estabilidad articular, esta técnica se popularizó en América a
partir de 1985 pero requiere un nivel de experiencia elevado y no es fácilmente reproducible, por
esta razón en la mayoría de los centros se emplea la ecografía estática de Graf que es más
estandarizada y accesible en cuanto a interpretación (16).

Valor de la ecografía en la detección temprana de DCC y a largo plazo

El valor de la ecografía se basa en su capacidad para evaluar la estructura acetabular en
neonatos y lactantes permitiendo la intervención oportuna y mejorando los pronósticos del
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tratamiento, el método de Graf, ampliamente aceptado en Europa y recomendado como protocolo
de referencia en el cribado de la DCC, se ha consolidado como la técnica ecográfica más precisa
y eficaz para el diagnóstico de esta patología. A través de mediciones específicas, como el ángulo
α para el techo óseo y el ángulo β para el techo cartilaginoso, el método de Graf permite clasificar
el grado de displasia, guiar la selección del tratamiento y monitorear su efectividad a lo largo del
tiempo. La ecografía con el método de Graf ofrece varias ventajas clínicas, en primer lugar
posibilita un diagnóstico temprano y preciso de la DCC en neonatos, etapa en la que la estructura
ósea aún no se ha osificado, esto es fundamental para la intervención en edades tempranas lo cual
reduce el riesgo de complicaciones futuras y garantiza un pronóstico más favorable, además, los
estudios revisados muestran una alta sensibilidad y especificidad de este método evidenciando
que la medición del ángulo α correlaciona fuertemente con la cobertura de la cabeza femoral, esta
evaluación es crítica para clasificar el tipo de displasia y decidir la mejor estrategia de tratamiento
mejorando así la precisión en la práctica clínica, otra ventaja importante es la seguridad de la
ecografía, al ser una técnica no invasiva y libre de radiación es ideal para el seguimiento periódico
de la DCC en lactantes, esto permite observar en tiempo real la evolución de la articulación y
ajustar el tratamiento según sea necesario, en el contexto del uso del arnés de Pavlik por ejemplo,
la ecografía permite evaluar de manera continua la reducción y centrado de la cabeza femoral,
mejorando las tasas de éxito del tratamiento, la ecografía de Graf es especialmente útil en casos
complejos ya que permite hacer ajustes precisos en el manejo terapéutico basado en la cobertura
y estabilidad de la cabeza femoral observadas durante el seguimiento (17).

Sin embargo, este método presenta algunas limitaciones ya que la precisión del diagnóstico
ecológico depende de la habilidad del operador lo cual puede limitar su aplicabilidad en regiones
donde no exista suficiente capacitación en el uso del método de Graf, además, en casos de
dislocación bilateral o diagnósticos tardíos la utilidad de la ecografía se ve disminuida ya que la
efectividad del tratamiento se correlaciona negativamente con la edad al diagnóstico. Asimismo,
la ecografía de Graf pierde efectividad en lactantes mayores de seis meses debido a la progresiva
osificación de la estructura ósea lo que hace necesario el uso de radiografías para la evaluación
en edades avanzadas (18).

Ventajas de la ecografía para diagnóstico de DCC

La ecografía en la detección de displasia congénita de cadera ofrece varias ventajas
significativas; no es invasiva y segura, ya que no utiliza radiación ionizante, permitiendo su
repetición sin riesgos para los bebés. Además, posibilita una evaluación dinámica en tiempo real
de la movilidad y estabilidad de la cadera, capturando imágenes estáticas y dinámicas que mejoran
el diagnóstico preciso. Estudios han confirmado su alta sensibilidad y especificidad, superando a
métodos como la exploración física y la radiografía en neonatos.
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Desventajas de la ecografía para diagnóstico de DCC

A pesar de sus beneficios, la implementación efectiva de la ecografía en el cribado de
displasia congénita de cadera puede verse limitada por factores como la disponibilidad de equipos
especializados, la capacitación del personal médico y las diferencias en las interpretaciones
ecográficas (19).

Avances en la ecografía para detección de DCC

La introducción de la ecografía en 3D y 4D ha revolucionado el diagnóstico de DCC,
permitiendo una visualización más precisa de la morfología y alineación de la cadera, la ecografía
en 3D proporciona imágenes volumétricas de alta resolución lo que facilita la evaluación de la
relación acetabular y femoral en una sola adquisición de datos, esto es especialmente útil para
visualizar la profundidad del acetábulo y su contorno, así como para evaluar la congruencia
articular y el ángulo acetabular. La ecografía 4D por su parte agrega una dimensión temporal que
permite evaluar los movimientos dinámicos de la cadera en tiempo real mejorando la detección
de inestabilidad articular, estos métodos son particularmente útiles en neonatos y lactantes en
quienes es crucial detectar la DCC en etapas tempranas para iniciar el tratamiento correctivo antes
de que el daño articular sea irreversible. De igual manera en los últimos años la IA ha comenzado
a desempeñar un papel fundamental en el análisis de imágenes médicas incluyendo la ecografía
para DCC, los algoritmos de aprendizaje automático y redes neuronales convolucionales han sido
entrenados para identificar patrones anatómicos que sugieren DCC, facilitando una detección
temprana con alta precisión y reduciendo la dependencia en la interpretación subjetiva de los
operadores, además, estos sistemas automatizados pueden realizar mediciones precisas de ángulos
acetabulares y evaluar la congruencia de las superficies articulares minimizando así el riesgo de
error humano y optimizando la reproducibilidad de los diagnósticos, la IA permite una evaluación
rápida y precisa en un campo en el que la subjetividad del operador habitual ha sido una barrera
importante para la consistencia diagnóstica (20).

La evolución de los transductores de ecografía ha mejorado notablemente la resolución de
las imágenes permitiendo visualizar detalles anatómicos cada vez más finos esenciales para el
diagnóstico de DCC en recién nacidos, los transductores de alta frecuencia ahora pueden capturar
imágenes con mayor definición lo que facilita la identificación de características anatómicas
cruciales como el borde acetabular y el núcleo de osificación femoral, esta capacidad de obtener
imágenes de alta resolución es particularmente beneficiosa para la evaluación de neonatos y
lactantes cuyos tejidos blandos y estructuras óseas son más pequeños y difíciles de evaluar
mediante técnicas de imagen convencionales. La ecografía dinámica es una técnica emergente
que permite observar el movimiento de la cadera en tiempo real y evaluar la estabilidad articular
de manera no invasiva, durante la exploración el operador puede aplicar maniobras de
provocación como la prueba de Barlow o la maniobra de Ortolani, mientras observa en tiempo
real cómo se comporta la cabeza femoral en relación con el acetábulo, esto proporciona una
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información funcional que complementa los datos morfológicos obtenidos a través de ecografía
estática, la ecografía dinámica permite una evaluación precisa del grado de inestabilidad o
subluxación de la cadera, aspectos críticos para decidir el tipo y la duración del tratamiento
ortopédico (21).

Diagnóstico radiológico

El rendimiento de la radiografía aumenta a partir de los 3 meses cuando los núcleos de la
epífisis femoral comienzan a osificarse (entre los 3 y 8 meses), se realiza una radiografía de pelvis
anteroposterior con el paciente en posición supina, con las extremidades inferiores extendidas,
paralelas y simétricas, una imagen técnicamente correcta mostrará simetría en las alas ilíacas y
agujeros obturadores así como en la posición de la metáfisis proximal de ambos fémures lo cual
es esencial para obtener mediciones válidas.

En la radiografía, se trazan líneas como (figura 2):

Línea de Hilgenreiner: que cruza el límite superior de ambos cartílagos trirradiados.
Línea de Perkins: perpendicular a la línea de Hilgenreiner y que corta el borde externo del
acetábulo.

Línea acetabular: desde el borde superior del cartílago trirradiado al borde externo del
cotilo.

Ángulos acetabulares: es el ángulo formado por la línea de Perkins y la línea acetabular,
se considera un ángulo acetabular normal menor o igual a 30° en la radiografía de los 3
meses; en condiciones normales este ángulo debe ir disminuyendo con la edad, conforme
el cotilo va perdiendo oblicuidad.

Figura 2

Radiografía de pelvis antero-posterior. En color verde se resaltan las líneas de Hilgenreiner
(H) y Perkins (P). Con la línea de Hilgenreiner y el techo cotiloideo (en rosado) se obtiene el
ángulo acetabular (A), y en amarillo el arco de Shenton (S).

La intersección de las líneas de Hilgenreiner y Perkins divide la pelvis en los cuadrantes de
Ombredanne, en condiciones normales la cabeza femoral debe ubicarse en el cuadrante
inferomedial, la Tríada de Putti ayuda a confirmar el diagnóstico de displasia y consiste en:
hipoplasia del núcleo cefálico femoral, inclinación excesiva del techo cotiloideo y separación de
la metáfisis femoral proximal (22).
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Se puede emplear la mnemotecnia "ASCENSO" para recordar los elementos a evaluar en una
radiografía de pelvis:

A: Ángulo acetabular.
S: Simetría de agujeros obturadores.
C: Ceja cotiloidea roma.
E: Esclerosis central.
N: Núcleos femorales presentes.
S: Simetría en el arco de Shenton.
O: Posición de la cabeza femoral en el cuadrante inferomedial (Ombredanne).
Una clasificación más reciente propuesta en 2015 por el Dr. Unni Narayanan del Instituto
Internacional de Displasia de Cadera (IHDI), permite diagnosticar a edades tempranas sin requerir
el núcleo de osificación femoral proximal, esta clasificación utiliza las líneas de Hilgenreiner y
Perkins (H y P), una línea de 45° (línea D) y el "Punto H" en la metáfisis femoral proximal, la
posición de este punto respecto a las demás líneas permite identificar el grado de displasia,
clasificándola en cuatro niveles:

Grado I: Punto H sobre o medial a la línea P (cadera normal).
Grado II: Punto H lateral a la línea P y medial a la línea D.
Grado III: Punto H lateral a la línea D.
Grado IV: Punto H por encima de la línea H (23).
Tratamiento

El tratamiento de la DCC se basa en tres pilares fundamentales: reducción, estabilización
y maduración, estos principios permiten que la cadera se desarrolle adecuadamente y el éxito del
tratamiento depende de una intervención temprana basada en un diagnóstico certero, la reducción
busca alinear la cabeza femoral con el acetábulo, la estabilización emplea métodos de contención
para mantener la cabeza femoral dentro del acetábulo y la maduración promueve el desarrollo y
osificación natural de la cadera, el tratamiento varía según la edad del paciente y la severidad de
la displasia especialmente si hay o no descentraje de la cadera (24).

Para una displasia acetabular sin descentraje en un niño de aproximadamente 3 meses con
una radiografía que muestre un ángulo acetabular mayor a 30° y fémur bien centrado se
recomienda favorecer la abducción de la cadera y hacer un control mediante imágenes en cuatro
semanas, en casos de displasia acetabular con descentraje se requieren medidas adicionales para
recentrar y estabilizar la cabeza femoral. El arnés de Pavlik, desarrollado en 1952 y es el
tratamiento estándar recomendado para la mayoría de los pacientes menores de 10 meses, este
sistema de correas es funcional y dinámico con una efectividad superior al 90% cuando se usa
adecuadamente, las extremidades deben colocarse en una flexión de cadera de 90° y una
abducción de 45°-60°, posición que se alcanza de forma gradual para reducir el riesgo de necrosis
avascular de la cabeza femoral, el arnés debe usarse 24 horas al día, retirándose solo para el baño,
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en términos generales se usa durante 4-6 meses dependiendo de la severidad de la displasia y la
edad del paciente, cuanto menor sea la edad menor es el tiempo de tratamiento, si no se logra la
reducción deseada en seis semanas se considera otro tratamiento. Cuando el arnés de Pavlik no
es efectivo o en niños mayores de 7-8 meses que no toleran el arnés se pueden usar botas de yeso
con yugo para mantener la reducción de la cadera en una posición centrada, en caso de que los
métodos ortopédicos no logren reducir la cadera se recurre a la cirugía, una situación que suele
presentarse en casos donde el tratamiento comenzó tarde o la luxación es severa y existen
obstáculos anatómicos en la articulación como tejido fibroadiposo o un ligamento redondo
elongado, las opciones quirúrgicas incluyen reducción cerrada que implica la tenotomía en los
músculos psoas y aductores y reducción abierta, la cual puede realizarse mediante un abordaje
medial o anterolateral, en muchos casos se prefiere el abordaje anterolateral debido a un menor
riesgo de complicaciones como la necrosis de la cabeza femoral, este enfoque de tratamiento
permite un manejo adaptado a cada paciente optimizando las posibilidades de éxito y reduciendo
las complicaciones a largo plazo (25).

CONCLUSIONES

La DCC es una condición que afecta el desarrollo de la cadera en neonatos y niños
pequeños y su diagnóstico temprano es fundamental para un tratamiento efectivo. La ecografía
juega un papel crucial en la detección precoz de la DCC especialmente en bebés menores de seis
meses antes de la osificación del hueso femoral, esta herramienta no invasiva permite evaluar la
relación entre la cabeza femoral y el acetábulo proporcionando mediciones precisas a través de
los ángulos alfa y beta, lo que facilita la clasificación de la displasia y la toma de decisiones sobre
el tratamiento adecuado.

El cribado temprano de la DCC es esencial para detectar esta afección en recién nacidos y
prevenir complicaciones a largo plazo, se realiza mediante un examen físico que incluye las
maniobras de Ortolani y Barlow y se complementa con pruebas de diagnóstico por imagen, siendo
la ecografía la herramienta principal. El uso de la ecografía en el diagnóstico de la DCC ha
demostrado ser esencial para guiar el tratamiento conservador como el uso del arnés de Pavlik en
casos sin desplazamiento de la cadera lo que puede evitar intervenciones quirúrgicas, la capacidad
de detectar la inestabilidad articular de manera temprana permite un enfoque más efectivo y
menos invasivo reduciendo el riesgo de complicaciones a largo plazo.
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