
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 26
https://doi.org/10.69639/arandu.v12i2.886
La Infancia robada: las cicatrices del abuso sexual
The Stolen Childhood: the Scars of Sexual Abuse
Lucy Rossana Jacquet Guillén
https://orcid.org/0009-0005-0490-9996
lucyrjacquet@gmail.com
Universidad Nacional de Pilar
Pilar – Paraguay
Artículo recibido: 10 febrero 2025 - Aceptado para publicación: 20 marzo 2025
Conflictos de intereses: Ninguno que declarar
RESUMEN
El abuso sexual infantil es una lacra que marca de por vida a sus víctimas. Esta terrible realidad,
a menudo oculta entre las sombras, roba la inocencia de niñas y niños, dejándoles cicatrices
emocionales profundas. Este trabajo tiene como objetivo caracterizar los factores de riesgo
asociados al abuso sexual infantil dentro de las familias, con el fin de promover la prevención y
combatir este crimen atroz. Para llevar a cabo esta investigación, se realizó una revisión
bibliográfica exhaustiva de material de diversos autores sobre el tema. La búsqueda se realizó a
través de Google Académico y el portal Cicco de Conacyt Paraguay, utilizando las palabras clave
"abuso", "victimas" y "medidas de prevención". Los materiales recopilados fueron analizados
cuidadosamente para elaborar las discusiones y la conclusión de la investigación. El estudio
bibliográfico la urgencia de abordar el abuso sexual infantil como un problema de salud pública.
Es necesario implementar políticas públicas efectivas, fortalecer los sistemas de justicia y
garantizar que los perpetradores sean llevados ante la justicia. Cada uno de nosotros tiene un papel
que desempeñar en la prevención y erradicación de este delito. Denunciar los casos de abuso,
brindar apoyo a las víctimas y trabajar en conjunto para crear comunidades más seguras son
acciones fundamentales para proteger la infancia.
Palabras-clave: abuso sexual, agresor, infante, salud mental, familia
ABSTRACT
Child sexual abuse is a scourge that marks its victims for life. This terrible reality, often hidden
in the shadows, robs children of their innocence, leaving them with deep emotional scars. This
work aims to characterize the risk factors associated with child sexual abuse within families, in
order to promote prevention and combat this heinous crime. To carry out this research, an
exhaustive bibliographic review of material from various authors on the subject was carried out.
The search was carried out through Google Scholar and the Cicco portal of Conacyt Paraguay,
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using the keywords "abuse", "victims" and "prevention measures". The materials collected were
carefully analyzed to elaborate the discussions and the conclusion of the research. The literature
review highlights the urgency of addressing child sexual abuse as a public health problem.
Effective public policies need to be implemented, justice systems strengthened, and perpetrators
need to be brought to justice. Each of us has a role to play in preventing and eradicating this crime.
Reporting abuse, supporting victims, and working together to create safer communities are critical
actions to protect children.
Keywords: sexual abuse, aggressor, infant, mental health, family
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licencia Creative Commons Atribution 4.0 International.

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INTRODUCCIÓN
El abuso sexual infantil es una forma grave de violencia que implica cualquier acto sexual,
contacto sexual o explotación que involucre a un niño, niña o adolescente. Este acto es cometido
por una persona adulta, adolescente mayor o alguien en una posición de poder, y se produce sin
el consentimiento del menor; se trata de un delito grave y complejo en todo el mundo, incluyendo
Paraguay.
A fin de realizar una revisión bibliográfica del presente tema, fueron elaboradas las
siguientes preguntas.
¿Cuáles son los principales factores de riesgo asociados al abuso sexual infantil en el
contexto familiar? ¿Qué impacto ocasiona el abuso sexual infantil en el desarrollo psicosocial de
las víctimas, a corto y largo plazo?
Se propuso como objetivo analizar las dinámicas familiares, factores de riesgo y
consecuencias del abuso sexual infantil en el contexto familiar, con el fin de proponer estrategias
de prevención y atención a las víctimas.
Construyendo el concepto del abuso sexual infantil
Es fundamental entender que el abuso sexual infantil puede tener consecuencias
devastadoras para la víctima, afectando su salud mental, emocional y física a lo largo de su vida.
La prevención y la educación son claves para combatir este problema. Hablar abiertamente sobre
el tema, enseñar a los niños sobre límites personales y fomentar un entorno seguro donde se
sientan cómodos compartiendo sus experiencias son pasos importantes.
El abuso sexual infantil es un problema frecuente en todas las sociedades y culturas. Sus
efectos negativos muestran la gravedad e ilustran las necesidades profesionales de un mayor
conocimiento al respecto (Losada , 2012).
Conforme a (Cañete , 2021) la agresión sexual en menores es unos de los hechos punibles
más lesivos que atenta sus derechos como ser humano, ataca no solo su sexualidad, sino produce
daños físicos muchas veces irreparables al considerar que su cuerpo no está preparado para una
actividad sexual, lo que con frecuencia produce lesiones y fallas en los principales órganos. Por
otro lado, se encuentran las enfermedades infecciosas de transmisión sexual severa e incurable,
difíciles de soportar hasta para una persona adulta. Así mismo, los daños psicológicos,
consecuencia del abuso sexual si no son tratados en tiempo y forma, producen secuelas
irreparables en su vida, perdurables en el tiempo.
Con todo lo dicho es de suma urgencia proteger a los más vulnerables y a actuar con
responsabilidad colectiva para prevenir el abuso sexual, así como para brindar ayuda efectiva a
quienes han padecido estas experiencias traumáticas. Siendo la educación y la sensibilización
fundamentales para erradicar esta problemática y asegurar un futuro más seguro para todos los
niños.

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Según (Arrom, y otros, 2022), cuando niñas y niños son víctimas de abuso sexual y
principalmente, cuando éste es perpetrado en el seno de la familia o el entorno familiar, el
fenómeno presenta mayores dificultades y complejidad, por la invisibilización que se produce, en
parte debido a una construcción social que ubica a la infancia como la edad de la inocencia y a la
familia como la garante de ésta. Ante estas complejidades, la detección del abuso constituye un
desafío mayor. Es decir, cómo detectar cuando una niña o un niño ha sido víctima de abuso sexual
o de qué manera promover, tal como se plantea en la Convención sobre los Derechos del Niño
por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas donde niñas y niños se convierten en sujetos
jurídicos.
En este sentido, y teniendo presente lo anterior, es importante destacar que el abuso sexual
a los niños puede ocurrir en la familia, a manos de un padre/madre, un padrastro, hermano u otro
pariente; o fuera de la casa, por ejemplo, por un amigo, un vecino, la persona que lo cuida, un
maestro o un desconocido. Cuando el abuso sexual es perpetrado, el niño puede desarrollar una
variedad de sentimientos, pensamientos y comportamientos angustiantes (Leguizamón-Aquino &
Caballero , 2022). Cabe destacar que Paraguay intenta, desde hace años, reducir las prácticas
violentas y los abusos hacia niñas, niños y adolescentes, aunque se suele encontrar con el rechazo
de grupos ultraconservadores, que ven en esas políticas una amenaza a lo que ellos consideran
valores tradicionales (Sánchez-Ríos , 2021).
Así mismo, las víctimas de abuso sexual infantil tienen mayor tendencia a presentar
depresión, ansiedad, trastornos de estrés postraumático, suicidio, ideación suicidad, baja
autoestima, trastornos alimentarios, labilidad emocional, agresividad, desregulación emocional,
sentimientos de culpa, estigmatización y la dificultad de confiar en otras personas. Los abusos
sexuales infantiles exhiben efectos altamente negativos que muestran la gravedad e ilustran las
necesidades profesionales de un mayor conocimiento al respecto; las consecuencias del abuso
sexual son múltiples y variadas. Los sujetos víctimas del abuso sexual infantil presentan
dificultades iniciales y otras a largo plazo, ambas en áreas físicas, psicológicas y sociales
(Leguizamón-Aquino & Caballero , 2022).
Factores de riesgo asociados al abuso sexual infantil en el contexto familiar
Detrás de un abusador existen muchos factores a considerar como son: una historia familiar
en la cual se ha sufrido abuso cuando era niño, problemas actuales a nivel de la relación sexual
con la pareja o historia personal de algún tipo de maltrato. Entre las más conocidas existe una
caracterización del abusador que busca una relación sexual con un niño para compensar su mala
relación con su pareja, estos tienden a abusar de los niños de su propia familia: hermanos, padres
o parientes muy cercanos. Los abusadores, al no haber desarrollado una sexualidad saludable, se
quedan atrapados en una etapa infantil; incapaces de establecer relaciones sexuales adultas sanas,
buscan suplir esta carencia en niños, a quienes ven como objetos sexuales. Para lograr su
cometido, establecen una relación de confianza y dependencia con el menor, una vez ganada esta

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confianza, inician con actos de exhibición y progresivamente escalan a tocamientos pervirtiendo
hacia la inocencia del niño (Hernández Hernández, 2012).
Bajo estas premisas las consecuencias del abuso sexual infantil se manifiestan a corto,
mediano y largo plazo, impactando múltiples dimensiones del desarrollo de la víctima. Horno
(2001) destaca que, aunque algunos niños pueden no mostrar síntomas inmediatos, las
consecuencias se clasifican en físicas, conductuales, emocionales, sexuales y sociales.
A corto plazo, los niños pueden experimentar problemas del sueño, cambios en los hábitos
alimenticios, pérdida de control de esfínteres, conductas autolesivas, consumo de sustancias,
hiperactividad, bajo rendimiento académico, agresividad, miedos, ansiedad, baja autoestima,
vergüenza, culpa, aislamiento, rechazo al propio cuerpo y estrés postraumático. En el ámbito
sexual, pueden presentar un entendimiento sexual precoz e inadecuado, masturbación compulsiva
y exhibicionismo. Socialmente, se observa retraimiento, dificultades en las habilidades sociales y
conductas antisociales.
Llave (2012) amplía el análisis al mediano plazo, identificando la persistencia de síntomas
como depresión, trastornos del sueño y alimenticios, ideas suicidas, dificultades en el aprendizaje,
consumo de sustancias, masturbación compulsiva y delincuencia.
A largo plazo, las consecuencias pueden incluir dolores crónicos, trastornos
psicosomáticos, alteraciones del sueño, problemas gastrointestinales, trastornos disociativos,
consumo problemático de sustancias, intentos de suicidio, baja autoestima, depresión, ansiedad,
estrés postraumático, disfunciones sexuales, fobias sexuales, dificultades en las relaciones
interpersonales y aislamiento.
La revisión sistemática de (Baez Zanni, Ferrero, & Martínez , 2024) subrayan la
importancia de comprender la complejidad y diversidad de las consecuencias del ASI. Al
visibilizar esta problemática, se busca generar conciencia, sensibilizar y empoderar a
profesionales, padres, educadores y a la sociedad en general para prevenir el abuso, identificar
señales de alerta y brindar el apoyo necesario a las víctimas.
Al fin de ilustrar con más énfasis el tema abordado el autor Lanning (2010), expandiendo
la tipología tradicional de agresores sexuales, propone una clasificación más detallada que
considera tanto factores situacionales como preferenciales. En el grupo de agresores situacionales,
identifica cuatro subtipos: el regresivo, que abusa de niños accesibles debido a estrés o baja
autoestima; el moralmente indiscriminado, que no discrimina entre niños y adultos y puede
presentar rasgos psicopáticos; el inadecuado, que abusa por inseguridad o curiosidad, viendo a
los niños como objetos sexuales; y el diverso, que abusa por experimentación sin una preferencia
específica por menores. Por otro lado, en el grupo de agresores preferenciales, se encuentran el
seductor, que utiliza la manipulación y el afecto para ganarse la confianza de los niños; el
introvertido, que intenta acercarse a menores sin habilidades de seducción; el sádico, que busca

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infligir daño para obtener placer sexual; y el diverso (anteriormente denominado "sexualmente
indiscriminado"), que abusa por experimentación (López Ortiz , 2023/2024).
Sin embargo, Jiménez Cortés & Martín Alonso (2006), clasifican a los abusadores,
tomando en consideración el grado de desarrollo y adaptación psicosexual, podemos diferenciar
fundamentalmente entre dos tipos fundamentales:
• Pedófilos (abusadores primarios): Suele tratarse de personas cuyo interés sexual está
dirigido principalmente hacia los niños, explicándose el origen de esta tendencia mediante
el aprendizaje de pautas extremas durante la infancia y con la experiencia previa de abuso
sexual. Los sujetos pedófilos suelen actuar de forma compulsiva y sin la necesidad de estar
padeciendo una situación de estrés. Sus intereses suelen coincidir con los de los menores
debido a un escaso desarrollo global de la personalidad y, por este mismo motivo, las
relaciones con los otros adultos suelen ser deficitarias (escasas o pobres) lo que propicia la
inclinación al trato preferente con niños. Estos sujetos tienden a valorar sus actividades
sexuales con menores como adecuadas mediante distorsiones cognitivas.
• Abusadores secundarios u ocasionales: sus contactos con niños son aislados y reflejan
una situación de soledad o de estrés. Se trata de personas generalmente heterosexuales, que
se relacionan con otros adultos, pero cuyas relaciones sufren alteraciones (disminución del
apetito sexual con su pareja habitual, impotencia, conflictos de pareja), de manera que las
conductas de abuso les proporcionan una compensación de su autoestima o una liberación
de la hostilidad. En este tipo de personas suele ser determinante el estrés, así como el abuso
de alcohol o drogas. Estos sujetos son conscientes del carácter anómalo de su conducta, por
lo que pueden experimentar sentimientos de vergüenza o de culpa.
Históricamente, el estudio del abuso sexual infantil se ha centrado en los hombres como
perpetradores, relegando a las mujeres a un segundo plano. Sin embargo, investigaciones recientes
han revelado que las mujeres también pueden ser agresoras sexuales de menores, aunque esta
realidad ha sido durante mucho tiempo silenciada y subestimada. Si bien la prevalencia exacta es
difícil de determinar debido a la subnotificación, estudios han demostrado que un porcentaje
significativo de niños ha sufrido abusos por parte de mujeres.
A diferencia de los hombres, las mujeres agresoras presentan características y motivaciones
distintas. Las investigaciones han identificado diversos perfiles de agresoras, como las mujeres
jóvenes que cuidan de niños y aprovechan esa posición de confianza, las violadoras que perpetran
actos más graves, las mujeres con trastornos psicológicos que pueden haber sido víctimas de
abuso en su infancia, y las madres pasivas que permiten o facilitan el abuso cometido por sus
parejas.
Es importante destacar que estos perfiles son construcciones teóricas y que las mujeres
agresoras pueden presentar una combinación de características de diferentes perfiles. Además, las
motivaciones subyacentes a sus acciones son complejas y pueden variar ampliamente.

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La comprensión de la diversidad de perfiles de las agresoras es fundamental para
desarrollar intervenciones preventivas y terapéuticas más efectivas. Al reconocer que las mujeres
también pueden ser perpetradoras, se pueden diseñar programas de prevención que abarquen a
todas las personas que interactúan con niños, y se pueden desarrollar terapias específicas para
abordar las necesidades de las víctimas de abuso sexual perpetrado por mujeres (López Ortiz ,
2023/2024)
En nuestra sociedad existe una cantidad de prejuicios y falsas creencias sobre el abuso
sexual hacia los infantes que están en la base de una visión distorsionada de la problemática lo
que en muchas situaciones favorece su invisibilización y la revictimización.
Es común encontrar mitos arraigados sobre el abuso sexual infantil que distorsionan la
realidad y dificultan la prevención y atención de este grave problema. Uno de los mitos más
persistentes es que los niños/as y adolescentes mienten o fantasean sobre experiencias sexuales,
sin embargo, es poco probable que un niño describa detalles sexuales que no ha experimentado,
especialmente si son inapropiados para su edad. Otro mito erróneo es que los abusadores son
necesariamente enfermos mentales. Si bien algunos abusadores pueden presentar trastornos
psiquiátricos, la mayoría son personas que pueden distinguir entre el bien y el mal y son
plenamente responsables de sus actos. La idea de que existe un "perfil típico" de abusador también
es falsa; los abusadores pueden ser de cualquier origen social, raza, género o nivel educativo.
Asimismo, el mito de que las madres son las principales responsables del abuso es una falacia que
refuerza la culpabilización de las mujeres. Es importante destacar que el abuso sexual infantil no
discrimina y puede ocurrir en cualquier contexto socioeconómico y familiar (Vázquez , 2021).
Considerando la importancia de identificar el abuso sexual para implementar medidas
preventivas efectivas, es fundamental que los profesionales de la salud estén atentos a ciertos
indicadores. Estos pueden manifestarse tanto a través de signos clínicos específicos como
inespecíficos.
Entre los signos específicos, se encuentran lesiones genitales o rectales, embarazo,
enfermedades de transmisión sexual y conocimiento inadecuado del comportamiento sexual
adulto para la edad. Estos a menudo se asocian con trastornos conductuales como curiosidad
sexual exacerbada y masturbación compulsiva.
Por otro lado, los signos inespecíficos son más variados y pueden incluir anorexia, enuresis,
encopresis, dolor abdominal, flujo vaginal, evidencia de abuso físico en el área genital, dolor
rectal, supuración uretral, así como trastornos emocionales como miedo excesivo, fobias, fugas,
pesadillas, temor a dormir, intentos de autolesión o cambios bruscos de comportamiento.
La presencia de cualquiera de estos signos debe alertar al profesional de la salud sobre la
posible ocurrencia de abuso sexual y amerita una evaluación más profunda y detallada
Además de los indicadores que los profesionales de la salud deben considerar para
identificar el abuso sexual infantil (ASI), una fase crucial es el interrogatorio del niño. El médico

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de urgencias debe realizar siempre una historia clínica detallada, tanto del niño como de los
padres. Sin embargo, esta tarea presenta desafíos significativos debido a diversos factores: el
desarrollo del lenguaje y psicosexual del niño, la necesidad de preservar las evidencias, la
ansiedad del niño y de los padres, y la complejidad de abordar temas sexuales con menores.
El primer paso es crear un ambiente tranquilo y privado, donde el niño se sienta seguro. Si
es posible, se recomienda diferir el examen físico para otro momento. La evaluación del estado
emocional de los padres, a partir de la historia que brindan, es fundamental para decidir si deben
estar presentes durante la entrevista. Si no es así, es recomendable contar con la compañía de un
tercero, como una enfermera o un trabajador social.
Para iniciar la conversación, es aconsejable comenzar con temas neutrales, como la escuela
o la familia, lo que ayuda a generar confianza. Gradualmente, se puede abordar el tema del abuso,
preguntando al niño por qué lo trajeron a la consulta o utilizando un lenguaje sencillo para
referirse a sus partes íntimas.
Si la historia proporcionada por los padres es creíble, es importante obtener detalles
específicos del abuso. Las preguntas directas, como "¿cómo fue que el tío Paco te tocó?", son más
efectivas que las preguntas cerradas (¿sí o no?). Esto permite al médico recopilar información
valiosa para orientar el examen físico, preservar las evidencias y planificar el tratamiento (Insfrán
Mercado, 2021).
Un análisis exhaustivo de la Ley N° 1680/01, Código de la Niñez y la Adolescencia,
establece en su artículo 3° el principio del interés superior del niño. Este principio garantiza que
todas las decisiones que afecten a un niño o adolescente estén orientadas a asegurar su desarrollo
integral y el pleno ejercicio de sus derechos. Para determinar este interés superior, se consideran
factores como los vínculos familiares, la educación, el origen étnico y cultural, así como la
opinión del propio niño o adolescente.
Además del interés superior, la ley establece en su artículo 5° la obligación de denunciar
cualquier violación a los derechos de los niños y adolescentes. Esta obligación recae en todas las
personas, especialmente en aquellos que trabajan en contacto directo con niños, como
profesionales de la salud, educadores y trabajadores sociales. Ante una denuncia, la Consejería
Municipal por los Derechos del Niño, Niña y Adolescente (CODENI), el Ministerio Público y el
Defensor Público deben tomar las medidas correspondientes
Por otro lado, el Código Penal Paraguayo tipifica diversos delitos contra niños y
adolescentes, como el maltrato, el abuso sexual, el estupro y la pornografía infantil. Estos delitos
están sancionados penalmente y constituyen una grave violación a los derechos de los niños
(Martínez, Sanchez Frutos , & Ferreira , 2019).
Niveles de Prevención.
La única respuesta frente al abuso sexual es su prevención a todo nivel. La Organización Mundial
de la Salud plantea 3 niveles de prevención (Barahona-Cruz, 2020).

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Figura 1
Niveles de Prevención del Abuso Sexual
Es fundamental trabajar con las familias, especialmente con los padres, ya que a menudo
son ellos quienes presentan mayor resistencia a abordar este tema. Sin embargo, es crucial
sensibilizarlos sobre la importancia de hablar con sus hijos sobre su cuerpo, establecer límites
claros y crear un ambiente de confianza. Al trabajar con los padres, es importante abordar sus
creencias y mitos sobre el abuso sexual, y contar con su consentimiento informado para
implementar programas de prevención.
En las instituciones educativas y otros espacios donde conviven niños, es necesario
implementar protocolos claros para prevenir y detectar situaciones de abuso. Esto implica
capacitar al personal, crear ambientes seguros y fomentar una cultura de respeto y cuidado hacia
los niños. Asimismo, es importante identificar y abordar factores de riesgo como el hacinamiento,
la presencia de múltiples parejas en el hogar o el consumo de sustancias adictivas por parte de los
padres.
La autora del libro Abuso Sexual (Viviano Llave , 2012) ; habla sobre la prevención del
abuso sexual infantil y su responsabilidad compartida, especialmente por parte de padres, madres
y cuidadores. Para proteger a los niños, es fundamental implementar una serie de estrategias que
fomenten su seguridad y empoderamiento.
En un punto clave de su ejemplar expresa lo crucial que es enseñar a los niños y niñas a ser
asertivos. Esto implica ayudarlos a expresar sus pensamientos y sentimientos de manera clara y
oportuna, sin miedo a ser juzgados. Al eliminar patrones de crianza autoritarios, se crea un
ambiente donde los niños se sienten seguros para decir "no" ante cualquier situación que les
resulte incómoda o amenazante
Prevención del Abuso Sexual
Prevención Primaria: con la población en general para
evitar los casos de abuso sexual.
Prevención Secundaria: se brinda atención con los grupos
de riesgo.
Prevención Terciaria: cuando se realiza intervención con
personas o grupos donde ya se presentó el abuso sexual.

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Asimismo, respetar las opiniones y decisiones de los niños. Al apoyar su autonomía, se les
enseña que tienen derecho a tomar decisiones sobre su propio cuerpo. Es importante evitar
obligarlos a realizar acciones que no desean, ya que esto puede confundirlos y hacerlos más
vulnerables a situaciones de abuso.
La comunicación abierta y empática es otro pilar fundamental. Los niños necesitan saber
que pueden confiar en sus padres y que sus sentimientos son importantes. Es esencial escucharlos
atentamente y demostrarles que creemos en lo que nos dicen. Al crear un ambiente de confianza,
los niños se sentirán más seguros para hablar sobre cualquier situación que les preocupe.
Además, es necesario estar atentos a las personas que interactúan con nuestros hijos.
Conocer a sus amigos, tanto en el mundo real como en el virtual, y estar al tanto de sus actividades
diarias, nos permite identificar cualquier situación sospechosa. Cualquier cambio en su
comportamiento, estado de ánimo o rendimiento académico debe ser motivo de preocupación y
requiere una investigación cuidadosa.
La educación sexual es otro aspecto esencial. Es importante hablar con los niños sobre su
cuerpo, sus genitales y sus sentimientos de manera abierta y honesta. Explicarles la diferencia
entre una caricia afectuosa y un abuso sexual es crucial para que puedan identificar situaciones
de riesgo.
Priorizar en los niños y adolescentes que no deben guardar secretos sobre situaciones de
abuso. Deben saber que no son responsables de lo que les sucede y que pueden buscar ayuda de
personas de confianza. Al empoderarlos con este conocimiento, se les brinda las herramientas
necesarias para protegerse.
MATERIALES Y METODOS
Para la realización de esta investigación se procedió a la revisión de material bibliográfico
de diversos autores sobre el tema accediendo a ellos por medio de Google Académico y por el
portal Cicco de Conacyt Paraguay, se realizó la búsqueda utilizándose las palabras clave: abuso
sexual, traumas, manipulación, agresor, victima. Como fuente de datos se consideraron Artículos
científicos publicados en revistas especializadas en educación superior e internacionalización del
currículo. Libros y capítulos de libros sobre la prevalencia del abuso sexual y políticas públicas
de prevención. Informes, legislaciones, documentos grises (trabajos de investigación internos,
tesis no publicadas) y otros, por lo tanto, la búsqueda y selección de literatura, se realizó con la
identificación de palabas clave y términos de búsqueda relevante.
Búsqueda de literatura en bases a datos bibliográficas, repositorios digitales y sitios web
de organizaciones relevantes y la selección de estudios relevantes de acuerdo con los criterios
establecidos. El procesamiento y análisis de datos constituyó la lectura y análisis de los estudios
seleccionados, revisión sistemática de la literatura: Se seleccionaron y analizaron estudios
relevantes sobre el tema de investigación, los textos seleccionados para identificar patrones,

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categorías y relaciones entre los conceptos y temas abordados. Los resultados del análisis de
datos se interpretaron en relación con el tema de investigación y las preguntas de investigación.
Se elaboraron conclusiones que sintetizan los hallazgos de la investigación y respondan a las
preguntas de investigación.
Para garantizar la validez y confiabilidad de la investigación, se aplicaron las siguientes
estrategias: Triangulación de fuentes y el análisis contextualización
• Elaboración de conclusiones.
• Redacción del informe final que sintetiza los hallazgos de la investigación.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los resultados de este estudio bibliográfico denotan los principales factores del abuso
sexual infantil; factores familiares, destacando la importancia de la estructura familiar. Familias
reconstruidas, monoparentales o con violencia intrafamiliar son más propensas a presentar casos
de abuso. La presencia de figuras paternas o maternas sustituidas, especialmente cuando existe
una diferencia significativa de edad o poder, aumenta significativamente el riesgo.
El entorno ambiental también juega un papel crucial. La falta de privacidad, el
hacinamiento y las condiciones socioeconómicas desfavorables crean un ambiente propicio para
el abuso. Los factores sociales, como las dinámicas de poder dentro de la familia y la comunidad,
así como la falta de educación sobre la sexualidad y el consentimiento, contribuyen a normalizar
el abuso y dificultan que las víctimas denuncien (Orjuela Gómez , 2019).
Figura 2
Factores Asociados al Abuso Sexual Infantil
Elaboración Propia
ABUSO
SEXUAL
INFANTIL
Factores Familiares:
- Dinamicas familiares
didfuncionales.
- Historial de abuso.
- Estres familair.
Factores Ambientales:
- Hacinamiento (espacios
reducidos).
- Aislamiento Social.
- Pobreza.
Factores Sociales:
- Normas Sociales.
- Desigualdad de género.
- Poder y control.

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Las víctimas de abuso sexual infantil experimentan una amplia gama de traumas
emocionales, psicológicos y físicos que pueden afectar profundamente su desarrollo y bienestar.
El estudio exhaustivo realizado por Báez Zanni y colaboradores (2024) resalta la necesidad de
reconocer la multiplicidad de efectos que el abuso sexual infantil puede tener en las víctimas. Al
poner de manifiesto esta problemática, se busca concientizar y capacitar a profesionales, padres,
docentes y al público en general para prevenir el abuso, detectar señales de alerta y ofrecer el
apoyo adecuado a quienes lo han sufrido, identificando las siguientes alarmas de consecuencias
que este abuso acarrea:
Figura 3
Consecuencias del Abuso Sexual
CONSECUENCIAS
Corto Plazo Largo Plazo
• Trastornos Emocionales.
• Cambios en el Comportamiento.
• Síntomas Físicos.
• Alteraciones en las Relaciones.
• Trastornos Mentales.
• Problemas Físicos.
• Problemas en la vida Adulta.
• Transmisión intergeneracional.
Elaboración Propia.
Para ello, promover el autoconocimiento corporal en niños, niñas y adolescentes,
incluyendo la capacidad de nombrar sus partes privadas y diferenciar tipos de caricias y
emociones asociadas, es fundamental para prevenir el abuso sexual. Al enseñarles a reconocer lo
que les produce placer y displacer, y a distinguir entre secretos buenos y malos, los empoderamos
para establecer límites claros y decir no cuando algo les incomoda. Fomentar la autoestima, las
habilidades de comunicación y el conocimiento de sus derechos, les brinda las herramientas
necesarias para tomar decisiones responsables sobre su salud sexual y buscar ayuda cuando la
necesitan. Crear un ambiente de confianza en el hogar y en la escuela, donde puedan expresar sus
inquietudes sin miedo, es clave para prevenir y abordar situaciones de riesgo (García , 2023).
Otro aspecto relevante que surge de esta revisión es el tratamiento del abuso sexual infantil
para ayudar a las víctimas a superar el trauma y reconstruir sus vidas. Los enfoques terapéuticos
suelen ser individualizados y pueden incluir psicoterapia, terapia cognitivo-conductual, terapia de
juego y terapia familiar. El objetivo principal del tratamiento es ayudar a las víctimas a procesar
el trauma, desarrollar habilidades de afrontamiento, mejorar su autoestima y restablecer
relaciones saludables.
CONCLUSIONES
En este trabajo de investigación se ha abordado el tema del Abuso Sexual Infantil, agresión
que las víctimas experimentan con una amplia gama de problemas emocionales, psicológicos y
físicos, que pueden persistir durante toda la vida. La confianza en sí mismos se ve erosionada, las

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relaciones interpersonales se complican y la capacidad para establecer límites saludables se ve
afectada.
Entre los principales efectos las víctimas pueden desarrollar: trastornos como depresión,
ansiedad y estrés postraumático. Los niños y adolescentes que han sido víctimas de abuso sexual
pueden presentar dificultades en la regulación de sus emociones, dificultades para establecer
límites y expresar sus necesidades, así como una distorsión de su percepción de las relaciones
interpersonales. Estas dificultades pueden persistir en la edad adulta y afectar su capacidad para
formar vínculos afectivos saludables.
Se puede afirmar que el abuso sexual infantil contra niños, niñas y adolescentes es un
flagelo mundial, y el abuso sexual es la forma más grave de maltrato infantil y adolescente.
Representa una vulneración extrema de sus derechos, y transversaliza todos los estamentos
sociales, económicos y culturales. Es un problema multicausal, y como tal su abordaje debe ser
Multidisciplinario (Franco & Finol de Franco, 2020).
Otro aspecto sumamente importante constituye la recuperación que es un proceso gradual
y cada persona tiene un ritmo diferente. El apoyo de familiares, amigos y profesionales de la salud
mental es fundamental para el éxito del tratamiento. Además de la terapia individual, las víctimas
pueden beneficiarse de grupos de apoyo donde pueden compartir sus experiencias con otras
personas que han vivido situaciones similares (Cantón-Cortés & Cortés, 2015).
De igual manera es fundamental que las víctimas se sientan seguras y queridas, y que
tengan acceso a servicios profesionales que les permitan procesar el trauma y desarrollar
herramientas de afrontamiento saludables. La terapia psicológica es esencial para abordar las
secuelas emocionales y psicológicas del abuso, y los grupos de apoyo pueden proporcionar un
espacio seguro para compartir experiencias y conectar con otras personas que han vivido
situaciones similares. Además, es crucial garantizar el acceso a servicios médicos y legales, así
como a programas de prevención del abuso sexual, para romper el ciclo de violencia y empoderar
a las víctimas.
Es importante reconocer que la recuperación no es lineal y que pueden haber recaídas. El
apoyo continuo de familiares, amigos y profesionales de la salud mental es fundamental para
acompañar a las víctimas en este camino. Asimismo, es esencial crear una sociedad más
consciente y empática, que rompa con los tabúes en torno al abuso sexual y brinde un entorno
seguro y acogedor para las víctimas. La prevención del abuso sexual es la mejor manera de
proteger a los niños y adolescentes, y de construir una sociedad más justa y equitativa.

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REFERENCIAS
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Adolescencias. Revisión Sistemática. Psicologia Del Desarrollo, 39-55. doi:
https://doi.org/10.59471/psicologia202475
Barahona-Cruz, P. (2020). Cómp Prevenir el Abuso Sexual Escolar. Facultad de
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