Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2655
https://doi.org/10.69639/arandu.v12i3.1506
Masculinidad hegemónica y situaciones conflictivas entre
actores permanentes en el establecimiento penitenciario de
Tarapoto (2021-2022)
Hegemonic masculinity and conflict situations between permanent actors in the
Tarapoto penitentiary establishment (2021-2022)
Yoselyn Cris Mantari Alejandro
yoselyn55ma@gmail.com
https://orcid.org/0009-0006-6382-958X
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Lima - Perú
Artículo recibido: 18 julio 2025 - Aceptado para publicación: 28 agosto 2025
Conflictos de intereses: Ninguno que declarar.
RESUMEN
El presente estudio se centra en las dinámicas conflictivas generadas por la masculinidad
hegemónica entre los actores permanentes del establecimiento penitenciario de Tarapoto durante
los años 2021 y 2022. En este contexto, surge la interrogante: ¿de qué manera los patrones de
masculinidad hegemónica influyen en las dinámicas de poder y violencia dentro del entorno
carcelario? Siendo el propósito principal, comprender de qué manera la masculinidad hegemónica
produce situaciones conflictivas entre los actores permanentes en el establecimiento penitenciario
de Tarapoto. Se utilizó un diseño cualitativo, diseño narrativo, y la técnica fue la entrevista semi
estructurada, la muestra estuvo constituida por 4 personas privadas de su libertad y 4 trabajadores
del personal técnico de seguridad. Los resultados revelan que esta masculinidad legitima se
perpetua a través de la violencia como medio para obtener respeto, establecer jerarquías y ejercer
control entre internos, así como entre estos y el personal de seguridad, además, se identificaron
prácticas de violencia física, verbal y económica, así como mecanismos de exclusión hacia
quienes no se ajustan al modelo dominante. Se concluye que la masculinidad hegemónica es un
eje estructurante en la vida penitenciaria, con implicancias profundas para el ejercicio del poder,
el control social y la perpetuación de la violencia institucional.
Palabras clave: masculinidad hegemónica, situaciones conflictivas, establecimiento
penitenciario, reclusos
ABSTRACT
This study focuses on the conflictual dynamics generated by hegemonic masculinity among
permanent inmates at the Tarapoto Penitentiary during the years 2021 and 2022. In this context,
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2656
the question arises: how do patterns of hegemonic masculinity influence the dynamics of power
and violence within the prison environment? The main objective is to understand how hegemonic
masculinity produces conflictual situations among permanent inmates at the Tarapoto
Penitentiary. A qualitative, narrative design was used, and the technique was the semi-structured
interview. The sample consisted of four inmates and four technical security staff workers. The
results reveal that this legitimate masculinity is perpetuated through violence as a means to gain
respect, establish hierarchies, and exert control among inmates, as well as between them and
security personnel. Furthermore, practices of physical, verbal, and economic violence were
identified, as well as mechanisms of exclusion toward those who do not conform to the dominant
model. The conclusion is that hegemonic masculinity is a structuring axis in prison life, with
profound implications for the exercise of power, social control, and the perpetuation of
institutional violence.
Keywords: hegemonic masculinity, conflictive situations, penitentiary establishment,
inmates
Todo el contenido de la Revista Científica Internacional Arandu UTIC publicado en este sitio está disponible bajo
licencia Creative Commons Atribution 4.0 International.
the question arises: how do patterns of hegemonic masculinity influence the dynamics of power
and violence within the prison environment? The main objective is to understand how hegemonic
masculinity produces conflictual situations among permanent inmates at the Tarapoto
Penitentiary. A qualitative, narrative design was used, and the technique was the semi-structured
interview. The sample consisted of four inmates and four technical security staff workers. The
results reveal that this legitimate masculinity is perpetuated through violence as a means to gain
respect, establish hierarchies, and exert control among inmates, as well as between them and
security personnel. Furthermore, practices of physical, verbal, and economic violence were
identified, as well as mechanisms of exclusion toward those who do not conform to the dominant
model. The conclusion is that hegemonic masculinity is a structuring axis in prison life, with
profound implications for the exercise of power, social control, and the perpetuation of
institutional violence.
Keywords: hegemonic masculinity, conflictive situations, penitentiary establishment,
inmates
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Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2657
INTRODUCCIÓN
La masculinidad y la criminalidad se han convertido en un ámbito de estudio relevante a
nivel global, evidenciado por investigaciones que trazan una relación entre estos conceptos en
diversos contextos socioeconómicos. Se postula que la masculinidad, especialmente en contextos
de marginación y precariedad económica, puede impulsar a los individuos hacia comportamientos
delictivos como medios para afirmar su identidad masculina, esta dinámica subraya la necesidad
de redefinir las nociones de masculinidad para combatir la violencia y la delincuencia. (Stern &
Luke, 2019).
A nivel internacional, la criminalidad y su relación con la masculinidad han sido
examinadas en diversas investigaciones en países como Uruguay, Argentina, México, Paraguay,
España y Costa Rica, subrayando cómo la construcción social de la masculinidad puede influir en
comportamientos delictivos y en la perpetuación de la violencia (Ramos & Palomino, 2019).
Las investigaciones, contribuyen significativamente a la comprensión de cómo las
normativas de género, específicas de cada cultura, juegan un papel crucial en la configuración de
las dinámicas de poder y violencia, tanto a nivel interpersonal como en la esfera pública (Vergara
& Valverde, 2020).
Se destaca que Latinoamérica representa la región con más incidencia criminal a nivel
mundial, señalando una profunda crisis de seguridad ciudadana en la región. A pesar de los
esfuerzos gubernamentales para mitigar esta alta criminalidad, los índices delictivos han seguido
en aumento, junto con un crecimiento exponencial de las poblaciones en las cárceles Rettberg,
(2020). Este fenómeno se ve exacerbado por una persistente cultura machista arraigada, que
fomenta conflictos entre hombres, así como violencia contra las mujeres, feminicidios y violencia
de género (Ramirez, et al., 2020).
En el Perú, la situación de criminalidad ha alcanzado niveles alarmantes, con un incremento
notable en el número de denuncias por delitos, que pasaron de 320,819 en 2020 a 403,071 en
2021. Este aumento en la criminalidad refleja una crisis en la seguridad ciudadana que afecta
directamente los derechos fundamentales de la población, evidenciando la urgencia de políticas
efectivas para su prevención y tratamiento (Instituto nacional de Estadistica e Informatica, 2021).
El estado actual del campo de investigación revela diferentes aproximaciones al estudio de
la masculinidad en contextos penitenciarios, por un lado, en España, se ha explorado la dinámica
de la violencia en el contexto penitenciario, enfocándose en cómo se manifiesta a través de
relaciones de dominación, presión y autoritarismo durante la convivencia carcelaria Lozano, et
al., (2020). Otras investigaciones, han ofrecido una perspectiva de género sobre la construcción
de las masculinidades en el contexto carcelario, revelando que las trayectorias delictivas de los
hombres están significativamente influenciadas por conductas de alto riesgo y el ejercicio de la
violencia (Oleastro, 2017).
INTRODUCCIÓN
La masculinidad y la criminalidad se han convertido en un ámbito de estudio relevante a
nivel global, evidenciado por investigaciones que trazan una relación entre estos conceptos en
diversos contextos socioeconómicos. Se postula que la masculinidad, especialmente en contextos
de marginación y precariedad económica, puede impulsar a los individuos hacia comportamientos
delictivos como medios para afirmar su identidad masculina, esta dinámica subraya la necesidad
de redefinir las nociones de masculinidad para combatir la violencia y la delincuencia. (Stern &
Luke, 2019).
A nivel internacional, la criminalidad y su relación con la masculinidad han sido
examinadas en diversas investigaciones en países como Uruguay, Argentina, México, Paraguay,
España y Costa Rica, subrayando cómo la construcción social de la masculinidad puede influir en
comportamientos delictivos y en la perpetuación de la violencia (Ramos & Palomino, 2019).
Las investigaciones, contribuyen significativamente a la comprensión de cómo las
normativas de género, específicas de cada cultura, juegan un papel crucial en la configuración de
las dinámicas de poder y violencia, tanto a nivel interpersonal como en la esfera pública (Vergara
& Valverde, 2020).
Se destaca que Latinoamérica representa la región con más incidencia criminal a nivel
mundial, señalando una profunda crisis de seguridad ciudadana en la región. A pesar de los
esfuerzos gubernamentales para mitigar esta alta criminalidad, los índices delictivos han seguido
en aumento, junto con un crecimiento exponencial de las poblaciones en las cárceles Rettberg,
(2020). Este fenómeno se ve exacerbado por una persistente cultura machista arraigada, que
fomenta conflictos entre hombres, así como violencia contra las mujeres, feminicidios y violencia
de género (Ramirez, et al., 2020).
En el Perú, la situación de criminalidad ha alcanzado niveles alarmantes, con un incremento
notable en el número de denuncias por delitos, que pasaron de 320,819 en 2020 a 403,071 en
2021. Este aumento en la criminalidad refleja una crisis en la seguridad ciudadana que afecta
directamente los derechos fundamentales de la población, evidenciando la urgencia de políticas
efectivas para su prevención y tratamiento (Instituto nacional de Estadistica e Informatica, 2021).
El estado actual del campo de investigación revela diferentes aproximaciones al estudio de
la masculinidad en contextos penitenciarios, por un lado, en España, se ha explorado la dinámica
de la violencia en el contexto penitenciario, enfocándose en cómo se manifiesta a través de
relaciones de dominación, presión y autoritarismo durante la convivencia carcelaria Lozano, et
al., (2020). Otras investigaciones, han ofrecido una perspectiva de género sobre la construcción
de las masculinidades en el contexto carcelario, revelando que las trayectorias delictivas de los
hombres están significativamente influenciadas por conductas de alto riesgo y el ejercicio de la
violencia (Oleastro, 2017).
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2658
Dentro de este panorama investigativo, emergen debates importantes sobre cómo las
instituciones penitenciarias pueden perpetuar o transformar las estructuras de género. Por una
parte, se argumenta que la prisión no actúa como un ente neutral sino como una institución que
estigmatiza lo femenino y promueve una visión de la masculinidad desde una perspectiva
hegemónica, sin embargo, esta perspectiva contrasta con enfoques que proponen la posibilidad
de nuevas masculinidades como eje en la justicia restaurativa (Ortiz et al., 2019 & Gianibelli,
2018).
La investigación en el establecimiento penitenciario de Tarapoto se inscribe dentro de este
campo de estudios, explorando cómo las construcciones de masculinidad impactan y se ven
afectadas por el contexto penitenciario específico. Este establecimiento forma parte de los 69
centros de reclusión supervisados por el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), y actualmente
alberga a 397 reclusos, en su mayoría originarios de diversas localidades de la región San Martín
(Instituto Nacional Penitenciario, 2022).
La justificación del presente estudio se sitúa en la intersección de los estudios de género y
la sociología del encarcelamiento, ofreciendo un análisis crítico de cómo las construcciones
culturales de la masculinidad influyen en la gestión de conflictos en ambientes altamente
regulados y cerrados. Al desentrañar las formas en que la masculinidad hegemónica afecta las
relaciones de poder, la violencia, y la resistencia dentro de la prisión, este estudio contribuye al
cuerpo académico existente sobre género y sistemas penitenciarios, y provee conocimientos
valiosos para el desarrollo de políticas más efectivas en la gestión de conflictos y la promoción
de un entorno carcelario más seguro y equitativo.
Por lo tanto, el objetivo principal de este trabajo es comprender de qué manera la
masculinidad hegemónica produce situaciones conflictivas entre los actores permanentes en el
establecimiento penitenciario de Tarapoto, contribuyendo así a la comprensión de las complejas
dinámicas de género, poder y violencia en el contexto penitenciario peruano.
El presente artículo se organiza en cinco secciones principales. La introducción expone el
contexto general de la problemática, la relevancia del estudio y el objetivo principal de la
investigación, en la sección de materiales y métodos se describe el enfoque cualitativo adoptado,
el diseño narrativo, las técnicas de recolección de datos y las características de la población y
muestra estudiada. A continuación, en resultados, se presentan los hallazgos obtenidos,
estructurados en función de las categorías emergentes y apoyados en citas textuales de los
participantes, en discusión analiza estos hallazgos a la luz del marco teórico y metodológico,
considerando las implicancias, limitaciones y proyecciones del estudio y finalmente, en
conclusiones, se sintetizan los aportes de la investigación, destacando su relevancia para el diseño
de políticas penitenciarias y proponiendo líneas futuras de indagación en el campo de género y
encarcelamiento.
Dentro de este panorama investigativo, emergen debates importantes sobre cómo las
instituciones penitenciarias pueden perpetuar o transformar las estructuras de género. Por una
parte, se argumenta que la prisión no actúa como un ente neutral sino como una institución que
estigmatiza lo femenino y promueve una visión de la masculinidad desde una perspectiva
hegemónica, sin embargo, esta perspectiva contrasta con enfoques que proponen la posibilidad
de nuevas masculinidades como eje en la justicia restaurativa (Ortiz et al., 2019 & Gianibelli,
2018).
La investigación en el establecimiento penitenciario de Tarapoto se inscribe dentro de este
campo de estudios, explorando cómo las construcciones de masculinidad impactan y se ven
afectadas por el contexto penitenciario específico. Este establecimiento forma parte de los 69
centros de reclusión supervisados por el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), y actualmente
alberga a 397 reclusos, en su mayoría originarios de diversas localidades de la región San Martín
(Instituto Nacional Penitenciario, 2022).
La justificación del presente estudio se sitúa en la intersección de los estudios de género y
la sociología del encarcelamiento, ofreciendo un análisis crítico de cómo las construcciones
culturales de la masculinidad influyen en la gestión de conflictos en ambientes altamente
regulados y cerrados. Al desentrañar las formas en que la masculinidad hegemónica afecta las
relaciones de poder, la violencia, y la resistencia dentro de la prisión, este estudio contribuye al
cuerpo académico existente sobre género y sistemas penitenciarios, y provee conocimientos
valiosos para el desarrollo de políticas más efectivas en la gestión de conflictos y la promoción
de un entorno carcelario más seguro y equitativo.
Por lo tanto, el objetivo principal de este trabajo es comprender de qué manera la
masculinidad hegemónica produce situaciones conflictivas entre los actores permanentes en el
establecimiento penitenciario de Tarapoto, contribuyendo así a la comprensión de las complejas
dinámicas de género, poder y violencia en el contexto penitenciario peruano.
El presente artículo se organiza en cinco secciones principales. La introducción expone el
contexto general de la problemática, la relevancia del estudio y el objetivo principal de la
investigación, en la sección de materiales y métodos se describe el enfoque cualitativo adoptado,
el diseño narrativo, las técnicas de recolección de datos y las características de la población y
muestra estudiada. A continuación, en resultados, se presentan los hallazgos obtenidos,
estructurados en función de las categorías emergentes y apoyados en citas textuales de los
participantes, en discusión analiza estos hallazgos a la luz del marco teórico y metodológico,
considerando las implicancias, limitaciones y proyecciones del estudio y finalmente, en
conclusiones, se sintetizan los aportes de la investigación, destacando su relevancia para el diseño
de políticas penitenciarias y proponiendo líneas futuras de indagación en el campo de género y
encarcelamiento.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2659
MATERIALES Y MÉTODOS
El enfoque metodológico fue cualitativo, el cual tiene como propósito comprender la
dinámica entre el individuo y el colectivo desde el punto de vista de los participantes Arispe et
al., (2020). Este enfoque permitió la comprensión de la masculinidad hegemónica y como está
genera situaciones conflictivas mediante la realidad desde las perspectivas, creencias, prácticas
de violencia, dinámicas de poder, vivencia de los propios varones privados de su libertad y
personal de seguridad. En cuanto al diseño, este fue narrativo, el cual busca comprobar la
existencia de temas dentro de un tema específico, mediante el uso de ciertas categorías de análisis,
examina el contenido, resaltando y detallando sus características únicas Ortiz, (2020). Por ello,
la masculinidad hegemonía y las dinámicas de poder dentro de un contexto penitenciario implican
experiencias y percepciones complejas que pueden ser mejor comprendidas a través de relatos
detallados y personales.
La técnica utilizada fue la entrevista semi estructurada, la cual combina preguntas
predefinidas con la oportunidad de profundizar temas a través de preguntas abiertas Ñaupas et al.,
(2018).
La población definida como el grupo completo de elementos que cumplen con ciertos
criterios establecidos Carhuancho et al., (2019) se compuso de dos grupos principales dentro del
Establecimiento Penitenciario de Tarapoto: el personal técnico de seguridad y los individuos
privados de libertad. Además, la muestra, identificada como una fracción representativa del
universo o un segmento de la población total, constituyen los elementos específicos sujetos a
investigación Hernandez & Carpio, (2019), estuvo constituida por 4 personas privadas de su
libertad y 4 trabajadores del personal técnico de seguridad. Además, el muestreo fue por
conveniencia, lo que facilitó la elección de casos disponibles que consientan en participar,
basándose en la facilidad de acceso y cercanía de los sujetos al investigador (Otzen & Manterola,
2017).
RESULTADOS
Los resultados presentados a continuación emergen del análisis de las entrevistas realizadas
a individuos internados y personal técnico de seguridad en el establecimiento penitenciario de
Tarapoto, organizados según los objetivos de la investigación. En un primer segmento, dinámicas
de poder entre la población privada de libertad, se inicia explorando las dinámicas de poder dentro
de la población carcelaria, abarcando temas clave como las jerarquías de autoridad en prisión y
las estrategias empleadas para ganarse el respeto; en un segundo segmento, se analizan las
diversas formas de violencia que refuerzan el patriarcado dentro de este contexto y finalmente, la
tercera sección se basa en testimonios del personal de seguridad para profundizar en cómo se
construye y se percibe la autoridad y el respeto.
MATERIALES Y MÉTODOS
El enfoque metodológico fue cualitativo, el cual tiene como propósito comprender la
dinámica entre el individuo y el colectivo desde el punto de vista de los participantes Arispe et
al., (2020). Este enfoque permitió la comprensión de la masculinidad hegemónica y como está
genera situaciones conflictivas mediante la realidad desde las perspectivas, creencias, prácticas
de violencia, dinámicas de poder, vivencia de los propios varones privados de su libertad y
personal de seguridad. En cuanto al diseño, este fue narrativo, el cual busca comprobar la
existencia de temas dentro de un tema específico, mediante el uso de ciertas categorías de análisis,
examina el contenido, resaltando y detallando sus características únicas Ortiz, (2020). Por ello,
la masculinidad hegemonía y las dinámicas de poder dentro de un contexto penitenciario implican
experiencias y percepciones complejas que pueden ser mejor comprendidas a través de relatos
detallados y personales.
La técnica utilizada fue la entrevista semi estructurada, la cual combina preguntas
predefinidas con la oportunidad de profundizar temas a través de preguntas abiertas Ñaupas et al.,
(2018).
La población definida como el grupo completo de elementos que cumplen con ciertos
criterios establecidos Carhuancho et al., (2019) se compuso de dos grupos principales dentro del
Establecimiento Penitenciario de Tarapoto: el personal técnico de seguridad y los individuos
privados de libertad. Además, la muestra, identificada como una fracción representativa del
universo o un segmento de la población total, constituyen los elementos específicos sujetos a
investigación Hernandez & Carpio, (2019), estuvo constituida por 4 personas privadas de su
libertad y 4 trabajadores del personal técnico de seguridad. Además, el muestreo fue por
conveniencia, lo que facilitó la elección de casos disponibles que consientan en participar,
basándose en la facilidad de acceso y cercanía de los sujetos al investigador (Otzen & Manterola,
2017).
RESULTADOS
Los resultados presentados a continuación emergen del análisis de las entrevistas realizadas
a individuos internados y personal técnico de seguridad en el establecimiento penitenciario de
Tarapoto, organizados según los objetivos de la investigación. En un primer segmento, dinámicas
de poder entre la población privada de libertad, se inicia explorando las dinámicas de poder dentro
de la población carcelaria, abarcando temas clave como las jerarquías de autoridad en prisión y
las estrategias empleadas para ganarse el respeto; en un segundo segmento, se analizan las
diversas formas de violencia que refuerzan el patriarcado dentro de este contexto y finalmente, la
tercera sección se basa en testimonios del personal de seguridad para profundizar en cómo se
construye y se percibe la autoridad y el respeto.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2660
Dinámicas de poder en torno a las masculinidades en el establecimiento penitenciario
El análisis revelo que las dinámicas de poder entre la población privada de libertad se
estructuran mediante una jerarquía claramente establecida que sirve como fundamento para el
dominio y control dentro de la población carcelaria. Estas dinámicas incluyen interacciones entre
internos, entre internos y personal penitenciario. Las relaciones de poder pueden ser explicitas
implícitas, formales e informales, y están sujetas a constantes cambios y negociones.
La interacción diaria entre los internos y el personal de seguridad fluctúa entre lo formal y
lo informal, normalizando ciertas conductas que, aunque no estén formalmente reguladas, se
implementan para gestionar la población carcelaria. Estas incluyen incautaciones repentinas,
registros exhaustivos, traslados frecuentes, y diversas formas de agresión, tanto físicas como
verbales y económicas. El control sobre los individuos se ejerce a través de la disciplina y la
regulación corporal, considerando la prisión como un mecanismo totalizador que refleja y
perpetúa la lógica organizativa de la sociedad, con el objetivo de restringir ciertas libertades para
reformar y educar al recluso, funcionando como un tipo de "ortopedia social" que busca reformar
al individuo (García, 2022).
Relaciones de autoridad en la cárcel
Los participantes identifican como figuras de autoridad al personal institucional del
establecimiento:” Uno es el INPE eh como te puedo decir el técnico de seguridad, el director y
esos nada más la asistente social, el psicólogo, las enfermeras todos esos." (Entrevistado 1).
“Bueno, porque ellos marcan la pauta a seguir la conducta, las actividades lo que tenemos
que hacer” (Entrevistado 2).
La naturaleza de las relaciones de autoridad varía significativamente, oscilando entre lo
formal y amistoso hasta lo abusivo, influenciada principalmente por el nivel de confianza
establecido entre el personal de seguridad y los internos:
“ No, depende de cada uno no, este se relaciona de muchas formas algunos te hablan bien
algunos te hablan mal de todo no, creo que cada uno busca su trato." (Entrevistado 1)
"Sí, claro este con algunos existe hasta una relación amical, porque se conocen de afuera y
este, con otros algunos tienen cierta animadversión algunos presos y con otros el trato es correcto"
(Entrevistado 2)
Mecanismos para hacerse respetar y "parar el pleito"
Percepción sobre el respeto
El análisis reveló que entre los internos, el respeto se entiende como una forma de
admiración dirigida hacia aquellos considerados más audaces o con un historial delictivo más
notorio:
"Bueno, lo que pasa entre los internos este, existe como una admiración al más este, ¿al
más osado al más delincuente digamos no? entonces este, es así como como llevan sus códigos
aquí." (Entrevistado 2)
Dinámicas de poder en torno a las masculinidades en el establecimiento penitenciario
El análisis revelo que las dinámicas de poder entre la población privada de libertad se
estructuran mediante una jerarquía claramente establecida que sirve como fundamento para el
dominio y control dentro de la población carcelaria. Estas dinámicas incluyen interacciones entre
internos, entre internos y personal penitenciario. Las relaciones de poder pueden ser explicitas
implícitas, formales e informales, y están sujetas a constantes cambios y negociones.
La interacción diaria entre los internos y el personal de seguridad fluctúa entre lo formal y
lo informal, normalizando ciertas conductas que, aunque no estén formalmente reguladas, se
implementan para gestionar la población carcelaria. Estas incluyen incautaciones repentinas,
registros exhaustivos, traslados frecuentes, y diversas formas de agresión, tanto físicas como
verbales y económicas. El control sobre los individuos se ejerce a través de la disciplina y la
regulación corporal, considerando la prisión como un mecanismo totalizador que refleja y
perpetúa la lógica organizativa de la sociedad, con el objetivo de restringir ciertas libertades para
reformar y educar al recluso, funcionando como un tipo de "ortopedia social" que busca reformar
al individuo (García, 2022).
Relaciones de autoridad en la cárcel
Los participantes identifican como figuras de autoridad al personal institucional del
establecimiento:” Uno es el INPE eh como te puedo decir el técnico de seguridad, el director y
esos nada más la asistente social, el psicólogo, las enfermeras todos esos." (Entrevistado 1).
“Bueno, porque ellos marcan la pauta a seguir la conducta, las actividades lo que tenemos
que hacer” (Entrevistado 2).
La naturaleza de las relaciones de autoridad varía significativamente, oscilando entre lo
formal y amistoso hasta lo abusivo, influenciada principalmente por el nivel de confianza
establecido entre el personal de seguridad y los internos:
“ No, depende de cada uno no, este se relaciona de muchas formas algunos te hablan bien
algunos te hablan mal de todo no, creo que cada uno busca su trato." (Entrevistado 1)
"Sí, claro este con algunos existe hasta una relación amical, porque se conocen de afuera y
este, con otros algunos tienen cierta animadversión algunos presos y con otros el trato es correcto"
(Entrevistado 2)
Mecanismos para hacerse respetar y "parar el pleito"
Percepción sobre el respeto
El análisis reveló que entre los internos, el respeto se entiende como una forma de
admiración dirigida hacia aquellos considerados más audaces o con un historial delictivo más
notorio:
"Bueno, lo que pasa entre los internos este, existe como una admiración al más este, ¿al
más osado al más delincuente digamos no? entonces este, es así como como llevan sus códigos
aquí." (Entrevistado 2)
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2661
Construcción de la imagen de respeto
Los entrevistados obtienen respeto mediante la creación de una imagen de sí mismos,
aprovechando sus competencias en áreas como la lectura, la gestión de negocios tanto legales
como ilegales, o el manejo de bienes restringidos y dinero, elementos que dinamizan la economía
interna del penal:
"Eh mi labor es atender a los internos, sugerirles textos de lectura libros ayudarlos con
sus dudas y este y bueno luego la de orden interno de la biblioteca organizar, limpiar"
(Entrevistado 2)
"Bueno si, aquí hay personas que tiene negocios digamos legal dentro del penal que
ejercen un control poderoso no, ósea no, quien regenta la ferretería en carpintería es una persona
importante" (Entrevistado 2)
Parar el pleito
"Parar el pleito" es una expresión comúnmente utilizada por los reclusos para señalar que
alguien debe asumir las consecuencias de sus acciones, lo cual suele implicar ser objeto de
violencia como castigo por sus faltas:
"Nada, como te golpean encima te golpean te meten su castigo a veces te golpean se van
de la mano y te meten al calabozo, tu familia viene a preguntar de repente tu estas todo morateado
adentro" (Entrevistado 1)
Características de las relaciones de la masculinidad entre rejas
El análisis reveló que la mayoría de entrevistados mencionaron haber seleccionado a sus
representantes de pabellón basándose en cualidades específicas:
"Bueno yo creo que básicamente me eligieron porque soy una persona confiable y porque
tengo estudios y podría organizar el pabellón pues de una manera correcta." (Entrevistado 2)
"Nada, es disciplinado en sus cosas, porque hay labores y cosas que hacer en la cuadra y
el con su mano dura y su seriedad hace que las cosas sean como se debe no." (Entrevistado 1)
Grietas en los internos
Al consultar a los entrevistados sobre sus temores, las respuestas abarcaron un espectro
amplio de preocupaciones personales: la incertidumbre del tiempo, la añoranza por la familia y
los hijos, el temor a ser trasladados a otro establecimiento penitenciario, la ansiedad ante la
posibilidad de agresiones por parte de otros internos y la angustia frente a largas condenas:
"Lo que más me preocupa es quedar más tiempo y hacer cosas malas acá y mejor dicho
no ver a mi familia y a mi hijo ayudarle a él" (Entrevistado 1)
"A veces uno se tiene miedo en parte soy primerizo primera vez estoy pisando la cárcel
y da miedo que te lleven otro penal" (Entrevistado 1)
En cuanto a las emociones y relaciones afectivas, los entrevistados manifestaron:
Construcción de la imagen de respeto
Los entrevistados obtienen respeto mediante la creación de una imagen de sí mismos,
aprovechando sus competencias en áreas como la lectura, la gestión de negocios tanto legales
como ilegales, o el manejo de bienes restringidos y dinero, elementos que dinamizan la economía
interna del penal:
"Eh mi labor es atender a los internos, sugerirles textos de lectura libros ayudarlos con
sus dudas y este y bueno luego la de orden interno de la biblioteca organizar, limpiar"
(Entrevistado 2)
"Bueno si, aquí hay personas que tiene negocios digamos legal dentro del penal que
ejercen un control poderoso no, ósea no, quien regenta la ferretería en carpintería es una persona
importante" (Entrevistado 2)
Parar el pleito
"Parar el pleito" es una expresión comúnmente utilizada por los reclusos para señalar que
alguien debe asumir las consecuencias de sus acciones, lo cual suele implicar ser objeto de
violencia como castigo por sus faltas:
"Nada, como te golpean encima te golpean te meten su castigo a veces te golpean se van
de la mano y te meten al calabozo, tu familia viene a preguntar de repente tu estas todo morateado
adentro" (Entrevistado 1)
Características de las relaciones de la masculinidad entre rejas
El análisis reveló que la mayoría de entrevistados mencionaron haber seleccionado a sus
representantes de pabellón basándose en cualidades específicas:
"Bueno yo creo que básicamente me eligieron porque soy una persona confiable y porque
tengo estudios y podría organizar el pabellón pues de una manera correcta." (Entrevistado 2)
"Nada, es disciplinado en sus cosas, porque hay labores y cosas que hacer en la cuadra y
el con su mano dura y su seriedad hace que las cosas sean como se debe no." (Entrevistado 1)
Grietas en los internos
Al consultar a los entrevistados sobre sus temores, las respuestas abarcaron un espectro
amplio de preocupaciones personales: la incertidumbre del tiempo, la añoranza por la familia y
los hijos, el temor a ser trasladados a otro establecimiento penitenciario, la ansiedad ante la
posibilidad de agresiones por parte de otros internos y la angustia frente a largas condenas:
"Lo que más me preocupa es quedar más tiempo y hacer cosas malas acá y mejor dicho
no ver a mi familia y a mi hijo ayudarle a él" (Entrevistado 1)
"A veces uno se tiene miedo en parte soy primerizo primera vez estoy pisando la cárcel
y da miedo que te lleven otro penal" (Entrevistado 1)
En cuanto a las emociones y relaciones afectivas, los entrevistados manifestaron:
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2662
"Decir wau la persona que amas se alejan, pero de ti, no lo ves te sientes solos ya no te
ríes ya no conversas o no le sacas a tu hijo a pasear al parque es algo que me ha dolido bien feo"
(Entrevistado 1)
"Demostramos nuestra alegría, aunque por dentro estamos triste." (Entrevistado 1)
Tipos de violencia entre la población privada de libertad
El conflicto es una constante en las dinámicas de interacción humana, y se manifiesta con
particular intensidad dentro del contexto penitenciario. La vida en prisión está marcada por la
violencia, tanto institucional como interpersonal, que surge de manera inevitable debido a las
tensiones propias del encierro.
Violencia como lenguaje masculino
Los entrevistados describieron diversas formas de violencia a las que están expuestos
dentro del entorno penitenciario:
"Porque le conteste su broma entre comillas y este esta persona es un poco así, digamos
agresiva y nerviosa entonces me dio un puño a la boca y me tumbo al suelo haciéndome unas
heridas en la pierna" (Entrevistado 2)
De las entrevistas podemos señalar que la violencia física y verbal en privados de libertad
se da en eje horizontal, donde la potencia y crueldad aparecen como atributos de la masculinidad
“deseada” y, en consecuencia, encuentra su legitimación para ser ejercida hacia el otro varón, para
de esta forma probar el examen de ser hombre.
“Si, una vez le di una patada a mi compañero no, estaba en un momento de cólera, si le
he golpeado no, pero con cuchillo, sillazos no he llegado ese extremo gracias a Dios me aparto
de esas cosas no, pero siempre me he defendido con mis puños no pero más allá de eso no, sí,
pero el golpe y creo le lastime la vista al fin de eso me di cuenta y un día me acerque le pedí
disculpas por las cosas que hice no.” (Entrevistado 1)
Estigmatización y discriminación por su condición "delincuente"
Los participantes reportaron prácticas humillantes por parte del personal de seguridad:
"Si, varias veces te dicen una y otra cosa te insultan te dicen baboso, sonso oye fumón, oye
drogadicto, ratero y es una burla no, creo que se burlan" (Entrevistado 1)
"Si, he presenciado no solamente uno sino creo que 5 veces, la he presenciado porque
han estado mis compañeros a mí y yo también obviamente y nos han desnudado completamente
me parece denigrante, humillante" (Entrevistado 2)
La homosexualidad como fenómeno femenino
El tema de la sexualidad y homosexualidad no es muy cómodo para conversar y trabajar
con los privados de libertad ya que existe una estigmatización, vergüenza y negación que afecta
directamente a su masculinidad.
"Decir wau la persona que amas se alejan, pero de ti, no lo ves te sientes solos ya no te
ríes ya no conversas o no le sacas a tu hijo a pasear al parque es algo que me ha dolido bien feo"
(Entrevistado 1)
"Demostramos nuestra alegría, aunque por dentro estamos triste." (Entrevistado 1)
Tipos de violencia entre la población privada de libertad
El conflicto es una constante en las dinámicas de interacción humana, y se manifiesta con
particular intensidad dentro del contexto penitenciario. La vida en prisión está marcada por la
violencia, tanto institucional como interpersonal, que surge de manera inevitable debido a las
tensiones propias del encierro.
Violencia como lenguaje masculino
Los entrevistados describieron diversas formas de violencia a las que están expuestos
dentro del entorno penitenciario:
"Porque le conteste su broma entre comillas y este esta persona es un poco así, digamos
agresiva y nerviosa entonces me dio un puño a la boca y me tumbo al suelo haciéndome unas
heridas en la pierna" (Entrevistado 2)
De las entrevistas podemos señalar que la violencia física y verbal en privados de libertad
se da en eje horizontal, donde la potencia y crueldad aparecen como atributos de la masculinidad
“deseada” y, en consecuencia, encuentra su legitimación para ser ejercida hacia el otro varón, para
de esta forma probar el examen de ser hombre.
“Si, una vez le di una patada a mi compañero no, estaba en un momento de cólera, si le
he golpeado no, pero con cuchillo, sillazos no he llegado ese extremo gracias a Dios me aparto
de esas cosas no, pero siempre me he defendido con mis puños no pero más allá de eso no, sí,
pero el golpe y creo le lastime la vista al fin de eso me di cuenta y un día me acerque le pedí
disculpas por las cosas que hice no.” (Entrevistado 1)
Estigmatización y discriminación por su condición "delincuente"
Los participantes reportaron prácticas humillantes por parte del personal de seguridad:
"Si, varias veces te dicen una y otra cosa te insultan te dicen baboso, sonso oye fumón, oye
drogadicto, ratero y es una burla no, creo que se burlan" (Entrevistado 1)
"Si, he presenciado no solamente uno sino creo que 5 veces, la he presenciado porque
han estado mis compañeros a mí y yo también obviamente y nos han desnudado completamente
me parece denigrante, humillante" (Entrevistado 2)
La homosexualidad como fenómeno femenino
El tema de la sexualidad y homosexualidad no es muy cómodo para conversar y trabajar
con los privados de libertad ya que existe una estigmatización, vergüenza y negación que afecta
directamente a su masculinidad.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2663
Lenguaje que estigmatiza la sexualidad
Según los entrevistados, este tipo de lenguaje, cargado de términos peyorativos
relacionados con su sexualidad, es una constante en la vida carcelaria, y se utiliza cotidianamente
sin necesidad de un motivo específico, subrayando la omnipresencia de esta forma de
discriminación y estigmatización.:
"Si, bueno aquí en la zona la palabra maricón no se suele emplear mucho, pero si se
emplea otra que es similar que es la palabra 'vengo' y si los he recibido y eso es prácticamente a
diario" (Entrevistado 2)
“Ni siquiera necesita a ver una situación simplemente uno está pasando y este, y le gritan
alguna palabra descalificativa de su sexualidad o algún grito bebita o cosas de ese tipo no, pero
eso es a diario es no es por un motivo en especial eso es a diario y entre la mayoría de internos.”
(Entrevistado 2)
Lo femenino como inferior
Aquellos que no se ajustan a estos estrictos cánones de masculinidad son objeto de burlas
y su sexualidad es cuestionada, siendo frecuentemente "feminizados" como una forma de
relegarlos a una posición subordinada y, al mismo tiempo, reafirmar la superioridad de la
identidad masculina tradicional.
“Bueno, este se burla de aquí hay un tema que la principal burla que ocurre en el penal
no solo para mi sino para diferentes internos radica en tu masculinidad eh, ellos si tus hablas
digamos de una forma más educada, sino gritas, si tiene modales es que eres, la palabra que
utilizan aquí es vengo… eh, que viene hacer homosexual o que te gusta los hombres y este y eso
se da tanto en los internos.” (Entrevistado 2)
Prácticas sexuales entre privados de libertad
La sublimación del impulso sexual se torna una tarea ardua; inicialmente, la masturbación
en solitario puede servir como una solución temporal, evolucionando luego hacia prácticas de
autoestimulación en grupo, contactos sexuales consentidos y relaciones homosexuales. Estas
interacciones pueden desembocar, en algunos casos, en situaciones de violencia sexual, abusos,
intentos de violación y formación de parejas homosexuales.
"Si, cuando estaba en la celda grande de máxima había compañeros que cerraban sus
cortinas y se iban juntos ahí a la cama." (Entrevistado 2)
"No hay nosotros lo hacemos ya por lo que estamos, como pareja." (Entrevistado 3)
El cuerpo como una mercancía
De los entrevistados se puede reflexionar que la sexualidad es también cosificada y ligada
al rol sexual comercial.
"Del personal de seguridad en alguna ocasión también este, he recibido algún comentario
como si estoy pechando algún interno la palabra pechar es como mantener algún interno por tener
una relación." (Entrevistado 2)
Lenguaje que estigmatiza la sexualidad
Según los entrevistados, este tipo de lenguaje, cargado de términos peyorativos
relacionados con su sexualidad, es una constante en la vida carcelaria, y se utiliza cotidianamente
sin necesidad de un motivo específico, subrayando la omnipresencia de esta forma de
discriminación y estigmatización.:
"Si, bueno aquí en la zona la palabra maricón no se suele emplear mucho, pero si se
emplea otra que es similar que es la palabra 'vengo' y si los he recibido y eso es prácticamente a
diario" (Entrevistado 2)
“Ni siquiera necesita a ver una situación simplemente uno está pasando y este, y le gritan
alguna palabra descalificativa de su sexualidad o algún grito bebita o cosas de ese tipo no, pero
eso es a diario es no es por un motivo en especial eso es a diario y entre la mayoría de internos.”
(Entrevistado 2)
Lo femenino como inferior
Aquellos que no se ajustan a estos estrictos cánones de masculinidad son objeto de burlas
y su sexualidad es cuestionada, siendo frecuentemente "feminizados" como una forma de
relegarlos a una posición subordinada y, al mismo tiempo, reafirmar la superioridad de la
identidad masculina tradicional.
“Bueno, este se burla de aquí hay un tema que la principal burla que ocurre en el penal
no solo para mi sino para diferentes internos radica en tu masculinidad eh, ellos si tus hablas
digamos de una forma más educada, sino gritas, si tiene modales es que eres, la palabra que
utilizan aquí es vengo… eh, que viene hacer homosexual o que te gusta los hombres y este y eso
se da tanto en los internos.” (Entrevistado 2)
Prácticas sexuales entre privados de libertad
La sublimación del impulso sexual se torna una tarea ardua; inicialmente, la masturbación
en solitario puede servir como una solución temporal, evolucionando luego hacia prácticas de
autoestimulación en grupo, contactos sexuales consentidos y relaciones homosexuales. Estas
interacciones pueden desembocar, en algunos casos, en situaciones de violencia sexual, abusos,
intentos de violación y formación de parejas homosexuales.
"Si, cuando estaba en la celda grande de máxima había compañeros que cerraban sus
cortinas y se iban juntos ahí a la cama." (Entrevistado 2)
"No hay nosotros lo hacemos ya por lo que estamos, como pareja." (Entrevistado 3)
El cuerpo como una mercancía
De los entrevistados se puede reflexionar que la sexualidad es también cosificada y ligada
al rol sexual comercial.
"Del personal de seguridad en alguna ocasión también este, he recibido algún comentario
como si estoy pechando algún interno la palabra pechar es como mantener algún interno por tener
una relación." (Entrevistado 2)
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2664
"Ellos dicen mira de acá para trabajar dice los domingos desde las A-8 hasta que dicen
hasta la B-5, ellos me dicen, ay estás con tu 170 huevona me dicen así, y yo le digo ay loco eres
tú. Me ofrecen 20 me ofrecen otros 15, 20 el otro" (Entrevistado 3)
Violencia para repeler lo femenino
Los entrevistados reportaron discriminación específica hacia manifestaciones
consideradas femeninas:
"Si, en una raqueta cuando me encontraron este puesto un interior femenino me hecho
sacarar yo me saqué como dicen acá a recibir órdenes de ellos, me han sacado y lo botaron al piso
vuelta otra vez a patadas me ha entregado, para mí es una humillación eso de ahí, es un como una
discriminación también." (Entrevistado 4)
Violencia económica como modelo de opresión masculino
En el ámbito carcelario, la violencia económica emerge como un mecanismo de poder
particularmente dirigido hacia los hombres, intensificada por la conducta del personal de
seguridad cuyas acciones están motivadas por la codicia, el afán de lucro, la ambición y el deseo
de dominio
"No algunos conflictos cuando se pelea no, te dicen hay dos cosas que te dicen pagas tu
pleito o sino págame no, te llevo al hueco págame 50, 60 soles o si no te vas al hueco noma"
(Entrevistado 1)
"Si varias veces, me amenazaban no, con te voy llevar otro penal, te voy llevar lejos de
tu familia, dame algo dame plata algo dame tanto de plata sino no te llevo" (Entrevistado 1)
Autoridad y legitimación del personal técnico
Se busca explorar cómo las estructuras de género se entrelazan con el día a día de la vida
carcelaria, afectando profundamente a todos los involucrados, desde los reclusos hasta el personal
de seguridad y otros funcionarios. La omnipresencia de estas dinámicas de género dentro de la
prisión revela la extensión del impacto del patriarcado en todos los ámbitos de la sociedad, incluso
en aquellos espacios diseñados para la reclusión y el castigo.
Construcción de la autoridad y respeto
Según lo expresado por los entrevistados, la autoridad dentro de la prisión se establece
tanto por vías formales como informales. Por un lado, se adhiere a las normativas oficiales
dictadas en el código de ejecución penal, pero también, se recurre a métodos no oficiales que
incluyen el uso de la fuerza, abusos, violencia diaria y restricciones arbitrarias:
"Eh en primer lugar porque está establecido en el código de ejecución penal, unas ciertas
normas que el interno tiene que respetar no. Y de incurrir en falta alguna de ellas hay sanciones e
incluso pierden beneficios" (Seguridad 1)
"Ah bueno, como te expliqué hace rato este imponer la autoridad es hacer uso es de la
fuerza, Hacer uso de la fuerza cómo lo conocemos en el penal o de algunas armas no letales"
(Seguridad 1)
"Ellos dicen mira de acá para trabajar dice los domingos desde las A-8 hasta que dicen
hasta la B-5, ellos me dicen, ay estás con tu 170 huevona me dicen así, y yo le digo ay loco eres
tú. Me ofrecen 20 me ofrecen otros 15, 20 el otro" (Entrevistado 3)
Violencia para repeler lo femenino
Los entrevistados reportaron discriminación específica hacia manifestaciones
consideradas femeninas:
"Si, en una raqueta cuando me encontraron este puesto un interior femenino me hecho
sacarar yo me saqué como dicen acá a recibir órdenes de ellos, me han sacado y lo botaron al piso
vuelta otra vez a patadas me ha entregado, para mí es una humillación eso de ahí, es un como una
discriminación también." (Entrevistado 4)
Violencia económica como modelo de opresión masculino
En el ámbito carcelario, la violencia económica emerge como un mecanismo de poder
particularmente dirigido hacia los hombres, intensificada por la conducta del personal de
seguridad cuyas acciones están motivadas por la codicia, el afán de lucro, la ambición y el deseo
de dominio
"No algunos conflictos cuando se pelea no, te dicen hay dos cosas que te dicen pagas tu
pleito o sino págame no, te llevo al hueco págame 50, 60 soles o si no te vas al hueco noma"
(Entrevistado 1)
"Si varias veces, me amenazaban no, con te voy llevar otro penal, te voy llevar lejos de
tu familia, dame algo dame plata algo dame tanto de plata sino no te llevo" (Entrevistado 1)
Autoridad y legitimación del personal técnico
Se busca explorar cómo las estructuras de género se entrelazan con el día a día de la vida
carcelaria, afectando profundamente a todos los involucrados, desde los reclusos hasta el personal
de seguridad y otros funcionarios. La omnipresencia de estas dinámicas de género dentro de la
prisión revela la extensión del impacto del patriarcado en todos los ámbitos de la sociedad, incluso
en aquellos espacios diseñados para la reclusión y el castigo.
Construcción de la autoridad y respeto
Según lo expresado por los entrevistados, la autoridad dentro de la prisión se establece
tanto por vías formales como informales. Por un lado, se adhiere a las normativas oficiales
dictadas en el código de ejecución penal, pero también, se recurre a métodos no oficiales que
incluyen el uso de la fuerza, abusos, violencia diaria y restricciones arbitrarias:
"Eh en primer lugar porque está establecido en el código de ejecución penal, unas ciertas
normas que el interno tiene que respetar no. Y de incurrir en falta alguna de ellas hay sanciones e
incluso pierden beneficios" (Seguridad 1)
"Ah bueno, como te expliqué hace rato este imponer la autoridad es hacer uso es de la
fuerza, Hacer uso de la fuerza cómo lo conocemos en el penal o de algunas armas no letales"
(Seguridad 1)
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2665
Estrategias para hacerse respetar
El personal de seguridad, según las respuestas de los entrevistados, señala que el privado
de libertad no tiene respeto, de modo que debe implantar de alguna forma u otra un mecanismo
conocido a través del uso de la fuerza para “corregir “o “bajar” al privado de libertad.
"Si ha habido muchos casos, pero es por la sencilla razón de que los internos se portan
mal o sea son agresivos son personas que no respetan entonces qué hacemos hay que implantar
de alguna forma a veces de una forma ya no quieren entender de una manera, entonces qué
hacemos entramos ya con la fuerza." (Seguridad 2)
La violencia como mecanismo que sustenta el patriarcado en la cárcel
La violencia dentro del ámbito carcelario se dirige hacia la persona, forzándola a alterar
su comportamiento mediante la imposición de una rutina estricta, restringiéndola a un entorno
limitado y despojándola de ciertas libertades fundamentales. En este contexto, la disciplina de los
cuerpos se convierte en una prioridad frente a cualquier acto de desobediencia, desinterés o apatía,
utilizando la violencia como el instrumento predilecto para asegurar el control y el orden.
"No a veces el interno viene y como ellos también dicen son pagadores, pago mi pleito
se le mete su goma por lo que ha faltado y ellos ya hay que dar no se queja nada porque saben
que han cometido una falta" (Seguridad 2)
La violencia económica como mecanismo de derecho de piso
En el análisis de la violencia económica en las prisiones, es crucial notar cómo el personal
de seguridad recurre a tácticas de minimización y negación como mecanismos de defensa para
justificar acciones que constituyen violencia económica. Por ejemplo, uno de los entrevistados
describe la extorsión de bienes o dinero a los reclusos como un simple "agradecimiento", mientras
que otro admite solicitar dinero u objetos de valor, restándole importancia al hecho y sugiriendo
que es una práctica generalizada y no exclusiva de unos pocos, intentando así desviar la
responsabilidad.
“Por ejemplo, dentro del penal de Tarapoto hay un taller de carpintería dónde trabajan los
internos y tienen un horario de salida y de ingreso Y de salida no, pero durante el día hay algunos
internos que quieren ausentarse de ese lugar y no está permitido, pero tampoco está restringido
entonces, tú si quieres le das y si no quieres no. pues entonces es ahí donde el interno te dicen
técnico te doy una agüita y déjame ir a mi ambiente porque estoy cansado y no quiero seguir
trabajando. Eso puede ser una acción luego este a veces de repente quiere tener una media hora
más de luz Qué es se les brinda Entonces por cositas así no.” (Seguridad 1)
“Bueno sí muchas veces muchas veces y eso no es para sorprenderse no no solamente
nosotros sino quizás todo lo que es el sistema penitenciario ofrece ofrecen dinero a cambio de
quizás algunas facilidades o a veces muchas veces a cambio de un trámite documentario así
ofrecen.” (Seguridad 2)
Estrategias para hacerse respetar
El personal de seguridad, según las respuestas de los entrevistados, señala que el privado
de libertad no tiene respeto, de modo que debe implantar de alguna forma u otra un mecanismo
conocido a través del uso de la fuerza para “corregir “o “bajar” al privado de libertad.
"Si ha habido muchos casos, pero es por la sencilla razón de que los internos se portan
mal o sea son agresivos son personas que no respetan entonces qué hacemos hay que implantar
de alguna forma a veces de una forma ya no quieren entender de una manera, entonces qué
hacemos entramos ya con la fuerza." (Seguridad 2)
La violencia como mecanismo que sustenta el patriarcado en la cárcel
La violencia dentro del ámbito carcelario se dirige hacia la persona, forzándola a alterar
su comportamiento mediante la imposición de una rutina estricta, restringiéndola a un entorno
limitado y despojándola de ciertas libertades fundamentales. En este contexto, la disciplina de los
cuerpos se convierte en una prioridad frente a cualquier acto de desobediencia, desinterés o apatía,
utilizando la violencia como el instrumento predilecto para asegurar el control y el orden.
"No a veces el interno viene y como ellos también dicen son pagadores, pago mi pleito
se le mete su goma por lo que ha faltado y ellos ya hay que dar no se queja nada porque saben
que han cometido una falta" (Seguridad 2)
La violencia económica como mecanismo de derecho de piso
En el análisis de la violencia económica en las prisiones, es crucial notar cómo el personal
de seguridad recurre a tácticas de minimización y negación como mecanismos de defensa para
justificar acciones que constituyen violencia económica. Por ejemplo, uno de los entrevistados
describe la extorsión de bienes o dinero a los reclusos como un simple "agradecimiento", mientras
que otro admite solicitar dinero u objetos de valor, restándole importancia al hecho y sugiriendo
que es una práctica generalizada y no exclusiva de unos pocos, intentando así desviar la
responsabilidad.
“Por ejemplo, dentro del penal de Tarapoto hay un taller de carpintería dónde trabajan los
internos y tienen un horario de salida y de ingreso Y de salida no, pero durante el día hay algunos
internos que quieren ausentarse de ese lugar y no está permitido, pero tampoco está restringido
entonces, tú si quieres le das y si no quieres no. pues entonces es ahí donde el interno te dicen
técnico te doy una agüita y déjame ir a mi ambiente porque estoy cansado y no quiero seguir
trabajando. Eso puede ser una acción luego este a veces de repente quiere tener una media hora
más de luz Qué es se les brinda Entonces por cositas así no.” (Seguridad 1)
“Bueno sí muchas veces muchas veces y eso no es para sorprenderse no no solamente
nosotros sino quizás todo lo que es el sistema penitenciario ofrece ofrecen dinero a cambio de
quizás algunas facilidades o a veces muchas veces a cambio de un trámite documentario así
ofrecen.” (Seguridad 2)
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2666
DISCUSIÓN
Los resultados de esta investigación revelan que la masculinidad hegemónica actúa como
un catalizador de conflictos en el entorno penitenciario, donde las dinámicas de poder y las
prácticas de violencia se entrelazan estrechamente con las construcciones de género. Esta
influencia se manifiesta en la forma cómo se establecen las jerarquías sociales, se ejerce la
autoridad y se resuelven los conflictos dentro del penal. Esta estructura se alinea con lo planteado
en un estudio que enfatiza cómo la masculinidad hegemónica, caracterizada por la fuerza física,
la virilidad y el uso de la violencia como mecanismos de afirmación, configura las interacciones
entre los hombres en espacios de justicia restaurativa (Gianibelli, 2018).
Al analizar las formas en que se estructuran las dinámicas de poder en torno a las
masculinidades, se determinó que la masculinidad hegemónica en el establecimiento
penitenciario estructura las dinámicas de poder de manera que refuerza la dominación y
subordinación entre los actores permanentes. Esta situación coincide con lo reportado en una
investigación donde se destaca que la generación de miedo en las cárceles es crucial para afirmar
la autoridad y facilitar la gobernabilidad, lo cual es instrumentalizado a través de la masculinidad
hegemónica para asegurar el orden interno y tratar a los detenidos como entes maleables y dóciles
(Zhao et al., 2019).
En este sentido, también se reconoce que la masculinidad hegemónica se expresa
mediante formas de violencia económica, como la extorsión y el abuso de poder, donde se
instrumentalizan las desigualdades para reforzar la subordinación. Estas prácticas reflejan la
rigidez de los mandatos de género dominantes, como lo sostienen investigaciones al analizar el
ejercicio cotidiano del poder en instituciones totales y en las cuáles se plantea el poder reprime y
produce verdad, saber y conocimiento, normalizando comportamientos y resistencias (Romero,
2019 & Bard, 2022).
Los hallazgos también revelan que las prácticas de conflicto y violencia relacionadas con
la masculinidad se evidencian en la cotidianidad de la vida carcelaria, en donde la violencia física
y psicológica, se utiliza como herramienta para reafirmar la masculinidad hegemónica y
establecer jerarquías dentro del penal, manifestándose en el trato deshumanizador hacia los
reclusos, en la minimización de sus experiencias y en la justificación de los abusos como medidas
disciplinarias o correctivas. Este fenómeno se relaciona con que la autoridad prescinde de
argumentos para asegurar la ejecución de órdenes, estableciendo relaciones jerárquicas en
contraposición a las dinámicas igualitarias de persuasión (Cadavid, 2019).
Desde la teoría, relacionada con las prácticas de conflicto y violencia en el contexto
carcelario de Tarapoto y su vinculación con la masculinidad hegemónica, hay teorías que abordan
la violencia en las cárceles como una manifestación compleja que incluye actos físicos,
psicológicos y simbólicos, estrechamente ligados a las dinámicas de poder y control, destacando
cómo estas formas de violencia se normalizan dentro de las instituciones penitenciarias y cómo
DISCUSIÓN
Los resultados de esta investigación revelan que la masculinidad hegemónica actúa como
un catalizador de conflictos en el entorno penitenciario, donde las dinámicas de poder y las
prácticas de violencia se entrelazan estrechamente con las construcciones de género. Esta
influencia se manifiesta en la forma cómo se establecen las jerarquías sociales, se ejerce la
autoridad y se resuelven los conflictos dentro del penal. Esta estructura se alinea con lo planteado
en un estudio que enfatiza cómo la masculinidad hegemónica, caracterizada por la fuerza física,
la virilidad y el uso de la violencia como mecanismos de afirmación, configura las interacciones
entre los hombres en espacios de justicia restaurativa (Gianibelli, 2018).
Al analizar las formas en que se estructuran las dinámicas de poder en torno a las
masculinidades, se determinó que la masculinidad hegemónica en el establecimiento
penitenciario estructura las dinámicas de poder de manera que refuerza la dominación y
subordinación entre los actores permanentes. Esta situación coincide con lo reportado en una
investigación donde se destaca que la generación de miedo en las cárceles es crucial para afirmar
la autoridad y facilitar la gobernabilidad, lo cual es instrumentalizado a través de la masculinidad
hegemónica para asegurar el orden interno y tratar a los detenidos como entes maleables y dóciles
(Zhao et al., 2019).
En este sentido, también se reconoce que la masculinidad hegemónica se expresa
mediante formas de violencia económica, como la extorsión y el abuso de poder, donde se
instrumentalizan las desigualdades para reforzar la subordinación. Estas prácticas reflejan la
rigidez de los mandatos de género dominantes, como lo sostienen investigaciones al analizar el
ejercicio cotidiano del poder en instituciones totales y en las cuáles se plantea el poder reprime y
produce verdad, saber y conocimiento, normalizando comportamientos y resistencias (Romero,
2019 & Bard, 2022).
Los hallazgos también revelan que las prácticas de conflicto y violencia relacionadas con
la masculinidad se evidencian en la cotidianidad de la vida carcelaria, en donde la violencia física
y psicológica, se utiliza como herramienta para reafirmar la masculinidad hegemónica y
establecer jerarquías dentro del penal, manifestándose en el trato deshumanizador hacia los
reclusos, en la minimización de sus experiencias y en la justificación de los abusos como medidas
disciplinarias o correctivas. Este fenómeno se relaciona con que la autoridad prescinde de
argumentos para asegurar la ejecución de órdenes, estableciendo relaciones jerárquicas en
contraposición a las dinámicas igualitarias de persuasión (Cadavid, 2019).
Desde la teoría, relacionada con las prácticas de conflicto y violencia en el contexto
carcelario de Tarapoto y su vinculación con la masculinidad hegemónica, hay teorías que abordan
la violencia en las cárceles como una manifestación compleja que incluye actos físicos,
psicológicos y simbólicos, estrechamente ligados a las dinámicas de poder y control, destacando
cómo estas formas de violencia se normalizan dentro de las instituciones penitenciarias y cómo
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2667
están vinculadas a las construcciones de masculinidad, sirviendo como mecanismos para afirmar
identidades y estatus entre los internos Butler & Kelly, (2021). Adicionalmente, otra teoría
examina cómo el entorno carcelario fomenta conflictos que suelen desembocar en actos de
violencia, considerando la cárcel como un reflejo más amplio de la vulneración de derechos y la
presencia punitiva estatal experimentada por los reclusos. Este marco analítico permite entender
la violencia no solo como un problema de seguridad, sino también como una consecuencia de la
estructura social y de género predominante en la sociedad (Steiner & Wooldredge, 2018).
Desde una perspectiva metodológica, el enfoque cualitativo empleado permitió acceder a
la complejidad de las dinámicas de género en el entorno penitenciario, siendo adecuada para
captar los significados subjetivos que los actores atribuyen a sus prácticas, sin embargo, también
se sugiere complementar futuros estudios con técnicas adicionales como grupos focales o análisis
de contenido institucional.
En términos de aplicabilidad, si bien los hallazgos se derivan de un contexto específico,
sus implicancias pueden resultar útiles para investigaciones comparativas en otros
establecimientos penitenciarios del país o de América Latina, donde persisten estructuras
similares de poder y género, además, futuros estudios podrían ampliar la muestra o incorporar el
análisis interseccional con variables como etnicidad, edad o nivel educativo, lo que permitiría una
comprensión más amplia de la situación penitenciaria.
Finalmente, el presente estudio aporta evidencia empírica sobre la reproducción de la
masculinidad hegemónica en contextos penitenciarios y a su vez propone un modelo
metodológico adecuado para el contexto, que puede servir como referencia para investigaciones
posteriores en instituciones cerradas o en poblaciones socialmente marginadas.
CONCLUSIONES
Metodológicamente, el enfoque cualitativo empleado permitió comprender de forma
profunda y contextualizada las dinámicas de poder y conflicto asociadas a la masculinidad
hegemónica en el establecimiento penitenciario de Tarapoto, a su vez, el diseño narrativo fue
pertinente para acceder a los relatos subjetivos de los internos, captando las formas en que
experimentan y reproducen relaciones de respeto y control dentro del espacio carcelario, además
al usar como técnica a la entrevista semiestructurada, se identificó que la masculinidad
hegemónica se configura a partir de un sistema simbólico que exalta la fuerza física, el dominio
sobre otros y la capacidad de imponer respeto como pilares fundamentales para obtener
reconocimiento y estatus entre los internos, lo cual se consolida mediante la desvalorización de
expresiones emocionales o conductas consideradas femeninas, promoviendo así un modelo rígido
de masculinidad que atraviesa la vida cotidiana en prisión y moldea las relaciones interpersonales,
estructurando un marco normativo implícito que determina lo que significa “ser hombre” en el
encierro y sanciona cualquier desviación de dicho ideal.
están vinculadas a las construcciones de masculinidad, sirviendo como mecanismos para afirmar
identidades y estatus entre los internos Butler & Kelly, (2021). Adicionalmente, otra teoría
examina cómo el entorno carcelario fomenta conflictos que suelen desembocar en actos de
violencia, considerando la cárcel como un reflejo más amplio de la vulneración de derechos y la
presencia punitiva estatal experimentada por los reclusos. Este marco analítico permite entender
la violencia no solo como un problema de seguridad, sino también como una consecuencia de la
estructura social y de género predominante en la sociedad (Steiner & Wooldredge, 2018).
Desde una perspectiva metodológica, el enfoque cualitativo empleado permitió acceder a
la complejidad de las dinámicas de género en el entorno penitenciario, siendo adecuada para
captar los significados subjetivos que los actores atribuyen a sus prácticas, sin embargo, también
se sugiere complementar futuros estudios con técnicas adicionales como grupos focales o análisis
de contenido institucional.
En términos de aplicabilidad, si bien los hallazgos se derivan de un contexto específico,
sus implicancias pueden resultar útiles para investigaciones comparativas en otros
establecimientos penitenciarios del país o de América Latina, donde persisten estructuras
similares de poder y género, además, futuros estudios podrían ampliar la muestra o incorporar el
análisis interseccional con variables como etnicidad, edad o nivel educativo, lo que permitiría una
comprensión más amplia de la situación penitenciaria.
Finalmente, el presente estudio aporta evidencia empírica sobre la reproducción de la
masculinidad hegemónica en contextos penitenciarios y a su vez propone un modelo
metodológico adecuado para el contexto, que puede servir como referencia para investigaciones
posteriores en instituciones cerradas o en poblaciones socialmente marginadas.
CONCLUSIONES
Metodológicamente, el enfoque cualitativo empleado permitió comprender de forma
profunda y contextualizada las dinámicas de poder y conflicto asociadas a la masculinidad
hegemónica en el establecimiento penitenciario de Tarapoto, a su vez, el diseño narrativo fue
pertinente para acceder a los relatos subjetivos de los internos, captando las formas en que
experimentan y reproducen relaciones de respeto y control dentro del espacio carcelario, además
al usar como técnica a la entrevista semiestructurada, se identificó que la masculinidad
hegemónica se configura a partir de un sistema simbólico que exalta la fuerza física, el dominio
sobre otros y la capacidad de imponer respeto como pilares fundamentales para obtener
reconocimiento y estatus entre los internos, lo cual se consolida mediante la desvalorización de
expresiones emocionales o conductas consideradas femeninas, promoviendo así un modelo rígido
de masculinidad que atraviesa la vida cotidiana en prisión y moldea las relaciones interpersonales,
estructurando un marco normativo implícito que determina lo que significa “ser hombre” en el
encierro y sanciona cualquier desviación de dicho ideal.
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Además, la vinculación entre la masculinidad hegemónica y los conflictos entre internos
se evidencia en una lógica de interacción marcada por la necesidad constante de reafirmar el poder
personal, donde las disputas emergen como respuestas a amenazas simbólicas al estatus
masculino, ya sea mediante provocaciones, cuestionamientos o competencias de liderazgo,
generando una dinámica en la que la violencia y el enfrentamiento directo se convierten en
mecanismos de validación, dado que cualquier muestra de vulnerabilidad o renuncia al conflicto
puede ser interpretada como una pérdida de masculinidad, por lo que esta configuración favorece
un ambiente institucional de tensión permanente y conflictos recurrentes.
También, se halló que, las estructuras institucionales del penal refuerzan la masculinidad
hegemónica y sus consecuencias conflictivas al carecer de estrategias para intervenir en las
dinámicas simbólicas y relacionales que la sustentan, ya que la organización del sistema
penitenciario, lejos de cuestionar los códigos dominantes de género, los naturaliza al mantener
jerarquías informales, permitir el control de espacios por parte de líderes internos y no ofrecer
canales adecuados para la resolución pacífica de disputas, lo que, en conjunto con la ausencia de
un enfoque de género en las políticas penitenciarias, perpetúa un modelo de convivencia donde
la masculinidad violenta es la norma predominante y legitimada.
A pesar de la reticencia inicial de algunos participantes para hablar de ciertos temas, lo
que representó una limitación durante la recolección de datos, se logró establecer una relación de
confianza suficiente para obtener testimonios significativos, que permiten conocer la realidad de
este establecimiento.
Por su parte, la replicabilidad de esta metodología en otros contextos penitenciarios
resulta viable, especialmente para estudios que busquen comprender cómo las estructuras de
género afectan la convivencia y la gestión de conflictos, a su vez, los hallazgos permiten plantear
recomendaciones para el diseño de políticas penitenciarias sensibles al género, que reconozcan y
aborden las raíces estructurales de la violencia masculina, promoviendo entornos seguros y
equitativos.
En conjunto, los hallazgos del estudio aportan una comprensión más profunda de las
dinámicas conflictivas en contextos penitenciarios, evidenciando factores estructurales y
relacionales que inciden en la convivencia institucional. Estos resultados enriquecen el debate
académico en torno a las interacciones sociales en espacios de encierro y abren nuevas líneas de
investigación orientadas a explorar intervenciones más efectivas para la prevención de conflictos
y el fortalecimiento de la seguridad y gobernabilidad en los centros penitenciarios.
Además, la vinculación entre la masculinidad hegemónica y los conflictos entre internos
se evidencia en una lógica de interacción marcada por la necesidad constante de reafirmar el poder
personal, donde las disputas emergen como respuestas a amenazas simbólicas al estatus
masculino, ya sea mediante provocaciones, cuestionamientos o competencias de liderazgo,
generando una dinámica en la que la violencia y el enfrentamiento directo se convierten en
mecanismos de validación, dado que cualquier muestra de vulnerabilidad o renuncia al conflicto
puede ser interpretada como una pérdida de masculinidad, por lo que esta configuración favorece
un ambiente institucional de tensión permanente y conflictos recurrentes.
También, se halló que, las estructuras institucionales del penal refuerzan la masculinidad
hegemónica y sus consecuencias conflictivas al carecer de estrategias para intervenir en las
dinámicas simbólicas y relacionales que la sustentan, ya que la organización del sistema
penitenciario, lejos de cuestionar los códigos dominantes de género, los naturaliza al mantener
jerarquías informales, permitir el control de espacios por parte de líderes internos y no ofrecer
canales adecuados para la resolución pacífica de disputas, lo que, en conjunto con la ausencia de
un enfoque de género en las políticas penitenciarias, perpetúa un modelo de convivencia donde
la masculinidad violenta es la norma predominante y legitimada.
A pesar de la reticencia inicial de algunos participantes para hablar de ciertos temas, lo
que representó una limitación durante la recolección de datos, se logró establecer una relación de
confianza suficiente para obtener testimonios significativos, que permiten conocer la realidad de
este establecimiento.
Por su parte, la replicabilidad de esta metodología en otros contextos penitenciarios
resulta viable, especialmente para estudios que busquen comprender cómo las estructuras de
género afectan la convivencia y la gestión de conflictos, a su vez, los hallazgos permiten plantear
recomendaciones para el diseño de políticas penitenciarias sensibles al género, que reconozcan y
aborden las raíces estructurales de la violencia masculina, promoviendo entornos seguros y
equitativos.
En conjunto, los hallazgos del estudio aportan una comprensión más profunda de las
dinámicas conflictivas en contextos penitenciarios, evidenciando factores estructurales y
relacionales que inciden en la convivencia institucional. Estos resultados enriquecen el debate
académico en torno a las interacciones sociales en espacios de encierro y abren nuevas líneas de
investigación orientadas a explorar intervenciones más efectivas para la prevención de conflictos
y el fortalecimiento de la seguridad y gobernabilidad en los centros penitenciarios.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2669
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