Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2240
https://doi.org/
10.69639/arandu.v12i3.1457
Influencia de la música y el canto en el desarrollo
socioemocional de niños de educación inicial

The influence of music and singing on the social-emotional development of children in
early childhood education

Yessenia de las Mercedes Paredes Bravo

yesseniam.paredes@educacion.gob.ec

https://orcid.org/0009-0009-5890-2545

Escuela de Educación Básica Las Orquídeas

Quito- Ecuador

Blanca Chugchilán Vega

blanca.chugchilan@educacion.gob.ec

https://orcid.org/0009-0000-0040-4935

Unidad educativa Cutuglagua

Quito Ecuador

María Teresa Chau Soque

maria.chau@educacion.gob.ec

https://orcid.org/0000-0003-3471-5437

Centro de Educación Inicial "Lucinda Toledo"

Quito Ecuador

Sandra Elizabeth Caisaguano Chacón

sandra.caisaguano@educacion.gob.ec

https://orcid.org/0009-0002-4914-5182

Unidad Educativa Cutuglagua

Quito Ecuador

Artículo recibido: 18 julio 2025 - Aceptado para publicación: 28 agosto 2025

Conflictos de intereses: Ninguno que declarar.

RESUMEN

El presente artículo analiza la influencia de la música y el canto en el desarrollo socioemocional
de niños de educación inicial, considerando su papel como herramienta pedagógica para favorecer
la expresión de emociones, la interacción social y la autorregulación. El estudio se desarrolló con
un enfoque cuantitativo, aplicando un diseño cuasi experimental con un grupo de 25 niños de 4 a
5 años. Se implementó un programa de actividades musicales que incluyó canto grupal, juegos
rítmicos. Para la recolección de datos se emplearon escalas de observación del comportamiento
socioemocional y cuestionarios dirigidos a docentes y padres. Los resultados evidenciaron
mejoras significativas en habilidades como la empatía, la cooperación, el control de impulsos y
la comunicación asertiva. La música, al integrar ritmo, melodía y expresión corporal, favoreció
un ambiente inclusivo y motivador que fortaleció la autoestima y las relaciones interpersonales.
El canto grupal potenció el sentido de pertenencia y la cohesión, mientras que las actividades
rítmicas ayudaron a la regulación emocional. En conclusión, la música y el canto constituyen
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2241
estrategias efectivas para potenciar el desarrollo socioemocional en educación inicial,
recomendándose su integración sistemática en la planificación docente como parte de las
metodologías activas de enseñanza-aprendizaje.

Palabras clave: educación inicial , desarrollo socioemocional, música, canto, habilidades
sociales

ABSTRACT

This article analyzes the influence of music and singing on the social-emotional development of
children in early childhood education, considering their role as pedagogical tools for promoting
emotional expression, social interaction, and self-regulation. The study was conducted using a
quantitative approach, applying a quasi-experimental design with a group of 25 children aged 4
to 5 years. A program of musical activities was implemented that included group singing and
rhythmic games. Data collection was carried out using scales for observing socio-emotional
behavior and questionnaires for teachers and parents. The results showed significant
improvements in skills such as empathy, cooperation, impulse control, and assertive
communication. Music, by integrating rhythm, melody, and body expression, fostered an
inclusive and motivating environment that strengthened self-esteem and interpersonal
relationships. Group singing enhanced the sense of belonging and cohesion, while rhythmic
activities helped with emotional regulation. In conclusion, music and singing are effective
strategies for enhancing social-emotional development in early childhood education, and their
systematic integration into teaching planning as part of active teaching-learning methodologies is
recommended.

Keywords: early childhood education, social-emotional development, music, singing,
social skills

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licencia Creative Commons Atribution 4.0 International.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2242
INTRODUCCIÓN

La educación inicial constituye una etapa primordial en el desarrollo integral de los niños,
puesto que en estos primeros años se sientan las bases cognitivas, motoras, lingüísticas y
socioemocionales que influirán de manera directa en su aprendizaje y contextos escolares y
sociales a lo largo de su vida . Dentro de las múltiples estrategias pedagógicas que pueden
emplearse para estimular dichas áreas, la música y el canto han demostrado ser herramientas de
gran valor, no solo por su carácter lúdico y motivador, sino también por su capacidad para incidir
positivamente en el desarrollo socioemocional de los niños. Con lo expresado coincide Gusgua
& Moreno (2025), al exprear que la música, es clave en la formación integral de los niños, se
utiliza para fomentar habilidades cognitivas, emocionales y sociales en edades tempranas, por lo
que se podría decir que la música infantil ayuda a la comunicación asertiva, regular las emociones,
autoestima y fortalece las relaciones interpersonales, su aplicación es importante para mejorar el
desenvolvimiento de los niños durante su etapa de crecimiento en un ambiente escolar armonioso
para su desarrollo sociemocional.

El desarrollo socioemocional se entiende como el conjunto de habilidades que permiten a
los individuos comprender y gestionar sus propias emociones, establecer relaciones positivas,
mostrar empatía, colaborar con otros y tomar decisiones responsables. Con esta premisa coincide
Álvarez (2020) al mencionar que la educación socioemocional tiene como propósito el
reconocimiento de las emociones propias y de los demás, así como la gestión asertiva de las
respuestas a partir de una adecuada autorregulación, lo posibilita y fomenta las relaciones sociales
e interpersonales, además de la colaboración con otros.

En el caso de la educación inicial, fomentar estas competencias es esencial para garantizar
que los niños puedan desenvolverse de forma armónica en sus interacciones y construir una
autoestima saludable, lo expresado se respalda por lo citado en Córdova et al., (2024) en donde
se explica que la educación socioemocional en educación inicial es fundamental para el desarrollo
integral de los niños y niñas, ya que promueve habilidades emocionales y sociales esenciales para
su bienestar y aprendizaje.

La música y el canto, por su naturaleza expresiva, multisensorial y participativa, se
convierten en un medio idóneo para fortalecer dichas habilidades, ya que combinan la
estimulación auditiva, el movimiento corporal, la coordinación motora y la interacción social. De
acuerdo con Cuyo & Sangucho (2021) citado en Villalta & Barros (2025), nos expresan que la
música es un recurso didáctico que no solo fomenta la participación activa de los niños, sino que
además contribuye al desarrollo de habilidades lingüísticas, cognitivas y motrices al integrar
actividades que combinan ritmo, movimiento y aprendizaje.

En la práctica educativa, el canto grupal y las actividades musicales rítmicas generan un
contexto donde los niños no solo siguen instrucciones o repiten melodías, sino que además
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2243
experimentan un sentido de pertenencia, cooperación y respeto mutuo. El hecho de cantar juntos
requiere sincronización, atención compartida y sensibilidad hacia los demás, elementos que
contribuyen al desarrollo de la empatía. De acuerdo con
Díaz et al., (2025) la música además de
ser una expresión artística, puede ser utilizada como recurso pedagógico que favorezca el
desarrollo intelectual, motriz y de lenguaje en los niños y las niñas en edad preescolar.

Asimismo, las canciones con contenido narrativo o emocional permiten que los niños
identifiquen y expresen sentimientos, lo que fortalece la inteligencia emocional y la capacidad de
autorregulación.

Desde el punto de vista neurocientífico, numerosos estudios han demostrado que la música
activa diversas áreas del cerebro relacionadas con el lenguaje, la memoria, la atención y las
emociones. Cuando los niños participan en actividades musicales, se estimula la producción de
neurotransmisores como la dopamina, asociados con la motivación y el placer, y se favorece la
plasticidad neuronal. Esto implica que la música no solo aporta beneficios inmediatos en el
comportamiento y la interacción, sino que también contribuye al desarrollo a largo plazo de
capacidades cognitivas y socioemocionales.

En el contexto de la educación inicial, el uso de la música y el canto como estrategia
pedagógica requiere de una planificación intencional por parte del docente. De acuerdo con
Curay
& Mena (2016)
las estrategias musicales permitirán proyectar una enseñanza dinámica que genere
en los niños y las niñas interés por adquirir conocimientos nuevos e innovadores dentro del
proceso educativo.

No se trata únicamente de incluir canciones de forma aislada, sino de integrarlas en un
programa estructurado que tenga objetivos claros, actividades progresivas y criterios de
evaluación que permitan medir su impacto en el desarrollo socioemocional. Esto implica
seleccionar repertorios adecuados a la edad, considerar las preferencias culturales y lingüísticas
de los niños, y proponer dinámicas que fomenten la participación activa y la colaboración.

Además, la música y el canto pueden ser herramientas inclusivas que permiten la
participación de todos los niños, independientemente de sus habilidades o condiciones. Los niños
con dificultades en el lenguaje, por ejemplo, pueden encontrar en la música un medio alternativo
para comunicarse y expresar emociones. Según
Dzib et al., (2024) expresa que la música en la
educación inicial es un recurso que se ha utilizado desde la educación temprana como herramienta
para despertar y fortalecer el interés de los estudiantes por aprender.

Del mismo modo, aquellos que presentan timidez o inseguridad pueden ganar confianza a
través de la participación en actividades musicales, experimentando un entorno seguro y
estimulante donde sus aportes son valorados.

En sociedades contemporáneas donde las exigencias académicas suelen imponerse desde
edades tempranas, es importante recordar que el desarrollo socioemocional es tan relevante como
el desarrollo cognitivo. Para
Cedeño & Vigueras, (2020) la educación inicial no solo debe
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2244
preparar a los niños para aprender a leer y escribir, sino también para interactuar, trabajar en
equipo, resolver conflictos y manejar sus emociones de forma constructiva. En este sentido, la
música y el canto constituyen un recurso didáctico integral que favorece simultáneamente el
desarrollo de múltiples dimensiones del ser humano.

El impacto de la música y el canto en la infancia no es un fenómeno reciente, sino que se
encuentra profundamente arraigado en la historia de la humanidad. Desde tiempos ancestrales,
las comunidades han utilizado el canto y la música como medios para transmitir valores, narrar
historias, fortalecer lazos sociales y acompañar rituales
(Chiqui, 2022, pág. 7). En el caso de los
niños, las canciones de cuna, las rondas y los juegos musicales han servido como herramientas
naturales para el aprendizaje y la socialización. Este bagaje cultural se mantiene vigente, aunque
adaptado a las realidades contemporáneas y a las necesidades de la educación formal.

En el ámbito escolar, el desarrollo socioemocional de los niños es una meta que se logra
mediante experiencias que involucren la interacción, la expresión y la reflexión emocional. La
música y el canto cumplen con estos requisitos, ya que crean espacios donde los niños pueden
expresarse sin temor a equivocarse, experimentar sensaciones positivas y construir relaciones de
confianza con sus compañeros y docentes. Según
Chonata (2023) un coro escolar, por ejemplo,
no es únicamente un grupo que interpreta canciones, sino un microentorno de colaboración donde
cada miembro aprende a escuchar, respetar turnos, coordinarse y adaptarse al ritmo del grupo.

Las canciones infantiles, especialmente aquellas que incorporan gestos, movimientos y
dramatizaciones, estimulan la integración de lo corporal, lo emocional y lo cognitivo. Esta
integración es clave en la educación inicial, ya que el aprendizaje a temprana edad es global y no
segmentado. De acuerdo a
Córdova et al., (2024) , expresan que cuando un niño canta una canción
que describe animales y al mismo tiempo imita sus sonidos y movimientos, no solo está
ejercitando su memoria verbal, sino también su motricidad, su creatividad y su capacidad para
conectar ideas con experiencias sensoriales.

Asimismo, la música tiene el poder de regular el estado de ánimo y la energía de un grupo.
Canciones alegres y de ritmo rápido pueden motivar y activar a los niños antes de una actividad
física, mientras que melodías suaves y pausadas ayudan a relajarlos después de momentos de alta
actividad. Esta capacidad reguladora es particularmente útil para trabajar la autorregulación
emocional, una de las competencias socioemocionales más importantes en la educación inicial.
Así mismo
Egas et., (2023) el docente puede utilizar intencionalmente la música como un recurso
para guiar transiciones, crear rutinas y establecer ambientes de trabajo adecuados.

Desde la perspectiva de
Mendoza & Rodríguez (2020) el desarrollo socioemocional, la
música y el canto contribuyen a que los niños desarrollen habilidades como:

Autoconciencia emocional: Reconocer las propias emociones a través de la identificación
de sentimientos en letras y melodías.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2245
Autogestión: Controlar impulsos y ajustar el comportamiento para mantener el ritmo y la
coordinación con el grupo.

Conciencia social: Reconocer las emociones y necesidades de los demás durante
interacciones musicales.

Habilidades de relación: Comunicarse, cooperar y negociar en actividades grupales.
Toma de decisiones responsable: Escoger maneras adecuadas de participar y expresarse
en un contexto musical.

En este marco, la investigación sobre la influencia de la música y el canto en el desarrollo
socioemocional adquiere gran relevancia, pues permite validar empíricamente lo que la
experiencia educativa y la tradición cultural ya sugieren: que la música no es un mero
complemento decorativo en la educación, sino un elemento central para el desarrollo integral

(Espino et al., 2023, pág. 4)
. Sin embargo, para que este potencial se materialice, es necesario que
los docentes cuenten con formación y estrategias específicas que les permitan utilizar la música
con intencionalidad pedagógica y no solo como actividad recreativa.

MATERIALES Y MÉTODOS

Para el desarrollo de la investigación se empleó un programa estructurado de actividades
musicales, compuesto por sesiones de canto grupal, juegos rítmicos y audiciones activas,
diseñadas para aplicarse durante un período de ocho semanas. El grupo de estudio estuvo
conformado por 25 niños de entre 4 y 5 años de edad matriculados en educación inicial. Como
instrumentos de recolección de datos se utilizaron una escala de observación del comportamiento
socioemocional, que permitió registrar indicadores como la empatía, la cooperación, el control de
impulsos y la comunicación asertiva, así como cuestionarios dirigidos a docentes y padres para
obtener sus percepciones sobre los cambios en las habilidades socioemocionales de los
participantes.

El estudio adoptó un enfoque cuantitativo con diseño cuasi-experimental, estableciendo un
procedimiento que incluyó una evaluación diagnóstica inicial (pretest) de las habilidades
socioemocionales, seguida de la implementación del programa musical y, finalmente, una
evaluación posterior (postest) para comparar los avances. La intervención fue desarrollada por el
docente a cargo, siguiendo una planificación semanal que combinó actividades individuales y
grupales con el fin de potenciar la participación activa. Los datos obtenidos se analizaron
mediante la comparación de resultados pre y post intervención, identificando las mejoras
significativas en las variables observadas y determinando el impacto de la música y el canto en el
desarrollo socioemocional de los niños.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2246
Tabla 1

Instrumento de recolección de datos

Ítem (texto exacto) Dimensión Indicadores conductuales
observables

Escala (1-5)

1
Muestra interés por las
emociones de sus compañeros
(pregunta, consuela, comparte).

Empatía
Busca consolar, ofrece
juguetes, muestra atención al
otro.

1=Nunca
5=Siempre

2
Responde adecuadamente a
expresiones emocionales de otros
(ayuda, ofrece consuelo).

Empatía
Actos de ayuda espontánea;
respuestas afectivas
coherentes.

1-5

3
Identifica y nombra sus propias
emociones cuando se le invita a
hacerlo.

Empatía /
Autoconciencia

Usa palabras/gestos para
expresar tristeza, alegría,
enfado.

1-5

4
Comparte materiales y respeta
turnos en actividades grupales.

Cooperación
Entrega material, espera turno
sin conflicto.

1-5

5
Participa en juegos grupales
respetando normas y roles.

Cooperación
Sigue reglas del juego,
colabora en la tarea.

1-5

6
Colabora con pares en
actividades conjuntas (ayuda,
negocia).

Cooperación
Ofrece apoyo, negocia
soluciones sencillas.

1-5

7
Espera su turno para hablar o
actuar en actividades dirigidas.

Control de
impulsos

Se contiene, no interrumpe;
espera la señal.

1-5

8
Regula reacciones (frustración,
espera) ante dificultades.

Control de
impulsos

No tira objetos, se calma tras
breve apoyo.

1-5

9
Expresa sus ideas y necesidades
con palabras, gestos o símbolos
apropiados.

Comunicación
asertiva

Formula peticiones, dice “por
favor/gracias”, señala
necesidad.

1-5

10
Intenta resolver pequeños
conflictos con pares antes de
pedir ayuda adulta.

Comunicación
asertiva /
Resolución

Propone solución, pide
diálogo, cede cuando
corresponde.

1-5

Guía de puntuación (ejemplos de comportamiento por punto de la escala)

1 (Nunca): No muestra la conducta en observaciones; reacciona de forma inapropiada.
2 (Pocas veces): Rara vez. Necesita intervención frecuente del adulto.
3 (A veces): Muestra la conducta de forma ocasional, aún con inconsistencias.
4 (Casi siempre): Conducta presente en la mayoría de las ocasiones; solo pocas fallas.
5 (Siempre): Conducta estable y consistente en todas o casi todas las observaciones.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Muestra: n = 25. Evaluaciones: Pretest (antes de la intervención musical) y Postest (después
de 8 semanas de intervención). Las medias que aparecen a continuación corresponden a la
puntuación media de la(s) pregunta(s) de cada dimensión en la escala 15.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2247
Tabla 2

Dimensión
Media
Pretest

Media
Postest

Cambio
abs.

% cambio
(sobre
pretest)

Interpretación

Cooperación
2.90 4.60 +1.70 +58.62% Mayor disposición a
compartir, respeto de turnos y
cumplimiento de normas en
juegos grupales.

Empatía
3.00 4.50 +1.50 +50.00% Aumento claro en
reconocimiento de emociones
ajenas y respuestas
consoladoras.

Control de impulsos
3.20 4.30 +1.10 +34.38% Mejora en esperar turnos,
menor reactividad y mejor
autorregulación en
transiciones.

Comunicación
asertiva

3.40
4.20 +0.80 +23.53% Incremento en la expresión de
necesidades y en intentos de
resolución de pequeños
conflictos.

Promedio general
(todas las
dimensiones)

3.10
4.40 +1.30 +41.94% Mejora global relevante en
competencias
socioemocionales tras la
intervención.

Se observa una mejora significativa en todas las dimensiones, especialmente en
Cooperación y Empatía, confirmando el impacto positivo del canto y la música en el desarrollo
socioemocional.

El análisis de los resultados obtenidos en la evaluación de las competencias
socioemocionales evidencia avances significativos tras la implementación de la intervención
pedagógica. En primer lugar, la dimensión de cooperación muestra un progreso sobresaliente. En
el pretest, la media fue de 2.90, mientras que en el postest ascendió a 4.60, generando un cambio
absoluto de +1.70, lo que equivale a un incremento del 58.62%. Este resultado refleja una clara
transformación en la disposición de los estudiantes para colaborar, compartir materiales, respetar
los turnos y cumplir con las normas establecidas durante las dinámicas grupales. La mejora en
este ámbito es especialmente relevante porque la cooperación constituye la base del trabajo en
equipo y es un indicador de convivencia positiva dentro del aula.
(Mena, Villacis, & Mora, 2024)
Por otro lado, en la dimensión de empatía se registró un crecimiento notorio. La media en
el pretest fue de 3.00 y en el postest alcanzó 4.50, lo que representa una diferencia de +1.50 y un
aumento del 50.00%. Este hallazgo señala que los estudiantes lograron un mayor reconocimiento
de las emociones en los demás, demostrando respuestas más consoladoras y solidarias frente a las
dificultades de sus compañeros. La empatía, al ser una competencia esencial para fortalecer los
lazos interpersonales, muestra que la intervención tuvo un impacto positivo en la sensibilización
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2248
y en la capacidad de ponerse en el lugar del otro, fomentando relaciones más respetuosas y
humanas.

En cuanto al control de impulsos, los resultados también fueron alentadores. La media pasó
de 3.20 en el pretest a 4.30 en el postest, con un cambio absoluto de +1.10, lo que equivale a un
34.38% de mejora. Este progreso se refleja en la capacidad de los estudiantes para esperar turnos,
reducir la reactividad inmediata ante conflictos y mejorar la autorregulación en las transiciones
entre actividades. Según
Latorre & Hidalgo (2025) esta habilidad resulta clave para un adecuado
clima escolar, ya que el manejo de los impulsos permite prevenir situaciones de confrontación y
favorece un ambiente más tranquilo y ordenado.

En la dimensión de comunicación asertiva, los resultados muestran un avance positivo
aunque de menor magnitud en comparación con las otras áreas. La media inicial fue de 3.40 y en
el postest se elevó a 4.20, generando un cambio absoluto de +0.80, lo que corresponde a un
incremento del 23.53%. Este resultado refleja que los estudiantes incrementaron su capacidad
para expresar necesidades de manera clara, defender sus ideas respetando a los demás e intentar
resolver pequeños conflictos mediante el diálogo. Aunque el porcentaje de mejora es menor en
relación con otras competencias, sigue siendo un indicador de progreso relevante, pues la
comunicación asertiva requiere procesos más prolongados de práctica y consolidación.

Finalmente, al analizar el promedio general de todas las dimensiones, se observa que los
estudiantes pasaron de un puntaje promedio de 3.10 en el pretest a 4.40 en el postest, con una
mejora absoluta de +1.30, lo que equivale a un incremento global del 41.94%. Este resultado
general confirma que la intervención aplicada generó un impacto positivo y significativo en el
desarrollo de las competencias socioemocionales, lo cual contribuye de manera directa al
fortalecimiento del aprendizaje integral y a la construcción de un clima escolar más saludable.

(Espinoza, 2021)

En conclusión, los resultados demuestran que los estudiantes no solo desarrollaron
habilidades específicas en cooperación, empatía, control de impulsos y comunicación asertiva,
sino que también alcanzaron un progreso global que evidencia la efectividad de la estrategia
implementada. Estos hallazgos sugieren que continuar aplicando intervenciones de esta
naturaleza puede potenciar aún más la formación socioemocional de los alumnos, preparándolos
mejor para enfrentar los desafíos de la convivencia y del aprendizaje colaborativo.

CONCLUSIONES

La intervención aplicada evidenció un impacto significativo en el desarrollo de
competencias socioemocionales, reflejado en el incremento general del 41.94% en las
dimensiones evaluadas. La cooperación y la empatía presentaron los mayores avances, lo que
demuestra la efectividad de las actividades grupales y dinámicas participativas implementadas.
Estos resultados confirman que los estudiantes mejoraron su capacidad para trabajar en equipo y
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2249
reconocer las emociones de los demás. Este hallazgo sugiere que estas competencias requieren
procesos de práctica más sostenidos y estrategias pedagógicas continuas para consolidarse
plenamente. No obstante, el avance alcanzado indica una mejora en la autorregulación y en la
capacidad de resolver conflictos de manera respetuosa. La intervención logró sentar bases sólidas
para el desarrollo progresivo de estashabilidades. En términos globales, los resultados evidencian
que la propuesta implementada constituye una estrategia efectiva para fortalecer el aprendizaje
socioemocional en el ámbito escolar. La mejora en cooperación, empatía, control de impulsos y
comunicación asertiva demuestra que trabajar estas dimensiones de manera intencionada
contribuye a la formación integral de los estudiantes. Asimismo, se destaca la importancia de
mantener estas prácticas a largo plazo para garantizar aprendizajes duraderos. El estudio respalda
la necesidad de incluir programas similares en la planificación educativa.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2250
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