Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2045
https://doi.org/
10.69639/arandu.v12i3.1437
El ordenamiento territorial, la provisión de vivienda social y
su impacto en la calidad del hábitat: una revisión
bibliográfica

Territorial planning, social housing provision, and its impact on habitat quality: a

literature review

Mónica Janeth González Llanos

monica.gonzalez@ucuenca.edu.ec

https://orcid.org/0000-0002-1031-2150

Universidad de Cuenca

Cuenca - Ecuador

Artículo recibido: 18 julio 2025 - Aceptado para publicación: 28 agosto 2025

Conflictos de intereses: Ninguno que declarar.

RESUMEN

Este artículo presenta una revisión bibliográfica sistemática relacionada al impacto del modelo de
provisión de vivienda social en la calidad del hábitat y la integración social, además de analizar
la articulación entre las políticas de vivienda y el ordenamiento territorial. Se empleó la
metodología PRISMA, se consultaron diversas bases de datos académicas y aplicaron criterios de
inclusión específicos, como estudios que analizan la relación entre la vivienda social y la
planificación territorial. Los resultados indican que, aunque existe una relación entre vivienda
social y planificación urbana, persisten vacíos importantes, como la falta de análisis empíricos
que midan directamente el impacto de la vivienda social en la calidad del hábitat. También se
identificó una desconexión entre las políticas de vivienda y el ordenamiento territorial, lo que
contribuye a la fragmentación urbana y social. Los estudios revisados subrayan la falta de
resiliencia climática y la desigualdad en el acceso a servicios urbanos sigue siendo un problema
recurrente. Se concluye que es necesario fortalecer la articulación entre las políticas de vivienda
y la planificación territorial, y que futuras investigaciones deban incluir enfoques empíricos,
longitudinales y considerar la sostenibilidad y la participación comunitaria en este tipo de
proyectos.

Palabras clave: vivienda social, ordenamiento territorial, política de vivienda, hábitat,
calidad del hábitat

ABSTRACT

This article presents a systematic literature review on the impact of the social housing provision

model on habitat quality and social integration, as well as analyzing the link between housing

policies and land use planning. The PRISMA methodology was use
d, various academic databases
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were consulted, and specific inclusion criteria were applied, such as studies analyzing the

relationship between social housing and land use planning. The results indicate that, although

there is a relationship between social housing and urban planning, si
gnificant gaps remain, such
as the lack of empirical analyses that directly measure the impact of social housing on habitat

quality. A disconnect between housing policies and land use planning was also identified, which

contributes to urban and social frag
mentation. The studies reviewed highlight the lack of climate
resilience and inequality in access to urban services as a recurring problem. It is concluded that it

is necessary to strengthen the coordination between housing policies and territorial plannin
g, and
that future research should include empirical
, longitudinal approaches and consider sustainability
and community participation in this type of project.

Keywords
: social housing, territorial planning, housing policy, habitat, habitat quality
Todo el contenido de la Revista Científica Internacional Arandu UTIC publicado en este sitio está disponible bajo
licencia Creative Commons Atribution 4.0 International.
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INTRODUCCIÓN

En las últimas décadas, la provisión de vivienda social ha sido un tema de creciente
relevancia en el ámbito de la planificación urbana y las políticas públicas, particularmente en
América Latina. Estas políticas buscan mejorar el acceso a una vivienda digna para las
poblaciones más vulnerables, pero a menudo se implementan sin una adecuada integración con el
entorno urbano y el ordenamiento territorial. Esto ha generado problemas significativos en cuanto
a la calidad del hábitat y la cohesión social de las comunidades (Guzmán et al., 2023). A pesar de
los esfuerzos, muchos proyectos de vivienda social perpetúan la segregación espacial y social, y
los estudios actuales muestran limitaciones en su capacidad para promover un desarrollo urbano
equitativo y sostenible (Guzmán et al., 2023; Silva Lopes & Marat-Mendes, 2023).

La literatura reciente confirma que, aunque la vivienda social constituye un instrumento
potencial para promover equidad territorial y justicia espacial, su efectividad depende de un
diseño que considere no solo las necesidades habitacionales inmediatas, sino también las
dimensiones ambientales, culturales, económicas y políticas del territorio (Caicedo Bedoya et al.,
2022; Hidalgo Dattwyler et al., 2021).

En este sentido, los enfoques multidimensionales del territorio que integran aspectos
físicos, sociales, simbólicos y normativos han ganado relevancia en la investigación
contemporánea (Burbano González et al., 2020; Villamil Castillo, 2022), incorporando
perspectivas como el derecho a la ciudad (Lefebvre, 1978; ONU-Hábitat, 2023) y la justicia
espacial (Fainstein, 2014; Soja, 2010).

No obstante, persiste una brecha significativa en los estudios que analizan los impactos
de largo plazo de las políticas habitacionales sobre la calidad del hábitat, particularmente en
relación con la resiliencia territorial frente al cambio climático y la reducción de riesgos de
desastre. Investigaciones recientes subrayan la necesidad de evaluar la compatibilidad espacial y
la coherencia normativa entre las localizaciones habitacionales y las determinaciones de
planificación territorial, considerando criterios de accesibilidad, vulnerabilidad y sostenibilidad
(Fiscarelli & Fabri, 2022; Marengo et al., 2022). Asimismo, se ha planteado que los modelos de
producción habitacional deben incorporar estrategias de gobernanza multinivel y participación
comunitaria como condiciones esenciales para alcanzar un desarrollo territorial integrado (Arcia
et al., 2023; ONU-Hábitat, 2023).

En este marco, la presente revisión bibliográfica sistemática sigue las directrices
PRISMA, con el objetivo de evaluar el impacto del modelo de provisión de vivienda social en la
calidad del hábitat y la integración social de las comunidades, así como analizar la articulación
entre las políticas de vivienda y el ordenamiento territorial. A través del análisis bibliométrico, se
espera identificar las principales áreas temáticas y vacíos en la literatura actual, ofreciendo una
visión comprensiva del estado de la investigación en este campo. Este enfoque permite abordar
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2048
de manera novedosa la problemática al integrar la planificación urbana, las políticas de vivienda
y la calidad del hábitat en un marco holístico que puede guiar futuras investigaciones.

MATERIALES Y MÉTODOS

El artículo se desarrolla bajo el proceso de revisión bibliográfica, siguiendo un enfoque
sistemático, basado en las directrices establecidas por la Declaración PRISMA (Preferred
Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses) para asegurar la calidad y rigor en
la recolección y análisis de la literatura relevante (Page et al., 2021). La aplicación de este enfoque
resulta particularmente pertinente en investigaciones urbanas y de políticas habitacionales, dado
que permite integrar hallazgos dispersos en diferentes disciplinas y escalas territoriales.

La búsqueda bibliográfica se efectuó en bases de datos académicas indexadas de alta
relevancia en ciencias sociales, planificación territorial y desarrollo sostenible: Web of Science,
Scopus, SciELO, Dialnet, Redalyc y Google Scholar. Estas plataformas fueron seleccionadas por
su cobertura internacional y regional. La estrategia de búsqueda combinó descriptores en español
e inglés relacionados con 'vivienda social', 'hábitat', 'ordenamiento territorial', 'equidad territorial'
y 'justicia espacial', incorporando operadores booleanos y filtros por año de publicación,
priorizando estudios del periodo 20102024 para garantizar pertinencia, dada la gradualidad en
los cambios de las políticas públicas y la planificación territorial.

Para asegurar la relevancia y calidad de los estudios seleccionados, se establecieron
criterios específicos de inclusión, entre ellos: i) Estudios que aborden el impacto de las políticas
de vivienda social sobre la calidad del hábitat y/o la integración social, ii) Artículos que discutan
la relación entre el ordenamiento territorial y las políticas de vivienda, iii) Publicaciones en
revistas indexadas con un enfoque en planificación urbana, políticas de vivienda, desarrollo social
y sustentabilidad; y, iv) Artículos accesibles en texto completo para permitir una revisión
exhaustiva.

Los criterios de exclusión considerados fueron: i) Estudios que no aborden de manera
directa los objetivos de la investigación, ii) Artículos enfocados exclusivamente en análisis
económicos o financieros sin considerar los aspectos sociales o de planificación urbana, iii)
Documentos duplicados o con ausencia de descripción metodológica clara.

La evaluación de la calidad metodológica de cada artículo se realizó considerando la
pertinencia temática, la robustez de los datos y métodos empleados, la consistencia teórico-
conceptual y la claridad en la presentación de resultados y conclusiones. Asimismo, se registró el
marco analítico de cada estudio, identificando si integraba dimensiones físicas, sociales,
económicas, culturales o normativas del hábitat y la vivienda.

El proceso de selección se desarrolló en cuatro etapas: 1) Identificación: recopilación
inicial de registros mediante la estrategia de búsqueda; 2) Cribado: eliminación de duplicados y
aplicación de criterios de exclusión; 3) Elegibilidad: lectura de resúmenes y, cuando fue necesario,
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2049
revisión parcial del texto completo; 4) Inclusión: selección final de artículos que cumplían todos
los criterios establecidos.

El flujo del proceso se presenta en la figura 1, siguiendo el formato PRISMA, lo que
asegura trazabilidad y coherencia en la sistematización de la información analizada.

Figura 1

Diagrama de flujo PRISMA del proceso de selección de estudios

Adicionalmente se empleó el software VOSviewer para realizar un análisis bibliométrico
de la literatura científica. A partir de estos datos, se generaron redes de co-ocurrencia de palabras
clave, lo que permitió visualizar los términos más relevantes en la investigación del tema y sus
interrelaciones. Las redes se organizaron en clústeres que agrupan términos relacionados,
facilitando la identificación de áreas temáticas dominantes y vacíos de investigación. Este enfoque
bibliométrico proporcionó una visión general del estado actual de la investigación, ayudando a
guiar las discusiones sobre los vacíos en la literatura y las direcciones futuras de investigación.
Figura 2.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2050
Figura 2

Mapa de co-ocurrencias de palabras clave

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

A partir de la revisión bibliográfica sistemática y del análisis de la figura 2, se identificaron
áreas temáticas clave en la investigación sobre provisión de vivienda social, así como vacíos que
limitan una comprensión integral de su impacto en la calidad del hábitat, la integración social y
la articulación con el ordenamiento territorial.

El análisis bibliométrico muestra que *social housing* (vivienda social) se posiciona como
un nodo central en la literatura, conectado con tres grandes grupos de términos:

1.
Un eje enfocado en sostenibilidad urbana y cambio climático, que vincula la vivienda social
con estrategias de adaptación y mitigación, pero con escasa incorporación de métricas de
resiliencia territorial (ONU-Hábitat, 2023; Villamil Castillo, 2022).

2.
Un eje relacionado con políticas habitacionales y planificación espacial, donde se enfatiza
la necesidad de coherencia normativa y compatibilidad espacial entre proyectos de vivienda
y los instrumentos de planificación territorial (Fiscarelli & Fabri, 2022; Marengo et al.,
2022).

3.
Un eje que aborda la diferenciación social y asentamientos informales, visibilizando
desigualdades históricas y persistentes en el acceso a la ciudad (Fainstein, 2014; Villamil
Castillo, 2022).

Si bien conceptos como *habitability* (habitabilidad) y *urban environment* (entorno
urbano) aparecen conectados a la vivienda social, la revisión revela una escasez de estudios
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empíricos que midan de forma objetiva el impacto de estos proyectos sobre la calidad del hábitat.
Esta carencia limita la capacidad de generar evidencia robusta para fundamentar políticas públicas
y evaluar su eficacia en términos de equidad territorial.

Asimismo, se observa que los enfoques predominantes priorizan la dimensión física de la
vivienda materialidad, tipología, densidad sobre aspectos integrales del hábitat como
accesibilidad, integración socioespacial y proximidad a servicios urbanos, a pesar de que estas
variables son determinantes para la justicia espacial (ONU-Hábitat, 2023; Soja, 2010). En línea
con hallazgos recientes, la literatura tiende a sobre pesar la resiliencia climática y la gestión del
riesgo en proyectos habitacionales, un déficit crítico considerando el incremento de eventos
extremos en América Latina (Gargantini & Martinez, 2022).

El impacto del modelo de provisión de vivienda social en la calidad del hábitat e integración
social

La revisión bibliográfica muestra que, en diversos contextos iberoamericanos, la provisión
de vivienda social enfrenta desafíos persistentes que afectan su aporte a la calidad del hábitat y a
la integración social. Las problemáticas identificadas no se limitan a la construcción física de las
viviendas, sino que incluyen la localización, la provisión de servicios, la participación comunitaria
y la coherencia con el entorno urbano.

La literatura reciente muestra que los proyectos de vivienda social no pueden analizarse
únicamente desde su capacidad de generar unidades habitacionales, sino desde la manera en que
contribuyen o no a la construcción de comunidades integradas. En Chile, Rojas Trejo & Silva
Burgos, (2021) demuestran que la segregación espacial se refuerza cuando las políticas privilegian
la producción masiva sin acompañamiento de servicios. Cepeda, (2022) observa un fenómeno
similar en Quito, donde la desconexión entre oferta habitacional y dinámicas comunitarias limita
la cohesión social.

Estos hallazgos coinciden con el planteamiento de Acebedo-Restrepo, (2024), quien
advierte que la falta de participación ciudadana en la definición de proyectos urbanos reduce su
capacidad de producir integración real. De este modo, la vivienda social adquiere sentido
únicamente si se concibe como parte de un hábitat más amplio, donde servicios, equipamientos y
procesos participativos aseguren no solo techo, sino también condiciones de vida digna.

La infraestructura y los servicios básicos aparecen como factores determinantes de la
calidad del hábitat. En Colombia, Muñoz-Alzate, (2010) y Prado Ortiz, (2020) señalan que la
insuficiencia de equipamientos y redes de servicios, así como su desconexión del tejido urbano,
generan entornos fragmentados y con baja cohesión social. En Argentina, Avila & Gómez
Carrizo, (2021) destacan que la falta de planificación integral y la segregación funcional han
creado espacios urbanos que dificultan la integración. Sarracina, (2023) complementa este
diagnóstico al subrayar que la ausencia de articulación entre viviendas sociales y servicios
urbanos deteriora la calidad de vida.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2052
En otros contextos, la problemática adquiere matices específicos. En España, Mira Grau,
(2001) advierte que la falta de integración de la vivienda social con su entorno perpetúa la
marginalidad. En México, Batista Estévez et al., (2022) muestran que, aunque el Programa de
Vivienda Rural ha mejorado las condiciones físicas, la carencia de servicios básicos limita el
bienestar y la integración. En este país, Guzmán et al., (2023) señalan que la participación de
actores no gubernamentales puede elevar la calidad del hábitat, pero que la ausencia de
planificación a largo plazo y la débil coordinación interinstitucional siguen siendo barreras
estructurales.

La gestión de la vivienda social a nivel local puede convertirse en un espacio de
oportunidad. González Couret et al., (2011) plantean que vincular la gestión habitacional con la
planificación urbana y los servicios básicos es clave para mejorar la calidad de vida. En el norte
de Chile, Hidalgo Dattwyler et al., (2021) observan que, pese a mejoras físicas en las viviendas,
la ubicación periférica y la falta de conectividad urbana perpetúan la segregación. Un diagnóstico
similar surge en Córdoba, Argentina, donde Marengo & Elorza, (2016) concluyen que la
localización en zonas alejadas refuerza desigualdades sociales y espaciales.

La relación entre las políticas de vivienda y el ordenamiento territorial

La relación entre las políticas de vivienda y el ordenamiento territorial constituye un eje
crítico para comprender la configuración y gestión de los espacios urbanos. Los desajustes entre
ambos marcos no solo afectan la eficiencia de la planificación, sino que inciden directamente en
la calidad y equidad de la vivienda social.

La evidencia reciente demuestra que la fragmentación institucional y la ausencia de
coherencia normativa han generado desequilibrios territoriales, restringiendo el acceso equitativo
a una vivienda digna y profundizando la segregación socioespacial. En Argentina, Gargantini &
Martínez, (2022) señalan que la desconexión entre políticas habitacionales y determinaciones de
uso de suelo dificulta la integración de nuevos desarrollos al tejido urbano. En España, Vaquer
Caballería, (2017) observa que la falta de coordinación entre planes urbanísticos y políticas de
vivienda debilita el principio de equidad territorial.

La expansión urbana descontrolada aparece como una de las consecuencias más visibles de
esta desarticulación. Sarracina, (2024) documenta que, en Argentina, la ausencia de alineación
entre políticas habitacionales y planes de ordenamiento territorial ha propiciado crecimientos
periféricos dispersos y con baja provisión de servicios. Una situación similar describe Prado Ortiz,
(2020) para Colombia, donde la falta de conexión entre el marco legal territorial y la política de
vivienda acentúa la fragmentación espacial y reproduce desigualdades históricas.

En Perú, Araujo-Aguirre, (2022) muestra que la desintegración entre vivienda y
planificación territorial ha derivado en ocupaciones periurbanas desordenadas, con graves déficits
de servicios básicos. En Chile, Bustos Peñafiel, (2016) advierte que esta desconexión ha
conducido a un crecimiento urbano desigual y poco controlado. En Colombia, Robledo-Silva,
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2053
(2010) insiste en que armonizar ambas políticas es esencial para garantizar una distribución justa
de recursos y mejorar el acceso a una vivienda de calidad.

El impacto de esta falta de coherencia también se refleja en el acceso a la vivienda social.
En Lisboa, Silva Lopes & Marat-Mendes, (2023) muestran que la falta de alineación entre
políticas habitacionales y planeamiento urbano ha producido áreas periféricas con déficits de
transporte y servicios básicos, lo que limita el derecho a la ciudad. En Argentina, Sarracina, (2015)
advierte que la ausencia de integración en la producción de Vivienda de Interés Social (VIS)
concentra la pobreza en zonas periféricas sin infraestructura adecuada.

En Bogotá, Caicedo Bedoya et al., (2022) identifican que la vivienda de interés social se
ha incorporado de forma marginal en el Plan de Ordenamiento Territorial, lo que ha derivado en
proyectos desconectados del tejido urbano y con escasa capacidad para promover cohesión social.
En un plano más amplio, Córdova, (2015) señala que la adopción de modelos de cuasi-mercados
en varios países latinoamericanos, sin una planificación territorial coherente, ha generado
problemas en la distribución equitativa de la vivienda y en la accesibilidad a servicios básicos.

Limitaciones y tendencias emergentes en la provisión de vivienda social y su integración con
el ordenamiento territorial

Una de las principales limitaciones en la investigación sobre vivienda social es el enfoque
territorial limitado. Muchos estudios se centran en áreas específicas, lo que restringe la
generalización de los hallazgos a otros contextos geográficos. Por ejemplo, los estudios sobre
vivienda social en municipios costeros de Chile (Hidalgo Dattwyler et al., 2021) y en Córdoba,
Argentina (Marengo & Elorza, 2016), muestran que los resultados no siempre son aplicables a
contextos urbanos más amplios o a otras ciudades con características diferentes.

Otra limitación común es la escasez de estudios longitudinales que permitan analizar los
efectos a largo plazo de los proyectos de vivienda social sobre la calidad del hábitat y la
integración social. La mayoría de las investigaciones, como la de González Couret et al., (2011)
en Cuba, se basan en periodos cortos o en estudios de caso. Esto impide comprender cómo
evolucionan los proyectos con el tiempo y limita la capacidad de identificar cambios estructurales
en la cohesión comunitaria.

También es común que las evaluaciones se centren en aspectos físicos del hábitat, dejando
de lado variables económicas como empleo o ingresos, que influyen directamente en los procesos
de segregación y exclusión social. La falta de análisis integrales invisibiliza las interacciones entre
los factores socioeconómicos y las políticas de vivienda, debilitando la comprensión de su
impacto real en la equidad territorial.

La participación comunitaria aparece como otro punto débil. Pese a que se reconoce su
relevancia para la planificación urbana, son escasos los estudios que detallan mecanismos
efectivos de involucramiento ciudadano. Mira Grau, (2001) ya advertía en el contexto español
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2054
que la ausencia de participación genuina favorece la fragmentación social y reduce el sentido de
pertenencia.

Además, son pocos los análisis que abordan la integración de los proyectos de vivienda
social con el entorno urbano más amplio. Casos como el de Bogotá, documentado por Caicedo
Bedoya et al., (2022) muestran que muchos desarrollos permanecen desconectados de los
servicios esenciales y de la red urbana, sin propuestas concretas para revertir esa situación.

En el plano de las tendencias emergentes, destaca el creciente énfasis en la sostenibilidad
urbana. La literatura reciente subraya que las políticas de vivienda deben incorporar criterios
ambientales y de integración funcional para evitar patrones de expansión dispersa y alto impacto
ambiental. En Chile, Hidalgo Dattwyler et al., (2021) insisten en que esta perspectiva es clave
para frenar la expansión descontrolada en zonas costeras y asegurar resiliencia urbana.

Otra tendencia es el replanteamiento de los enfoques de planificación para hacerlos más
inclusivos y eficientes. En Bogotá, Caicedo Bedoya et al., (2022) señalan que integrar la vivienda
social en la planificación territorial no solo reduce la segregación espacial, sino que mejora el
acceso a servicios, fortaleciendo la cohesión comunitaria.

El interés por la descentralización también gana terreno. González Couret et al., (2011)
destacan que transferir mayor control a las comunidades permite ajustar las políticas a sus
necesidades específicas, favoreciendo la cohesión social y la justicia espacial. Este modelo se
vincula con una gobernanza colaborativa que involucra activamente a los residentes en la toma
de decisiones.

Asimismo, la literatura reciente insiste en que la participación comunitaria es un elemento
clave para que los proyectos respondan a las necesidades reales de los residentes. Un diseño
participativo no solo mejora la funcionalidad del hábitat, sino que fortalece los vínculos sociales
y el sentido de pertenencia.

Finalmente, se observa una tendencia hacia la integración de los proyectos de vivienda
social en el tejido urbano existente. En Lisboa, Silva Lopes & Marat-Mendes, (2023) señalan que
el éxito de estas políticas pasa por garantizar acceso a infraestructura, transporte y servicios
esenciales, lo que refuerza la cohesión social y evita la creación de enclaves marginales.

CONCLUSIONES

El análisis realizado confirma que la provisión de vivienda social, en ausencia de una
articulación efectiva con el ordenamiento territorial, tiende a reproducir y consolidar patrones de
segregación espacial y desigualdad social. La evidencia comparada muestra que, cuando los
proyectos se localizan en áreas periféricas y carecen de una integración funcional con servicios
urbanos, se limita el ejercicio pleno del derecho a la ciudad y se debilitan las posibilidades de
cohesión comunitaria (Sarracina, 2024; Villamil Castillo, 2022). Este fenómeno revela
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2055
deficiencias estructurales en la coherencia normativa que conecta o debería conectar la política
habitacional con la planificación territorial.

La infraestructura y los servicios básicos se configuran como elementos indispensables
para garantizar un hábitat de calidad. Tal como señalan experiencias en Chile y México (ONU-
Hábitat, 2023), la mejora de la unidad habitacional, sin una dotación integral de servicios y
equipamientos, no transforma las condiciones de vida ni reduce las brechas de inequidad
territorial. La calidad del hábitat, entendida desde una perspectiva integral, exige una
planificación coherente que articule políticas sectoriales, escalas de intervención y recursos
institucionales.

La revisión también identifica que la participación comunitaria, aunque reconocida en el
discurso político y técnico, sigue siendo limitada en la práctica. Sin su incorporación efectiva en
el ciclo de planificación y gestión, los proyectos de vivienda corren el riesgo de no responder a
las necesidades reales de las comunidades, perpetuando así la fragmentación social y el
desaprovechamiento del capital social existente. La justicia espacial, como marco normativo y
ético, demanda una democratización de la toma de decisiones que vaya más allá de la consulta,
hacia procesos vinculantes y colaborativos.

Asimismo, el análisis comparado revela que las desigualdades en el acceso a servicios
urbanos esenciales persisten incluso en ciudades con políticas habitacionales robustas. La falta de
alineación entre estas políticas y el desarrollo territorial provoca que sectores vulnerables se
asienten en entornos con baja conectividad y escasa oferta de infraestructura, reproduciendo así
inequidades socioespaciales.

De este modo, la equidad territorial y la justicia espacial solo podrán alcanzarse mediante
un fortalecimiento de la coherencia normativa y una articulación multinivel que integre la política
de vivienda con el ordenamiento territorial, desde las escalas locales hasta las nacionales. Ello
requiere marcos regulatorios claros, mecanismos de coordinación interinstitucional y una
gobernanza que priorice el interés público por encima de las presiones de mercado.

Finalmente, la revisión evidencia vacíos significativos en la investigación sobre vivienda
social que deben ser atendidos con urgencia. Uno de los más relevantes es la ausencia de estudios
longitudinales que permitan comprender el impacto sostenido de estos proyectos en la integración
social, la cohesión comunitaria y la resiliencia climática. Incorporar criterios de sostenibilidad y
adaptación al cambio climático en la planificación habitacional se vuelve indispensable, no solo
como respuesta a las crecientes vulnerabilidades territoriales, sino también en consonancia con
los compromisos internacionales de desarrollo sostenible.

Los resultados obtenidos confirman la necesidad de avanzar hacia metodologías de
evaluación de coherencia territorial que integren análisis normativos, espaciales y de
accesibilidad. De igual manera, fortalecer la gobernanza multinivel y consolidar mecanismos
efectivos de participación comunitaria se presenta como una estrategia esencial para articular las
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2056
políticas de vivienda con el ordenamiento territorial, como han señalado recientes aportes en la
región (Arcia et al., 2023). Estas líneas de acción, además, contribuirían a reducir la
fragmentación institucional que limita la efectividad de la vivienda social como instrumento de
equidad territorial y justicia espacial.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 2057
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