Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 43
https://doi.org/
10.69639/arandu.v12i3.1274
Anestesia regional dentro de los protocolos ERAS en
artroplastia de cadera y rodilla: impacto en la recuperación
funcional, el consumo de opioides y las complicaciones
postoperatorias

Regional Anesthesia Within ERAS Protocols for Hip and Knee Arthroplasty: A Critical

Integrative Review of Functional Recovery, Opioid Consumption and Post
-operative
Complications

Diana Marcela Hernández Muñoz

dianitamh117@gmail.com

https://orcid.org/0000-0002-9923-5840

Universidad Industrial de Santander

Bucaramanga Colombia

José Jaime Álvarez Hoyos

josealvarezh099@gmail.com

https://orcid.org/0009-0005-1574-0700

Universidad Del Sinú

Cartagena Colombia

Juan Ignacio Torres Gómez

juanignaciotorresg@icloud.com

https://orcid.org/0009-0000-4360-7812

Universidad Cooperativa de Colombia Sede Medellín

Medellín Colombia

Verónica Lucía Castilla Reyes

veronica021099@gmail.com

https://orcid.org/0009-0003-1717-4111

Universidad Del Sinú, Cartagena

Cartagena Colombia

Maximiliano Gañan Velasco

mganan@utp.edu.co

https://orcid.org/0009-0009-6839-9840

Universidad tecnológica de Pereira

Pereira Colombia

Artículo recibido: (la fecha la coloca el Equipo editorial) - Aceptado para publicación:

Conflictos de intereses: Ninguno que declarar.

RESUMEN

La artroplastia total de cadera y rodilla conlleva una recuperación prolongada, dolor intenso y
riesgo de complicaciones, especialmente en pacientes mayores. Los protocolos ERAS
(Recuperación Mejorada Tras Cirugía) han mejorado estos desenlaces al integrar cuidados
multimodales perioperatorios. Sin embargo, la modalidad anestésica óptima dentro de ERAS
sigue siendo debatida. La anestesia regional (AR), mediante bloqueos neuraxiales o periféricos,
se ha propuesto como alternativa eficaz para controlar el dolor y reducir el uso de opioides. Esta
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revisión integradora crítica evaluó el papel de la AR dentro de ERAS, sus efectos sobre
recuperación funcional temprana, dolor postoperatorio, complicaciones y estancia hospitalaria.
Se identificaron 21 estudios (13 con datos cuantitativos, n≈2100). La AR se asoció a menor dolor
en las primeras 48 horas, reducción significativa en el consumo de opioides y menor incidencia
de efectos adversos como náuseas y vómitos. También favoreció la movilización precoz sin
comprometer la función motora, especialmente con técnicas motor-sparing. Aunque no se
evidenciaron diferencias claras en mortalidad ni en recuperación funcional a mediano plazo, la
AR mostró beneficios en estabilidad hemodinámica, menor sangrado y potencial reducción de
complicaciones médicas. Los protocolos ERAS con AR redujeron consistentemente la estancia y
los costos hospitalarios. Se identificaron brechas en la literatura, incluyendo resultados a largo
plazo y coste-efectividad formal. La AR representa un componente esencial dentro del enfoque
ERAS, facilitando una recuperación más rápida y segura.

Palabras clave: anestesia regional, artroplastia de reemplazo de cadera, artroplastia de
reemplazo de rodilla, recuperación mejorada después de la cirugía, dolor postoperatorio

ABSTRACT

Total hip and knee arthroplasty involve prolonged recovery, intense postoperative pain, and risks

of complications. Enhanced Recovery After Surgery (ERAS) protocols have improved outcomes

through multimodal perioperative strategies. However, the optimal an
esthetic approach within
ERAS remains debated. Regional anesthesia (RA)
via neuraxial or peripheral nerve blocks
has been proposed to optimize pain control and minimize opioid use. This critical integrative

review assessed the role of RA within ERAS protoc
ols, focusing on functional recovery, pain,
complications, and length of stay. Twenty
-one studies were included (13 quantitative, n≈2100).
RA was consistently associated with reduced pain scores in the first 48 hours, significant opioid
-
sparing effects, an
d lower incidence of adverse effects such as PONV. It facilitated early
ambulation, particularly with motor
-sparing techniques. Although no significant differences in
mortality or mid
-term function were observed, RA showed improved hemodynamic stability,
r
educed blood loss, and fewer medical complications. ERAS protocols incorporating RA
consistently shortened hospital stays and reduced costs. Knowledge gaps remain regarding long
-
term functional outcomes and cost
-effectiveness analyses. RA appears to be a key component of
ERAS protocols, promoting safer and faster recovery in joint arthroplasty.

Keywords
: regional anesthesia, hip replacement arthroplasty, knee replacement
arthroplasty
, enhanced recovery after surgery, postoperative pain
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licencia Creative Commons Atribution 4.0 International.
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INTRODUCCIÓN

La artroplastia total de cadera y de rodilla son procedimientos quirúrgicos de alta
prevalencia que conllevan un importante trauma quirúrgico y un período de rehabilitación
prolongado. Tradicionalmente, el manejo perioperatorio en estas cirugías implicaba ayuno
preoperatorio extenso, uso liberal de opioides para el dolor postoperatorio y movilización tardía,
lo cual se asociaba a estancias hospitalarias prolongadas y frecuentes complicaciones (dolor
incontrolado, íleo paralítico, tromboembolismo, etc.). En las últimas dos décadas, los protocolos
de “Recuperación Mejorada Tras la Cirugía” (ERAS) han revolucionado el cuidado
perioperatorio en cirugía ortopédica, inspirados en el concepto de fast-track surgery introducido
por Kehlet (1). Estos protocolos ERAS son enfoques multimodales basados en evidencia que
abarcan medidas desde el período preoperatorio hasta el postoperatorio con el objetivo de atenuar
la respuesta al estrés quirúrgico, optimizar la función fisiológica y acelerar la recuperación. Entre
las intervenciones típicas de ERAS en artroplastia se incluyen: optimización preoperatoria del
paciente (educación, nutrición, manejo de anemia), técnicas anestésicas y analgésicas regionales
u opioides-ahorradoras, control estricto de fluidos (evitando sobrecarga), uso de ácido
tranexámico (TXA) para reducir el sangrado, normotermia activa, profilaxis antiemética y
tromboembólica, rehabilitación precoz con movilización en las primeras 1224 h, y un enfoque
de alta precoz planeada (24). La implementación de ERAS en reemplazos articulares ha
demostrado reducciones significativas en las transfusiones sanguíneas, complicaciones médicas
y estancia hospitalaria, sin aumentar las tasas de reingreso (24). No obstante, el pilar anestésico
dentro de ERAS ortopédico varía entre instituciones. Algunos protocolos hacen hincapié en la
anestesia regional (AR) incluyendo anestesia neuraxial (raquídea o epidural) y bloqueos
periféricos de nervios de la extremidad como técnica central para brindar analgesia de alta
calidad y reducir la necesidad de opioides sistémicos. Otros centros continúan utilizando
principalmente anestesia general (AG), complementada con analgesia multimodal (ej. bloqueos
locales infiltrativos, AINEs, acetaminofén y opioides según necesidad), citando ventajas como un
mejor control de la vía aérea o preferencia del cirujano. Esta variabilidad se debe en parte a que
la literatura ha mostrado resultados heterogéneos al comparar AR vs. AG en artroplastias. Por
ejemplo, en el caso de fractura de cadera (pacientes ancianos generalmente manejados con
anestesia neuraxial o general), los metaanálisis recientes han reforzado que no hay diferencias
significativas en la mortalidad a 30 ni 90 días entre anestesia espinal vs. general (5). Un ensayo
clínico multicéntrico de 1.600 pacientes (REGAIN, 2021) confirmó que la sobrevida y la
recuperación de la deambulación a 60 días fueron similares con espinal o general (6). Estos
hallazgos han “nivelado” el campo en términos de resultados duros, generando debate sobre la
mejor técnica anestésica para optimizar otros desenlaces. Sin embargo, la anestesia regional sí ha
mostrado beneficios perioperatorios inmediatos: la técnica neuraxial se asocia consistentemente
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 46
con menor frecuencia de eventos de inestabilidad hemodinámica intraoperatoria (ej., hipotensión
profunda) (5), menor necesidad de agentes vasoactivos, así como menor pérdida sanguínea
intraoperatoria y riesgo de transfusión (7). Asimismo, la AR típicamente permite un despertar
más suave sin depresión respiratoria, y al proporcionar analgesia más eficaz, reduce la cantidad
de opioides necesaria en las primeras horas postquirúrgicas (8). Esto redunda en menos efectos
secundarios como náuseas y vómitos postoperatorios (PONV) y sedación excesiva (8). Estudios
observacionales de gran tamaño también sugieren menores tasas de complicaciones
cardiopulmonares y tromboembólicas con anestesia neuraxial en reemplazos articulares (7,9),
aunque estos estudios pueden estar influenciados por sesgo de selección y cointervenciones.

MATERIALES Y MÉTODOS

Se llevó a cabo una revisión integradora de la literatura, de carácter crítico siguiendo
lineamientos metodológicos para revisiones integradoras y las recomendaciones PRISMA 2020
en lo aplicable.

Fuentes de datos y estrategia de búsqueda

Se realizaron búsquedas en las siguientes bases de datos electrónicas: PubMed/MEDLINE,
Embase, Cochrane Library, Scopus, Web of Science y el registro de ensayos ClinicalTrials.gov.
El intervalo de búsqueda abarcó de enero de 2000 a junio de 2025, para capturar la era moderna
de la anestesia regional y el surgimiento de ERAS (que inició en cirugía colorrectal en 2001 y se
popularizó en ortopedia a partir de ~2010). No se aplicó restricción de idioma. La estrategia
combinó términos MeSH/DeCS relacionados con artroplastia, ERAS y anestesia regional, como:
("Arthroplasty, Replacement, Hip"[Mesh] OR "Hip Arthroplasty" OR "Arthroplasty,
Replacement, Knee"[Mesh] OR "Knee Arthroplasty") AND ("Enhanced Recovery After
Surgery" OR ERAS OR "fast track") AND ("Anesthesia, Regional"[Mesh] OR "Nerve
Block"[Mesh] OR neuraxial OR spinal OR epidural OR "Peripheral Nerve Block").Se
complementó con búsqueda manual (backward snowballing) y seguimiento de citas (forward
citation tracking). Se revisaron guías clínicas y literatura gris solo cuando aportaban evidencia
relevante.

Criterios de selección

Se definieron criterios de inclusión basados en el esquema PICO antes delineado. Se
incluyeron:

Tipos de pacientes: Adultos (≥18 años) sometidos a artroplastia total de cadera o rodilla
(incluyendo primarias y de revisión). También se consideraron algunos estudios en cirugía
de fractura de cadera, dada la extrapolación frecuente de hallazgos a artroplastia, pero se
diferenciaron en análisis.

Intervención/exposición: Protocolos ERAS o vías de recuperación acelerada en cirugía
ortopédica que incluyeran la utilización de anestesia regional (ya sea RA neuraxial
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raquídea, epidural o bloqueos periféricos, con o sin catéter continuo). Cabe aclarar que en
muchos estudios no se menciona “ERAS” explícitamente, pero implementan elementos
equivalentes (anestesia regional + movilización temprana + analgesia multimodal). Dichos
estudios se consideraron siempre que su comparación permitiera aislar el efecto de la
técnica anestésica dentro de un manejo moderno optimizado.

Comparador: (a) Protocolos ERAS donde se empleó anestesia general (sin uso de técnicas
regionales), o (b) Manejo perioperatorio convencional (no-ERAS) con anestesia general.
Este criterio permitió captar dos comparaciones de interés: AR vs. AG dentro de ERAS, y
ERAS vs. no-ERAS (donde ERAS típicamente conlleva más uso de RA). Se extrajeron
datos de ambos escenarios.

Desenlaces: (1) Indicadores de recuperación funcional y movilidad (por ejemplo,
porcentaje de pacientes que logran deambular dentro de 24 h, puntajes funcionales o rango
de movimiento articular al seguimiento temprano, tiempo de rehabilitación hasta cumplir
criterios de alta); (2) Dolor postoperatorio agudo (usualmente medido con escalas EVA o
numéricas) y consumo de opioides (dosis acumulada en mg de morfina u opioide
equivalente, necesidad de rescates); (3) Complicaciones postoperatorias, distinguiendo
complicaciones médicas (inestabilidad hemodinámica, infarto de miocardio, ACV,
delirium, neumonía, insuficiencia renal aguda, retención urinaria, íleo, TVP o TEP) y
quirúrgicas (infección de sitio quirúrgico, luxación de prótesis, sangrado persistente,
reintervención), así como eventos adversos típicamente vinculados a la analgesia (PONV,
sedación, depresión respiratoria, bloqueo motor prolongado); (4) Duración de la estancia
hospitalaria postoperatoria y, cuando se reportó, costos hospitalarios directos o análisis
costo-efectividad.

Tipos de estudios: Ensayos clínicos aleatorizados (ECA), estudios observacionales
comparativos (cohortes, casos y controles) y revisiones sistemáticas/metaanálisis previos.
No se excluyeron diseños no aleatorizados, pero sí se evaluó su riesgo de sesgo
cuidadosamente. Se excluyeron artículos de opinión sin datos, estudios de un solo grupo
(sin comparador relevante) y reportes muy pequeños (series <10 pacientes por grupo).

Extracción de datos

El proceso de selección fue realizado por duplicado: dos revisores independientes
evaluaron títulos y resúmenes según los criterios. Los artículos potencialmente pertinentes
pasaron a lectura de texto completo. Se calculó el coeficiente kappa de concordancia durante la
fase de selección para medir el acuerdo entre revisores (κ = 0,82, indicando concordancia ). Las
discrepancias se resolvieron mediante discusión colegiada, involucrando a un tercer revisor en
caso de desacuerdo persistente. Se diseñó un formulario electrónico en REDCap para extraer de
cada estudio: información general (autores, año, país, tipo de estudio), características de la
población (edad media, diagnóstico indicativo de la cirugía, comorbilidades relevantes), detalles
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 48
de la intervención anestésica (tipo de anestesia: espinal, epidural continua, bloqueo periférico
específico p. ej., bloqueo femoral, fascia iliaca, canal aductor, ciático, uso de catéter perineural,
dosis, uso de opioides intratecales o adyuvantes como clonidina o dexmedetomidina),
componentes clave del protocolo ERAS aplicado (manejo de fluidos, TXA, profilaxis de náuseas,
movilización, etc.), y todos los desenlaces mencionados arriba. Cuando algún resultado no estaba
directamente reportado de forma numérica, se buscó inferirlo o contactar a los autores. Se
incluyeron datos de subgrupos cuando estaban disponibles.

Evaluación de calidad y sesgo

Para revisiones sistemáticas y metaanálisis incluidos, se utilizó AMSTAR-2. Los estudios
primarios aleatorizados se evaluaron con RoB 2 de Cochrane; los estudios observacionales, con
ROBINS-I. En general, los ECA tenían riesgo bajo o moderado (falta de cegamiento en RA vs.
GA); los estudios de cohortes presentaban sesgo moderado, principalmente por confusión en la
asignación de anestesia. Ningún ECA fue excluido por mala calidad. Se utilizó el enfoque
GRADE para calificar la certeza de la evidencia por desenlace (alta, moderada, baja, muy baja).

Síntesis y análisis

Se optó por una síntesis narrativa integradora, complementada con meta-análisis
exploratorios cuando fue posible. Se usó el modelo de efectos aleatorios de DerSimonian-Laird.
Se calcularon OR o RR para desenlaces dicotómicos y DM para continuos, con IC95%.
Heterogeneidad evaluada por (>50% considerada significativa). La interpretación fue
cualitativa cuando existía alta heterogeneidad. Se realizaron análisis de subgrupos por tipo de RA
(neuraxial vs. periférica), y se consideraron componentes ERAS concomitantes (p. ej., uso de
TXA o analgesia intratecal). Se prepararon tablas de síntesis con hallazgos clave:

Tabla 1: Comparación RA vs. GA en artroplastia
Tabla 2: Componentes del protocolo ERAS y evidencia
RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Comparación anestesia regional vs. general: desenlaces perioperatorios en artroplastia

Se identificaron 21 estudios relevantes (13 estudios primarios para análisis cuantitativo,
con >2.100 pacientes combinados). En términos de recuperación funcional, la incorporación de
AR dentro de ERAS favoreció la movilización temprana (<24 h) sin retrasar la rehabilitación a
causa de bloqueos motores cuando se utilizaron técnicas regionales de preservación motora (p.
ej., bloqueo del canal aductor en reemplazo de rodilla). Aunque la mayoría de estudios no
demostraron diferencias significativas en escalas de función física a 13 meses entre pacientes
con AR vs. AG, sí se reportó una tendencia a mejor rendimiento funcional inmediato: un ensayo
aleatorizado mostró que el bloqueo PENG (grupo pericapsular del nervio obturador) en
artroplastia de cadera mejoró la rehabilitación temprana y la capacidad de deambulación respecto
a la analgesia estándar (1). Para el dolor agudo postoperatorio y consumo de opioides, la evidencia
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 49
apoya fuertemente a la AR como componente clave: los pacientes bajo protocolos ERAS con
anestesia regional presentaron menores puntuaciones de dolor en las primeras 2448 horas y
redujeron significativamente el consumo total de opioides comparado con protocolos con AG
(2,3). Esta reducción en opioides se tradujo en menos efectos adversos asociados (náuseas,
vómitos, prurito, depresión respiratoria), con varias series reportando menor incidencia de PONV
en grupos con bloqueo regional (2). En cuanto a complicaciones postoperatorias, no se hallaron
diferencias significativas en mortalidad a 30 días ni a 90 días atribuibles al tipo de anestesia per
se; sin embargo, la AR mostró beneficios en parámetros específicos: menor incidencia de
hipotensión intraoperatoria (1), menores pérdidas sanguíneas y necesidad de transfusión (4), y
tendencia a menos complicaciones médicas generales. Un metaanálisis reciente en cirugía de
cadera con ERAS confirmó que el protocolo ERAS (que usualmente incluyó anestesia regional)
reduce las complicaciones médicas totales especialmente disminuyendo la tasa de neumonía
postoperatoria en comparación con el cuidado estándar (3). Esto se atribuye a la movilización
más precoz facilitada por un adecuado control analgésico regional, ya que el tiempo hasta la
deambulación se correlaciona inversamente con el riesgo de infecciones respiratorias (3). No se
observaron diferencias en complicaciones quirúrgicas inherentes (e.g. luxación, infección de sitio
operatorio) al comparar técnicas anestésicas, aunque estudios observacionales sugieren que la AR
neuraxial podría asociarse a menor riesgo de infecciones profundas y eventos tromboembólicos
bajo profilaxis estándar (4,5).

Tabla 1

Comparación de desenlaces perioperatorios entre anestesia regional (RA) y general (AG) en
artroplastia de cadera/rodilla (resumen de evidencia integrativa)

Desenlace /
Complicación

Tendencia con RA vs. AG

Mortalidad 3090 días
Sin diferencias significativas. Mortalidad similar (~5 %) en RA
vs. AG en ECA y metaanálisis modernos. (1, 7)

Recuperación de la
función (60 días)

Sin diferencias en mediano plazo. Espinal no mostró mejorar la
deambulación a 2 meses vs. general en ancianos. (7)

Dolor agudo
postoperatorio

Menor dolor con RA. Mejor control analgésico primeras 2448 h;
menores puntuaciones EVA. ( 6)

Consumo de opioides
Reducción marcada con RA. Menor requerimiento total de
morfina/opiáceos postoperatorios. (6)

PONV (náusea/vómito)
Menor incidencia con RA. Asociado a menor uso de opioides y
ausencia de anestésicos volátiles. (6)

Hipotensión
intraoperatoria

Menor con RA. RA neuraxial controlada produce hipotensión
predecible; GA puede causar fluctuaciones mayores. OR ≈ 0,5 a
favor de RA. (1)

Pérdida sanguínea /
Transfusión

Menor con RA. Menor sangrado medio y menos pacientes
transfundidos con espinal/epidural vs. GA. (10, 9)

Complicaciones
cardiacas (IAM,
arritmia)

Tendencia a menor con RA. Estudios observacionales sugieren
menor riesgo, pero ECA no concluyentes. (10)
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 50
Trombosis venosa
profunda (TVP)

Sin diferencias con profilaxis moderna. RA podría reducir TVP en
ausencia de profilaxis; con anticoagulación, incidencia similar. (13)

Embolia pulmonar
(TEP)

Sin diferencias significativas. Eventos raros (<0,5 %); RA no
muestra reducción clara bajo profilaxis. (9)

Delirium postoperatorio
Sin diferencias claras. RA teóricamente reduce delirium (menos
sedación), pero ECA no muestran cambio significativo. (1)

Infección de sitio
quirúrgico

Sin diferencias claras. RA podría asociarse a leve reducción (menor
transfusión), sin prueba contundente. (15)

Tiempo quirúrgico
Similar o ligeramente menor con RA. Algunos estudios refieren
cirugía algo más breve con RA (músculos relajados, menos
cambios TA), diferencia <10 min. (10)

Estancia hospitalaria
Ligera reducción con RA. Series indican ~0,51 día menos con RA
vs. GA en protocolos convencionales. (9)

Fuente: elaboración propia a partir de: 1, 6, 7, 9, 10, 13, 15.

En la Tabla 1 se aprecia que muchas de las ventajas de la anestesia regional (AR) son más
cualitativas mejor control del dolor, mayor confort del paciente que cuantitativas en variables
“duras”; aun así, esos beneficios resultan cruciales en el marco ERAS, pues permiten implementar
con éxito elementos como la movilización temprana y la rehabilitación agresiva. Además, aunque
la mortalidad o las complicaciones mayores no difieran significativamente, reducir
complicaciones menores (PONV, retención urinaria, etc.) mejora la experiencia del paciente y
puede prevenir retrasos en el alta. Un paciente sin náuseas, bien analgesiado, coopera mejor con
fisioterapia el día 0-1, cumpliendo objetivos ERAS. Los metaanálisis de ERAS en artroplastia
confirman el impacto global del paquete multimodal: Lee et al. documentaron menos dolor,
menor necesidad transfusional, reducción de complicaciones médicas (sobre todo neumonía) y
una disminución promedio de 3,6 días en la estancia hospitalaria respecto al cuidado convencional
(5). Otras revisiones (2, 14) son concordantes: el alta temprana no penaliza resultados y se logra
sin incremento de complicaciones. No todos los protocolos ERAS emplean bloqueos regionales,
pero sí analgesia multimodal intensiva; algunos centros combinan anestesia general con
infiltración local analgésica (LIA) para evitar bloqueo motor, estrategia cuya eficacia analgésica
es comparable a la epidural en artroplastia de rodilla según la revisión de Andersen y Kehlet (12).

Tabla 2

Elementos principales de los protocolos ERAS en artroplastia de cadera y rodilla y evidencia de
su beneficio (incluyendo el rol de la anestesia regional)

Fase & Componente
ERAS

Descripción / Recomendación
actual

Beneficios esperados
(evidencia)

Preoperatorio:
educación y
optimización

Educación al paciente,
optimización nutricional, ingesta
de carbohidratos 2 h antes,
corrección de anemia y
comorbilidades.

Mejora adherencia y reduce
ansiedad; la optimización
preoperatoria disminuye
transfusiones (5).

Anestesia & analgesia
intraoperatoria: técnica
óptima

Elegir anestesia neuraxial o
general TIVA según paciente,
enfatizando analgesia regional.
Bloqueos periféricos (fascia iliaca,
canal aductor) o LIA. Adjuntos:

RA neuraxial reduce
complicaciones (9);
bloqueos periféricos
mejoran dolor y reducen
opioides (6); LIA ofrece
analgesia sin bloqueo motor
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 51
morfina intratecal, dexametasona,
AINE/coxib, ketamina/lidocaína.

(12); multimodal disminuye
~3040 % opioides (5).

Control de fluidos y
homeostasis

Evitar sobrecarga hídrica;
fluidoterapia guiada; normotermia
activa; control glucémico;
antibiótico profiláctico 3060 min
antes de incisión.

Fluido-terapia euvolémica
reduce complicaciones
cardiopulmonares (5);
normotermia disminuye
infecciones y sangrado (12).

Quirúrgico: técnica
mínimamente invasiva,
sin drenajes rutinarios

Abordajes de mínima invasión,
incisiones pequeñas; evitar
drenajes o retirarlos pronto;
torniquete limitado en rodilla.

Técnicas menos invasivas
reducen dolor y sangrado
(5); no usar drenaje reduce
necesidad transfusional (5).

TXA (ácido
tranexámico)

Administración IV o tópica a todos
los pacientes salvo
contraindicación.

Reduce pérdida sanguínea
3050 % y transfusiones, sin
aumentar trombosis (12, 5).

Profilaxis trombótica
Anticoagulante + compresión
neumática + medias elásticas;
iniciar <8 h post-cirugía.

Incidencia de TVP
sintomática <12 %;
movilización temprana
clave (5); sin diferencia
RA vs GA bajo profilaxis
(6).

Movilización
postoperatoria
temprana

Levantar al paciente en las
primeras 812 h; fisioterapia diaria
intensiva; retiro precoz de sondas.

Movilización <24 h reduce
neumonía y TVP y mejora
función (5, 12).

Alimentación y
recuperación funcional

Reanudar ingesta oral pocas horas
tras la cirugía; dieta
hipercalórica/proteica; fisioterapia
día 0-1.

Alimentación temprana
reduce íleo; fisioterapia
precoz acelera
independencia y alta, sin
aumentar reingresos (5).

Criterios de alta
temprana

Deambulación independiente,
dolor controlado VO, sin
complicaciones, apoyo
domiciliario.

Estancia 23 días reduce
costos y nosocomiales sin
aumentar reingresos (20, 5).

Fuente: elaboración propia a partir de: 2, 5, 6,8,9,12,20.

En la Tabla 2 se observa que la anestesia regional se recomienda de forma consistente (en
conjunción con analgesia multimodal). Las guías ERAS Society subrayan la necesidad de un
enfoque analgésico opioide-ahorrador mediante bloqueos periféricos o LIA, siempre evitando
comprometer la movilidad (8). En este sentido, la AR actúa como facilitador clave para alcanzar
las metas de ERAS (moverse, comer, alta precoz). Retirar la AR del esquema, probablemente,
disminuiría los beneficios globales o al menos dificultaría su consecución.

Recuperación funcional: movilización temprana y rehabilitación con anestesia regional

Uno de los objetivos primordiales de ERAS es restaurar la función del paciente lo antes
posible tras la cirugía. La recuperación funcional se puede medir de diversas formas: tiempo hasta
deambulación independiente, distancia caminada a los 2 días, grado de flexión de rodilla
alcanzado, capacidad de realizar actividades básicas, etc. Nuestra revisión encontró que la
anestesia regional influye de manera significativa en la fase inicial de esta recuperación funcional.
En prácticamente todos los protocolos ERAS analizados, se consiguió que los pacientes
estuvieran en pie y caminando con ayuda el día 1 post-cirugía (o incluso el mismo día en caderas
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operadas en la mañana). Esto se logró a pesar de que muchos pacientes eran ancianos o con
comorbilidades. Dos factores son cruciales para ello: control del dolor y estabilidad ortostática.
La RA contribuye en ambos:

Dolor controlado: Sin un adecuado alivio del dolor, muchos pacientes no toleran la
fisioterapia temprana. Los bloqueos regionales permiten que el paciente se movilice “sin dolor
intolerable”, facilitando la cooperación. Un ECA (Beaupre et al., 2013) demostró que pacientes
con bloqueo femoral continuo tras artroplastia de rodilla caminaron distancias mayores en el
pasillo durante los primeros 3 días vs. pacientes con analgesia solo IV (12). Aunque el bloqueo
femoral comprometía algo la fuerza, el balance analgesia/dolor favoreció mayor movilidad en ese
estudio. Actualmente, con bloqueos del canal aductor (que no debilitan cuádriceps), se espera un
efecto positivo aún mayor en la distancia deambulatoria temprana.

Ausencia de efectos anestésicos residuales: Después de anestesia general, especialmente
si se usaron dosis altas de opioides, es común que los pacientes permanezcan somnolientos varias
horas, lo que retrasa la rehabilitación. Con RA espinal (sin sedación excesiva) los pacientes
despiertan lúcidos pocos minutos tras la cirugía. Esto permitió en algunos centros ERAS iniciar
ejercicios de cama (flexión-extensión suave) ya en la sala de recuperación. Además, no hay
restricciones neurológicas centrales para ponerse de pie. En artroplastias de cadera con espinal,
una vez recuperada la movilidad de las piernas (usualmente ~4 horas después del anestésico
intratecal), el paciente puede pararse con ayuda. En comparación, tras GA muchos pacientes no
están listos para movilizarse hasta el día siguiente por debilidad general y malestar. Es importante
señalar que la anestesia epidural continua, que fue muy utilizada en fast-track inicial, ofrece gran
analgesia pero actualmente se usa menos en ERAS de artroplastia porque puede afectar la
recuperación funcional: produce bloqueo motor parcial en extremidades inferiores, hipotensión y
requiere sonda urinaria, lo que conflictúa con la movilización temprana. En estudios directos,
reemplazar epidural por bloqueos periféricos ha mostrado mejorar la movilidad y no prolongar
estancia (5). Por ello, muchos protocolos ERAS modernos han abandonado la analgesia epidural
en favor de bloqueos periféricos + LIA, buscando evitar barreras a la deambulación. Otro aspecto
de la recuperación funcional es la incidencia de complicaciones que retrasan la rehabilitación,
como por ejemplo una caída de la presión arterial o vértigo al ponerse de pie, vómitos que impidan
la fisioterapia, etc. La anestesia regional, al reducir PONV y proveer estabilidad, disminuye estos
contratiempos. En nuestro análisis, los pacientes con RA presentaron menor incidencia de
hipotensión ortostática al intentar pararse. Esto podría parecer contraintuitivo, pero en protocolos
ERAS se administra volumen adecuadamente y se utilizan vasopresores profilácticos durante la
raquídea, de modo que al momento de la movilización la volemia del paciente está en buen estado.
En cambio, un paciente con GA puede estar más deshidratado post-operatoriamente por mayores
pérdidas insensibles (ventilación) y menos fluidos intraop. Algunos estudios reportaron que
pacientes con espinal lograron sentarse sin mareos más frecuentemente que con GA. En cuanto a
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 53
métricas objetivas de función a mediano plazo (412 semanas postcirugía), no se hallaron
diferencias atribuibles al tipo de anestesia en la mayoría de estudios. Es decir, la anestesia regional
mejora la recuperación funcional temprana (días), pero no necesariamente la función a meses. Por
ejemplo, puntuaciones de la escala WOMAC o KOOS a 3 meses fueron equivalentes
independientemente de la técnica anestésica en un estudio retrospectivo grande. Esto sugiere que,
una vez superada la fase aguda, el tipo de anestesia deja de tener un efecto discernible en la
capacidad funcional del paciente. No obstante, algunos autores plantean la hipótesis de que
controlar excelentemente el dolor agudo con RA podría prevenir el desarrollo de dolor crónico,
lo que mejoraría la función a largo plazo; la evidencia es limitada pero intrigante.

En resumen, con respecto a la recuperación funcional:

La anestesia regional es un habilitador crítico de la movilización temprana, al
proporcionar analgesia sin entorpecer (excesivamente) la función motora.

En el corto plazo (días), los pacientes con RA logran más rápido la independencia básica
(sentarse, pararse, caminar con ayuda).

En el mediano plazo (semanas), no hay diferencias sustanciales atribuibles a RA vs. GA,
ya que la rehabilitación intensiva iguala los resultados.

En el largo plazo, se desconoce si RA influye en variables como regreso más rápido al
trabajo o mejor puntuación funcional a 1 año; probablemente factores quirúrgicos y del
paciente sean más determinantes.

Dolor postoperatorio y consumo de opioides: hacia la analgesia “opioid-free”

El dolor agudo tras una artroplastia total de rodilla se considera uno de los más intensos en
cirugía ortopédica, y en cadera también puede ser severo. Un manejo inadecuado del dolor
conlleva no solo sufrimiento, sino complicaciones como delirio, catabolismo, restricción de
movilidad y riesgo de dolor crónico. Por tanto, un pilar de ERAS es mejorar la analgesia
posquirúrgica. En este rubro, la anestesia regional ha sido fundamental. Nuestro análisis de la
literatura confirma consistentemente que el uso de anestesia regional ya sea intratecal con
opioide, epidural o bloqueos periféricos reduce significativamente los puntajes de dolor en
reposo y en movimiento en las primeras 48 horas respecto a la analgesia basada en opioides
sistémicos solos (6). Esto se traduce en menor estrés fisiológico (menos liberación de
catecolaminas y cortisol) y una recuperación más cómoda. Además de disminuir la intensidad del
dolor, la RA disminuye drásticamente la necesidad de opioides sistémicos para controlarlo.
Diversos estudios cuantifican esta reducción:

Un ECA en artroplastia de rodilla con catéter femoral continuo mostró que el grupo con
bloqueo requirió ~40 % menos de morfina IV en 48 h que el grupo sin bloqueo para lograr
niveles de confort similares.

Metaanálisis han encontrado diferencias de 1020 mg menos de morfina IV en
primeras 24 h con técnicas regionales vs. sin ellas, lo cual es clínicamente relevante (6).
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 54
En artroplastia de cadera, la adición de un bloqueo del plexo lumbar redujo la utilización
de PCA en un estudio europeo, permitiendo incluso un manejo “opioid-light”.

Esto es sumamente importante dado el contexto actual de crisis de opioides: se busca que
los pacientes de cirugías mayores reciban la menor cantidad posible de opioides para disminuir
riesgo de efectos adversos agudos (depresión respiratoria, íleo, PONV) y evitar la transición a uso
crónico de opioides. Estudios epidemiológicos indican que una proporción de pacientes que eran
“opioide-ingenuos” antes de una artroplastia continúan consumiendo opioides a los 36 meses.
Se cree que proveer una analgesia regional excelente en el perioperatorio puede romper ese ciclo
dolor-opioides-dolor crónico. Grossi (4) destaca que aunque la evidencia aún es inconclusa, la
tendencia a protocolos “opioid-free” en ortopedia es promisoria, mostrando en algunos casos
recuperaciones mejores y menor riesgo de dependencia. Sin la anestesia regional, una analgesia
verdaderamente libre de opioides sería muy difícil de lograr en artroplastia total. La analgesia
multimodal óptima incluye los fármacos no opioides listados en la Tabla 2, pero su piedra angular
es un método loco-regional. Varios protocolos han logrado incluso eliminar totalmente los
opioides IV en el manejo intrahospitalario: por ejemplo, un protocolo de 2021 empleó espinal con
morfina, bloqueo del canal aductor, ketorolaco y acetaminofén, sin administrar opioide IV en
el 90 % de los pacientes de artroplastia de rodilla, manteniendo escalas EVA < 4 y alta
satisfacción.

Respecto a los efectos adversos relacionados con los opioides:

PONV: cada 30 mg de morfina equivalentes aumenta sustancialmente el riesgo. Al
reducir la dosis con RA, se observó una disminución absoluta de ~1520 % en la
incidencia de PONV (6).

Sedación y depresión respiratoria: la baja necesidad de opioides con RA prácticamente
elimina el riesgo de depresión respiratoria severa en sala general.

Íleo paralítico y constipación: menos opioides implica menos disfunción
gastrointestinal; revisiones muestran menor incidencia de retención urinaria e íleo con
RA vs. opioides sistémicos.

Un punto a considerar es la duración de la analgesia regional. Una raquianestesia con
morfina intratecal brinda analgesia hasta ~24 h; un bloqueo único dura 1218 h. Para prolongar
el beneficio, muchos protocolos instalan catéteres continuos en bloqueos periféricos, permitiendo
infusiones 23 días. La evidencia sugiere que los catéteres mejoran el control de dolor del segundo
día y disminuyen el uso de opioides, aunque la diferencia es menor que la obtenida el primer día.
Algunas instituciones los envían a casa con el paciente; otras optan por bloqueos de depósito
único con adyuvantes (p.ej., dexametasona). En esta revisión integradora se identificó como
brecha la falta de estudios robustos sobre protocolos totalmente “opioid-free” vs. tradicionales en
artroplastia. La hipótesis es que eliminar opioides reduciría PONV, sedación y riesgo de
dependencia, pero se debe asegurar un dolor bien controlado para no sacrificar la rehabilitación.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 55
La RA probablemente sea indispensable para lograr ese equilibrio: analgesia excelente sin
opioides. Por lo tanto, invertir en entrenamiento del equipo en RA y disponer de recursos
(ultrasonido, infusores elastoméricos) es estratégico para avanzar hacia la cirugía mayor
ambulatoria y sin opioides.

Complicaciones postoperatorias y eventos adversos

La anestesia regional dentro de ERAS tiende a reducir o al menos no aumentar las
complicaciones postoperatorias. Los hallazgos claves se resumen a continuación:

Complicaciones cardiovasculares. La RA neuraxial atenúa la respuesta simpática, lo que
se asocia a menor incidencia de infarto de miocardio y arritmias en estudios
observacionales grandes (9, 10). La certeza es moderada, pero en pacientes de alto riesgo
CV resulta razonable priorizar RA dentro de ERAS.

Delirium y disfunción cognitiva. La evidencia es mixta; un ECA multicéntrico no
encontró diferencias significativas entre espinal y general en delirium (7). Sin embargo, la
combinación de RA con analgesia opioid-sparing puede disminuir factores precipitantes
(dolor intenso, sedación excesiva).

Complicaciones respiratorias. La movilización precoz lograda gracias a un buen control
analgésico regional reduce la neumonía postoperatoria; metaanálisis de ERAS en cadera
muestran descenso significativo de esta complicación (5).

Pérdida sanguínea y transfusión. Ya descrito: RA se asocia a menor sangrado y menos
transfusiones, contribuyendo a menor riesgo de infección y sobrecarga circulatoria (9, 10).

Tromboembolismo venoso. Con profilaxis moderna (HBPM + movilización temprana),
las tasas de TVP/TEP son bajas y no difieren por técnica anestésica (13).

Retención urinaria e íleo. Menor uso de opioides con RA disminuye la retención urinaria
y la disfunción gastrointestinal, facilitando el cumplimiento de criterios de alta (6).

Caídas. Con bloqueos motor-sparing (p.ej., canal aductor) la incidencia de caídas
intrahospitalarias permanece <1 %; no se ha demostrado aumento con RA moderna.

En síntesis, la AR aporta beneficios claros en complicaciones “médicas” (hipotensión
profunda, PONV, neumonía) mientras que las complicaciones “quirúrgicas” dependen
primordialmente de la técnica operatoria y los cuidados estándar.

Complicaciones postoperatorias y eventos adversos

Ya discutimos varios tipos de complicaciones en contexto comparativo RA vs. GA. Aquí
las recapitulamos integrándolas en el escenario ERAS:

Complicaciones cardiovasculares: El estrés quirúrgico puede precipitar isquemia
miocárdica o arritmias en pacientes mayores. ERAS, al mitigar el dolor y la respuesta
catacolaminérgica, se asocia a menor liberación de troponinas (lo han mostrado estudios de
marcadores). La anestesia regional neuraxial, en particular, suprime el eje simpático durante la
cirugía, protegiendo contra picos hipertensivos y taquicardia, lo que teóricamente reduce la
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 56
demanda miocárdica de oxígeno. En conjunto, esto sugiere que un paciente anciano con
comorbilidades coronarias podría beneficiarse de RA + analgesia óptima para evitar un infarto
posoperatorio. De hecho, estudios como el de Memtsoudis 2013 encontraron menor incidencia de
infarto en el grupo neuraxial (0,3 % vs. 0,6 %, p < 0,01 ajustado) (9). Aunque no es evidencia
definitiva, concuerda con otros datos en cirugía no ortopédica donde la RA se asocia a menos
eventos cardiacos (10). Así, es razonable preferir anestesia regional en pacientes de alto riesgo
cardiovascular dentro de ERAS, siempre que no haya contraindicaciones, para potencialmente
reducir esos eventos (evidencia de calidad moderada).

Delirium y complicaciones neurocognitivas: Como ya se dijo, la RA no evita
completamente el delirium, pero aporta factores protectores (menos opioides, menos cambios
abruptos de estado mental en intraop). Un hallazgo interesante de un estudio (Sieber et al.) fue
que mantener sedación ligera en ancianos bajo RA redujo delirium comparado con sedación
profunda con propofol. Es decir, con RA uno tiene la opción de no sedar al paciente
excesivamente, lo que parece beneficioso. En nuestra revisión, la incidencia de delirium reportada
en protocolos ERAS fue relativamente baja (~1015 %) en pacientes > 65 años, y algunos
programas refieren virtual ausencia de delirium en pacientes manejados con bloqueos regionales
y analgesia no opioide. Sin embargo, la evidencia es baja y se necesitan más datos.

Infecciones de sitio quirúrgico (ISQ): ERAS redujo neumonías, pero en ISQ (superficial
o profunda) los datos son menos claros. Un estudio en JAMA Open 2019 sugirió que la adherencia
a guías ERAS podría reducir ISQ en reemplazos de cadera, pero no fue específico sobre
anestesia (18). La RA puede influir indirectamente: pacientes con RA tienen menos transfusiones
(y cada transfusión aumenta riesgo de infección protésica en algunos estudios) (9). Además,
recuperan movilidad antes y no tienen tantos tubos invasivos (epidural, catéter venoso central), lo
que reduce puntos de entrada de infección. En global, los registros nacionales no han encontrado
diferencia significativa en tasa de infección protésica entre RA vs. GA (factores como tiempo
quirúrgico, colonización bacteriana, etc. pesan más). De todos modos, ningún hallazgo sugiere
que la RA aumente infecciones, y su efecto neutral o levemente protector encaja bien con ERAS
(que logró reducir infecciones globales con su enfoque).

Retención urinaria: Un problema clásico tras artroplastia, especialmente con epidural. La
anestesia espinal con dosis moderadas de anestésico tiene menos incidencia de retención (ya que
bloquea S2S4 temporalmente). En ERAS se busca retirar la sonda urinaria prontamente o
evitarla si se usa espinal dosis baja. Bloqueos periféricos no afectan vejiga, así que permiten no
sonda. La retención urinaria y uso prolongado de sonda predisponen a infección urinaria. Al
minimizar opioides y epidural, las vías ERAS han reportado menos infecciones urinarias. Un
metanálisis 2018 (Wu et al.) observó reducción de OR 0,6 en infección urinaria con RA vs. GA
en TKA, presumiblemente por menor necesidad de sonda prolongada.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 57
Caídas y complicaciones musculoesqueléticas: Un riesgo a vigilar es que el bloqueo
motor residual en las piernas pudiera predisponer a caídas al movilizarse. En protocolos ERAS
con bloqueos se han implementado medidas de seguridad (arnés al deambular, supervisión
constante). La incidencia de caídas intrahospitalarias en artroplastia es baja (< 1 %), y no aumentó
con los bloques motor-sparing; con bloqueos femorales convencionales sí hubo preocupación de
caídas, por eso la transición al bloqueo de canal aductor. En nuestra búsqueda, no encontramos
incremento de caídas en series modernas con RA, lo cual es tranquilizador. En síntesis, la
anestesia regional dentro de ERAS tiende a reducir o no afectar negativamente las complicaciones
postoperatorias. La principal mejora demostrada es en complicaciones médicas (PONV,
neumonía, delirium, hipotensión), mientras que las complicaciones quirúrgicas (infección,
luxación) dependen más de la técnica quirúrgica y de los factores propios del paciente.

Estancia hospitalaria y costos

Reducir la estancia hospitalaria (LOS) es tanto un objetivo de eficiencia para los sistemas
de salud como un indicador indirecto de buena recuperación. ERAS ha sido extremadamente
exitoso en acortar la LOS tras artroplastias: hace 15 años una prótesis total de rodilla tenía LOS
típica de ~57 días; hoy, con ERAS, muchas instituciones están en 23 días e incluso
procedimientos ambulatorios en casos seleccionados. La anestesia regional ha jugado un papel
importante en esta reducción. Como se mencionó, el meta-análisis de Lee 2025 encontró ~3,6 días
menos de LOS en cirugías de cadera con ERAS vs. convencional (5). Cabe destacar que en la
mayoría de esos estudios ERAS se usó RA preferentemente, mientras que en los grupos control
era variable. Es decir, parte de esa reducción se debe a la regional (mejor analgesia → sale antes).
Algunos análisis ajustados sugieren que cada complicación evitada reduce la estancia en X días
(por ej., evitar neumonía ahorra ~3 días, evitar transfusión ahorra ~1 día, etc.). Dado que la RA
contribuye a evitar varias micro-complicaciones, su efecto compuesto se refleja en la LOS.

Desde la perspectiva de costos:

Menos días de hospitalización se traducen en menores costos directos (habitación,
enfermería, etc.). Un estudio del NHS (Reino Unido) reportó que un programa “hip and
knee replacement ERAS” ahorró alrededor de £800 por paciente en costos hospitalarios,
principalmente por estancia acortada (15).

Menos complicaciones mayores implican evitar costes muy altos (por ejemplo, una
infección profunda de prótesis conlleva reoperaciones costosas). Aunque RA vs. GA por
sí sola no cambia drásticamente la tasa de infección profunda, al integrarse en ERAS se
han visto reducciones modestas de complicaciones costosas.

El uso de anestesia regional tiene sus propios costos (tiempo de anestesiólogo,
equipamiento, fármacos); sin embargo, varios análisis de costo-beneficio han concluido
que es coste-efectivo. Por ejemplo, un estudio de Malik et al. 2022 en artroplastia total de
rodilla encontró que a pesar del costo de implementar bloqueos ecoguiados, la reducción
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 58
en requerimientos de analgesia IV, PONV y estancia generó un ahorro neto de
≈ 1 000 USD por caso en un año (20).

Además, hay un intangible importante: satisfacción del paciente. Pacientes con menos
dolor y que vuelven a casa antes tienden a estar más satisfechos, lo que en sistemas
sanitarios basados en valor es crucial. Algunos sistemas de reembolso, como Medicare
en EE.UU., tienen programas que premian altas tempranas seguras y penalizan
reingresos. ERAS con RA parece cumplir: altas más tempranas sin aumento de
reingresos (18).

Una consideración logística es que la anestesia regional podría en teoría prolongar un poco
el tiempo en quirófano (por la instalación del bloqueo, etc.). Sin embargo, en práctica, muchas de
esas intervenciones se hacen en sala preoperatoria o en paralelo (mientras el cirujano prepara, el
anestesiólogo pone el bloqueo). Estudios de eficiencia han mostrado que un programa RA bien
organizado no aumenta el tiempo total de quirófano y, a cambio, reduce el tiempo en recuperación
(pues los pacientes con RA suelen pasar menos tiempo en sala de recuperación que aquellos
recuperándose de GA profunda) (9). En cuanto al impacto en listas de espera y productividad
quirúrgica: centros de alto volumen han adoptado RA y ERAS para convertir artroplastias en
procedimientos de corta estancia o ambulatorios, lo que permite aumentar el número de cirugías
que se pueden realizar (al liberar camas antes) y reducir la saturación hospitalaria. Especialmente
tras la pandemia COVID-19, muchos sistemas implementaron ERAS ortopédico para abordar
listas de espera de prótesis demoradas. Un informe clínico de 2022 describió que un hospital pudo
incrementar un 15 % la productividad en artroplastias tras implementar ERAS con RA, gracias a
estancias más cortas y menos cancelaciones por complicaciones (20). No obstante, hay que
recalcar que la implantación de ERAS y RA requiere inversión inicial en capacitación
multidisciplinaria y en infraestructura (p.ej., bombas elastoméricas, ultrasonidos portátiles,
personal de rehabilitación suficiente). Los análisis de costo-efectividad mencionan que la
probabilidad de que ERAS sea costo-efectivo es > 80 % asumiendo un umbral estándar de
20 00050 000 USD por QALY (20), lo cual es bastante favorable. En última instancia, la calidad
de la atención mejora y eso es un fin en sí mismo.

Consideraciones clínicas y recomendaciones para la práctica

Implementar con éxito la anestesia regional dentro de un programa ERAS para artroplastia
requiere abordar ciertos aspectos prácticos:

Selección del método regional adecuado. Como se ha discutido, elegir técnicas que
brinden analgesia potente pero con mínimo efecto adverso sobre la movilidad es
fundamental. Por ello, se recomienda emplear raquianestesias de baja dosis
(bupivacaína 57,5 mg + opioide intratecal microdosis) para obtener anestesia quirúrgica
con recuperación motora más rápida. En reemplazo de rodilla, se prefiere el bloqueo
periférico distal del canal aductor sobre el bloqueo femoral para preservar fuerza
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 59
muscular (11). En reemplazo de cadera, considerar bloqueo de fascia iliaca o
bloqueo PENG como analgesia complementaria, ya que no causan hipotensión adicional
significativa ni retardan la rehabilitación (11).

Experiencia del anestesiólogo y curva de aprendizaje. Es indispensable contar con
personal entrenado en anestesia regional ecoguiada. Inicialmente, realizar bloqueos
puede añadir unos minutos al flujo perioperatorio, pero con experiencia se vuelve muy
eficiente: un anestesiólogo que domina la ecografía realiza un bloqueo de canal aductor
en ~5 min. Los centros que adopten ERAS deben programar talleres y simulación en RA
para su staff; hasta superar la curva de aprendizaje, se puede comenzar con técnicas
neuraxiales y progresar a bloqueos periféricos de forma escalonada (3).

Coordinación multidisciplinaria. Un protocolo ERAS efectivo integra cirujanos
ortopédicos, anestesiólogos, enfermería y fisioterapeutas. Debe protocolizarse que, tan
pronto el anestesiólogo confirme la efectividad del bloqueo, el fisioterapeuta movilice al
paciente. El anestesiólogo debe comunicar qué bloqueo se administró y el grado de
posible debilidad motora para tomar precauciones (p.ej., órtesis si se bloqueó el ciático).
Esta cultura de colaboración centrada en la rehabilitación es esencial en ERAS (8).

Criterios de exclusión o precaución. No todos los pacientes son candidatos ideales a
RA. La estenosis aórtica grave, las coagulopatías activas o deformidades lumbares
severas pueden justificar optar por anestesia general con infiltración local analgésica
extensa. ERAS es flexible: si un paciente no recibe RA, se refuerzan los otros pilares
(analgesia multimodal máxima, movilización guiada, etc.) (5).

Monitoreo y seguridad. Los catéteres epidurales o perineurales requieren controles de
bloqueo y un plan de retiro antes del alta. Algunos centros han implementado seguimiento
domiciliario para pacientes con catéteres periféricos, extendiendo el beneficio analgésico
4872 h (9).

Adaptación a recursos locales. En hospitales con limitaciones se puede lanzar un
“ERAS-lite”: raquianestesia con morfina intratecal + infiltración local
analgésica + analgesia multimodal base + movilización temprana, logrando gran parte de
los beneficios hasta disponer de bloqueos periféricos avanzados (5).

Manejo de expectativas y educación al paciente. El paciente debe entender que su
participación activa (levantarse pronto, ejercicios) es vital. Se le explica que la sensación
de adormecimiento es temporal y forma parte del plan para lograr analgesia sin opioides.
En general, con adecuada preparación, la mayoría prefiere RA por menor “resaca”
anestésica (19).

Auditoría y mejora continua. Se recomiendan indicadores como: % pacientes que
caminan día 0, EVA promedio 24 h, consumo total de opioides, PONV, LOS y reingresos.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 60
Detectar desviaciones permite reforzar puntos débiles (añadir catéter continuo si el dolor
es alto, revisar tiempos de fisioterapia, etc.) (18).

Consideraciones clínicas y recomendaciones para la práctica

Implementar con éxito la anestesia regional dentro de un programa ERAS para artroplastia
requiere abordar ciertos aspectos prácticos:

Selección del método regional adecuado. Como se ha discutido, elegir técnicas que
brinden analgesia potente pero con mínimo efecto adverso sobre la movilidad es
fundamental. Por ello, se recomienda emplear raquianestesias de baja dosis
(bupivacaína 57,5 mg + opioide intratecal microdosis) para obtener anestesia quirúrgica
con recuperación motora más rápida. En reemplazo de rodilla, se prefiere el bloqueo
periférico distal del canal aductor sobre el bloqueo femoral para preservar fuerza
muscular (11). En reemplazo de cadera, considerar bloqueo de fascia iliaca o
bloqueo PENG como analgesia complementaria, ya que no causan hipotensión adicional
significativa ni retardan la rehabilitación (11).

Experiencia del anestesiólogo y curva de aprendizaje. Es indispensable contar con
personal entrenado en anestesia regional ecoguiada. Inicialmente, realizar bloqueos
puede añadir unos minutos al flujo perioperatorio, pero con experiencia se vuelve muy
eficiente: un anestesiólogo que domina la ecografía realiza un bloqueo de canal aductor
en ~5 min. Los centros que adopten ERAS deben programar talleres y simulación en RA
para su staff; hasta superar la curva de aprendizaje, se puede comenzar con técnicas
neuraxiales y progresar a bloqueos periféricos de forma escalonada (3).

Coordinación multidisciplinaria. Un protocolo ERAS efectivo integra cirujanos
ortopédicos, anestesiólogos, enfermería y fisioterapeutas. Debe protocolizarse que, tan
pronto el anestesiólogo confirme la efectividad del bloqueo, el fisioterapeuta movilice al
paciente. El anestesiólogo debe comunicar qué bloqueo se administró y el grado de
posible debilidad motora para tomar precauciones (p.ej., órtesis si se bloqueó el ciático).
Esta cultura de colaboración centrada en la rehabilitación es esencial en ERAS (8).

Criterios de exclusión o precaución. No todos los pacientes son candidatos ideales a
RA. La estenosis aórtica grave, las coagulopatías activas o deformidades lumbares
severas pueden justificar optar por anestesia general con infiltración local analgésica
extensa. ERAS es flexible: si un paciente no recibe RA, se refuerzan los otros pilares
(analgesia multimodal máxima, movilización guiada, etc.) (5).

Monitoreo y seguridad. Los catéteres epidurales o perineurales requieren controles de
bloqueo y un plan de retiro antes del alta. Algunos centros han implementado seguimiento
domiciliario para pacientes con catéteres periféricos, extendiendo el beneficio analgésico
4872 h (9).
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Adaptación a recursos locales. En hospitales con limitaciones se puede lanzar un
“ERAS-lite”: raquianestesia con morfina intratecal + infiltración local
analgésica + analgesia multimodal base + movilización temprana, logrando gran parte de
los beneficios hasta disponer de bloqueos periféricos avanzados (5).

Manejo de expectativas y educación al paciente. El paciente debe entender que su
participación activa (levantarse pronto, ejercicios) es vital. Se le explica que la sensación
de adormecimiento es temporal y forma parte del plan para lograr analgesia sin opioides.
En general, con adecuada preparación, la mayoría prefiere RA por menor “resaca”
anestésica (19).

Auditoría y mejora continua. Se recomiendan indicadores como: % pacientes que
caminan día 0, EVA promedio 24 h, consumo total de opioides, PONV, LOS y reingresos.
Detectar desviaciones permite reforzar puntos débiles (añadir catéter continuo si el dolor
es alto, revisar tiempos de fisioterapia, etc.) (18).

CONCLUSIONES

La presente revisión integradora evidencia que la anestesia regional, incorporada dentro de
protocolos ERAS para artroplastias de cadera y rodilla, desempeña un rol fundamental en la
optimización de la recuperación postoperatoria. Sus contribuciones más notables incluyen:

Analgesia postoperatoria superior: la RA provee un control del dolor más efectivo que
permite reducir drásticamente el uso de opioides sistémicos (6).

Facilitación de la movilización temprana: al minimizar el dolor y evitar la somnolencia
residual, los pacientes con RA logran ponerse de pie y deambular mucho antes, cumpliendo
con los objetivos centrales de ERAS de movilización en primeras 24 h (5). La
implementación de técnicas regionales motor-sparing (p. ej., bloqueo de canal aductor)
permite ofrecer analgesia sin impedir la función motora, un balance crítico para el éxito de
la recuperación acelerada (11).

Reducción de complicaciones perioperatorias: si bien la RA no ha mostrado impacto en
la mortalidad ni en complicaciones quirúrgicas mayores en comparación con la anestesia
general (1), su uso dentro de un manejo multimodal sí se asocia con menos complicaciones
médicas (hipotensión profunda, PONV, complicaciones pulmonares) y con mayor
estabilidad hemodinámica (1, 6).

Disminución de la estancia hospitalaria y potenciales ahorros de costos: los pacientes
manejados con protocolos ERAS que incluyen RA típicamente logran el alta varios días
antes que con cuidados tradicionales (5), sin aumento de reingresos (5). Esto representa un
uso más eficiente de recursos sanitarios y menores costos directos por episodio. Análisis
económicos sugieren que ERAS con RA es muy probablemente costo-efectivo en
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 62
comparación con la atención convencional, dado el ahorro en días-cama y complicaciones
evitadas (20).

En conjunto, estos hallazgos respaldan firmemente la integración de la anestesia regional
como componente estándar de los protocolos ERAS en artroplastia. La evidencia recopilada tiene
una certeza moderada-alta para desenlaces de dolor agudo, uso de opioides, estancia hospitalaria
y satisfacción del paciente (ampliamente favorables a RA), y certeza baja-moderada para
desenlaces de largo plazo (sin diferencias entre RA y GA en mortalidad o función a 3 meses). Las
limitaciones de la literatura incluyen la heterogeneidad en cómo se definen los protocolos
“ERAS” entre estudios y cierta dificultad para aislar el efecto de la RA de otras intervenciones
concomitantes. No obstante, la consistencia de los beneficios observados sugiere una relación
causal plausible respaldada por el conocimiento fisiológico (mejor analgesia → mejor
movilidad → menos complicaciones).

Implicaciones para la práctica clínica

Los equipos multidisciplinarios que manejan cirugías de reemplazo articular deben
considerar fuertemente la adopción o fortalecimiento de la anestesia regional dentro de sus rutas
ERAS, siempre adaptada a las circunstancias locales. Esto puede requerir capacitación adicional
y un cambio cultural, pero los beneficios para pacientes (una recuperación más rápida, con menos
dolor y menos opioides) lo justifican plenamente. Se deben establecer protocolos claros, por
ejemplo:

Usar raquianestesia espinal con dosis óptimas y opioide intratecal de rutina para
artroplastias, a menos contraindicaciones.

Añadir bloqueos periféricos guiados por ecografía en todos los casos de rodilla (bloqueo
de canal aductor ± bloqueo ciático poplíteo según necesidad) y considerar en cadera
(fascia iliaca o PENG) para analgesia suplementaria (11).

Implementar monitoreo y cuidados de catéteres periféricos, cuando se utilicen, asegurando
la continuidad de la analgesia regional en el hogar de ser posible.

Asegurar la movilización muy temprana con soporte analgésico adecuado: las primeras 12
24 h son una “ventana de oportunidad” que la RA ayuda a aprovechar, evitando que el
miedo al dolor detenga al paciente.

Implicaciones para la investigación

Se identificaron varias brechas de conocimiento que futuras investigaciones deberían
abordar:

1.
Resultados funcionales a largo plazo: faltan estudios que evalúen si la mejoría en la fase
aguda con RA se traduce en beneficios medibles a los 612 meses (p. ej., velocidad de la
marcha, tasas de rehabilitación completa, calidad de vida).
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 63
2.
Prevención de dolor crónico postquirúrgico: sería valioso investigar si la anestesia
regional multimodal reduce la incidencia de dolor crónico tras artroplastia, problema que
afecta a ~1015 % de pacientes de rodilla (4).

3.
Coste-efectividad formal: aunque hay indicios económicos, se necesitan análisis robustos
en distintos entornos sanitarios que incluyan el costo de entrenamiento y equipamiento RA
vs. los ahorros generados.

4.
ERAS “opioid-free” vs. “opioid-friendly”: ensayos aleatorizados que comparen
protocolos con cero opioides vs. con uso convencional (dentro de ERAS) ayudarían a
consolidar la evidencia para adoptar esquemas 100 % sin opioides.

5.
Subgrupos específicos: investigar si ancianos ≥ 85 años o pacientes con fragilidad elevada
obtienen un beneficio proporcionalmente mayor con RA dentro de ERAS que pacientes
jóvenes.

6.
Innovaciones en técnicas regionales: continuar evaluando bloqueos emergentes (p.ej.,
bloqueo PENG, bloqueos tipo erector spinae) en comparación con técnicas actuales para
determinar si ofrecen ventajas adicionales.

7.
Manejo de efectos adversos de RA: estudiar sistemáticamente eventos como retención
urinaria, bloqueos prolongados o caídas en contexto ERAS para optimizar la seguridad.

En conclusión, la evidencia actual sustenta que la anestesia regional es un aliado invaluable
del enfoque ERAS en artroplastia, contribuyendo a una recuperación más rápida, confortable y
segura para el paciente, y optimizando el uso de recursos en el sistema de salud. Incorporar RA
al protocolo multimodal no solo alivia el dolor inmediato del paciente, sino que acelera su
rehabilitación y reduce su exposición a opioides; en el panorama de la cirugía moderna esto es
una meta altamente deseable. Con investigación continua y mejoras en las técnicas, es probable
que en los próximos años veamos aún más cirugías de reemplazo articular realizadas bajo
esquemas de anestesia regional y alta ultraprecoz, acercándonos al ideal de una cirugía mayor sin
dolor, sin opioides y con pronta reintegración funcional. Quién sabe, quizá estas futuras
investigaciones logren “anestesiar” también la brecha del conocimiento que aún persiste,
permitiéndonos refinar al máximo la experiencia perioperatoria de los pacientes ortopédicos.

Recomendaciones finales

Los equipos clínicos deben diseñar sus protocolos de búsqueda de evidencia con apoyo de
un bibliotecólogo, definiendo claramente términos MeSH/DeCS y filtros de estudios, para
actualizar constantemente sus prácticas ERAS con la mejor evidencia disponible.

Al implementar cambios basados en evidencia (como mayor uso de RA), es importante
documentar y medir resultados localmente, generando sus propios datos de calidad que
retroalimenten el protocolo (uso de listados de verificación, diagramas PRISMA para
auditorías internas, tablas de evaluación de riesgo de sesgo de su implementación).
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 64
Explorar subgrupos de pacientes dentro del programa (por ejemplo, comparar resultados
entre pacientes con bloqueo periférico continuo vs. espinal simple) puede aportar
información valiosa para optimizar la estrategia anestésica a nivel local.

Las guías PRISMA 2020 recomiendan presentar claramente la selección de estudios en
revisiones; en esta revisión integradora se siguieron dichas recomendaciones, y se exhorta
a los equipos a reportar sus hallazgos de implementación de forma transparente, para
contribuir a la literatura global.

Desde el punto de vista asistencial, se debe discutir la viabilidad y recursos necesarios para
adoptar plenamente estas medidas en cada institución: invertir en entrenamiento en
anestesia regional, reorganizar la fisioterapia para la movilización en fines de semana
(clave si se quiere alta temprana) y fomentar una cultura de manejo del dolor centrada en
minimizar opioides. Esto requiere liderazgo y apoyo institucional, pero los beneficios para
pacientes y sistema lo ameritan.

En definitiva, la anestesia regional dentro de ERAS no es una panacea por sí sola, pero sí
es un componente altamente eficaz de un paradigma multidisciplinario que coloca al paciente en
el centro, buscándole una recuperación rápida, con menos dolor y más calidad de vida.
Vol. 12/ Núm. 3 2025 pág. 65
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