Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 3999
https://doi.org/
10.69639/arandu.v12i2.1210
Inteligencia artificial como recurso didáctico: ¿Aliado o
sustituto del docente?

Artificial intelligence as a teaching resource: An ally or a substitute for teachers?

Christopher Daniel Ochoa Malhaber

christopherochoa922@gmail.com

https://orcid.org/0000-0002-7326-8273

Ministerio de Educación

Cuenca- Ecuador

Ronald Servilio Cueva Pacheco

ronaldcueva2016@gmail.com

https://orcid.org/0009-0002-3732-1249

MINEDUC

Ecuador

Isaac David Ortega Romero

isaacortegaromero@gmail.com

https://orcid.org/0009-0000-6627-6649

Universidad De Cuenca

Carmen de Jesús Chinchay Ávila

carmenchinchay@yahoo.es

https://orcid.org/0009-0003-8783-4138

MINEDUC

Loja-Ecuador

María Angélica Ushca Guayacundo

marianghiushca@gmail.com

https://orcid.org/0009-0006-1129-5272

MINEDUC

Cuenca- Ecuador

Artículo recibido: 18 mayo 2025 - Aceptado para publicación: 28 junio 2025

Conflictos de intereses: Ninguno que declarar.

RESUMEN

El estudio analiza la percepción de 45 docentes de educación básica y media sobre la Inteligencia
Artificial (IA) como recurso didáctico, con el fin de determinar si se percibe como aliada o posible
sustituta del profesorado. Mediante un cuestionario en Google Forms, validado en prueba piloto,
se recopilaron datos cuantitativos (escalas Likert) y cualitativos (preguntas abiertas). Los
resultados muestran que el 93,3 % de los encuestados conoce herramientas de IA y el 75,6 % ya
las utiliza, destacando ChatGPT como la aplicación más frecuente. El 84,4 % considera que la IA
mejora la enseñanza-aprendizaje y el 77,8 % afirma que ayuda mucho al docente; solo un 20 %
teme un reemplazo futuro. Las ventajas percibidas se centran en la generación de contenidos, el
diseño de clases y la optimización del tiempo. Entre los riesgos se identifican dependencia
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4000
tecnológica, plagio, pérdida de pensamiento crítico y brecha de acceso. El 86,7 % demanda
regulaciones éticas y el 95,6 % desea formación específica. Se concluye que la IA es vista
mayoritariamente como una aliada estratégica, siempre que se integre de forma crítica, ética y
equitativa, preservando la dimensión humana de la docencia.

Palabras clave: inteligencia artificial, docencia,·educación

ABSTRACT

This study examines the perceptions of 45 basic- and middle-school teachers regarding Artificial
Intelligence (AI) as a teaching resource, aiming to ascertain whether it is regarded as an ally or a
potential substitute for educators. Data were collected through a Google Forms questionnaire,
comprising Likert-scale items and open-ended questions. Findings indicate that 93.3 % of
participants are familiar with AI tools and 75.6 % already employ them, with ChatGPT being the
most widely used. A total of 84.4 % believe AI enhances teaching and learning, and 77.8 % state
it greatly supports their work; only 20 % fear future replacement. Perceived advantages include
content generation, lesson design and time optimisation, while risks involve technological
dependence, plagiarism, diminished critical thinking and access inequities. Moreover, 86.7 % call
for ethical regulation and 95.6 % seek specialised training. The study concludes that teachers
largely view AI as a strategic allyprovided it is integrated critically, ethically and equitably
thus safeguarding the human dimension of education.

Keywords: artificial intelligence, teaching, education

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Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4001
INTRODUCCIÓN

La incorporación de la Inteligencia Artificial (IA) en los procesos educativos se ha
consolidado como una de las tendencias más relevantes a nivel mundial. La UNESCO (2024)
resalta que la IA posee el potencial para abordar desafíos fundamentales en la educación, innovar
prácticas de enseñanza y aprendizaje, y contribuir al cumplimiento del Objetivo de Desarrollo
Sostenible 4, que promueve una educación inclusiva y de calidad para todos [1]. Por su parte,
medios como El País (2025) documentan cómo herramientas basadas en IA como ChatGPT
están transformando la educación superior, personalizando el aprendizaje, optimizando tareas
administrativas y brindando soporte continuo a estudiantes mediante chatbots educativos; sin
embargo, subrayan la importancia de preservar la dimensión humana en el acto pedagógico [2].

En el aula, la IA se presenta como un recurso didáctico capaz de potenciar la labor del
docente al automatizar tareas rutinarias y generar materiales educativos adaptados a las
necesidades individuales de cada estudiante. Uzcátegui Pacheco y Ríos Colmenárez (2024)
argumentan que existen plataformas que permiten crear presentaciones, cuestionarios interactivos
y contenidos personalizados en cuestión de minutos, liberando tiempo para que el docente se
concentre en actividades de mayor valor pedagógico, tales como fomentar el pensamiento crítico
y el trabajo colaborativo [3]. Asimismo, Giró Gràcia y Sancho-Gil (2022) señalan que la IA
facilita la evaluación automatizada de trabajos y exámenes, proporcionando retroalimentación
inmediata y detallada que favorece un seguimiento más preciso del progreso estudiantil [4].

No obstante, el debate acerca de si la IA debe ser considerada un aliado que complemente
la función del docente o un posible sustituto ha cobrado fuerza en la comunidad académica.
Marquès-Donoso (2025) expone que, aunque la IA puede mejorar tareas docentes desde la
generación de rúbricas hasta la detección temprana de dificultades en los estudiantes, existe el
riesgo de que una sobredependencia tecnológica deshumanice el proceso educativo y menoscabe
las competencias socioemocionales que los profesores cultivan en el aula [5]. En línea con ello,
García-Peñalvo (2023) advierte que, tras el lanzamiento de ChatGPT, la percepción de la IA en
educación muestra tanto entusiasmo por sus potencialidades como inquietudes éticas,
especialmente en torno a la integridad académica y la privacidad de los datos [6].

La ética en el uso de la IA en entornos educativos se constituye, por tanto, en un pilar
esencial. Martín et al. (2023) destacan la necesidad de implementar marcos normativos que
garanticen la transparencia de los algoritmos y eviten sesgos que puedan perpetuar desigualdades
preexistentes en el sistema educativo [7]. Del mismo modo, Banco Mundial & OIT (2025)
recalcan que la IA debe emplearse para amplificar las capacidades educativas y no para
reemplazarlas, insistiendo en la formación continua del talento humano y el desarrollo de políticas
institucionales que protejan la privacidad y promuevan un uso inclusivo de la tecnología [8].
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4002
En el contexto latinoamericano, las revisiones sistemáticas ofrecen evidencia sobre los
beneficios y desafíos de la IA educativa. Vera Pazmiño Jipson et al. (2024) realizaron un análisis
que identifica la personalización del aprendizaje, la mejora en la retención de conocimientos y la
posibilidad de detección temprana de dificultades como los principales beneficios de la IA en
educación; al mismo tiempo, señalan que la falta de infraestructura tecnológica y la insuficiente
capacitación docente son barreras recurrentes [9]. Flores-Vivar y García-Peñalvo (2023)
profundizan en las implicaciones éticas y pedagógicas, subrayando la importancia de alinear el
uso de la IA con los principios de equidad, responsabilidad y sostenibilidad propios de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible [10].

A nivel internacional, diversos estudios han explorado el estado del arte de la IA en
educación superior y básica. Zawacki‐Richter et al. (2019) llevaron a cabo una revisión
sistemática que señala cómo, a pesar del creciente interés en aplicaciones de IA, los educadores
no siempre están plenamente involucrados en el diseño y la implementación de estas tecnologías,
lo que puede limitar su efectividad y pertinencia pedagógica [11]. Chen et al. (2020) identifican
brechas entre la teoría y las prácticas reales durante el auge de la IA en educación, resaltando la
necesidad de investigación colaborativa que vincule a desarrolladores, investigadores y docentes
para cerrar dichas brechas [12].

Los marcos conceptuales y las propuestas de implementación también han sido objeto de
estudio. Holmes, Bialik y Fadel (2019) exponen las promesas y las implicaciones de la IA en
enseñanza y aprendizaje, enfatizando que su efectividad depende de un diseño centrado en el
estudiante y de un enfoque pedagógico que promueva la comprensión profunda más que la simple
memorización [13]. Luckin et al. (2016) abogan por una visión en la que la IA se convierta en un
“compañero de enseñanza” para el docente, liberándolo de labores repetitivas y permitiéndole
dedicar más tiempo a la mentoría y al desarrollo de habilidades socioemocionales en los
estudiantes [14].

En el ámbito de la analítica de aprendizaje y la minería de datos educativos, Baker y
Siemens (2014) describen cómo la IA puede procesar grandes volúmenes de datos para
proporcionar información accionable sobre patrones de aprendizaje, ayudando a diseñar
intervenciones tempranas y personalizadas [15]. Por su parte, Xing y Du (2020) revisan sistemas
de apoyo al docente impulsados por IA, concluyendo que estos pueden atender necesidades
específicas de los educadores, tales como la planificación de lecciones y la identificación de
estrategias de enseñanza eficaces, siempre que se garantice la usabilidad y la relevancia
pedagógica [16].

Desde una perspectiva de políticas y competencias, la OCDE (2021) destaca la importancia
de desarrollar habilidades digitales y de pensamiento crítico en docentes y estudiantes para
afrontar el futuro del trabajo junto a la IA, sugiriendo programas de formación continua y
colaboración público-privada en el desarrollo de recursos educativos móviles y personalizados
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4003
[17]. Complementariamente, la UNESCO (2022) propone recomendaciones éticas para el uso de
IA en la educación, insistiendo en la protección de los derechos de los estudiantes, la transparencia
en los procesos de decisión automatizados y la participación activa de la comunidad educativa en
el diseño de soluciones tecnológicas [18].

Finalmente, las investigaciones sobre aprendizaje afectivo y entornos de enseñanza
adaptativos refuerzan el argumento de que la IA debe integrarse con cautela y responsabilidad.
D’Mello y Graesser (2015) muestran que las tecnologías de aprendizaje sensibles a los estados
afectivos del estudiante pueden mejorar la motivación y el compromiso, siempre que se respeten
los límites en la detección emocional [19]. Chen et al. (2022) presentan un enfoque de aula
invertida potenciado por IA en asignaturas STEM, evidenciando que dicha combinación favorece
el aprendizaje activo y colabora en la personalización del ritmo de estudio [20].

En este contexto multifacético y en rápida evolución, el presente artículo explora
críticamente la pregunta central: ¿La Inteligencia Artificial es un aliado o un sustituto del
docente al ser utilizada como recurso didáctico? Para abordar esta cuestión, se estructura en
cinco secciones: (1) definiciones y contextualización de la IA en educación; (2) análisis de casos
de uso y experiencias documentadas; (3) discusión sobre las implicaciones éticas y pedagógicas;
(4) desafíos y oportunidades en el contexto latinoamericano; y (5) conclusiones y
recomendaciones para orientar políticas y prácticas institucionales que permitan aprovechar al
máximo las innovaciones tecnológicas sin desvirtuar el rol insustituible del educador.

METODOLOGÍA

1.
Diseño de la investigación El estudio adopta un enfoque cuantitativo descriptivo,
orientado a recopilar y analizar las percepciones de los docentes acerca del uso de la
Inteligencia Artificial (IA) como recurso didáctico. Se utilizó una encuesta estructurada
administrada a través de la plataforma Google Forms, con el fin de obtener datos empíricos
sobre variables clave como conocimiento previo de herramientas de IA, nivel de
aceptación, expectativas de apoyo al rol del docente y posibles preocupaciones éticas o
pedagógicas.

2.
Participantes La muestra estuvo compuesta por 45 docentes de educación básica y media,
seleccionados mediante muestreo no probabilístico por conveniencia. Los criterios de
inclusión fueron:

Ser docente en ejercicio durante el período de recolección de datos (marzo-abril de 2025).

Haber tenido algún contacto previo aunque sea mínimo con herramientas tecnológicas
en el ámbito educativo (por ejemplo, uso de plataformas virtuales, recursos multimedia o
software de gestión de clases).

De los 45 participantes, 32 laboran en instituciones públicas y 13 en instituciones privadas.
El rango de experiencia docente varía entre 3 y 25 años, con un promedio de 12 años de trayectoria
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4004
profesional. Se aseguró la participación voluntaria y anónima, comunicando a cada docente los
propósitos del estudio y garantizando la confidencialidad de las respuestas.

3.
Instrumento Se diseñó un cuestionario en Google Forms, estructurado en cuatro
secciones principales:

1.
Conocimiento y uso de la IA en educación: ítems de respuesta cerrada (opciones
múltiple o escala de Likert de 1 a 5) que indagan sobre el nivel de familiaridad con
conceptos básicos de IA, frecuencia de uso de herramientas digitales basadas en IA
(por ejemplo, sistemas de tutoría inteligente, generadores automáticos de contenido,
chatbots), y autoevaluación de competencias tecnológicas.

2.
Percepción del rol de la IA: afirmaciones valoradas en una escala Likert (1 =
Totalmente en desacuerdo, 5 = Totalmente de acuerdo) acerca de si la IA puede
considerarse un aliado del docente (por ejemplo, “La IA me ayuda a personalizar
actividades para estudiantes con ritmos de aprendizaje diversos”) o, por el contrario,
un posible sustituto en tareas específicas (por ejemplo, “La IA podría reemplazar la
elaboración de exámenes tradicionales”).

3.
Opiniones abiertas y preocupaciones: un breve espacio para respuesta abierta
donde los docentes pudieron exponer preocupaciones éticas, barreras tecnológicas o
sugerencias para la implementación responsable de la IA en sus contextos
educativos.

El cuestionario fue validado mediante una prueba piloto con 5 docentes ajenos a la muestra
principal. Se ajustaron formulaciones de preguntas y el tiempo estimado de respuesta
(aproximadamente 7 minutos) según retroalimentación recibida, garantizando claridad y
coherencia interna.

Procedimiento de recolección de datos

1.
Difusión de la encuesta: Se compartió el enlace de Google Forms mediante correo
electrónico institucional y grupos de mensajería donde participan docentes de diversas
áreas (Lengua, Matemáticas, Ciencias, Educación Física, etc.). Junto al enlace se incluyó
una carta de consentimiento informado donde se detalló el objetivo del estudio,
voluntariedad de la participación y confidencialidad de los datos.

2.
Periodo de aplicación: La encuesta permaneció abierta durante tres semanas, entre el 1 y
el 21 de abril de 2025. Se enviaron dos recordatorios semanales para maximizar la tasa de
respuesta.

3.
Control de calidad: Se revisaron las respuestas diariamente para detectar formularios
incompletos o con patrones de respuesta erráticos (por ejemplo, respuestas idénticas en
todas las preguntas de la escala Likert). De los 48 formularios inicialmente recibidos, se
descartaron 3 debido a omisiones superiores al 30 % de los ítems, quedando un total de 45
encuestas válidas para análisis.
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4005
Análisis de datos El tratamiento estadístico se realizó en dos fases:

Análisis descriptivo: Para las secciones de Likert, se calcularon medias, desviaciones
estándar y distribuciones porcentuales de cada ítem, con el fin de identificar tendencias en
la percepción de la IA como aliado o sustituto del docente.

Análisis exploratorio de correlaciones: Para determinar posibles relaciones entre el nivel
de familiaridad con la IA y la actitud hacia su implementación, se utilizó el coeficiente de
correlación de Pearson. Asimismo, se exploraron diferencias significativas en la percepción
de la IA entre docentes de instituciones públicas versus privadas mediante pruebas t de
Student para muestras independientes (α = 0,05).

Las respuestas cualitativas de la sección abierta se sometieron a un análisis de contenido
temático. Se clasificaron comentarios en categorías emergentes tales como “preocupaciones
éticas”, “barreras tecnológicas”, “necesidad de formación” y “beneficios percibidos”, permitiendo
complementar la interpretación cuantitativa con matices contextuales.

RESULTADOS

Grafico 1

Pregunta 1

Conocimiento de herramientas de IA en educación

De los 45 docentes encuestados, 42 (93,3 %) afirmaron conocer alguna herramienta de IA
aplicada a la enseñanza, mientras que solo 3 (6,7 %) declararon no conocer ninguna. Estos datos
reflejan que la gran mayoría de los participantes está al tanto de la existencia de aplicaciones de
IA para el entorno educativo.
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4006
Grafico 2

Pregunta 2

De los 45 docentes encuestados, 34 (75,6 %) afirmaron utilizar actualmente alguna
herramienta de IA en sus clases, mientras que 11 (24,4 %) indicaron no emplear ninguna. Estos
datos muestran que, aunque la mayoría ya integra IA en su práctica docente, todavía existe un
cuarto de la muestra que no la utiliza.

Grafico 3

Pregunta 3

Herramientas de IA conocidas o utilizadas

Entre los 45 docentes encuestados, las herramientas de IA más mencionadas fueron:

ChatGPT: 42 docentes (93,3 %)
Canva con IA: 15 docentes (33,3 %)
Evaluadores automáticos: 7 docentes (15,6 %)
Google Bard: 6 docentes (13,3 %)
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4007
Otras herramientas (Khan Academy, Quizizz, Descrip; DeepSeek; Metal) aparecieron con
menciones aisladas (2,2 % cada una), y solo 1 docente (2,2 %) indicó no conocer ninguna. Estos
resultados revelan que ChatGPT es, con mucha diferencia, la IA educativa mejor conocida,
seguida a distancia por Canva con IA, mientras que el resto de plataformas registra un uso o
conocimiento mucho menos frecuente.

Grafico 4

Pregunta 4

recepción de la IA en la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje

De los 45 docentes encuestados:

38 (84,4 %) consideran que la IA puede mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje.
4 (8,9 %) responden “Tal vez”.
3 (6,7 %) opinan que la IA no contribuye a dicha mejora.
Estos resultados reflejan que la gran mayoría confía en el potencial de la IA para potenciar la
enseñanza y el aprendizaje.

Grafico 5

Pregunta 5
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4008
Grado en el que la IA puede ayudar al docente

De los 45 docentes encuestados:

Mucho: 35 docentes (77,8 %)
Algo: 8 docentes (17,8 %)
Poco: 1 docente (2,2 %)
Nada: 1 docente (2,2 %)
Estos datos muestran que la gran mayoría (77,8 %) considera que la IA puede aportar una
ayuda significativa al trabajo docente, mientras que un porcentaje menor la ve como un apoyo
moderado (17,8 %) y solo un 4,4 % opina que ofrece poca o ninguna ayuda.

Grafico 6

Pregunta 6

Creencia sobre si la IA podría sustituir al docente en el futuro

De los 45 docentes encuestados:

No: 28 docentes (62,2 %)
: 9 docentes (20 %)
Tal vez: 8 docentes (17,8 %)
La mayoría (62,2 %) considera que la IA no llegará a sustituir al docente, mientras que un
20 % cree que sí podría hacerlo y un 17,8 % opina que tal vez podría suceder.
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4009
Grafico 7

Pregunta 7

Áreas en las que la IA puede apoyar al docente

De los 45 docentes encuestados, las principales áreas en las que consideran que la IA puede
brindar mayor apoyo son:

Generación de contenido: 37 docentes (82,2 %)
Diseño de clases: 32 docentes (71,1 %)
Evaluaciones automáticas: 23 docentes (51,1 %)
Corrección de tareas: 22 docentes (48,9 %)
Atención personalizada a estudiantes: 7 docentes (15,6 %)
Estos datos revelan que la gran mayoría valora la IA especialmente para crear materiales
(82,2 %) y planificar clases (71,1 %), mientras que menos de la quinta parte la ve sobre todo para
ofrecer atención individualizada.

Gráfico 8

Pregunta 8

Capacitación en IA educativa

De los 45 docentes encuestados:

17 (37,8 %) han recibido capacitación sobre el uso de IA en educación.
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4010
28 (62,2 %) no han recibido ninguna.
Esto indica que, a pesar del interés y la adopción creciente de herramientas de IA en las
aulas, la mayoría de los docentes (62,2 %) no ha tenido formación formal en este ámbito.

Gráfico 9

Pregunta 9

Interés en capacitarse más sobre IA

De los 45 docentes encuestados:

43 (95,6 %) manifestaron que sí les gustaría recibir más capacitación en el tema de IA en
educación.

2 (4,4 %) indicaron que no.
Estos datos evidencian un interés prácticamente unánime por profundizar sus
conocimientos y habilidades para integrar la IA en sus prácticas docentes.

Gráfico 10

Pregunta 10
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4011
Regulación ética del uso de IA en la educación

De los 45 docentes encuestados:

: 39 (86,7 %)
Tal vez: 5 (11,1 %)
No: 1 (2,2 %)
Estos datos indican que la mayoría considera imprescindible establecer regulaciones éticas
para el uso de IA en el ámbito educativo.

Pregunta 1

Ventajas percibidas de la IA como recurso didáctico

A continuación se presentan los principales temas emergentes a partir de las 28 respuestas
recogidas en la pregunta abierta “Desde su experiencia docente, ¿qué ventajas considera que tiene
la IA como recurso didáctico?”:

1.
Optimización del tiempo y simplificación de tareas
Varios docentes destacaron que la IA permite reducir significativamente el tiempo
dedicado a la planificación y elaboración de materiales. Comentarios como “Optimizar
tiempo” y “Disminuir el tiempo en las planificaciones de tareas” reflejan esta percepción.

También se señaló que la IA “ayuda a simplificar el trabajo docente” al automatizar rutinas
(por ejemplo, generación de esquemas o corrección preliminar), liberando horas para otras
actividades pedagógicas.

2.
Mejora y enriquecimiento de contenidos
Algunos participantes mencionaron que la IA facilita el acceso y la elaboración de
información con “mejor enfoque y más inmersivos en el tema” o “facilita información
científica”.

En esta línea, se apuntó que, gracias a la IA, es posible generar “contenido más actualizado”
y “más ejemplos visuales o interactivos”, lo que enriquece la experiencia de aprendizaje.

3.
Generación de ideas y estrategias didácticas innovadoras
Un número importante de docentes consideró que la IA “puede apoyar con estrategias
didácticas innovadoras” y “ayuda a organizar las clases obteniendo clases innovadoras”.

Frases como “ideas” reflejan que la IA actúa como un eje creativo que sugiere actividades,
secuencias pedagógicas o dinámicas diversas que, de otro modo, podrían requerir más
tiempo de ideación por parte del docente.

4.
Apoyo a la investigación y al desarrollo de actividades
Algunos docentes resaltaron la capacidad de la IA para “apoyar la investigación y
desarrollo” al facilitar búsquedas de información, análisis de datos o generación de guías
de estudio personalizadas.

En este sentido, se entiende que la IA no solo es un auxiliar en la sala de clases, sino también
un recurso para planificar proyectos de investigación en el entorno educativo.
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4012
En síntesis, las 28 respuestas recopiladas convergen en que la IA, como recurso didáctico, aporta
ventajas en cuatro áreas principales:

Ahorro de tiempo y simplificación de procesos (planificación, corrección, generación
de materiales).

Calidad y actualización de contenidos (acceso a información científica, creación de
materiales más inmersivos).

Fomento de la innovación pedagógica (sugerencia de actividades y estrategias
novedosas).

Soporte a la investigación educativa (análisis de datos, elaboración de guías y recursos).
Pregunta 2

Desventajas y riesgos percibidos del uso de la IA en el proceso educativo

A continuación se presentan los temas principales que emergieron de las 27 respuestas a la
pregunta abierta “¿Qué desventajas o riesgos considera que implica el uso de la IA en el proceso
educativo?”:

1.
Dependencia excesiva y pérdida de pensamiento crítico
Varios docentes señalaron que un uso excesivo de la IA puede “bloquear el poder de
razonar” y fomentar “la pereza de la mente”. Comentarios como “No se logra desarrollar
un pensamiento autónomo y libre en los estudiantes” o “Estancamiento del cerebro. ¡A no
pensar!” reflejan el temor de que los estudiantes deleguen su capacidad de análisis al
algoritmo.

Se advirtió que la IA puede “mermar el esfuerzo cognitivo del docente” y provocar que
tanto maestros como alumnos dependan demasiado de las sugerencias automáticas, en
lugar de generar ideas propias.

2.
Plagio y pérdida de autoría propia
Diversas respuestas mencionaron explícitamente el riesgo de “PLAGIO” o de que
“alumnos copien directamente las respuestas” en lugar de construir conocimiento.

También se apuntó que, si “no se usa con responsabilidad, se pide que genere todo el trabajo
y al final no se entiende nada”, lo cual, a su vez, “se pierde el trabajo de autoría propia” y
el valor de la reflexión personal.

3.
Calidad y especificidad del contenido
Se advirtió que, en ocasiones, el material generado por IA es “muy general y no es muy
específico”, lo que podría llevar a contenidos superficiales o poco ajustados al contexto de
cada grupo de estudiantes.

4.
Desigualdad en el acceso y brecha tecnológica
Algunos docentes resaltaron la “desigualdad en el acceso” a dispositivos y conectividad
(“no todos los estudiantes cuentan con los instrumentos tecnológicos o la conexión a
Internet”).
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4013
Esa “independencia tecnológica” necesaria para usar IA podría dejar fuera a quienes
carecen de recursos, ampliando la brecha educativa.

5.
Pérdida del vínculo afectivo y acompañamiento personalizado
Se señaló que la IA “puede apoyar pero no reemplaza el vínculo afectivo o
acompañamiento que necesita cada uno de nuestros estudiantes”.

Al depender de IA, se corre el riesgo de “desapego” entre maestro y alumno, socavando la
importancia de la relación interpersonal en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

6.
Ética y privacidad de datos
Un docente mencionó que los “datos personales quedan expuestos, lo que atenta contra la
niñez”, advirtiendo sobre riesgos de seguridad y uso indebido de la información de
menores.

7.
Desplazamiento de responsabilidades docentes
Algunos participantes consideran que, si la IA genera la mayoría del contenido, “los
docentes pueden quedarse solo con lo que hace la IA y no lo mejoran ni agregan algo
adicional”, limitando la creatividad y la adaptación pedagógica.

8.
Otras preocupaciones
Aparecieron menciones aisladas como “Falta de transparencia en tareas” (incertidumbre
sobre cómo funciona el algoritmo) y “Menos lecturas” (posible perjuicio en el desarrollo
de habilidades lectoras).

Un reducido grupo mencionó “Ninguna” o “No sé”, indicando que no encuentran
desventajas claras o no tienen una opinión formada.

En conjunto, estas respuestas cualitativas subrayan que, aunque la IA ofrece múltiples
beneficios, existe un consenso en torno a los riesgos de dependencia, pérdida de pensamiento
crítico y autoría, desigualdad de acceso, debilitamiento de la relación docente-estudiante, y
amenazas a la privacidad de datos. Estos elementos deben considerarse al momento de diseñar
estrategias de integración de IA en contextos educativos, implementando políticas de uso ético,
formación docente y medidas que garanticen la equidad y el desarrollo de competencias
cognitivas autónomas.

DISCUSIÓN

Los hallazgos de este estudio revelan un alto nivel de familiaridad con la Inteligencia
Artificial entre el profesorado (93,3 %), así como una adopción efectiva, aunque todavía parcial,
en la práctica de aula (75,6 %). Estos resultados confirman la rápida penetración de la IA en
entornos escolares y universitarios descrita por la UNESCO (2024) y por El País (2025), donde
se subraya que las herramientas generativas ya forman parte del quehacer docente cotidiano. Sin
embargo, el contraste entre el conocimiento declarado y la proporción que realmente emplea IA
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 4014
sugiere una brecha de implementación que coincide con la “curva de adopción incompleta”
señalada por Zawacki-Richter et al. (2019).

La predominancia de ChatGPT (93,3 %) y, a distancia, de Canva con IA (33,3 %) muestra
que las plataformas basadas en lenguaje natural y generación automática de contenido son las más
valoradas para facilitar tareas como la elaboración de materiales y la planificación de clases. Ello
respalda las observaciones de Holmes, Bialik y Fadel (2019) acerca de la capacidad de la IA para
automatizar el diseño de recursos y liberar tiempo docente. No obstante, el uso extendido de
generadores textuales refuerza los temores de pérdida de autoría y plagio manifestados en las
respuestas abiertas, tal como advierten Giró y Sancho-Gil (2022) respecto al riesgo de
“solucionismo tecnológico” sin reflexividad crítica.

La percepción de que la IA mejora los procesos de enseñanza-aprendizaje (84,4 %) y
“ayuda mucho” al docente (77,8 %) coincide con investigaciones previas que destacan su
potencial para personalizar la instrucción y diversificar estrategias (Luckin et al., 2016; Chen et
al., 2020). Al mismo tiempo, la relativa escasa preocupación por un reemplazo total (solo 20 %
cree que la IA sustituirá al profesor) indica que los docentes diferencian entre automatizar tareas
y sustituir la dimensión humana del acompañamiento, corroborando los planteamientos de Banco
Mundial & OIT (2025) y de Flores-Vivar y García-Peñalvo (2023) sobre la IA como
complemento y no sustituto del educador.

En cuanto a las áreas de apoyo más valoradasgeneración de contenido (82,2 %) y diseño
de clases (71,1 %), los resultados refuerzan la tesis de Baker y Siemens (2014) sobre el impacto
de la minería de datos y la analítica de aprendizaje para optimizar la planificación. No obstante,
la baja selección de “atención personalizada” (15,6 %) sugiere que los docentes aún no exploran
plenamente las posibilidades de tutoría inteligente o feedback adaptativo, quizá por falta de
capacitación específica o acceso a plataformas avanzadas.

Precisamente, la carencia de formación formal (62,2 % nunca ha recibido capacitación)
contrasta con el alto interés en capacitarse (95,6 %), lo que refuerza la necesidad de programas
sistemáticos de desarrollo profesional, tal como recomienda la OCDE (2021) para cerrar la brecha
de habilidades digitales. Esta demanda formativa también se vincula con los riesgos identificados:
dependencia excesiva, debilitamiento del pensamiento crítico, desigualdad de acceso y problemas
éticos relacionados con la privacidad y la transparencia algorítmica. Las preocupaciones docentes
se alinean con las directrices de la Recomendación sobre la Ética de la IA de la UNESCO (2022),
que subraya la importancia de marcos normativos para proteger los derechos de estudiantes y
docentes.

Finalmente, las limitaciones del presente estudiotamaño muestral reducido, muestreo por
conveniencia y autoinforme de percepcionesinvitan a ser cautos en la generalización de los
resultados. Futuras investigaciones deberían ampliar la muestra a distintos niveles educativos y
contextos geográficos, incorporar métricas objetivas de uso de IA y explorar diseños mixtos que
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profundicen en las experiencias de estudiantes. Asimismo, evaluar longitudinalmente cómo la
formación docente influye en la adopción crítica y ética de estas tecnologías permitirá comprender
mejor el papel de la IA como aliada estratégica del profesorado sin menoscabar la esencia
humanizadora del acto educativo.

CONCLUSIONES

Las evidencias recogidas muestran que la Inteligencia Artificial ha dejado de ser una
novedad para convertirse en un recurso habitual dentro del ecosistema pedagógico. Casi todos los
docentes encuestados conocen alguna herramienta basada en IA y tres de cada cuatro ya la
emplean en sus clases, lo que confirma una rápida penetración de estas tecnologías. Sin embargo,
la distancia entre familiaridad y una integración verdaderamente sistemática evidencia que la
adopción aún es incipiente y requiere mayor consolidación institucional.

El profesorado percibe a la IA, ante todo, como un aliado. La gran mayoría confía en su
capacidad para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje y reconoce el valor que aporta al
simplificar tareas logísticas, diseñar clases y generar contenidos. Pese a estas ventajas, el colectivo
no teme un reemplazo inminente: la interacción humana, el acompañamiento socioemocional y
la construcción crítica del conocimiento siguen considerándose dimensiones insustituibles del
oficio docente.

Aun así, los riesgos detectados son significativos. La dependencia excesiva, el plagio y la
pérdida de autoría, la merma del pensamiento crítico, la exposición de datos personales y la
desigualdad de acceso emergen como desventajas que pueden comprometer la calidad y la
equidad educativas. No sorprende, entonces, que la mayoría de los docentes exija marcos éticos
claros para regular el uso de IA y manifieste un deseo casi unánime de recibir capacitación
específica que les permita aprovechar la tecnología de forma responsable.

Frente a este panorama, se hace imprescindible diseñar programas de desarrollo profesional
que integren competencias técnicas con reflexión pedagógica y principios de ética digital.
Además, resulta necesario impulsar estudios longitudinales y con muestras más amplias que
permitan evaluar el impacto real de la IA en el aprendizaje y en la práctica docente. Solo a través
de una integración crítica, ética y equitativa será posible que la Inteligencia Artificial se consolide
como una verdadera aliada estratégica del docente, enriqueciendo la experiencia educativa sin
desvirtuar su componente humano.
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