
Vol. 12/ Núm. 2 2025 pág. 3116
https://doi.org/10.69639/arandu.v12i2.1137
Manejo perioperatorio del paciente diabético: ¿Las nuevas
estrategias anestésicas y quirúrgicas mejoran los resultados
clínicos o persisten los riesgos tradicionales? Una revisión
crítica de la evidencia actual
Perioperative management of the diabetic patient: Do new anesthetic and surgical
strategies improve clinical outcomes or do traditional risks persist? A critical review of
current evidence
Luisa Fernanda Diaz Ossa
https://orcid.org/0009-0007-0302-2933
luisafernanda9621@hotmail.com
Unidad central del Valle del Cauca
Tuluá - Colombia
Luisa María Ossa Romero
https://orcid.org/0009-0002-1409-7846
lor9428@gmail.com
Universitaria Autónoma de las Américas sede Pereira
Pereira – Colombia
Maximiliano Gañan Velasco
https://orcid.org/0009-0009-6839-9840
mganan@utp.edu.co
Universidad tecnológica de Pereira
Pereira – Colombia
Sandra Milena Castro Cabrera
sandramilecc@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-8404-9674
Universidad de Manizales
Manizales – Colombia
Salomé Jiménez Rodríguez
salomejr05@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-5668-2173
Universidad de Manizales
Manizales – Colombia
Artículo recibido: 10 mayo 2025 - Aceptado para publicación: 20 junio 2025
Conflictos de intereses: Ninguno que declarar.
RESUMEN
Los pacientes con diabetes mellitus presentan mayor riesgo de complicaciones perioperatorias
tradicionales, como infecciones, mala cicatrización y eventos cardiovasculares, debido a
hiperglucemia y comorbilidades. Recientemente han surgido estrategias anestésicas y quirúrgicas
innovadoras, incluyendo técnicas anestésicas regionales combinadas con anestesia general,
anestesia intravenosa total, control glicémico intraoperatorio estricto, uso de agentes como
dexmedetomidina y procedimientos mínimamente invasivos con protocolos ERAS. Esta revisión

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evalúa críticamente la evidencia actual sobre la eficacia de estas nuevas estrategias comparadas
con el manejo tradicional. Se realizó una búsqueda exhaustiva en PubMed, SciELO, Elsevier,
UpToDate, Embase y Scopus, enfocándose principalmente en revisiones sistemáticas,
metaanálisis y ensayos clínicos recientes, además de estudios clave adicionales relevantes. La
evidencia indica que estas nuevas estrategias estabilizan mejor la glucemia intraoperatoria,
reducen complicaciones específicas como infecciones y arritmias, y acortan la estancia
hospitalaria. Sin embargo, muchos riesgos tradicionales persisten, dado que los pacientes
diabéticos aún presentan complicaciones posoperatorias entre 1.5 y 2 veces mayores y una
mortalidad hasta 60% superior en comparación con pacientes no diabéticos. En conclusión,
aunque las nuevas estrategias anestésicas y quirúrgicas mejoran ciertos resultados clínicos, no
eliminan totalmente el riesgo inherente del paciente diabético. Un manejo individualizado que
integre control metabólico optimizado preoperatorio, técnicas anestésicas y quirúrgicas
adecuadas, y adherencia estricta a guías clínicas actualizadas es fundamental para mitigar los
riesgos perioperatorios persistentes en esta población.
Palabras clave: diabetes mellitus, atención perioperativa, anestesia, procedimientos
quirúrgicos operativos, complicaciones postoperatorias
ABSTRACT
Patients with diabetes mellitus face increased risk of traditional perioperative complications such
as surgical site infections, impaired wound healing, and cardiovascular events due to
hyperglycemia and comorbidities. Recently, novel anesthetic and surgical strategies have
emerged, including regional anesthesia combined with general anesthesia, total intravenous
anesthesia, tight intraoperative glycemic control, agents such as dexmedetomidine, and minimally
invasive procedures with ERAS protocols. This review critically evaluates current evidence
regarding the effectiveness of these new strategies compared to traditional management. A
comprehensive literature search was conducted in PubMed, SciELO, Elsevier, UpToDate,
Embase, and Scopus, primarily targeting recent systematic reviews, meta-analyses, and clinical
trials, along with selected additional key studies. Findings indicate that these novel strategies
achieve better intraoperative glucose stability, reduce specific complications such as infections
and arrhythmias, and shorten hospital stays. Nevertheless, many traditional risks persist, with
diabetic patients still experiencing postoperative complication rates approximately 1.5 to 2 times
higher and about 60% greater mortality compared to non-diabetic patients. In conclusion,
although new anesthetic and surgical approaches improve certain clinical outcomes, they do not
fully eliminate the inherent risk in diabetic patients. An individualized approach integrating
optimized preoperative metabolic control, appropriate anesthetic and surgical techniques, and
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strict adherence to updated clinical guidelines is essential to mitigate persistent perioperative risks
in this population.
Keywords: diabetes mellitus, perioperative care, anesthesia, surgical procedures
operative, postoperative complication
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INTRODUCCIÓN
La diabetes mellitus (DM) es una de las comorbilidades más frecuentes en la población
quirúrgica actual, con una prevalencia creciente que alcanza ~8–10% de los pacientes que
requieren cirugía (5). Desde el punto de vista clínico, el paciente diabético perioperatorio
representa un desafío significativo: históricamente, se ha asociado con mayor riesgo de
complicaciones posquirúrgicas (infecciones de sitio operatorio, retraso en la cicatrización,
eventos cardiovasculares, entre otros) y con estancias hospitalarias prolongadas y mortalidad
aumentada frente a pacientes no diabéticos (3,4). Estos riesgos tradicionales se atribuyen
principalmente a la respuesta hiperglucémica al estrés quirúrgico, a alteraciones microvasculares
y macrovasculares propias de la DM, y a la presencia frecuente de comorbilidades (hipertensión,
obesidad, enfermedad renal o coronaria) que complejizan el manejo perioperatorio (3). En las
últimas décadas, se han implementado múltiples estrategias para optimizar el manejo
perioperatorio del paciente diabético. Clásicamente, el énfasis estuvo en un control glicémico
intra y posoperatorio estricto con insulinoterapia convencional (ej. escalas móviles de insulina
subcutánea), técnicas anestésicas estándar (anestesia general balanceada tradicional) y abordajes
quirúrgicos abiertos. No obstante, estos enfoques tradicionales, si bien redujeron la morbilidad en
cierto grado, no eliminaron la brecha de resultados adversos entre pacientes diabéticos y no
diabéticos (1,2). Esto ha impulsado la búsqueda de nuevas estrategias anestésicas y quirúrgicas:
por un lado, innovaciones en anestesia como la anestesia regional y bloqueos neuraxiales para
modular la respuesta al estrés, el uso de anestesia intravenosa total (TIVA) o fármacos adyuvantes
(p. ej., dexmedetomidina) que pudieran atenuar la hiperglucemia intraoperatoria, y una gestión
más proactiva de la glucemia (incluyendo infusiones de insulina intravenosa y monitoreo
frecuente). Por otro lado, en el campo quirúrgico, la adopción creciente de técnicas mínimamente
invasivas (cirugía laparoscópica y robótica) promete menores traumatismos y tasas de infección
comparadas con la cirugía abierta convencional, algo especialmente relevante en pacientes con
cicatrización comprometida. Adicionalmente, programas multidisciplinarios como los protocolos
de Recuperación Mejorada Tras la Cirugía (ERAS) integran medidas perioperatorias (mínimo
ayuno preoperatorio, control del dolor multimodal, movilización temprana) que podrían
beneficiar particularmente a los diabéticos al reducir la resistencia a la insulina inducida por el
estrés quirúrgico (12,13). A pesar de estos avances, persiste un dilema terapéutico: ¿han logrado
realmente estas nuevas estrategias perioperatorias mejorar los resultados clínicos de los pacientes
diabéticos o simplemente mitigan parcialmente los riesgos tradicionales inherentes? Algunas
series recientes sugieren mejoras en desenlaces específicos, pero otros estudios no demuestran
reducciones significativas en complicaciones mayores o mortalidad (4,6). Existen también
controversias en las guías sobre cuán agresivo debe ser el control glicémico perioperatorio o cuál
es la técnica anestésica/quirúrgica óptima en estos pacientes. Por tanto, resulta pertinente realizar

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una revisión crítica de la evidencia actual para identificar cuáles innovaciones aportan beneficios
tangibles, cuáles riesgos “tradicionales” persisten a pesar de ellas, y cómo integrar este
conocimiento en la práctica clínica diaria. En esta revisión, examinamos el manejo perioperatorio
del paciente diabético, comparando las estrategias anestésicas y quirúrgicas nuevas versus las
tradicionales. Se analizan resultados reportados en la literatura reciente (últimos 5–10 años),
incluyendo control glicémico perioperatorio, complicaciones postoperatorias, tiempo de
recuperación y consideraciones especiales según las guías actuales (7-15). Asimismo, se discuten
las controversias vigentes en las recomendaciones clínicas y se proponen implicaciones prácticas
y líneas futuras de investigación para optimizar la atención de este creciente grupo de pacientes
en el ámbito quirúrgico.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se llevó a cabo una búsqueda bibliográfica exhaustiva para identificar estudios relevantes
sobre manejo perioperatorio en pacientes diabéticos, comparando estrategias tradicionales con
nuevas aproximaciones anestésicas y quirúrgicas. La búsqueda se realizó en las bases de datos
PubMed/MEDLINE, SciELO, Elsevier ClinicalKey, UpToDate, Embase y Scopus, restringiendo
a publicaciones en los últimos 10 años (2015–2025) y haciendo énfasis en los últimos 5 años
cuando fue posible. Se usaron combinaciones de términos DeCS/MeSH en español e inglés, tales
como “diabetes mellitus”, “manejo perioperatorio”/“perioperative care”, “control glucémico
perioperatorio”, “anestesia regional”/“regional anesthesia”, “anestesia general”, “anestesia
intravenosa total”, “cirugía laparoscópica”/“laparoscopic surgery”, “cirugía abierta”/“open
surgery”, “complicaciones postoperatorias”/“postoperative complications”, entre otros. Criterios
de inclusión: (a) Revisiones sistemáticas, metaanálisis y ensayos clínicos aleatorizados (ECA)
que evaluaran intervenciones perioperatorias en pacientes con diabetes (tipo 1 o 2) comparadas
con cuidados estándar, publicados en revistas indexadas; (b) estudios observacionales de alto
nivel (cohortes grandes, estudios de registros) relevantes al objetivo (por ejemplo, comparaciones
de resultados quirúrgicos en diabéticos vs no diabéticos, o entre diferentes técnicas anestésicas en
diabéticos); (c) guías de práctica clínica o consensos publicados por sociedades relevantes en los
últimos años, para extracción de recomendaciones clave y controversias. Se dio prioridad a
estudios enfocados en resultados clínicos (mortalidad, morbilidad posoperatoria, infecciones,
eventos cardíacos, duración de hospitalización) y parámetros perioperatorios (control de
glucemia, estabilidad hemodinámica, etc.). Criterios de exclusión: Se excluyeron (a) reportes de
casos, series pequeñas o estudios con n<30 que no aportaran evidencia generalizable; (b) artículos
no pertinentes al dilema planteado (por ejemplo, estudios en pacientes diabéticos pediátricos o
que no compararan ninguna intervención perioperatoria); (c) literatura anterior a 2010 salvo
referencias clásicas indispensables; (d) trabajos duplicados o de menor calidad metodológica
cuando existía evidencia de nivel superior sobre el mismo tema. La selección de estudios siguió

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un enfoque tipo PRISMA: inicialmente se identificaron títulos/resúmenes, luego se procedió a
lectura de texto completo de los potencialmente relevantes para verificar elegibilidad. Se
extrajeron de cada estudio los datos de población, intervención/exposición, metodología,
resultados principales y conclusiones. Estos datos se sintetizaron cualitativamente en la presente
revisión narrativa, estructurados en secciones temáticas. Además, se confeccionaron tablas
comparativas para resumir estudios clave y facilitar la visualización de la evidencia. Para el
análisis crítico, se consideraron fortalezas y limitaciones de los estudios (tamaño muestral, sesgos,
aplicabilidad) y el grado de consistencia de los resultados. Igualmente, se consultaron las guías
clínicas actuales (7-15) para identificar puntos de consenso o discrepancia con la evidencia. La
síntesis final integra estos hallazgos para responder si las nuevas estrategias perioperatorias han
mejorado resultados clínicos o si persisten riesgos tradicionales.
RESULTADOS
Manejo perioperatorio general del paciente diabético
El manejo perioperatorio de pacientes con diabetes comienza desde la etapa preoperatoria,
donde es crucial la evaluación y optimización metabólica. Las guías actuales enfatizan verificar
el control glicémico crónico mediante hemoglobina glucosilada (HbA1c) preoperatoria, e
idealmente optimizarla antes de cirugías electivas importantes. Algunos organismos recomiendan
posponer cirugías electivas si la HbA1c es muy elevada (p. ej., ≥9% según guías australianas (15),
u 8.5% según algunas guías del Reino Unido (14)) dado el mayor riesgo de infecciones y
complicaciones con diabetes mal controlada. No obstante, la evidencia no es totalmente
concluyente: mientras la hiperglucemia aguda preoperatoria se asocia con mayores
complicaciones (infarto de miocardio perioperatorio, mortalidad a 30 días), niveles de HbA1c
crónicamente elevados por sí solos pueden no predecir complicaciones inmediatas con la misma
claridad (6,14,15). Por ello, se aboga por un balance: optimizar la diabetes en lo posible sin
demorar indebidamente cirugías urgentes u oncológicas. En este periodo también se realiza un
ajuste de la terapia antidiabética. El consenso general es suspender o ajustar ciertos fármacos
orales en días previos: por ejemplo, se indica discontinuar los inhibidores de SGLT2
(empagliflozina, dapagliflozina) al menos 3 días antes de la cirugía programada para evitar
cetoacidosis euglucémica perioperatoria (7,14,15). La metformina suele omitirse la mañana de la
cirugía (por riesgo teórico de acidosis láctica si ocurren inestabilidad hemodinámica o deterioro
renal), y las sulfonilureas se suspenden el día del procedimiento para reducir hipoglucemias. Las
insulinas de acción prolongada (glargina, detemir) típicamente se reducen en dosis la noche
anterior y/o la mañana de la cirugía (usualmente al 50–80% de la dosis habitual) (1,3,14), mientras
que las insulinas de acción corta o mezclas matutinas se omiten el día del procedimiento (dando
en su lugar cobertura con insulina regular IV según glicemias). Estos ajustes pretenden prevenir
tanto la hipoglucemia en ayuno como la hiperglucemia excesiva. Un aspecto crítico es el manejo

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del ayuno preoperatorio. Tradicionalmente, a todos los diabéticos se les imponía ayuno desde la
medianoche previa, pero las guías modernas fomentan ayunos más cortos y planificar al paciente
diabético como primer caso en la lista quirúrgica del día para minimizar su tiempo de ayuno
(2,14). En diabéticos tipo 1 o tipo 2 con uso de insulina, prolongar el ayuno sin aporte puede
conducir a cetosis o descompensación; por ende, muchos protocolos permiten ingesta de líquidos
claros hasta 2 horas antes e incluso soluciones carbohidratadas en pacientes seleccionados. Sin
embargo, el uso de carga de carbohidratos preoperatoria (una piedra angular de ERAS) en
pacientes diabéticos sigue siendo controversial: algunos estudios sugieren que administrar 50 g
de maltodextrina 2 horas antes de la cirugía junto con dosis ajustadas de insulina rápida puede
mejorar la estabilidad metabólica sin hiper/hipoglucemia significativa, mientras que otros centros
prefieren evitarlo en diabéticos por temor a desencadenar hiperglucemia periinductiva (12,13).
En la práctica, la decisión se individualiza. Una vez en el periodo intraoperatorio, el foco central
es el control glicémico y la prevención de desequilibrios metabólicos, junto con las
consideraciones usuales de anestesia y cirugía. Las sociedades especializadas recomiendan
mantener la glucemia perioperatoria en un rango seguro de aproximadamente 100–180 mg/dL
(5.6–10 mmol/L) (1,2,14). Este objetivo es un cambio notable respecto a estrategias más antiguas
de control muy estricto; se aprendió de estudios en UCI (ej., NICE-SUGAR) que la
normoglucemia estricta conllevaba más riesgo de hipoglucemia y mayor mortalidad en críticos,
y hoy se favorece un control moderado. En quirófano, esto generalmente implica monitorización
horaria de glucosa capilar e infusiones de insulina regular IV ajustadas por protocolo en pacientes
con hiperglucemias sostenidas. Las bombas de insulina subcutánea personales idealmente se
reemplazan por infusión IV controlada durante cirugías mayores o prolongadas, aunque en
procedimientos menores algunos centros permiten continuar la bomba del paciente con ajustes
(bajo supervisión) (2,3). La monitorización continua de glucosa mediante sensores (CGM) se está
investigando, pero no se recomienda como método único durante cirugía debido a potenciales
imprecisiones en ese contexto; si el paciente lleva un sensor, se pueden utilizar sus tendencias,
pero confirmando con glucometría capilar antes de decisiones terapéuticas (1,7). Junto al control
de la glucemia, en esta etapa se busca mantener la estabilidad hemodinámica y reducir la respuesta
neuroendocrina al estrés quirúrgico. La hiperglucemia intraoperatoria es en parte resultado de
liberación de cortisol, catecolaminas y glucagón por el trauma quirúrgico y la anestesia
insuficiente. Por tanto, asegurar una profundidad anestésica adecuada, analgesia efectiva y evitar
hipotermia o respuestas adrenérgicas colabora con el control metabólico (1,2,3). Corticosteroides
frecuentemente empleados en anestesia (como dexametasona para profilaxis de náuseas o
analgesia) pueden elevar significativamente la glucemia posoperatoria temprana; estudios
muestran que una dosis típica de 4-8 mg de dexametasona puede aumentar la glucosa plasmática
en ~20-45 mg/dL durante 12–24 horas (8,14). Esta realidad ha generado debate: por un lado, los
esteroides mejoran resultados, pero por otro, en diabéticos podrían contribuir a hiperglucemias

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difíciles de controlar. Muchas guías ERAS incluyen dexametasona incluso en diabéticos,
recomendando simplemente vigilar y cubrir con insulina si hace falta, dado que los beneficios
superan los riesgos con manejo adecuado (12,13). En el periodo posoperatorio inmediato, el
objetivo es continuar el control metabólico y prevenir complicaciones asociadas. Se mantiene la
infusión de insulina intravenosa hasta que el paciente reanude alimentación oral y se pueda hacer
la transición a su esquema habitual. Es preferible reiniciar la nutrición oral temprano – idealmente
dentro de las primeras 24 horas – ya que el ayuno prolongado empeora la resistencia a insulina y
retrasa la recuperación. Diversos protocolos promueven la movilización temprana y fisioterapia,
lo cual mejora la sensibilidad insulínica y reduce riesgo trombótico (1,2,12,13). Asimismo, se
toman precauciones intensivas de cuidado de heridas quirúrgicas, dado que el diabético tiene casi
el doble de riesgo de infección de sitio operatorio y el doble de riesgo de problemas de
cicatrización de heridas comparado con no diabéticos (3,4,9,10). Esto incluye apósitos avanzados
o terapia de presión negativa profiláctica en incisiones de riesgo alto, medidas estrictas de control
glucémico en el postoperatorio (evitar glucemias >180 mg/dL asociadas a infecciones) y
antibioticoprofilaxis adecuada (1,2,3). Finalmente, es fundamental la coordinación
multidisciplinaria en todo el proceso perioperatorio: la participación del endocrinólogo o del
servicio de diabetes en el manejo hospitalario mejora los resultados glicémicos; la educación al
paciente sobre ajustes de dosis y señales de alarma al alta es crucial para evitar
descompensaciones (2,14).En suma, el manejo general perioperatorio del paciente diabético
requiere un enfoque proactivo en el control glicémico y la modulación de la respuesta al estrés,
implementando las recomendaciones basadas en evidencia para reducir al mínimo los riesgos
tradicionales.
Estrategias anestésicas: nuevas versus tradicionales
Las técnicas y manejos anestésicos pueden influir significativamente en la fisiología
perioperatoria del paciente diabético y potencialmente en sus resultados clínicos.
Tradicionalmente, la mayoría de cirugías en diabéticos se han realizado con anestesia general
estándar, utilizando agentes inhalatorios (sevoflurano, isoflurano) y opioides, complementados
con monitorización básica de glucosa y manejo reactivo de la hiperglucemia (insulina subcutánea
si glucemia >180-200 mg/dL). En contraste, las nuevas estrategias anestésicas buscan un control
más fino de la respuesta al estrés quirúrgico y la glucemia, incluyendo anestesia regional
combinada o aislada, anestesia intravenosa total (TIVA) con propofol, uso de adyuvantes como
dexmedetomidina, y protocolos intensivos de control glicémico intraoperatorio (3,4,6).
Anestesia neuroaxial y regional
La hipótesis es que el bloqueo anestésico regional (raquídea, epidural o bloqueos
periféricos), al atenuar el dolor y la aferencia nociceptiva al sistema nervioso central, podría
reducir la liberación de catecolaminas, cortisol y glucagón asociados al estrés quirúrgico,
resultando en menor hiperglucemia intraoperatoria. Un metaanálisis de Li et al. (4) que incluyó

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10 ensayos en pacientes diabéticos encontró que combinar anestesia epidural con anestesia
general se asoció con una glucemia intraoperatoria significativamente más baja en comparación
con anestesia general sola. Específicamente, la anestesia combinada general más epidural mostró
una reducción promedio de ~23 mg/dL en los niveles de glucosa durante la cirugía respecto a
anestesia general aislada. Sin embargo, al comparar epidural sola vs anestesia general no hubo
diferencia significativa en glucemias. El mensaje general es que la analgesia epidural/neuroaxial
añadida amortigua la respuesta hiperglucémica mejor que la anestesia general tradicional (3,4).
Clínicamente, algunos estudios observacionales sugieren que el uso de anestesia regional
(especialmente epidural torácica en cirugías abdominales) en diabéticos se asocia con menor
incidencia de complicaciones cardiovasculares y menor necesidad de insulina postoperatoria. Por
ejemplo, un análisis retrospectivo de pacientes diabéticos sometidos a cirugía de reemplazo de
rodilla mostró menores tasas de complicaciones mayores (infarto de miocardio, insuficiencia
renal aguda) con anestesia neuroaxial que con anestesia general (3,9). No obstante, limitaciones
como la hipotensión profunda en pacientes con neuropatía autonómica requieren individualizar
la anestesia regional cuidadosamente.
Anestesia intravenosa total (TIVA) vs inhalatoria
Un ensayo reciente aleatorizado de Xiong et al. (8) comparó TIVA (propofol/remifentanilo)
vs anestesia inhalatoria (sevoflurano) en 116 pacientes con DM tipo 2. Los resultados indicaron
que el grupo TIVA experimentó menor elevación de glucosa intraoperatoria y niveles más bajos
de cortisol sérico postoperatorio. Aunque no se observaron diferencias significativas en
complicaciones inmediatas, la TIVA mostró beneficios metabólicos claros (8). Otro estudio
apoyó estos hallazgos mostrando menor variabilidad glucémica intraoperatoria con propofol vs
desflurano. Por ello, algunos expertos recomiendan preferir TIVA en diabéticos de alto riesgo
para mantener glucemias más estables y reducir estrés oxidativo asociado a hiperglucemia
fluctuante (8,10).
Uso de fármacos adyuvantes
Dexmedetomidina, un agonista α2-adrenérgico sedante, podría estabilizar mejor la
glucemia al reducir la liberación simpática de catecolaminas. Un pequeño ensayo piloto de Yun
et al. (6) mostró que dexmedetomidina mantuvo glucemias cercanas al nivel basal en las primeras
24 horas postoperatorias en diabéticos bajo anestesia regional. Sin embargo, un estudio más
amplio (Zhou et al.) no encontró diferencia significativa en la incidencia de hiperglucemia
intraoperatoria entre pacientes que recibieron dexmedetomidina vs placebo, aunque sí una ligera
reducción en la variabilidad glucémica (7). Por tanto, su uso podría beneficiar ciertos escenarios
específicos, aunque su eficacia metabólica no es consistente en todas las poblaciones diabéticas
estudiadas.

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Protocolos intensivos de control glicémico intraoperatorio
Un metaanálisis reciente en cirugía cardíaca (Jin et al.) (5) mostró que un control estricto
de glucemia (<140 mg/dL) se asoció con una reducción significativa en infecciones de herida
(mediastinitis) y fibrilación auricular postoperatoria comparado con control moderado (140-180
mg/dL). No hubo diferencias en mortalidad ni accidentes cerebrovasculares, ni tampoco un
aumento significativo en hipoglucemias. Estos datos sugieren que mantener glucemias más
estrictas podría ofrecer beneficios adicionales en reducir complicaciones específicas sin riesgos
mayores, especialmente en entornos altamente vigilados como cirugía cardíaca (5).La mayoría de
guías clínicas actuales (1,2,14) recomiendan un objetivo glicémico perioperatorio moderado
(100–180 mg/dL), reservando objetivos estrictos (<140 mg/dL) solo para pacientes seleccionados
bajo monitoreo intensivo, para evitar riesgo de hipoglucemias inadvertidas en escenarios menos
controlados. En conclusión, las estrategias anestésicas modernas, incluyendo anestesia regional
combinada, anestesia intravenosa con propofol, uso de adyuvantes y protocolos intensivos de
control glicémico, muestran mejoras fisiológicas claras frente a la anestesia tradicional. Sin
embargo, debe considerarse cuidadosamente la seguridad (evitar hipotensión en bloqueos
neuraxiales, prevenir hipoglucemias con control estricto). Los datos respaldan que las técnicas
anestésicas modernas, empleadas juiciosamente, contribuyen a mitigar –aunque no eliminar– los
riesgos perioperatorios en pacientes diabéticos (1-5).
Estrategias quirúrgicas: nuevas versus tradicionales
En paralelo a las consideraciones anestésicas, el enfoque quirúrgico en pacientes diabéticos
ha evolucionado con la adopción de técnicas menos invasivas y otras innovaciones.
Tradicionalmente, muchas cirugías en diabéticos se realizaban mediante cirugía abierta
convencional, aumentando significativamente el riesgo de infección, dehiscencia y retraso en la
cicatrización, especialmente en procedimientos abdominales o de extremidades inferiores
(9,10,11). En las últimas décadas, la cirugía laparoscópica y robótica se han posicionado como
estrategias "nuevas" (actualmente establecidas), ofreciendo incisiones más pequeñas, menor
trauma tisular y recuperación más rápida. En diabéticos, estas ventajas son particularmente
atractivas, ya que reducen el riesgo de infección y disminuyen la respuesta inflamatoria y la
resistencia insulínica postoperatoria. La evidencia comparativa respalda firmemente el uso de
abordajes mínimamente invasivos siempre que sean técnicamente factibles (9,10,11). Por
ejemplo, un estudio retrospectivo (Paajanen et al.) comparó colecistectomías laparoscópicas
frente a abiertas en pacientes diabéticos, mostrando resultados contundentes: mortalidad
perioperatoria de 0% en laparoscopía frente a 7.2% en cirugía abierta, además de una incidencia
significativamente menor de complicaciones globales con laparoscopía (9). Asimismo, la ventaja
de la laparoscopía en infecciones de sitio quirúrgico se refleja también en otros procedimientos.
Un meta-análisis sobre cirugía bariátrica (Nguyen et al.) demostró que la cirugía laparoscópica
redujo las infecciones de herida en un 79% y hernias incisionales en un 70% comparada con

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cirugía abierta (12). Estos resultados apoyan decididamente el abordaje mínimamente invasivo
en diabéticos, especialmente en pacientes obesos que constituyen una proporción significativa de
esta población. Además del abordaje quirúrgico, la adopción de protocolos ERAS (Enhanced
Recovery After Surgery) ha demostrado también beneficio significativo en diabéticos. Lemanu et
al. mostraron que bajo protocolo ERAS, pacientes diabéticos sometidos a cirugía colorrectal no
presentaron estancias prolongadas ni complicaciones adicionales comparados con pacientes no
diabéticos. Esto indica que un cuidado perioperatorio optimizado puede contrarrestar
parcialmente los riesgos tradicionales de la diabetes, logrando equiparar la recuperación entre
diabéticos y no diabéticos (13). En términos de resultados clínicos, persiste una brecha en riesgos
incluso con técnicas avanzadas. Un meta-análisis reciente (Zhang et al.) analizó múltiples tipos
de cirugía no cardíaca, demostrando que, a pesar de los avances, los diabéticos presentan
aproximadamente un 60% más mortalidad global posoperatoria y hasta dos veces más
complicaciones infecciosas y renales que los no diabéticos. Esto refleja la naturaleza persistente
de los riesgos sistémicos inherentes a la diabetes, aun aplicando técnicas quirúrgicas avanzadas
(10). En cirugías específicas como procedimientos de columna, la diabetes incrementa más del
doble el riesgo de infecciones postoperatorias y aumenta considerablemente las reintervenciones
y la mortalidad operatoria. Luo et al., en un meta-análisis de cirugías de columna, demostraron
una asociación clara entre diabetes y aumento significativo en complicaciones postoperatorias,
enfatizando la necesidad de enfoques menos invasivos y control glicémico riguroso en este grupo
(11). Finalmente, aunque la cirugía laparoscópica generalmente muestra beneficios claros en
cirugías electivas, algunos estudios en cirugías laparoscópicas de urgencia (apendicitis,
colecistitis aguda) no siempre encuentran reducción significativa en mortalidad o infecciones
sistémicas comparado con cirugía abierta en diabéticos complicados, sugiriendo que en
situaciones de emergencia la técnica quirúrgica podría ser menos determinante que la gravedad
del cuadro clínico (9). En resumen, las técnicas quirúrgicas avanzadas, especialmente
laparoscópicas y los protocolos ERAS, han mostrado reducción significativa en complicaciones
específicas comparado con cirugía tradicional abierta, particularmente infecciones de herida y
recuperación más rápida. Sin embargo, no eliminan completamente los riesgos tradicionales
elevados de complicaciones sistémicas en pacientes diabéticos, resaltando la necesidad continua
de un abordaje integral que combine técnicas quirúrgicas óptimas con un manejo anestésico-
metabólico riguroso (9-13).
impacto de las estrategias anestésicas vs quirúrgicas
Al considerar el manejo perioperatorio óptimo del paciente diabético, surge la cuestión
sobre la contribución relativa de las intervenciones anestésicas frente a las quirúrgicas en la
mejora de resultados. La realidad es que ambas son complementarias y sus efectos se suman más
que competir, pero desde una perspectiva crítica podemos analizar algunas diferencias
específicas.

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Estrategias anestésicas
Estas estrategias se centran principalmente en controlar la respuesta fisiológica al estrés
quirúrgico (modulación hormonal, inflamatoria y glucémica) y prevenir complicaciones
inmediatas relacionadas con la anestesia (arritmias, inestabilidad hemodinámica). Los beneficios
documentados en diabéticos incluyen mejor control glucémico intraoperatorio, menor
variabilidad metabólica y potencial reducción de complicaciones cardíacas como fibrilación
auricular postoperatoria, especialmente en contextos específicos como cirugía cardíaca
(3,4,5,6,8).
No obstante, estas intervenciones anestésicas por sí solas no pueden eliminar
completamente las complicaciones directamente relacionadas con el procedimiento quirúrgico
mismo. Por ejemplo, aunque la anestesia óptima reduzca el estrés metabólico, el riesgo inherente
elevado de infección o mala cicatrización por incisiones grandes y procedimientos invasivos
persiste en diabéticos (3,4).
Estrategias quirúrgicas
Por el contrario, la cirugía mínimamente invasiva ataca directamente los riesgos
relacionados con la herida y cicatrización al reducir significativamente el tamaño de incisiones y
el trauma tisular. Estudios han demostrado reducciones drásticas en complicaciones específicas
como infecciones de sitio quirúrgico (hasta 70-80% menos infecciones con abordaje
laparoscópico frente a cirugía abierta tradicional en pacientes diabéticos) (9,12). Esto evidencia
que el avance quirúrgico hacia la mínima invasión aporta una reducción más marcada y
cuantificable en ciertas complicaciones locales inmediatas (9,10,12,13).
Sin embargo, las técnicas quirúrgicas menos invasivas tampoco eliminan por completo
riesgos sistémicos como infecciones profundas, eventos cardiovasculares o insuficiencia renal
aguda, que reflejan la naturaleza crónica subyacente de la diabetes. Un meta-análisis reciente
(Zhang et al.) mostró que incluso utilizando técnicas avanzadas, la mortalidad global
posoperatoria en diabéticos sigue siendo aproximadamente 60% superior respecto a no diabéticos,
indicando que la técnica quirúrgica sola no neutraliza todos los riesgos sistémicos asociados (10).
Sinergia entre anestesia y cirugía
Estudios recientes sugieren que combinar ambas estrategias (técnica quirúrgica
mínimamente invasiva con un manejo anestésico-metabólico optimizado) tiene efectos aditivos
en reducir complicaciones perioperatorias en pacientes diabéticos. Por ejemplo, la
implementación conjunta de protocolos ERAS (medidas anestésicas y quirúrgicas integrales)
resultó en las tasas más bajas de complicaciones en pacientes diabéticos sometidos a cirugía
colorrectal, logrando resultados casi equiparables a los no diabéticos cuando se implementaron
ambas estrategias simultáneamente (13).

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Conclusión de comparación crítica
Desde una perspectiva crítica, puede argumentarse que el avance quirúrgico hacia la mínima
invasión muestra un impacto clínico más claramente cuantificable en ciertos resultados
inmediatos (menores infecciones, menor estancia hospitalaria). No obstante, las estrategias
anestésicas modernas también aportan mejoras esenciales en la estabilidad metabólica y
reducción de complicaciones sistémicas (3-5,8). Un enfoque perioperatorio óptimo para pacientes
diabéticos debe integrar ambas aproximaciones para minimizar efectivamente tanto los riesgos
tradicionales inherentes como los nuevos desafíos que plantea la diabetes en contexto quirúrgico.
Controversias en guías clínicas actuales
A pesar de la evidencia emergente, existen controversias en las recomendaciones clínicas
sobre el manejo perioperatorio del paciente diabético. Algunas principales áreas de debate
incluyen:
Objetivo óptimo de glucemia perioperatoria
La mayoría de guías (como la American Diabetes Association) recomiendan mantener
glucemias perioperatorias en un rango moderado (100–180 mg/dL) para evitar hipoglucemias.
Sin embargo, algunas guías especializadas sugieren objetivos más estrictos (110–140 mg/dL) en
contextos específicos como cirugía cardíaca, citando reducción en infecciones y complicaciones
(1,2,5). El debate radica en el balance entre reducción de complicaciones infecciosas y riesgos de
hipoglucemia inadvertida intraoperatoria, lo cual todavía genera controversia en distintos grupos
clínicos (1,5).
Manejo de dispositivos y fármacos nuevos
Con la aparición de tecnologías recientes como monitoreo continuo de glucosa (CGM) o
bombas de insulina automatizadas, las guías aún no han estandarizado completamente su manejo
perioperatorio. Algunas guías permiten continuar CGM bajo confirmación periódica con
glucemias capilares, mientras que otras recomiendan desconectar estos dispositivos y administrar
insulina intravenosa controlada en quirófano (1,2). La rápida evolución tecnológica requiere
actualización constante en guías clínicas, generando cierta incertidumbre en su implementación
uniforme.
Manejo de medicamentos antidiabéticos perioperatorios
Existe consenso general sobre suspender inhibidores SGLT2 al menos 3 días antes de
cirugía para evitar cetoacidosis euglucémica, pero existe controversia sobre cuándo reiniciarlos
postoperatoriamente. Similarmente, el manejo de agonistas GLP-1 genera debate, dado su efecto
sobre vaciamiento gástrico, potencialmente aumentando riesgo de aspiración. Algunas guías
recomiendan ajustar la administración de estos fármacos en torno al día quirúrgico, mientras otras
no lo consideran necesario de forma rutinaria (1,14,15).

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Uso de dexametasona en pacientes diabéticos
Existe controversia sobre la administración intraoperatoria de dexametasona en diabéticos
debido a la hiperglucemia transitoria que provoca. Varias guías ERAS continúan recomendándola
(por beneficios claros en prevención de náuseas y vómito), proponiendo simplemente
monitorización estrecha y ajuste de insulina. Otros clínicos prefieren reducir dosis o evitarla en
diabéticos mal controlados, manteniéndose como tema abierto de debate (3,14).
Criterios para posponer cirugías por mal control glucémico
Distintas guías internacionales ofrecen diferentes umbrales de hemoglobina glucosilada
(HbA1c) para recomendar posponer cirugía electiva: algunos sugieren ≥8.5% mientras otros ≥9%
(14,15). La controversia radica en la falta de evidencia robusta que respalde un umbral específico
claro, generando decisiones clínicas basadas en juicio individual sobre riesgos y beneficios de
retrasar cirugía vs optimizar glucemia (1,2,14,15).
Diferenciación según tipo de diabetes
La mayoría de recomendaciones clínicas tratan la diabetes tipo 1 y tipo 2 de forma similar
perioperatoriamente, con adaptaciones en manejo insulínico. Sin embargo, una minoría propone
manejo más estricto y vigilante en pacientes con DM tipo 1 dada su mayor predisposición a
cetoacidosis perioperatoria. Actualmente, la variabilidad en recomendaciones genera potencial
confusión si las instituciones no cuentan con protocolos claros para diferenciar ambos tipos de
diabetes en quirófano (1,3,14).
Implementación de guías vs práctica real
Otra controversia es la frecuente brecha entre adherencia a guías clínicas y práctica real.
Estudios muestran que muchos pacientes diabéticos no reciben monitoreo glicémico frecuente ni
prioridad en listas quirúrgicas como recomiendan guías actualizadas, señalando dificultades
operativas en implementar estas recomendaciones rigurosas en escenarios clínicos reales (2,14).
En conclusión, aunque las guías actuales coinciden en aspectos fundamentales del manejo
perioperatorio diabético, existen áreas de incertidumbre y controversia que requieren
investigación adicional y adaptación constante, especialmente frente a nuevas tecnologías y
medicamentos antidiabéticos emergentes. La decisión clínica basada en juicio individual,
considerando contexto institucional y paciente específico, sigue siendo crucial hasta que futuras
investigaciones aclaren estas controversias vigentes (1-3,14,15).
Tabla 1
Estudios seleccionados sobre estrategias anestésicas perioperatorias en pacientes diabéticos
Estudio (año) Diseño y población Intervención vs
control
Resultados principales Conclusiones
Li et al., 2017
(4)
Meta-análisis (10
ECA, n ≈ 500).
Pacientes diabéticos
en cirugía
abdominal diversa.
Anestesia epidural +
general vs. anestesia
general sola
Menores niveles de glucemia
intraoperatoria con combinación
epidural + general (reducción
promedio ≈23 mg/dL) respecto a
anestesia general sola.
La combinación epidural +
general logra mejor control
glucémico intraoperatorio que
anestesia general tradicional.

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Fuente: elaboración propia a partir de las referencias (4-8).
Tabla 2
Estudios y datos seleccionados sobre estrategias quirúrgicas y resultados en pacientes diabéticos
Estudio/Dato Diseño y población Comparación
quirúrgica
Resultados relevantes Conclusiones
Paajanen et al.,
2011 (9)
Cohorte retrospectiva
(n=227 diabéticos,
colecistectomía)
Laparoscópica (CL,
n=102) vs Abierta
(CA, n=125)
Mortalidad perioperatoria: 0%
CL vs 7.2% CA;
complicaciones globales: 11%
CL vs 29% CA.
Colecistectomía laparoscópica mucho más segura que
la abierta en diabéticos, con menos complicaciones y
mortalidad.
Luo et al., 2022
(11)
Meta-análisis (40
estudios, n≈3 millones,
cirugía espinal)
Diversas técnicas
quirúrgicas (mayoría
abierta convencional)
Diabetes asociada con OR 2.21
para infección posoperatoria,
OR 1.35 para reoperación, OR
1.61 mortalidad operatoria vs no
diabéticos.
Diabetes aumenta sustancialmente riesgo de
infecciones y mortalidad en cirugía de columna;
recomienda técnicas menos invasivas en diabéticos.
Zhang et al.,
2022 (10)
Meta-análisis (61
estudios, n>1.2 millones,
cirugías no cardíacas)
Técnicas variadas
actuales (mix
abierta/laparoscópica)
Diabéticos con OR 1.65 para
complicaciones totales, OR 1.54
infecciones, OR 2.01
cicatrización deficiente,
mortalidad OR 1.61 vs no
diabéticos.
Diabetes sigue asociada a alto riesgo de
complicaciones perioperatorias a pesar de mejoras
recientes.
Nguyen et al.,
2005 (12)
Meta-análisis (19
estudios, n≈130,000
cirugía bariátrica)
Laparoscópica vs
abierta
Laparoscópica redujo infección
de herida en 79%, hernia
incisional en 70% vs abierta;
mortalidad similar, baja
(<0.3%) en ambas.
Cirugía laparoscópica bariátrica superior a abierta en
reducción de complicaciones perioperatorias.
Lemanu et al.,
2013 (13)
Cohorte (cirugía
colorectal, n=240, 25%
diabéticos)
Protocolo ERAS vs
cuidado convencional
Bajo protocolo ERAS,
diabéticos no tuvieron estancias
prolongadas ni más
complicaciones que no
diabéticos; ERAS mejoró
resultados en diabéticos vs
manejo convencional.
ERAS iguala resultados quirúrgicos entre diabéticos y
no diabéticos, apoyando su implementación rutinaria.
Fuente: elaboración propia a partir de las referencias (9-13).
Xiong et al.,
2023 (8)
ECA doble ciego
(n=116, DM2,
cirugías generales)
Anestesia intravenosa
total (TIVA,
propofol/remifentanilo)
vs inhalatoria
(sevoflurano)
Menor elevación de glucosa durante
cirugía y menores niveles de cortisol
posoperatorio con TIVA vs anestesia
inhalatoria.
TIVA reduce la respuesta
hiperglucémica y de cortisol
comparada con anestesia
inhalatoria.
Jin et al., 2021
(5)
Meta-análisis (6
ECA, n≈1000,
cirugía cardíaca)
Control glucémico
estricto (<140 mg/dL)
vs moderado (140-180
mg/dL) vs liberal (>180
mg/dL)
Control estricto redujo
significativamente fibrilación
auricular e infección del esternón vs
moderado y liberal.
En cirugía cardíaca, glucemias
estrictas (<140 mg/dL) reducen
arritmias e infecciones sin
aumentar hipoglucemia.
Yun et al., 2016
(6)
ECA piloto (n=20,
DM2, cirugía con
anestesia raquídea)
Dexmedetomidina en
infusión vs placebo
salino (sedación)
Menores fluctuaciones glucémicas
postoperatorias con
dexmedetomidina. Menos
hiperglucemia (>200 mg/dL) respecto
al placebo.
Dexmedetomidina estabiliza
niveles de glucosa postoperatorios
en diabéticos bajo anestesia
regional.
Zhou et al.,
2021 (7)
Análisis secundario
de ECA (n=609, ≥60
años, diversos
pacientes)
Dexmedetomidina
intraoperatoria vs
placebo
Dexmedetomidina no redujo
significativamente incidencia de
hiperglucemia intraoperatoria, pero sí
ligeramente la variabilidad glucémica.
Dexmedetomidina tiene efectos
modestos en estabilidad
glucémica perioperatoria en
población heterogénea.

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DISCUSIÓN
Al analizar críticamente la evidencia recopilada, surge claramente que las nuevas
estrategias anestésicas y quirúrgicas han generado avances importantes en el manejo
perioperatorio del paciente diabético, aunque sin erradicar por completo los riesgos inherentes
asociados a esta enfermedad. A continuación, se discuten fortalezas y debilidades específicas,
factores contextuales moduladores e implicaciones clínicas prácticas derivadas de la evidencia
revisada.
Fortalezas y beneficios evidentes
El cambio hacia abordajes quirúrgicos mínimamente invasivos (laparoscopía, cirugía
robótica) representa probablemente el avance más tangible y clínicamente significativo,
evidenciando una reducción notable en complicaciones locales inmediatas (especialmente
infecciones de herida y dehiscencias), recuperación más rápida y menores estancias hospitalarias
en diabéticos (9,10,12). Esto ha logrado parcialmente cerrar la brecha tradicional de morbilidad
entre pacientes diabéticos y no diabéticos en procedimientos electivos bien seleccionados.
Asimismo, las estrategias anestésicas actuales proporcionan mejoras considerables en
estabilidad metabólica perioperatoria, reflejadas en menor fluctuación glucémica, mejor
supresión de hormonas de estrés y reducción de ciertas complicaciones cardíacas postoperatorias
(3-8). La integralidad del manejo actual, con enfoque proactivo, coordinación multidisciplinaria
y protocolos estandarizados perioperatorios, constituye otra fortaleza evidente, logrando mejoras
sustanciales en parámetros intermedios (control glucémico, respuesta inflamatoria) y
complicaciones específicas perioperatorias (1-3,13,14).
Limitaciones y persistencia de riesgos
Sin embargo, persisten limitaciones importantes. A pesar de aplicar estrategias óptimas, la
diabetes continúa generando un aumento sustancial de riesgo sistémico perioperatorio
(infecciones profundas, eventos cardiovasculares, insuficiencia renal), reflejando la naturaleza
crónica y multifactorial de la enfermedad que no se modifica completamente mediante
intervenciones perioperatorias (10,11). Esto implica que la meta de "riesgo cero" es
probablemente inalcanzable en diabéticos con enfermedad avanzada y daño orgánico establecido.
Otra limitación práctica es la implementación desigual de estas estrategias avanzadas,
particularmente en instituciones con limitaciones de recursos o entrenamiento insuficiente,
generando una brecha entre evidencia ideal y práctica clínica real. En algunos escenarios, la falta
de protocolos adecuados y estandarizados todavía expone a pacientes diabéticos a riesgos
perioperatorios prevenibles (2,3,14).
Implicaciones clínicas prácticas
La revisión crítica tiene claras implicaciones prácticas para equipos quirúrgicos y
anestésicos. En primer lugar, enfatiza la importancia de optimizar proactivamente el control

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glicémico perioperatorio (rangos moderados seguros, monitoreo frecuente), demostrado
reiteradamente como factor crucial modificable para reducir complicaciones infecciosas y
mejorar resultados globales (1-3,5).
En segundo lugar, recomienda enfáticamente utilizar abordajes quirúrgicos mínimamente
invasivos siempre que sea técnicamente posible en diabéticos, dada su clara superioridad en
reducir infecciones y mejorar recuperación inmediata comparado con cirugía abierta tradicional
(9,12,13).
Tercero, resalta la importancia de implementar protocolos estandarizados de manejo
perioperatorio integral (ajustes farmacológicos preoperatorios, técnicas anestésicas combinadas,
analgesia regional, recuperación temprana ERAS), adaptados según recursos institucionales y
características específicas del paciente, para maximizar resultados clínicos y reducir riesgos
persistentes (2,3,13,14).
Finalmente, destaca la necesidad de educación y participación activa del paciente diabético,
lo cual ha mostrado contribuir significativamente a mejores resultados perioperatorios globales
mediante el empoderamiento del paciente y detección precoz de complicaciones postoperatorias
en domicilio (2,14).
Líneas futuras de investigación
Esta revisión también revela áreas de incertidumbre que merecen investigación adicional,
incluyendo:
• Evaluar seguridad y eficacia de tecnologías avanzadas (monitoreo continuo, sistemas
automatizados de insulina) en contexto perioperatorio.
• Investigar potencial beneficio secuencial de cirugía metabólica previa en diabéticos obesos
sometidos posteriormente a cirugías electivas mayores.
• Estudios prospectivos que comparen objetivos específicos de control glucémico
perioperatorio en diversas cirugías no cardíacas.
• Estrategias avanzadas específicas para mejorar cicatrización de heridas y reducir
complicaciones de tejidos blandos en diabéticos de alto riesgo (9-13).
En conclusión, las innovaciones anestésicas y quirúrgicas han mejorado significativamente
resultados clínicos específicos en pacientes diabéticos perioperatorios comparado con abordajes
tradicionales. Sin embargo, aún persisten riesgos elevados debido a la naturaleza crónica
subyacente de la diabetes. La combinación estratégica de cirugía mínimamente invasiva y
anestesia optimizada representa actualmente la mejor práctica para esta población creciente de
pacientes, aunque se necesitan investigaciones adicionales para cerrar aún más esta brecha de
seguridad perioperatoria (1-14).

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CONCLUSIONES
Con base en la revisión crítica de la evidencia actual analizada, se concluye que las nuevas
estrategias anestésicas y quirúrgicas han mejorado significativamente los resultados clínicos
perioperatorios de pacientes diabéticos, aunque no eliminan por completo los riesgos elevados
inherentes a esta condición. Las conclusiones específicas basadas en la evidencia revisada son:
1. Las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas (laparoscópicas y robóticas) reducen
significativamente complicaciones perioperatorias inmediatas como infecciones de sitio
quirúrgico, mejoran la recuperación funcional, y acortan la estancia hospitalaria en
comparación con cirugía abierta tradicional. Siempre que sean técnicamente posibles, estos
abordajes deberían priorizarse en pacientes diabéticos debido a su claro beneficio clínico
demostrado (9-12).
2. Las estrategias anestésicas modernas: Incluyendo combinación de anestesia regional con
general, anestesia intravenosa total (TIVA), uso prudente de fármacos adyuvantes (como
dexmedetomidina), y protocolos estrictos de control glicémico intraoperatorio—
contribuyen significativamente a mantener estabilidad metabólica, reducir fluctuaciones
glucémicas y atenuar la respuesta hormonal al estrés quirúrgico. Esto se traduce
potencialmente en menor incidencia de complicaciones metabólicas, infecciosas y
cardiovasculares en diabéticos, aunque los resultados dependen de la implementación
cuidadosa y monitoreo intensivo (3-8).
3. Persistencia de riesgos tradicionales: A pesar de estas mejoras específicas, los pacientes
diabéticos continúan presentando una incidencia aumentada de complicaciones sistémicas
(infecciones profundas, eventos cardiovasculares, insuficiencia renal aguda) y una
mortalidad perioperatoria ligeramente superior comparada con pacientes no diabéticos
equivalentes. La diabetes por sí misma sigue siendo un factor independiente de riesgo
difícil de eliminar completamente mediante estrategias perioperatorias actuales (10,11).
4. Enfoque integral multidisciplinario: Las guías clínicas actuales recomiendan un manejo
perioperatorio integral que incluya optimización preoperatoria del control glucémico
(HbA1c idealmente <8–8.5%), ajustes farmacológicos perioperatorios específicos
(especialmente suspensión de inhibidores SGLT2 y manejo cuidadoso de otros
hipoglucemiantes), técnica anestésica optimizada combinada (general/regional) y
preferencia por técnicas quirúrgicas menos invasivas. La evidencia respalda claramente que
la implementación combinada de múltiples intervenciones aporta los mejores resultados
clínicos, superando estrategias aisladas (1-3,13-15).
Implicaciones clínicas prácticas finales
Estas conclusiones se traducen directamente en recomendaciones concretas para equipos
quirúrgicos y anestésicos: planificación anticipada del manejo perioperatorio del paciente

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diabético, implementación de protocolos específicos coordinados entre anestesia, cirugía,
endocrinología y enfermería, educación activa del paciente, y monitoreo riguroso de resultados
clínicos institucionales para identificar áreas específicas de mejora (1-3,13,14).
Direcciones futuras de investigación
Se recomienda profundizar en estudios prospectivos sobre tecnologías avanzadas (como
sistemas automatizados de control glucémico perioperatorio), investigar protocolos específicos
para manejo perioperatorio de nuevos fármacos antidiabéticos emergentes, evaluar beneficio a
largo plazo de estrategias perioperatorias modernas, y desarrollar modelos de atención
multidisciplinaria más efectivos adaptados al paciente diabético quirúrgico (3,4,8,13).
En resumen, aunque las estrategias perioperatorias innovadoras han mejorado
notablemente los resultados clínicos específicos en diabéticos comparado con abordajes
tradicionales, persiste aún cierta vulnerabilidad inherente atribuible a la diabetes. La adopción fiel
de evidencias disponibles, la adherencia a guías clínicas actualizadas y la investigación continua
representan la mejor vía para reducir progresivamente estos riesgos persistentes, ofreciendo
resultados perioperatorios cada vez más cercanos a la población general (1-15).

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