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https://doi.org/10.69639/arandu.v12i2.1075
Revisión narrativa de alternativas terapéuticas utilizadas en
el manejo de la neurotoxina botulínica en dermatología:
Ecuador y Latinoamérica
Narrative review of therapeutic alternatives used in the management of botulinum
neurotoxin in dermatology: Ecuador and Latin America
Carla Emilia Parra Moran
carla.parra1008@gmail.com
https://orcid.org/0009-0005-0485-6206
Investigador Independiente
Quito, Ecuador
Gissela Elizabeth Yungan Yamberla
gisseyamberla93@gmail.com
https://orcid.org/0009-0006-4260-7224
Investigador Independiente
Ambato, Ecuador
Alexa Nakary Gómez Orozco
alexagomezor@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0001-5430-4665
Universidad del Sinu Seccional Cartagena
Cartagena, Colombia
Claudia Estefania Pasaca Bonito
teffapb@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-9098-6404
Investigador Independiente
Cuenca – Ecuador
Wendolis Cuevas Montero
cuevaswendolis@gmail.com
https://orcid.org/0009-0001-7346-6683
Universidad Tecnológica de Santiago
Santo Domingo, República Dominicana
Artículo recibido: 10 abril 2025 - Aceptado para publicación: 20 mayo 2025
Conflictos de intereses: Ninguno que declarar.
RESUMEN
La neurotoxina botulínica ha revolucionado la dermatología estética y terapéutica, ofreciendo
diversas aplicaciones clínicas para el tratamiento de arrugas, hiperhidrosis y otros trastornos
cutáneos. Esta revisión narrativa explora las alternativas terapéuticas empleadas en Ecuador y
Latinoamérica, evaluando sus beneficios, riesgos y tendencias emergentes en la región. Se
analizaron estudios recientes y revisiones sistemáticas para proporcionar una perspectiva
integral del uso de la toxina botulínica en la dermatología latinoamericana. Este estudio adopta
un enfoque de revisión narrativa, que permite explorar múltiples fuentes sin estar limitado por

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criterios sistemáticos rígidos. Se realizó una búsqueda en bases de datos como PubMed, SciELO
y LILACS para identificar estudios relevantes publicados en los últimos diez años. Criterios de
inclusión y exclusión - Se incluyeron estudios clínicos, revisiones sistemáticas y reportes de
casos que evaluaran aplicaciones dermatológicas de la neurotoxina botulínica en Latinoamérica.
- Se excluyeron publicaciones con enfoques veterinarios, tratamientos experimentales no
aprobados y estudios fuera de la región. Limitaciones del estudio Dado que los datos sobre el
uso de la neurotoxina botulínica en Ecuador son limitados en comparación con países como
Brasil y México, el análisis puede estar sesgado hacia regiones con mayor producción científica.
Palabras clave: neurotoxina botulínica, dermatología estética y terapéutica, aplicaciones
clínicas
ABSTRACT
Botulinum neurotoxin has revolutionized aesthetic and therapeutic dermatology, offering
diverse clinical applications for the treatment of wrinkles, hyperhidrosis, and other skin
disorders. This narrative review explores the therapeutic alternatives used in Ecuador and Latin
America, evaluating their benefits, risks, and emerging trends in the region. Recent studies and
systematic reviews were analyzed to provide a comprehensive perspective on the use of
botulinum toxin in Latin American dermatology. This study adopts a narrative review approach,
which allows exploring multiple sources without being limited by rigid systematic criteria. A
search of databases such as PubMed, SciELO, and LILACS was conducted to identify relevant
studies published in the last ten years. Inclusion and Exclusion Criteria - Clinical studies,
systematic reviews, and case reports evaluating dermatological applications of botulinum
neurotoxin in Latin America were included. - Publications with veterinary focuses, unapproved
experimental treatments, and studies from outside the region were excluded. Study Limitations
Since data on the use of botulinum neurotoxin in Ecuador are limited compared to countries
such as Brazil and Mexico, the analysis may be biased toward regions with greater scientific
production.
Keywords: botulinum neurotoxin, aesthetic and therapeutic dermatology, clinical
applications
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INTRODUCCIÓN
La toxina botulínica, inicialmente identificada como un potente agente neurotóxico, ha
encontrado su lugar en dermatología como una herramienta esencial para tratar diversas
condiciones. En Latinoamérica, su uso ha aumentado notablemente, impulsado por la creciente
demanda de procedimientos tanto estéticos como terapéuticos. Sin embargo, esta región
enfrenta desafíos singulares relacionados con el acceso, la regulación y la formación médica en
torno a su aplicación.
La toxina botulínica (txb) es una neurotoxina derivada de la bacteria Clostridium
botulinum, la cual se caracteriza por ser gram positiva y productora de esporas. Su mecanismo
de acción se basa en bloquear las señales nerviosas responsables de la contracción muscular al
inhibir la liberación de acetilcolina (ach) y otros neurotransmisores en la unión neuromuscular.
Existen siete serotipos de esta neurotoxina, clasificados desde la A hasta la G, siendo el serotipo
A el más comúnmente utilizado en dermatología y cosmiatría (Navarro, M. J. L. y José, M. ,
2015).
La txb actúa inhibiendo la liberación presináptica de acetilcolina, interrumpiendo así los
impulsos nerviosos que provocan la contracción muscular. Por lo general, la toxina se encuentra
unida a un complejo de hemaglutininas y no hemaglutininas, del cual se libera una molécula
compuesta por dos cadenas: una pesada y otra ligera. La cadena pesada se adhiere a la terminal
sináptica de la neurona presináptica, permitiendo su interiorización. Posteriormente, la cadena
ligera se separa de la pesada y se dirige hacia las proteínas SNARE, que normalmente facilitan
la fusión y el transporte de vesículas cargadas de neurotransmisores. Estas proteínas son
desgastadas por la cadena ligera, lo que provoca la inhibición de la liberación de
neurotransmisores. Así, se evita la contracción muscular al reducir los niveles de acetilcolina en
la placa neuromotora (Arias-Rodríguez, C. , 2023).
Este artículo tiene como objetivo ofrecer una visión integral sobre el uso de la
neurotoxina botulínica en Ecuador y Latinoamérica, analizando las diversas alternativas
terapéuticas y su repercusión en la práctica dermatológica.
MATERIALES Y MÉTODOS
Enfoque de la revisión narrativa
Este estudio adopta un enfoque de revisión narrativa, que permite explorar múltiples
fuentes sin estar limitado por criterios sistemáticos rígidos. Se realizó una búsqueda en bases de
datos como PubMed, SciELO y LILACS para identificar estudios relevantes publicados en los
últimos diez años.
Criterios de inclusión y exclusión
- Se incluyeron estudios clínicos, revisiones sistemáticas y reportes de casos que evaluaran

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aplicaciones dermatológicas de la neurotoxina botulínica en Latinoamérica.
- Se excluyeron publicaciones con enfoques veterinarios, tratamientos experimentales no
aprobados y estudios fuera de la región.
Limitaciones del estudio
Dado que los datos sobre el uso de la neurotoxina botulínica en Ecuador son limitados en
comparación con países como Brasil y México, el análisis puede estar sesgado hacia regiones
con mayor producción científica.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El botulismo, una enfermedad causada por la bacteria Clostridium botulinum, ha sido un
desafío para la humanidad a lo largo de los siglos. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX
cuando Justinus Kerner brindó una descripción detallada de los casos de botulismo,
convirtiéndose en el primer científico en investigar la toxina botulínica. Él la denominó "el
veneno de la salchicha", debido a que los primeros casos documentados se registraron tras
intoxicaciones provocadas por salchichas, las cuales afectaron a varias personas. Kerner llevó a
cabo estudios en animales para observar el efecto de la toxina, intrigado por su capacidad para
inhibir funciones del sistema nervioso autónomo y motor.
Más adelante, Emile Van Ermengem fue el primero en aislar la bacteria culpable, a la que
inicialmente llamó Bacillus botulus, en referencia a su relación con las salchichas (derivado del
latín *botulus*, que significa salchicha). Con el tiempo, y tras varios cambios taxonómicos,
adquirió el nombre que conocemos hoy: Clostridium botulinum.
A mediados del siglo XX, se descubrió que esta toxina bloquea la unión neuromuscular.
En la década de 1980, el doctor Alan B. Scott se convirtió en pionero al utilizar la toxina
botulínica con fines médicos. Inicialmente la empleó para tratar condiciones como el
estrabismo, el blefaroespasmo y el espasmo hemifacial, logrando posteriormente la aprobación
de la Food and Drug Administration (FDA) para estas indicaciones. A lo largo del tiempo, se
han conocido nuevas aplicaciones tanto en el ámbito estético como en el de la dermatología, y
también en diversas especialidades médicas. Se ha utilizado incluso para tratar condiciones
como la cefalea, alteraciones en la contractibilidad e incontinencia urinaria, entre otras.
La evidencia actual relacionada incluye ensayos clínicos controlados aleatorizados,
estudios de tipo split-face, investigaciones prospectivas y reportes de casos, entre otros. Como
ocurre con muchas patologías, la literatura en este ámbito es muy heterogénea debido a las
variaciones en el diseño de los estudios, la metodología empleada, las técnicas utilizadas y las
características de los pacientes. En el caso de la rosácea, la dosis de toxina botulínica
recomendada en los estudios revisados varía entre 10 y 20 unidades por mejilla, aplicándose de
forma intradérmica. Esta forma de aplicación es esencial dada la fisiopatología de la enfermedad
y el efecto deseado, que es la mejora del eritema. Se ha evidenciado que estas dosis son

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efectivas para reducir el eritema, el flushing y la flacidez, además de aumentar la elasticidad de
la piel. Generalmente, las mejoras comienzan a observarse entre dos y cuatro semanas después
del tratamiento y se mantienen en el seguimiento hasta las 12 semanas. Algunos estudios han
ampliado la investigación hacia otras áreas del centro del rostro con resultados similares.
Adicionalmente, existen reportes sobre la eficacia de la toxina botulínica en mujeres que
experimentan flushing asociado a la menopausia.
En una reciente revisión sistemática, Zhan y sus colaboradores identificaron nueve
estudios sobre el uso de toxina botulínica (txb) en el tratamiento de la rosácea, que involucraron
a un total de 130 pacientes. En todos los estudios se observó una mejoría tanto subjetiva como
objetiva en el eritema y los síntomas asociados, con efectos adversos locales reportados como
poco frecuentes. Sin embargo, en tres de ellos se documentó la parálisis involuntaria de los
músculos faciales. De los nueve estudios revisados, cuatro utilizaron OnabotulinumtoxinA
(Ona-txb), otros cuatro usaron AbobotulinumtoxinA (Abo-txb), uno se centró en Inotuzumab
(Inco-txb) y otro en Prazosin (Pra-txb).
La mayoría de los estudios emplearon una técnica de inyección intradérmica sin el uso de
terapias complementarias. Las dosis de Ona-txb, la más comúnmente utilizada en nuestro
entorno, variaron entre 8 y 20 unidades por mejilla, o entre 20 y 50 unidades en total, con
diluciones que alcanzaban concentraciones de 1 a 2 unidades por 0. 1 ml. (Arias-Rodríguez, C.
2023).
Alternativas terapéuticas de la neurotoxina botulínica en dermatología
La neurotoxina botulínica ha encontrado diversas aplicaciones en el ámbito
dermatológico. Entre sus usos más destacados se incluyen:
- Tratamiento de arrugas faciales: Se aplica con éxito en líneas de expresión, la frente
(glabela) y las patas de gallo.
- Control de la hiperhidrosis: Su administración en áreas como axilas, palmas y plantas
de los pies ayuda a reducir la sudoración excesiva.
- Mejoramiento de cicatrices y queloides: Estudios recientes indican que la neurotoxina
botulínica puede mejorar notablemente la apariencia de cicatrices hipertróficas.
- Alternativas emergentes: Se observa una tendencia a combinar la neurotoxina con otros
tratamientos, como rellenos dérmicos y terapias de rejuvenecimiento facial. (Antón
Andrés, M. J. (2025). )
Comparación entre países latinoamericanos
En la región latinoamericana, el uso de la toxina botulínica se investiga y regula de
manera más exhaustiva en países como Brasil y México. En contraste, Ecuador presenta una
disponibilidad de datos más limitada. Esta variabilidad en la regulación y el acceso a
tratamientos impacta significativamente en la calidad y estandarización de los procedimientos.

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Impacto clínico y seguridad
La neurotoxina botulínica se considera generalmente segura; sin embargo, su uso
incorrecto puede dar lugar a efectos adversos, tales como ptosis palpebral y parálisis facial
transitoria. Por lo tanto, una adecuada capacitación de los especialistas es crucial para asegurar
resultados satisfactorios.
Datos estadísticos
- En 2020, la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos reportó que la aplicación de
toxina botulínica fue el procedimiento cosmético más realizado en Estados Unidos, con 4.
4 millones de aplicaciones, lo que representa un aumento del 459% desde el año 2000.
(Blanco, Á. E. O. , y Nava, L. A. (2025). )
- En Latinoamérica, Brasil y México destacan en la investigación y uso de la toxina
botulínica en dermatología, acumulando un notable número de publicaciones científicas y
estudios clínicos.
- Esta neurotoxina ha sido empleada en diversas condiciones dermatológicas, tales como
rosácea, piel grasa, acné, cicatrices hipertróficas y queloides, aunque muchos de estos
usos aún no cuentan con la aprobación de las agencias reguladoras.
Estudios recientes
Un estudio publicado en "Dermatología Cosmética, Médica y Quirúrgica" en 2024 aborda
los usos no aprobados de la neurotoxina botulínica en dermatología, resaltando su potencial en
el tratamiento de patologías como prurito, alopecia y eccema dishidrótico. (Candiani, J. O. , y
Isa, M. (2024). )
Investigaciones recientes han indagado en la combinación de la toxina botulínica con
otros tratamientos dermatológicos, como los rellenos dérmicos y las terapias de
rejuvenecimiento facial, arrojando resultados alentadores. Se ha descubierto que la toxina
botulínica puede mejorar la apariencia de cicatrices hipertróficas y queloides; sin embargo, la
evidencia disponible se basa en reportes de casos y pequeños ensayos clínicos.
En el estudio llevado a cabo por Ángel Enrique Ortegón Blanco y Lucía Achell Nava, se
examinan aplicaciones no convencionales de la neurotoxina botulínica en dermatología, yendo
más allá de su uso estético aprobado. Se han identificado posibles beneficios en el tratamiento
de diversas condiciones como el prurito, la piel grasa, el acné, la genodermatosis, la alopecia, la
rosácea y el eccema dishidrótico. No obstante, la evidencia en este ámbito aún se basa
principalmente en reportes de casos y pequeños ensayos clínicos no aleatorizados, lo que
dificulta su consideración dentro de las indicaciones aprobadas por las agencias reguladoras
(Blanco, Á. E. O. , y Nava, L. A. (2025)).
Hallazgos clave
- La toxina botulínica presenta un potencial significativo en el manejo de afecciones
dermatológicas difíciles de tratar.

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- Su mecanismo de acción, que se fundamenta en el bloqueo neuromuscular temporal,
podría influir en la regulación de la actividad de las glándulas sebáceas y en la
inflamación cutánea.
- Se requieren estudios clínicos más amplios y aleatorizados para validar su eficacia y
seguridad en estos nuevos usos.
Los usos off-label de la neurotoxina botulínica en dermatología se distinguen de los
tratamientos convencionales en varios aspectos esenciales:
Evidencia científica y regulación
- Los tratamientos convencionales cuentan con la aprobación de agencias reguladoras
como la FDA y la EMA, sustentada por ensayos clínicos rigurosos y estudios
aleatorizados.
- Por el contrario, los usos off-label carecen de aprobación oficial y suelen estar
respaldados por reportes de casos y estudios observacionales.
Aplicaciones clínicas
- Los usos convencionales se enfocan principalmente en el tratamiento de arrugas faciales,
hiperhidrosis y espasmos musculares.
- En cambio, los usos off-label han sido explorados en condiciones como prurito, piel
grasa, acné, alopecia y rosácea.
Seguridad y efectos adversos
- Los tratamientos convencionales poseen perfiles de seguridad bien establecidos con dosis
y protocolos definidos.
- Los usos off-label pueden presentar una mayor variabilidad en los efectos secundarios
debido a la falta de estudios clínicos amplios.
Accesibilidad y aceptación médica
- Los tratamientos convencionales son ampliamente aceptados y utilizados por
dermatólogos a nivel global.
- Los usos off-label pueden generar controversia y requieren el consentimiento informado
del paciente debido a la ausencia de aprobación oficial.
Los usos off-label de la neurotoxina botulínica en dermatología abarcan diversas
aplicaciones no oficialmente aprobadas por agencias reguladoras, pero que han demostrado
beneficios en estudios y reportes clínicos. Algunos ejemplos comunes incluyen:
- Prurito crónico: Se ha investigado su aplicación para aliviar el picor persistente en
condiciones como la dermatitis atópica.
- Piel grasa y acné: Ciertos estudios sugieren que la toxina botulínica puede disminuir la
producción de sebo y mejorar el acné en determinados pacientes.
La alopecia ha sido objeto de investigación en cuanto a su potencial para estimular el
crecimiento del cabello, aunque los resultados hasta ahora son aún preliminares. En el caso de la

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rosácea, se ha estudiado su efecto en la disminución del enrojecimiento facial y la inflamación
relacionada con esta condición. Además, hay algunos informes que sugieren que la toxina
botulínica podría ser útil para controlar los síntomas del eccema dishidrótico. Sin embargo, es
fundamental señalar que todos estos usos requieren de más estudios para confirmar su eficacia y
seguridad a largo plazo.
En los últimos años, se han realizado investigaciones interesantes sobre la toxina
botulínica, que nos ofrecen nuevos enfoques en su aplicación clínica. Un estudio publicado en la
revista “Dermatología Cosmética, Médica y Quirúrgica” en 2022 explora usos innovadores de
esta toxina en el ámbito dermatológico. Entre estos usos se destacan su aplicación en el
tratamiento de la rosácea, la piel grasa, así como en cicatrices hipertróficas y queloides. Este
trabajo subraya su potencial para regular la producción de sebo y mejorar la textura de la piel
(Gómez, C. J. D. , 2022).
Por otro lado, una investigación llevada a cabo en Sudamérica y publicada en
“Horizonte Médico” en 2024 presenta un análisis bibliométrico de artículos indexados en
Scopus sobre el uso de la toxina botulínica en cirugía plástica. En este estudio se evidencia una
creciente colaboración internacional y un aumento en la producción científica en países como
Brasil y Colombia (Fuentes-Zamudio, O. D. , Martínez-Daza, T. C. , Ceballos-Madrid, et al. ,
2024).
Cuando se compara la toxina botulínica con otros tratamientos estéticos, se pueden
considerar varios aspectos clave:
Mecanismo de acción
- Toxina botulínica: Actúa bloqueando la liberación de acetilcolina en las terminaciones
nerviosas, lo que reduce la contracción muscular y suaviza las arrugas dinámicas.
- Ácido hialurónico: Se utiliza para rellenar arrugas y restaurar el volumen en áreas como
labios y pómulos.
- Peelings químicos: Exfolian la piel, mejorando su textura y tono.
- Láser y radiofrecuencia: Estimulan la producción de colágeno, aumentando la firmeza y
elasticidad de la piel.
Duración de los efectos
- Toxina botulínica: Sus efectos perduran entre 3 y 6 meses, dependiendo del
metabolismo del paciente.
- Ácido hialurónico: Puede durar de 6 meses a 2 años, según el tipo de relleno utilizado.
- Peelings químicos y láser: Necesitan sesiones periódicas para mantener los resultados.
Aplicaciones principales
- Toxina botulínica: Ideal para tratar arrugas dinámicas, como las de la frente, patas de
gallo y líneas de expresión.
- Ácido hialurónico: Perfecto para restaurar volumen y mejorar los contornos faciales.

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- Láser y radiofrecuencia: Efectivos en la mejora de la textura y firmeza de la piel.
4. Seguridad y efectos secundarios:
- Toxina botulínica: Pueden aparecer efectos temporales como ptosis palpebral o
asimetría facial si no se aplica adecuadamente.
- Ácido hialurónico: Existe el riesgo de inflamación o formación de granulomas en ciertos
casos.
- Peelings y láser: Pueden provocar irritación, enrojecimiento o hiperpigmentación si no se
utilizan correctamente.
Es importante señalar que los efectos a largo plazo de la toxina botulínica pueden variar
según la frecuencia de aplicación y la respuesta individual de cada paciente. Algunos de los
efectos más debatidos incluyen:
- Atrofia muscular: El uso repetido de la toxina puede disminuir el tamaño y la fuerza de
los músculos tratados, ya que permanecen inactivos durante períodos prolongados.
- Cambios en la elasticidad de la piel: Algunos pacientes han reportado que, tras
interrumpir el tratamiento, su piel puede parecer más flácida debido a la falta de actividad
muscular que normalmente la mantiene tonificada.
- Resistencia a la toxina: En raras ocasiones, el organismo puede generar anticuerpos que
contrarrestan la toxina, lo que con el tiempo disminuye su efectividad.
- Adaptación neuromuscular: Diversos estudios indican que los músculos pueden
adaptarse a la ausencia de actividad mediante el desarrollo de nuevas conexiones
nerviosas. Esta capacidad de adaptación podría modificar la respuesta al tratamiento a
largo plazo (Milotich, A., Del Río, D. , Fernández Romero, E. , Rey, et al. (2022).
La toxina botulínica se diferencia de otros tratamientos estéticos por su particular
mecanismo de acción y sus aplicaciones específicas. A continuación, se presenta una
comparación destacada:
1. Mecanismo de acción
- Toxina botulínica: Inhibe temporalmente la liberación de acetilcolina, lo que reduce la
actividad muscular y suaviza las arrugas dinámicas.
- Ácido hialurónico: Aporta volumen a áreas como mejillas y labios mediante la
hidratación profunda de la piel.
- Peelings químicos: Exfolian las capas superficiales de la piel, mejorando su textura y
disminuyendo las manchas.
- Láser y radiofrecuencia: Estimulan la producción de colágeno, mejorando la firmeza y
la elasticidad cutánea.
2. Duración de los efectos
- Toxina botulínica: Sus efectos perduran de 3 a 6 meses, dependiendo del metabolismo
de cada paciente.

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- Ácido hialurónico: Durabilidad de entre 6 meses y 2 años, según el tipo de relleno
utilizado.
- Peelings y láser: Requieren sesiones periódicas para mantener los resultados deseados.
3. Aplicaciones principales
- Toxina botulínica: Especialmente indicada para tratar arrugas dinámicas, como las del
entrecejo, patas de gallo y líneas de expresión.
- Ácido hialurónico: Útil para recuperar volumen y mejorar los contornos faciales.
- Láser y radiofrecuencia: Efectivos para optimizar la textura, firmeza y tono de la piel.
4. Seguridad y efectos secundarios
- Toxina botulínica: Puede ocasionar ptosis palpebral o asimetría facial si no se administra
correctamente.
- Ácido hialurónico: Existe el riesgo de inflamación o formación de granulomas en ciertos
casos.
- Peelings y láser: Pueden causar irritación, enrojecimiento o hiperpigmentación si no se
utilizan adecuadamente.
Cada tratamiento posee beneficios y consideraciones particulares. La toxina botulínica se
considera generalmente segura cuando se aplica correctamente, aunque puede presentar algunos
efectos secundarios. Entre los más comunes se incluyen:
- Dolor, hinchazón y moretones en el sitio de inyección.
- Cefaleas y molestias temporales que generalmente desaparecen en pocos días.
- Sensación de pesadez en la frente, especialmente en la zona tratada.
- Ptosis palpebral (caída de los párpados) si la toxina se desplaza a músculos cercanos.
- Asimetría facial o caída del labio si se aplica cerca de la boca.
- Rigidez facial, que puede extenderse más allá del área tratada.
- Reacciones alérgicas como enrojecimiento, erupciones o picazón.
- Problemas neuromusculares, como debilidad muscular, visión borrosa o dificultad para
tragar en casos raros.
Además de su uso estético, la toxina botulínica tiene diversas aplicaciones médicas.
Algunas de ellas son:
- Tratamiento de distonías y espasmos musculares: Utilizada para aliviar movimientos
involuntarios en condiciones como la distonía cervical.
- Manejo de la migraña crónica: Aprobada por la FDA para reducir la frecuencia e
intensidad de las migrañas en pacientes con episodios recurrentes.
- Hiperhidrosis (sudoración excesiva): Aplicada en axilas, manos y pies para bloquear la
actividad de las glándulas sudoríparas.
- Bruxismo y trastornos de la articulación temporomandibular: Ayuda a relajar los
músculos de la mandíbula y disminuir el desgaste dental.

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La espasticidad en pacientes que padecen de parálisis cerebral o han sufrido accidentes
cerebrovasculares puede ser un desafío significativo, pero existen tratamientos que mejoran la
movilidad y disminuyen la rigidez muscular. Por otro lado, en casos de vejiga hiperactiva, se
emplean terapias específicas para abordar la incontinencia urinaria en aquellos con disfunción
vesical. (Guamán, K. A. M. , y Velastegui, V. G. S. (2024).)
Recientes estudios han arrojado luz sobre la seguridad de la toxina botulínica:
- En el 6º Congreso de la Academia Europea de Neurología, se publicó un importante
estudio llevado a cabo por Ipsen, que analizó la recurrencia de síntomas en pacientes con
espasticidad y distonía cervical tratados con toxina botulínica tipo A. Los hallazgos
revelaron que más del 80% de los pacientes experimentaron la reaparición de síntomas
debilitantes entre sesiones, lo que subraya la necesidad de un seguimiento prolongado
(Milotich, A. , Del Río, D. , Fernández Romero, et al. (2022)).
- Por otro lado, una investigación publicada en la "Revista de la Sociedad Española del
Dolor" examinó el uso de la toxina botulínica en el manejo del dolor neuropático. Se
observó que la toxina podría tener efectos analgésicos que no dependen de su acción
sobre el tono muscular, aunque la evidencia disponible aún es limitada (Sabater Gárriz,
Á. ).
- Finalmente, un estudio publicado en “NPunto Vol. V Número 49. Abril 2022” evaluó la
eficacia y seguridad de la toxina botulínica en comparación con otros tratamientos para
las distonías focales. Los resultados indicaron que la toxina botulínica era más efectiva en
la reducción de espasmos involuntarios, mostrando además una buena tolerancia y un
perfil de seguridad favorable (García, G. F.).
CONCLUSIONES
La toxina botulínica continúa desempeñando un papel crucial en la dermatología estética
y terapéutica en Ecuador y Latinoamérica. Si bien existen diferencias en acceso y regulación
entre países, la investigación y educación médica son claves para mejorar su uso en la región.
Estudios futuros deben centrarse en optimizar las técnicas de aplicación, evaluar nuevos usos
terapéuticos y mejorar la seguridad de los procedimientos.

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